Partida Rol por web

Traición a la Sangre

El poder de la Sangre

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20/11/2009, 20:38
Director

3 de Septiembre, 1993

02:03 a.m.

Tempío della Sera Brezza

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20/11/2009, 20:44
Director

Con un golpe súbito, Pietro y Calíope cayeron sobre la hierba uno encima del otro. El corazón del hada bombeaba a una velocidad desenfrenada, y el flujo sanguíneo hacía que la mirada del vampiro solo pudiera centrarse en la vena que recorría el cuello de ella. Ni el olor a hierba, ni la luz tibia de la luna, ni el suave tacto de su piel… Estaba demasiado cerca, se habían acercado muy rápido, y aquel zarandeo le había descolocado tanto que su único punto de orientación era la sangre que recorría el cálido cuerpo del hada.

- Pietro, no…- balbuceó Calíope angustiada haciendo fuerza para apartar al vampiro de encima.

De repente Pietro recobró el sentido, justo cuando sus colmillos comenzaban a rozar la piel del hada, claramente asustada pero indefensa ante la fuerza del vampiro. Estaba débil de usar su magia, y si Pietro hubiera perdido los estribos, seguramente la hubiera devorado sin problemas.

- Tiradas (1)

Tirada oculta

Tirada: 4d10
Motivo: Resistencia a la sangre
Dificultad: 7+
Resultados: 7, 1, 4, 3
Exitos: 1

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20/11/2009, 21:59
Pietro Cacciatore

 Pietro volvió en si en el momento en que sintió la mano de Caliope contra su pecho que intentaba apartarla. La notaba débil. Se quejaba. Lo primero que pensó fue en su tacto. Su mano izquierda envolvía el talle de Caliope y la derecha acariciaba su cuello con helada ternura. Le apartaba el cabello. Entonces se dio cuenta, en el momento en que sus colmillos rozaron la piel del hada. Tan frágil era que el mero roce hizo enrojecer la piel. Pietro era como un animal.  Y al darse cuenta de ello, de lo cerca que había estado de devorarla se apartó corriendo.

 Cuando alzó la cabeza, observó a Caliope, aterrorizada, débil como un cervatillo bajo las fauces de un lobo. Abrió la boca, mostrando los colmillos. Pero pronto cerró los ojos, cambiando su expresión. De ser un depredador frío, un asesino calculador, Pietro paso a ser un cachorrito arrepentido. Si tuviera lágrimas que expulsar lo habría hecho, pero nunca había sido un hombre especialmente sensible, menos aún desde que le convirtieron.

 Delicadamente Pietro besó el pecho de Caliope, bajo el cuello. Acariciando la piel con sus labios. Fríos. Y sus colmillos reaparicieron, si es que alguna vez se habían ocultado. Esta vez Caliope pudo sentir como le pinchaban. Pero de nuevo Pietro venció al hambre. Hambre. Estaba realmente hambriento. Hacía días que no probaba sangre, y lo menos más de cuatro años que no probaba la sangre de Caliope.

 Se levantó como un resorte. No la volvería a besar. No la volvería a tocar. Solo el verla ya era peligroso. Se levantó y se dio la vuelta. Entonces el mundo le dio vueltas. Sintió como si se le viniera la tierra abajo, o él fuera propulsado hasta el suelo. Pero supo mantenerse firme. Cuando se adecuó a la extraña sensación Pietro se alejó unos metros de Caliope, sentandose en el suelo. Dandole la espalda al hada. En su estómago vacío. ¿Estómago? Pietro recordó aquella sensación. Como cuando, de humano, comía demasiada carne y no hacía bien la digestión. Escondió la cabeza entre sus rodillas, encogidas, abrazadas por sus brazos, para calmarse. Se reprendía. Se sentía horriblemente mal. Nunca había pensado que su condición pesara tanto. ¿Tan doloroso era? Para Pietro era una cruz. Una lenta agonía. No poder acariciar, besar o tocar al ser querido. Pues corría el riesgo de deborarlo.

