Partida Rol por web

Ella le devolvió una sonrisa por los múltiples halagos que le hacía. Era muy altiva y orgullosa, pero sabía que en la comunidad no era especialmente aceptada.

- Espera, Mateo. Agradezco que valores mi opinión, y sí, Riccardo se guarda cosas, como todos. Incluido tu y yo. Pero y a cambio de tu gratitud te pido que me busques en el bosque mañana por la noche. Te aseguro que podrás encontrarme sin problemas. Ahora, si me disculpáis tengo un asunto que arreglar con Pietro Cacciatore.

El hada se alejó un par de pasos y entrelazó las manos en una extraña postura. Después cerró los ojos y murmuró una frase en un idioma extraño, tal vez nórdico. Al instante un remolino de viento y hojas que aparecieron de la nada envolvieron a Calíope que, sin previo aviso se desvaneció delante de los ojos del garou. ¿Había dicho que se iba a qué con Pietro…?

Drail tardó cierto tiempo en reaccionar y antes de levantarse de la mesa, miró a Riccardo e hizo una leve inclinación de cabeza a modo de agradecimiento por albergar la reunión en su casa y de despedida. Aceleró el paso para coger a Carlo por el hombro antes de que éste llegase a la puerta:

- Quiero hablar contigo un momento.

Riccardo miró a Flavia, curioso, y sonrió. Luego miró a Giulia y a Alexandro, de hito en hito.

- Queridos, id arriba, a mi habitación, y esperadme allí. Necesito hablar con vosotros.

Alexandro le hizo un gesto a Elissa para que le siguiera, y después a Giulia, esperando que hiciera lo propio para dejarle intimidad a su Sire y a la feérica, que parecía interesada en decir algo.

El parentela se giró hacia su mentor y asintió, pero justo los vampiros pasaron a su lado, en dirección a las escaleras, y el más adulto, Alexandro, les miró con severidad esperando que abandonaran ya la casa. La ghoul se apresuró a abrirles la puerta del Hall con una amable sonrisa.

- Asquerosos garous… ¿A caso se pensaban quedar aquí para charlar?- bufó el vampiro subiendo los primeros escalones- Elissa, cielo, vete al sótano a buscar algo de sangre, ya que creo que hoy no va a haber caza. ¿Te apetece algo en especial, querida Giulia?- pregunta amablemente- Creo que quedaba algo de A positivo.

Una vez todos hubieron abandonado la sala, Flavia tomó asiento de nuevo y miró de reojo a Riccardo, bastante cohibida.

- Veréis, quería hablar con usted porque creo que vuestro chiquillo Pietro os es desleal, pero no de la forma que pensáis.

El parentela abandonó la casa dedicándole una especial sonrisa a Elissa que no pasó desapercibida para Drail. Una vez afuera, en la puerta, se giró hacia el garou hablando rápido y atropellándose con las palabras.

-Drail, te juro que no tiene nada que ver con eso. Yo, esas fotos no son lo que parece. Te juro por dios que te contaría lo que fuera, jamás te oculto nada, pero no puedo decírtelo. Todavía no, y menos con todo este embrollo. Pero te juro por dios que yo no tengo nada que ver en eso. Ni el otro… garou.- parecía realmente angustiado- Tienes que creerme… por favor.

Al ascender lentamente las escaleras la vampiresa pudo observar los rostros de aquellos garous. Giulia supuso que pensarían más o menos lo mismo que ella: Que si la reunión había sido inútil, que si nadie tenía pruebas suficientes para acusar a nadie, o todo lo contrario. Quién sabe que estaría pasando por aquellas mentes en ese momento. Lo que al parecer estaba claro, era que nadie iba a entregarse ni mucho menos y de que al parecer estaban dispuestos a acusar a quien fuera. En aquellos momentos, nadie podía fiarse de nadie pues el más cercano podía ser el fatal traidor. Volviendo a la realidad, no venia mal remojarse un poco los labios de dulce sangre por lo que la joven esbozó una amplia sonrisa.

Riccardo volvió a tomar asiento en el sillón y le indicó a Flavia que también podía hacerlo.

- Adelante, explícate.

Cuando ambos vampiros terminaros de subir la escalera llegaron al pasillo donde estaban apostados los dos ghouls de Lady Vasnia, protegiendo la puerta de la habitación de Pietro. Pero para sorpresa de Alexandro y Giulia, uno de ellos estaba abriendo la puerta mientras el otro mantenía la estaca en alto.

- ¿Qué se supone que estáis haciendo, sabandijas?- bramó Alexandro con su potente voz.

-¡Señor, se escuchan voces!

El vampiro se lanzó sobre la puerta tirando a los hombres al suelo y dando una patada que la abrió de golpe.

Antes de que Drail pudiera llegar a contestarle se escuchó un rugido en el interior de la casa, acompañado de golpes fuertes y un revuelo muy grande. De repente, por una de las ventanas delanteras un humano salió despedido hasta caer al suelo y Alexandro saltó gritando como una fiera.

- ¡Malditos humanos inservibles! ¡DÓNDE ESTÁ PIETRO!

