Partida Rol por web

Ángela apareció también en forma lupina corriendo y se paró al ver la escena, confusa.

- ¡Mateo! ¡No hagas idioteces!- aulló con cierta angustia.

Atónito ante la escena, Drail se sobrecogió cuando vio al Alfa avanzar hacia el vampiro. Parecía como si su cuerpo se hubiese erigido como estatua en aquel mismo instante y en el momento en el que Mateo se avalanzó hacia Alexandro sólo pudo gritar:

- ¡Noooooo!

Cuando pudo comprobar que no había acontecido ningún daño, miró la ventana desde donde había salido despedido el humano, preguntándose "¿qué es todo esto?". En aquel instante, el caótico mundo de sus pensamientos tan sólo le dejaba abrirse a órdenes y sugerencias.

Elissa apareció por la puerta principal y lanzó un grito al ver a Mateo abalanzarse sobre el vampiro, aterrada. Desde luego parecía que el garou le iba a arrancar la cabeza de un mordisco en cualquier momento.

Riccardo ardía en furia.

- Mateo Garello. Levántate y deja a mi Chiquillo en paz o juro por todos los años que llevo vivo que te destruiré a tí y a toda tu jauría de perros pulgosos. Estás loco.

Luego miró a Ángela.

- ¿Estáis seguro que este asesino nato es el adecuado para dirigiros? Querida Ángela, deberías plantearte el tomar el mando.

Luego miró a los demás, y gritó, con su voz grave.

- Idos todos de mi casa. INMEDIATAMENTE.

El Garou, alzando la cabeza con todo el orgullo del mundo, retrocedió apartándose del vampiro, aún mirándolo con odio. - La próxima vez que te vea atacar de tal manera a un humano al aire libre, donde cualquiera puede veros, ni toda vuestra sangre de murciélago será capaz de frenarme y me haré palillos para los dientes con vuestros huesos. ¿Entendido? - dijo Mateo, volviendo a su forma homínida. Miró a Ángela, Silvanio, Drail y Carlo, respectivamente. - Hagámosle caso y vayámonos de aquí, se me está metiendo el olor a vampiro en la nariz y me están entrando náuseas. -

Ángela gruñó de nuevo y le enseñó los dientes a Riccardo.

- ¿Estás seguro de quién es más asesino de los dos, Riccardo?

La garou le dedicó una significativa mirada a Giulia, que permanecía todavía en la ventana, y después se volvió hacia Riccardo.

- Creo que antes de irnos deberíamos saber un par de cosas: Cómo sospecháis que se ha fugado vuestro inteligente chiquillo, burlando vuestra fantástica seguridad, y si le encontramos que hacemos con él. ¿O nos dais permiso para desgarrarle sin que su muerte sea una acusación grave? Para nosotros sería toda una satisfacción darle caza, ya que pareces ser completamente incapaz de hacer que te escuchen y te obedezcan.

Silvanio adoptó una postura defensiba en su forma lupus junto a su mentora.

Giulia escuchaba atentamente la conversación, mofándose de tanta burla hasta el momento en el que Ángela Camilleri nombro aquello que NUNCA debió nombrar. La sangre de la vampiresa comenzó a hervir en su interior. Las ganas de tirarse encima de la garou aumentaban conforme la muchacha recordaba cada momento lenta y dolorosamente. Entró en tal estado de frenesí que casi ni ella misma era dueña de sus propias acciones. En ese instante la vampiresa se agacho tomando impulso y saltó hacia Ángela. Silvanio al no esperar aquella reacción no llego a tiempo y la vampiresa se abalanzo sobre Ángela a una velocidad vertiginosa golpeándola con toda su ira retenida.

Vió como Giulia se lanzó desde la ventana hasta Ángela, golpeándola con fuerza con el puño. El Alfa no se inmutó: aquello era la batalla de la Garou, y si no suponía un verdadero peligro para la salud de la Garou (cosa que dudaba profundamente) no iba a intervenir, pues significaría el ridículo de la segunda de la manada.

Miró a Drail y a Carlo, alzando la voz para que les escuchara. - ¡En cuanto esto se acabe nos vamos! -

Ángela gruñó y rodó por el suelo ante el inesperado golpe. Entonces apartó a Silvanio de un empujón y se abalanzó sobre Giulia tirándola al suelo y clavando una de sus garras en su cuello (sin llegar a ser mortal) a la vez que enseñaba sus dientes amenazante.

- Vuelve a hacer eso y correrás el mismo destino que ese humano. Te mataré, pero de verdad, dejando que toda tu pútrida sangre se derrame gotita a gotita por el suelo ¿Queda claro?.

Una vez la garou se aseguró de que Giulia no fuera a atacarla de nuevo, liberó la presa.

En aquella situación, Giulia, ante la incapacidad de atacar le habría lanzado un escupitajo a la cara, pero era demasiado el miedo que la garou le había causado, y era consciente de que eso le costaría la muerte.

La odiaba. Odiaba a Ángela  profundamente por todo lo que había hecho, por todo el sufrimiento que le había causado. El miedo recorría cada rincón de su cuerpo y la sensación de impotencia ante aquella humillante situación era grandísima, casi insoportable. Giulia estaba perdida, hubiera querido venganza, hubiera querido matarla, mas lo único que consiguió fue una brusca “burla” que la había dejado en ridículo delante de su Sire y todos los demás. En esos momentos le hubiera  gustado haber desaparecido, haber desaparecido de la faz de la tierra solamente para llorar, pues a pesar de ser un vampiro, aun tenía humanidad. Humanidad que le hacía recordar que aquella puta infame le había robado su único lazo con el mundo. Giulia quedó abatida sobre la hierba.