 - Caliope.... perdoname.... - susurró sin mirarla. Deseaba ir a ella, consolarla, custodiarla hasta que se recuperase. Cogerla de la mano, sentir el roce de sus dedos sobre su piel. Su respiración sobre su cuello, sobre sus labios. Pero todo aquello era terriblemente peligroso.

- Tiradas (1)

Tirada: 4d10
Motivo: rica sangre, rica....
Dificultad: 8+
Resultados: 1, 8, 2, 10
Exitos: 2

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20/11/2009, 22:58
Calíope

 

Calíope contuvo la respiración cuando sintió los labios de Pietro. Habría querido gritar, pero vio tan cerca la muerte por primera vez en tantos años que ni si quiera se atrevió a hacerlo. Cuando el vampiro retrocedió ella lo hizo también, a gatas, hasta quedar a casi a seis o siete metros de él. Entonces rompió en llanto de la angustia que sentía, y el miedo. Eran demasiadas emociones en tan solo dos días, dos infernales días.

Se tumbó sobre la hierba, casi abrazando el suelo, intentando calmar sus lágrimas. Tras varios largos minutos lo logró, y el silencio inundó el lugar. Si alguien iba a decir algo, no sería ella.

Del suelo habían crecido enredaderas verdes con florecillas blancas que sostenían el delicado cuerpo de Calíope meciéndolo en el aire. El hada parecía realmente al borde de la extenuación. Entonces Pietro fue consciente de dónde estaba, en el hogar de su amada. Lugar en el que había estado apunto de asesinarla, y no era la primera vez que ocurría.

 

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20/11/2009, 23:01
Pietro Cacciatore

 Pietro aún sentía angustia. Su voz se había perdido en el aire, como si el aire, enfadado con el vampiro, evitara que le llegaran al hada cualquier mensaje. ¿Por qué era todo tan dificil? Tan... doloroso. Pietro se abrazó aún más cuando escuchó el susurro de las ropas de seda de Caliope al moverse. Tembló cuando escuchó las enredaderas crearse, crecer y arropar a Caliope. Ella estaba tan cerca. De nuevo, con los ojos cerrados, vio la vena del hada palpitando. Le pedía "muerdeme" se lo gritaba a los cuatro vientos. No... Pietro nunca volvería a probar la sangre del hada. Porque de hacerlo, no podría dejar de beber. Y mataría a su amada.

 Su cabeza pensaba. Recuerdos. La razón de su actual existencia. Había amado otra vez, pero la muchacha había muerto de fiebres. Ricardo evitó que Pietro se quitara la vida. Le mostró una nueva vida, más fácil según le dijo su sire. Lo que no dijo sería cuan doloroso era no poder sentir fisicamente ningún sentimiento. No sentía nada cuando Caliope le rozaba. Querría sentir su corazón acelerado, las mariposillas en el estómago, sus labios secos. Pero nada. Solo podía imaginárselo. Y sabía que amaba a Caliope. La quería amar. Pero no podía

 Y, aparte de su hambre homicida, todo eran diferencias entre ellos. Pero no pequeñas y nimias diferencias que podían salvarse fácilmente. Ella era la vida. A su paso las plantas crecían, nacían nuevos brotes incluso en invierno. Él era muerte. A su paso caminaba la Muerte para llevarse las almas de las víctimas de las que Pietro debía alimentarse. Su tacto dañaba a Caliope. Con solo un simple roce la torturaba. Y eso aparte de que cada vez se le hacía más dificil estar con ella y aguantar el hambre...

 - Caliope... - Pietro rompió un silencio que le estaba ahogando. Alzó la cabeza, para mirar al infinito. Dándole la espalda. Había tanto que le quería decir que las palabras se le agolpaban en la garganta. - Me has salvado... ¿por qué? - Preguntó con un hilito de voz.

- Tiradas (1)

Tirada: 3d10
Motivo: Por los dioses, ¡Contente Pietro!
Dificultad: 7+
Resultados: 10, 1, 4
Exitos: 1

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20/11/2009, 23:28
Calíope

El hada tardó en contestar, tanto que incluso Pietro pudo llegar a pensar que no le había escuchado. Abrió los ojos y dejó caer su brazo hasta rozar la hierba, aquella hierba que refulgía magia ancestral. Posó la mano y absorbió aquella energía en un gesto inapreciable para el vampiro, ya que él no podía sentir aquello. Era algo que llevaba haciendo desde que había pisado su hogar, él no lo había percibido, pero cada vez que lo hacía su mundo se hacía más pequeño, porque para sobrevivir y recuperar su fuerza necesitaba consumir magia, y esa magia ya no existía en ninguna otra parte del mundo.