Acto seguido el vampiro hundió sus colmillos en el cuello del hombre, desgarrándolo por completo.

Ángela apareció cerca de ti momentos después de que Calíope se desvaneciera. Iba acompañada de Silvanio en forma de lupus.

- Carlo y Drail todavía no han salido de la casa- anunció.

Entonces, antes de que nadie se diera cuenta, por una de las ventanas delanteras de la Mansión un humano salió despedido hasta caer al suelo y Alexandro saltó gritando como una fiera.

- ¡Malditos humanos inservibles! ¡DÓNDE ESTÁ PIETRO!

El resto de la escena se escapó a tu visión ya que el muro impedía ver.

Flavia tosió y comenzó a hablar en un tono muy bajo.

- Veréis, hace un par de años Pietro vino a mi con una petición bastante arriesgada. Parecía muy desesperado y desde luego era un beneficio muy grande. Vuestro chiquillo es adicto a la sangre de hada. No a la mía, sino a la de Calíope y…

La feérica se calló al escuchar unos golpes en la parte de arriba de la casa. El rugido de un Alexandro enfurecido se escuchó por toda la casa.

Ante el asombro de aquella intromisión en la habitación de Pietro, o tal vez por miedo a lo que pudiera estar pasando allí dentro, Giulia se apresuro a bajar de dos en dos las escaleras para avisar a Riccardo. Sintió que era vital que su maestro estuviera en la escena. Cuando llegó al último peldaño, pegó un brinco aterrizando de forma majestuosa y se acercó con precaución por si interrumpía algo importante. Sentía cierto miedo al pensar que podría estar pasándole algo a Pietro, o tal vez él estuviera haciendo algo indebido que le llevara a mal puerto.

- ¡Mi Señor! ¡Algo está pasando en los aposentos de Pietro!

Riccardo escuchó los golpes y se puso en pie. Luego asintió a Giulia y miró a Flavia.

- Flavia, serías tan amable de quedarte aquí hasta que vuelva...

El vampiro hizo un gesto con la cabeza a Giulia para que la siguiera, subió las escaleras y se dirigió directamente a la habitación de Pietro.

En la habitación  solo quedaba uno de los ghouls de Lady Vasnia, confuso y ligeramente aterrado. El ventanal estaba roto y abajo se escuchaban los alaridos y gritos de socorro de alguien. Abajo Alexandro desgarraba furioso al otro humano mientras que los dos que había allí apostados salían corriendo. En la entrada de la casa estaban Carlo y Drail, atónitos, contemplando como el vampiro protagonizaba una cacería, y un poco más a la derecha, el cuerpo de Mateo terminaba de trepar el muro principal.

La escena era completamente surrealista. Alexandro desgarraba al humano que, al parecer, había dejado escapar a Pietro o algo así. Carlo y Drail permanecían todavía en shock en la entrada de la casa, mientras que Mateo ya estaba saltando el muro de dos metros y pico de piedra, ante los golpes.

Giulia y Riccardo justo se asomaron a la ventana del segundo piso por donde Alexandro había saltado después de arrojar al humano, y Ángela y Silvanio se pusieron a la carrera yendo hacia la escena.

Riccardo saltó por la ventana y aterrizó limpiamente de pie. Caminó con determinación hacia Alexandro.

- ¡ALEXANDRO! ¡ATRÁS! ¡INMEDIATAMENTE!

Miró a Mateo y le gritó.

- Ni se te ocurra acercarte.

El Garou escaló por aquel enorme muro, no sin dificultad, para convertirse en Lupus en el descenso. Hizo caso omiso de las palabras de Riccardo que le entraron por una oreja y le salieron por la otra. Enfiló a Alexandro entre sus dos ojos y aceleró todo lo que pudo. En cuanto llegó a la distancia necesaria pegó un salto cayó sobre el vampiro, intentando derribarlo con todo su peso y la fuerza de la velocidad que llevaba. Pero el vampiro se apartó ante la orden de su líder y Mateo posó sus patas en el suelo, frente al humano.

Lanzó un rugido a Alexandro, mirándole con ojos fieros. - ¿Se puede saber que haces, maldito chupasangre? ¿Te crees que estamos en situación de armar estos escándalos? - dijo, tensando las patas. - Me van a cortar la cabeza igualmente, por lo que no te quepa duda que te desgarraré el cuello si me das una sola razón para hacerlo. Al menos me iré contento de haber aniquilado a un engendro como tú. -

Alexandro se incorporó en el momento justo en el que Mateo se abalanzaba sobre él. El poder de Riccardo le obligaba, quisiera o no, a apartarse, pero no había surtido el mismo efecto con el garou.

- ¡Imbécil! ¡Alguien se ha llevado a Pietro y esos ineptos encargados de impedirlo no han hecho nada! Lo que faltaba ahora es que el único sobre el que hay queja se escape.- bufó- Utiliza tu maldita nariz a ver si lo encuentras en vez de ensañarte conmigo, bestia sin seso.

El vampiro hubiera hecho fuerza para sacárselo de encima, pero tenía la orden de alejarse que le impedía realizar casi cualquier movimiento.