Riccardo cruzó los brazos. ¿Qué coño le había pasado a todos sus Chiquillos? Miró con furia a Giulia y luego a Ángela.

- Ángela. Es tu presa. Llévatela. Haz lo que quieras con ella. Ya no es digna de mi casa.

Luego miró a Alexandro.

- No la jodas tu también. Vuelve a casa conmigo. Ya.

Y se encaminó hacia dentro de la mansión. No quería saber nada más de Pietro ni de Giulia. Las puertas estaban vedadas para ellos.

Mateo alzó la ceja ante el comentario de Riccardo, poniendo los brazos en jarras... y se echó a reir. - JAJAJAJAJAJAJAJAJA - no podía evitar reirse ante aquella absurda situación. ¿El mismo Riccardo di Lorenzo acababa de entregar a uno de sus chiquillos a Ángela? ¡Aquello era divertidísimo! Mateo enseñó los colmillos con una sonrisa maquiavélica.

- Te acaban de hacer una oferta que no debes rechazar, Ángela... si no la quieres estaré encantado de disfrutar de ella por ti. - el Alfa se pasó la lengua por toda la dentadura, manteniendo aquella sonrisa casi sádica. - Un último placer me vendría de perlas... -

- ¡Eh, Alexandro! - llamó la atención del vampiro, le hiciera o no caso - ¿Por qué no me atacas tú también y fracasas como la otra chupasangres? ¡Sería un regalo de despedida perfecto tener dos regalos en vez de uno en la misma noche! Jajajajajaja -

¿¡CÓMO!? ¿Riccardo ofreciendo a su chiquilla? Una tormenta de emociones, alguna de ellas incluso opuestas era Drail en aquellos instantes. Avanzó unos metros e instó a que Carlo hiciese lo mismo, hasta ponerse a la altura de la manada. Una vez allí, apenas alzó la voz para decir:

- No le hagáis daño, ya es suficiente...

Alexandro enseñó los dientes al garou y parecía dispuesto a avanzar contra él, pero Elissa corrió hasta el vampiro y tiró de él hacia la puerta.

- ¡No! Alexandro, por favor… haz caso a Riccardo. Por favor…

Al vampiro bufó ante la petición de su ghoul y se dirigió a Mateo:

-Nos veremos las caras cuando termine todo esto, chucho.

Y con una mirada fulminante se dirigió hacia el interior de la casa.

No podía creer lo que estaba oyendo, se la estaban rifando como a un trozo de carne, aunque en el fondo en ese momento no era mas que eso, un trozo de carne. Su Sire, su propio padre, aquel a quien idolatraba tanto, aquel que le dio la vida, aquel que durante 100 años vivió junto a ella, ahora la echaba como si no la importase nada. Tal vez era eso, no era importante, era solo un ser muerto por dentro. Giulia quiso gritar, se sentía traicionada por todos, sentía que nadie la entendía. Pues claro, como lo iban a hacer, eran todos seres que con el paso de los años se habían convertido en despiadados maquinas de matar por supervivencia, no tenían sentimientos. Desamparada, ahora no tenía hogar, no tenía familia, no tenía a nadie. Giulia estaba completamente sola en medio de todos y de todos. Pronto moriría si no encontraba refugio. Todo llegaba a su fin, estaba sola, sin hogar y a las puertas de la muerte. Sin poder aguantar más, Giulia silenciosamente rompió a llorar.

Silvanio se puso en pie de nuevo, algo molesto por el empujón de su mentora y la miró con ojos inquisitivos, casi temiendo que de verdad fuera a despedazar a Giulia. Miró con cierto desprecio a Mateo y después se giró hacia ella.

- No irás a hacer, ¿verdad?

El lobezno miró a Drail, sabiendo que sus palabras eran las correctas.

Ángela miró con desprecio a la vampiresa y se apartó de ella con un movimiento brusco.

- ¿Quieres dejar de hacer el gilipollas, Mateo? Es mía y nadie la va a tocar, ¿de acuerdo?. Me da asco y lástima por tener un padre tan desconsiderado y gilipollas. No se como alguien puede hacerle algo así a una creación suya, sangre de su sangre, a la que ha educado y a la que ha criado.- lanzó un gruñido con el pelo erizado hacia Riccardo- No eres mas que un chupasangre desalmado y cabrón. Tu, niña. Vete de aquí y que no te vea por el bosque o te despedazo.

Hizo un gesto a Carlo, Drail y Silvanio para que la siguieran. Si en algún momento Ángela había retado al Alfa por la toma de poder había pasado inadvertido para todos.

En ese mismo instante Flavia salió por la puerta de la mansión, algo confusa quizás por la escena, y contempló a Mateo riéndose y mofándose de la vampiresa. Juntó las manos a la altura de su pecho y miró con aprensión a la chiquilla abandonada mientras los garou se marchaban de la mansión y los vampiros se encerraban en ella. Avanzó temerosa y se agachó junto a ella.

- ¿Quieres que… que te ayude? P-puedo ayudarte… con lo del sol. Todavía que da tiempo- murmuró todavía sin atreverse a acercarse.

Mateo miró asombrado a Ángela, disimuladamente. ¿Estaba viendo lo que creía estar viendo? Tuvo que hacer verdaderas fuerzas para evitar sonreir ampliamente. ¡Ángela parecía querer llevar el control de la manada! ¿Quién la había nombrado Alfa y por qué él no había estado presente? ¡Jajaja! Qué divertido... pues iba a sacar algo en provecho de ello.

Una vez todos se alejaran al bosque y estuvieran solos, ordenaría a todos que se pararan para dirigirse a Ángela.