- Porque si te matan… creo que haría arder el mundo.- susurró, dejando que sus palabras se las llevara el viento.

Se giró en las lianas hasta quedar de costado y suspiró.

- Eres mi única conexión con lo humano. No pierdas el sentido común ahora, por favor…- rogó- Es lo único que te pido.

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20/11/2009, 23:32
Pietro Cacciatore

 - Sentido común.El sentido común me dice que me vaya... no soy bueno para ti. No te hago ningún bien... - Le dolía decir aquellas palabras mucho más que le podría doler la caricia del Sol. - Caliope... amor mio... - Lo dijo con aplastante seguridad. - Ni siquiera te hago sentir placer cuando te acaricio. Soy Muerte. Conmigo tú... te consumes más rápido... ¿Y que haría yo sabiendo que no existes?

 Pietro le hablaba, queriendo acariciarla con sus palabras. Ya que él no podía, quería que sus palabras la besaran, la arroparan y le dieran el calor que él le arrebataba.

 - Pero no quiero hacer caso a mi sentido común. No me voy a marchar. Ojala pudiera besarte sin sentir el impulso depredador. - Se levantó. Necesitaba salir de ahi. Alimentarse. - ¿Que vamos a hacer ahora? - Pero se quedó. Se levantó solo para darse la vuelta y mirarla. Se volvió a sentar, mirandola con reverencia y un cariño capaz de derretir el corazón mas frío. Pero Pietro sabía que pronto, muy pronto, tendría que abandonar el particular reino de su amada para alimentarse. Y esta vez no le valían las vacas.

 Pero cuando la vio. Aquello fue la perdición. Dio unos pasos hacia ella. No podía hablar. Sus colmillos volvieron a aparecer. Se iba a abalanzar sobre ella. Entonces Pietro se dio la vuelta y comenzó a correr. A toda la velocidad que sus piernas le permitían. A cuatro patas, impulsandose con las manos, si hiciera falta. Pero tenía que huir de ese lugar. Era demasiado peligroso para ella que el vampiro estuviera más tiempo a su lado.

- Tiradas (1)

Tirada: 3d10
Motivo: resistireeeeeeeeeeee
Dificultad: 7+
Resultados: 5, 4, 4
Exitos: 0

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21/11/2009, 00:13
Calíope

Calíope se levantó de inmediato en cuanto Pietro avanzó hacia ella. Pero cuando salió corriendo se asustó.

-¡No! ¡Pietro!

Si se iba seguramente no volvería y eso era algo que no se podía permitir. Mataría, o haría una masacre. Eso no le importaba, lo que temía es que le pillaran los demás. Entonces ella también perdería la cabeza. He hizo lo primero que se le ocurrió hacer y que sabía que le haría volver quisiera o no.

Extendió el brazo y con el otro hizo un giro de muñeca rápido y una de las ramas que ya se estaban evaporando le propició un latigazo que le abrió un profundo corte en el antebrazo. Al instante la sangre roja empezó a brotar derramándose hasta el suelo.

- Vuelve…

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21/11/2009, 00:50
Pietro Cacciatore

 Pietro paró en seco. El viento le llevó la voz de Caliope. Le llamaba. Las hojas le rodearon y el viento le trajo el olor a su sangre. Sangre que hizo que Pietro se parara en seco. Alzó la cabeza para olfatear. Si. Era ella. No había duda. Tan rapido como se marchó, se dio la vuelta y echó a correr con una velocidad bestial. Y como una bestia surgió de entre unos matorrales. No atendía a razones. Pietro se abalanzó sobre Caliope con tal impetu que ambos cayeron al suelo. Entonces los colmillos del vampiro se hundieron, inclementes, en la piel del hada. Y con ansia comenzó a beber, sin cuidado alguno.

 

Notas de juego

No hace falta que tire ;) 

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21/11/2009, 01:35
Calíope

Calíope intentó refrenar el placaje de Pietro con las manos, pero no hizo ni el más mínimo efecto. El vampiro la empujó haciéndola caer de espalda, y de repente sitió de nuevo aquello que otras miles de veces le había hecho sentirse humana. Los colmillos hundiéndose en su carne, haciendo brotar la sangre que se esparcía por la hierba.

Era una sensación placentera, la más placentera que había experimentado desde que el último hada había desaparecido. Había probado de todo, desde matar hasta acostarse con garous, solo por sentir algo diferente. Hasta que un día un vampiro se cruzó en su vida, y después, ya no había podido parar. Era cierto que Pietro era su conexión a la humanidad, pero eso había nacido después de conocerle. Su única y primera intención al acercarse a él fueron sus colmillos, pero ahora todo era diferente. Y ahí estaba ella, tendida en el suelo sintiendo cómo se le escapaba la vida bajo el pesado, frío, y banal cuerpo del vampiro a quien se había entregado en bandeja de plata.

- P-pietro…- jadeó con la voz ahogada y cerrando los ojos y tirando de su ropa para que se aparatara.

El vampiro había mordido entre el hombro y su cuello y la agarraba con fuerza impidiéndole casi moverse. Calíope debatía por su vida. Por una parte estaba el placer, ese inmenso placer que le hacía retorcerse bajo el frío, pero si cedía, él acabaría matándola. Era la trampa mortal del depredador. Intentó evadirse de aquel lugar y centrarse en la magia, en la esencia natural de las cosas. Él no tenía, y enseguida las enredaderas empezaron a enroscarse sutilmente en sus miembros sin que se percatase, y cuando le tuvieron preso, tiraron separándole unos centímetros de su sangre. Por que no, Pietro ya no era un ser racional ni veía a Calíope como su adoraba y amada hada. Era alimento, el más delicioso y suculento…

Notas de juego

Tirame FdV 3 Dif 10 a ver si te entra un atisbo de racionalidad.

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23/11/2009, 08:51
Pietro Cacciatore

 Pietro devoraba voraz a Caliope. Absorbía con furia su sangre. Cuanto más bebía, cuanto más saboreaba el líquido carmesí del hada, más hundía los colmillos en su carne. La quería toda para él. La quería ahora. No quería guardar aquella sangre, aquel recipiente de mágica sangre. Quería devorarlo ahora. Pero algo le separó. Tan absorto en su manjar, no fue consciente de que fuertes enredaderas se enroscaron en sus axilas, en sus brazos, en sus piernas, en su cintura. E incluso, como si tuvieran consciencia propia, una le enredó el cuello y comenzó a apretar, como si vengara a su señora. Señora a la que el vampiro había dejado tirada, después de darse un homenaje con su sangre.

 El vampiro miraba a Caliope. Pero no había amor en sus ojos. No había vida. Solo deseo de sangre. Aquellos ojos brillantes, febriles, enrojecidos de la excitación, violentos y salvajes que tantas veces habían acunado al hada, ahora la devoraban. La odiaban. Porque sus enredaderas le habían separado de su líquido. De su preciado líquido. Pietro se debatía, y cuanto más se movía las ligaduras más se cerraban, llegando a hacer cortes en su pálida piel. Aún con los colmillos fuera, la mueca contraída, Pietro lanzaba dentelladas al aire queriendo avanzar hacia Caliope. Era como si toda la ternura que hubiera demostrado, el cariño y el amor incondicional, se hubieran esfumado ante el primitivo instinto animal y cazador. No. Caliope no debería de haberse hecho aquella raja.

 ¿Saldrá Pietro de ese estado hambriento? Se cuentan historias de vampiros que quedan dementes, continuamente hambrientos. Sin hacer otra cosa por la noche que buscar víctimas de las que alimentarse. Esos cainitas son, para su sociedad, incluso peligrosos pues cazan en territorios ajenos sin importarles los más mínimo a quien pertenecen las piezas. ¿Se convertirá Pietro en un desalmado ávido de sangre fresca? ¿De sangre de hada?

 

- Tiradas (1)

Tirada: 3d10
Motivo: FV
Dificultad: 10+
Resultados: 8, 7, 1
Exitos: 0

Notas de juego

 Ais... pobre, imaginate la escena xDDDD la otra en plan "jo... casi me mata..." y el otro revolviendose para matarla más, para beberla entera... aiiiiis si yo el día de mañana supedito una relación a tiradas de dados... me va a ir muy mal xD

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23/11/2009, 16:11
Calíope

 

Cuando las enredaderas separaron a Pietro en un preciso movimiento que impidió que se llevara el cuello de Calíope con él, el hada respiró alejándose un poco de él. Había sido una locura, la más grande del mundo. Su sangre se desparramaba como un grifo abierto por la hierba, manchándolo todo e impregnando el aire con su fuerte olor. Y, ante la debilidad del hada, las enredaderas también se debilitaban.

Pietro logró deshacerse de su opresor derecho y estiró el brazo hacia Calíope agarrándola por el tobillo, pero esta le propició una patada que le obligó a soltarle, y se alejó de la bestia incontrolable que se debatía con fieros rugidos por su libertad y su comida.

- Pietro, por dios, compórtate. Has bebido otras mil veces antes de mi.- bramó furiosa, todavía tendida en el suelo.

Era cierto,otras veces había bebido de ella como un animalillo obediente y calmado, nunca de aquella forma tan desesperada. Pero había pasado cuatro años... Tras estar cerca de un minuto contemplándole sin ver un solo atisbo de mejora en su comportamiento, el hada se levantó con el cuerpo teñido de rojo y se encaminó hacia el templo, tambaleándose.

 

Notas de juego

Puedes hacer dos cosas, o pasar turnos hasta que te salga una tirada buena (la dificultad irá bajando a medida que pase el tiempo, ahora estaría en 9) o puedes hacer Toque de Invierno para pudrir las plantas y salir a la carga.

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30/11/2009, 20:37
Pietro Cacciatore

 Era cierto. Había bebido de ella más de una vez. Y cuando había bebido no había sido así. Las pocas veces que la había besado, mordía sus labios y de ella bebía. Besandola. Fundidos en un cálido abrazo. Acariciandose los cuerpos. Cuerpos cuya naturaleza imposibilita la unión. O tal vez solo la cerrada mente de Pietro, quien piensa que no es, él mismo, ni bueno ni recomendable para su amada Caliope. El vampiro se aferra a que él representa un lado de la muerte, a que es un agente de la Muerte que solamente señala sus víctimas con el dedo, las muerde, y la Parca hace el resto. En cambio el hada era vida. Crecía vida por donde ella pisaba. Pero Pietro la quería. No. La amaba.

 Tal vez fuera esa fuerza, que dicen que puede romper hasta las cadenas que atan a Prometeo mientras las rapaces comen de sus entrañas. La única fuerza capaz de sobrevivir al tiempo y al espacio, e incluso a la Muerte. La única razón por la cual merece la pena seguir caminando en un Mundo que se llena, a cada segundo, de basura más maloliente que la anterior. Tal vez fuera esa fuerza, que luchaba con la Bestia que el vampiro albergaba en su interior, la que hizo que, pese a sus intentos de liberarse, Pietro no congelara la vida de las enredaderas que le aprisionaban. Con los ojos inyectados en sangre, el cuello echado hacia adelante, estirado a más no poder, con las venas marcandosele hasta tal punto que parecían estallar, Pietro vio alejarse a Caliope. Y la vio débil. Tambaleandose.

 Quién sabe por que gritó su nombre. Si fue el hambre o la impotencia de querer devorarla y estar aprisionado. Si fue la necesidad de que estuviera a su lado. O aquella táctica que usan los presos de llamar a sus captores para que se apiadasen de ellos. O tal vez la culpa, un vestigio de lucidez que se dejó escapar, de haber debilitado, y casi matado, al ser amado. Sea por lo que fuere, aquel bosque místico guardaría las razones, así como aquella llamada, aquel aullido, aquel rugido desesperado, dolído, triste, hambriento, de aquellos intrusos extraños a la pareja.

 - ¡CALIOPEEEEEEEEEEEE! 

- Tiradas (1)

Tirada: 3d10
Motivo: Resistire (8)
Dificultad: 9+
Resultados: 4, 1, 4
Exitos: 0

Notas de juego

sigo tirando xD Pedazo de pifia.... kjum xDDDD

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30/11/2009, 21:55
Director

Ella despareció entre las sombras que causaba la estructura de piedra, y pronto su olor empezó a diluirse por el lugar, dejando una suave y deliciosa fragancia. El hambre de Pietro fue mermando lentamente, al igual que su frenesí, permitiéndole pensar con claridad y darse cuenta de lo que acababa de hacer tanto el hada como él.

Faltaban pocas horas para el amanecer, tal vez dos, cuando las lianas empezaron a ceder lentamente la presión que ejercían sobre el vampiro. Este casi no se dio cuenta, pues llevaba tanto tiempo solo, medio adormecido por la magia del lugar, y su bestia se había calmado tanto que casi había alcanzado el estado latente.

El lugar permanecía en perpetua calma, adormeciendo los sentidos, creando esa paz que rozaba el nirvana.

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01/12/2009, 23:48
Pietro Cacciatore

 Pietro cayó al suelo, soltado por las enredaderas. Cuando tocó suelo comenzó a notar como si bajo sus manos las plantas se marchitaran. Algo latía dentro de él. ¿Que podría ser? Él no tenía corazón. Y por mucho que se obligara a creer que si, que él era distinto del resto de vampiros, había dejado claro que no podía dejar de ser un asesino sanguinario. Estaba de rodillas, a cuatro patas,con los ojos cerrados y el sabor de la sangre de Caliope aún reciente. Habían pasado horas, pero para él la atrocidad aún era reciente. Y de eso se encargaba la culpa. La conciencia. ¿Acaso Pietro albergaba humanidad en su marchito cuerpo?

 Sintió impotencia y asco. Se odió a si mismo por lo que acababa de hacer. Y, por primera vez en el siglo y medio que tenía de vida, sintió algo frío y denso recorrerle por las mejillas. Dos gotitas de sangre mojaron la hierva verde. Pietro apretó los dientes, guardó los colmillos pues ya la bestia estaba doblegada.

 - Lo siento.... 

 Susurró. Sentía hacer tanto daño. Hacer tanto mal a la persona que más amaba. Pero solo había una cosa que hacer al respecto. Enmendarlo. No valía la pena quedarse con sus lágrimas y sus quejidos de bebé. Ya no era un niño. La inmortalidad le había enseñado mucho. Se levantó, limpiandose de mala manera la sangre de sus mejillas, dejando leves manchurrones. Y con paso decidido caminó hasta el Templo de Caliope. Se quedó quiero en el umbral. No pasaría si no era invitado, y aun así... temía profanar tan bello santuario.

 - Ca... Caliope.... amor..... ¿Estás bien? Yo.... lo siento mucho.... me dejé llevar y estaba hambriento..... Tenemos que hablar... - Su voz resonó, llevada por el eco, por todos los rincones de aquel Templo. Pietro sintió que hasta desde esa posición Caliope podría oirle perfectamente. Tal vez no debiera entrar, y profanar con su Muerte la Vida de aquel santuario. Tal vez debiera hablar desde el umbral. Pero amanecería pronto. Y debería buscar un refugio donde pasar el día.

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02/12/2009, 00:12
Calíope

La voz de Calíope resonó bajo la piedra.

- Baja.

Entonces una losa gris se movió ligeramente dando señal de que era ese el lugar. Tras apartarla se encontraban unas escaleras de piedra y un pasillo estrecho y algo angosto que llevaba varios metros más abajo. El sitio era húmedo y frío, y las paredes estaban iluminadas por bolas de fuego incandescentes, a demás de tapices antiguos y deshilachados. Al final Pietro llegó hasta una amplia habitación con estanterías llenas de manuscritos  y pergaminos enrollados, dispuesto en secuencia cronológica al parecer.

La piel del hada parecía dorada con la luz del fuego, y el vampiro pudo ver que las heridas de su cuello y brazo ya no estaban.Estaba colocando varios pegaminos que llevaba en el brazo.

- En la habitación contigua podrás descansar durante el día.- anunció con voz impasible.- Estás alimentado, así que no tendrás problema. Mañana por la noche podrás irte, si quieres.

No parecía muy amigable o dispuesta a entablar una conversación “racional” Dependiendo de lo que ella entendiera por racional, claro.

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02/12/2009, 20:15
Pietro Cacciatore

 Pietro avanzó acariciando la piedra del corredor. Era tan antigua que emitía hasta un halo mágico. Como si aquel corredor le estuviera transportando a un lugar pasado. Un lugar de sueños y leyendas donde todo era posible. Llegó donde estaba Caliope, ¿una biblioteca? y tomó un pergamino enrollado que había en el suelo. Con suma delicadeza lo sostuvo. Aquella fue la excusa para acercarse a Caliope. Ya había comido, por lo que el hada no corría peligro. Pero aún así la sensación que le produjo haberla mordido y verla alejarse no se le olvidará.

 - Caliope... - No tenía ni idea de como empezar. Así que eligió el camino más claro, y seguro que duro y dificil. - ¿Por qué te cortaste? Yo pude... haberte matado. Sabes de sobra lo que hace en mi tu sangre. ¿Por qué te expusiste de ese modo? Yo... habría buscado algún recipiente...

 Pietro le entregó el pergamino y observó la sala y la colocación de los demás pergaminos. No desaprovechó el momento de acariciar la mano de Caliope. De nuevo se encontraron, la calidez y suavidad de la piel del hada, con la pétrea frialdad de la piel del vampiro.

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06/12/2009, 00:37
Calíope

El hada se retiró rápidamente, molesta por el contacto. No parecía ir a ceder ni un solo centímetro de terreno ante el vampiro. Terminó de colocar varios pergaminos antes de volverse hacia él para contestarle; sus ojos, siempre brillantes y cargados de vida parecían muy apagados.

- Podría retenerte aquí y hacer que olvidaras todo lo demás, pero tal vez deberías saber como están las cosas entre los mortales con los que convives.- hizo una breve pausa antes de continuar- Giulia ha sido repudiada por tu Sire. Flavia la ha acogido en su casa para protegerla del sol. Los garou están completamente disgregados, rotos, perdidos. Ángela lleva horas vagando solitaria por el bosque, no lo oyes porque el sonido aquí no existe, pero sus aullidos reinan. Y Elissa, vuestra ghoul, ha sido convertida ya por Alexandro hace escasas horas. Le esperan largas horas de dolor y triste compañía junto a su Sire, tu hermano.

Calíope no apartó los ojos de los de Pietro ni un solo momento, manteniendo la distancia entre ambos. Era como un gran abismo…

- Puedes marcharte y no volver. Eres libre para ellos, pero no eres libre para mi. Así que no eres libre para estar conmigo. Un hombre libre es el que puede elegir ser o no ser, y tu no puedes.

“Estás muerto, Pietro, y eso me importa. Cometí el error de darte prácticamente todo lo que tenía y casi muero por ello, y es algo que no estoy dispuesta a pagar. Eres mi único lazo con la humanidad, pero la humanidad me está matando y la humanidad no vale nada comparado con este sitio. Olvidé lo que significa ser un hada, y lo olvidé por tu culpa, por la pútrida existencia de vuestra raza, por el placer de la carne y la sangre. Y aunque debería pagar más por mis errores no pienso hacerlo, porque hacerlo significaría el fin de las Hadas.

Tu no eres nada, ni los vampiros ni los garou son nada. Sois errores de la creación, de nacimiento incierto y peor vida, invadidos por la rabia, la ira y la destrucción. Sois la infección de la humanidad y la causa de la muerte de mi raza. En estas dos noches lo he visto tan claro que me creo desmerecedora de lo que soy por no haberme dado cuenta antes. He estado perdida, cegada durante más de un siglo, pero al fin he despertado y lo veo claro.

No te quiero a mi lado porque voy a vivir para preservar lo poco que queda del antiguo mundo. El mundo libre. Ese que ya nadie recuerda.”

- Si vas a quedarte aquí debes saber todo esto, aceptarlo y respetarlo.  

Notas de juego

Acaba de decirte que eres una mierda.

Tira FdV para ver si entras en Frenesí.

3d10. Dif 7

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06/12/2009, 13:47
Pietro Cacciatore

 Pietro aguantó quieto como una estatua de mármol las palabras de Caliope. Eran duras. Dolorosas. Le cincelaban como un cincel a la imagen que ella deseaba y le golpeabal como un mazo que pretendiera destruirle. Aunque, a decir verdad, eran las mismas palabras que en su fuero interno él ya sabía. Pero quería pensar que era fruto de su pesimismo. No podía elegirla a ella, aunque ya la eligió desde el momento en que el maldito plan de Ricardo podría suponer un peligro para su amada. La eligió en el momento en que tuvo en su mano matar a Flavia, sacarle su sangre para guardarla en una nevera, o guardar el secreto para que nadie le prohíba estar con ella. Y en muchas ocasiones supedito aquello que es parecido al amor, para un muerto, a sus deberes como hijo, hermano y miembro de un pequeño clan. Cosa que siempre le acarrearon castigos y el desagrado de sus mayores. Pero aquello le importaba más bien poco comparado con las palabras que Caliope estaba diciendo, como si las escupiera. Como si fueran dardos venenosos que no se podrán desclavar.

 Pero tenía razón. Si Pietro seguía con ella seguiría matándola. Y la amaba. Aunque pueda parecer inverosímil la amaba. Y por ello no le echó en cara nada, ni le discutió. Ni objetó nada. Porque sabía que, en el fondo, aquello era lo mejor. con la cabeza gacha Pietro contuvo lo que, si fuera otro vampiro, hubiera hecho que saltara contra Caliope para destrozarla por semejantes insultos. Insultos que a Pietro le dañaban algo más que el orgullo.

 - Perdoname entonces... - Con los puños apretados Pietro se obligó a alzar la cabeza y mirar, triste, a Caliope. - Hay algo... aún hay algo que este... engendro... puede hacer por el bien de todos. Ricardo es un asesino. Me alegro que Giulia se haya ido de su lado. Vasnia es una asesina y supeditará su propio poder y su estatus al bien de la humanidad. Matarán. Quemarán. Asesinarán y extinguirán para ser ellos los únicos que queden en la cúspide de la escala trófica. Para ellos.... para nosotros los engendros muertos - dijo con un ligero tinte de resquemor. - la Tierra no es sino un gran territorio de caza que nos disputamos con otros seres. Los hombres lobo, por ejemplo. Ellos no cazan humanos, pero no se por qué hay rivalidades entre nosotros. No podemos convivir en un mismo lugar. Y yo no quiero permitir que nadie atente contra otra raza.

 Pietro pensó en abrazarla y besarla por última vez. Pero sabía tanto que sería rechazado por Caliope como que no sería adecuado. Prefirió no hacerlo, y preguntó.

 - Solo dime una última cosa y me iré. Necesito que me cuentes todo cuanto haya pasado en la reunión. Cada palabra. Cada detalle. ¿Qué piensa hacer Ricardo? - Puede buscar también a Giulia y preguntárselo a ella. Pero prefería que se lo dijera Caliope. Era como si buscara las palabras duras del hada, con tal de que se dirigiera a él.

- Tiradas (1)

Tirada: 3d10
Motivo: Aguantar Frenesí
Dificultad: 7+
Resultados: 5, 8, 6
Exitos: 1

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06/12/2009, 16:19
Calíope

Calíope contempló inmóvil al vampiro sin variar la expresión firme de su cara.

- Sus asuntos son suyos al igual que los míos, míos. No puedo ayudarte en eso, Pietro. Y creo que aunque pudiera no lo haría. No hagas tonterías, y refúgiate del sol.

Se giró sobre sus talones y caminó hasta un extremo de la sala donde cogió un royo de pergamino de aspecto bastante nuevo para después encaminarse hacia la salida de aquel sótano de piedra.