Partida Rol por web

- Oh, pero que descortesía - responde el hombre con un gesto de teatralidad - ¿cómo un hombre con tan buenos modales y tan elegante iba a aceptar la ayuda de una sucia rata callejera como yo? Me temo que tendrá que pagar si quieres pasar por aquí, amigo.

Estuve muy tentado a llevarme el saco, pero icluso si me dolía en el alma, tenía que dejar las cosas como estaban. Aunque si el culto resultaba ser peligroso dejar ese arma era poco aconsejable. Ademas, seguro que se podía vender bien. Se me caía la baba solo de pensarlo.

-Señorita-susurré a mi compañera-, ¿que le parece si cogemos el martillo por si acaso tenemos que pelear contra ellos? No es buena idea que tengan un arma magica. Y por cierto, ¿que hora es?-dicho esto me acerqué con cuidado a la ventana, para ver como iba la noche. Tal vez era hora de irse, antes de que vinieran.

Observo las monedas y el martillo. Inicialmente no iba a llevarme ninguno, mas la justificación de mi compañero tenía bastante sentido. Así que, sin mediar palabra, asiento y le hago señas como para que continuemos con otra habitación. Mientras más rápido salgamos de este lugar más tranquila me iba a sentir, había algo en el aire de este lugar que no terminaba de convencerme que las actividades que realizan con las almas sean del todo puras y justas como nos había relatado nuestro anfitrión esta mañana.

- No se. - es lo único que susurro cuando me consulta la hora. 

Viendo que la señorita no decía que no al echo de llevarnos el martillo, me quite la chaqueta con capucha y la camisa, usando esta ultima para envolver el martillo. Una cosa que daba brillos no era amiga de un ladron, eso por seguro. Volví a ponerme la chaqueta y até sus botones, colocando su capucha bien. Despues puse el martillo en un lateral de mi mochila. Entonces miré a Lureene con una sonrisa.

-¿Seguimos? Aqui no hay nada mas que hacer. Y aun quedan salas que saquinvestigar. Investigar.Eso hacemos-le dije en susurros-. Oh, no te olvides de apagar la vela.

Mojo mi dedo gordo e indice y apago la vela de tal forma que no deje rastro de humo. No sin antes agarrarme del brazo de Athan, ya que sino me llevaría todo por delante.

- Tendríamos que ir directo a la habitación donde guardan las almas, seguro allí podríamos encontrar algo. - le comento y quedo a la espera de su respuesta. 

Como supuse desde un principio, el tipejo con el que me he topado no es trigo limpio y ahora me impide pasar si no le concedo antes un tributo como pago. “Solo es un inmundo ladronzuelo”–pienso mientras una de mis manos se desliza lentamente hasta la funda de mi cimitarra.

-Lamento disentir, “amigo”, pero no va a poder ser. Échate a un lado si no quieres acabar herido; y esto no es una amenaza, sino una advertencia –comento sin cambiar un ápice mi semblante serio.

Al hombre que te corta el paso no se le escapa el detalle de que te lleves la mano a la funda de tu cimitarra. Esboza una sonrisa dejando ver su mal cuidada dentadura - ¿Advertencia? No deberías haberte echo el tipo duro... - Por el rabillo del ojo notas algo moverse y antes de que puedas darte cuenta sientes un tremendo golpe en la cabeza. El dolor es muy intenso, como si te fuera a estallar el cráneo. Se te nubla la vista y notas como empiezas a desvanecerte...

-¿La del piso de abajo?-le pregunté mientras la miraba con cara extrañada-No nos la habrían enseñado de haber algo interesante en ella. Mejor sigamos en este piso. Yo creo que en esa sala hay algo bueno-susurré apuntando a la sala de la izquierda(7)-. Tiene bancos para esperar fuera, tiene que ser un sitio muy concurrido. 

Encojo mis hombros ante el comentario del hombre gato. Si ibamos a investigar, eventualmente llegaríamos a algo interesante.

Lo sigo hasta la habitación que quería investigar y esperar encontrar algo de utilidad. 

Abandonáis el despacho y ambos os apresuráis a cruzar el pasillo. Pese a que tomáis las precauciones oportunas ambos os dejáis llevar por el momento y hacéis algo de ruido al andar...

En principio no parece que ocurra nada y Athan, con sus herramientas preparadas, comienza la labor de forzar la cerradura. Ésta resulta algo más complicada y para colmo se escucha perfectamente las pisadas y los gruñidos de la "patrulla canina" que estaba rondando el piso inferior. Cuando finalmente se escucha el "click" que indica que la cerradura ha cedido, los guardianes parecen haber subido las escaleras y oís perfectamente como se acercan.

Lureene es incapaz de ver nada más que negrura a su alrededor. Pero Athan, que con su vista privilegiada de felino podía observar formas y siluetas en plena oscuridad, se da cuenta de que hay una nube de total y absoluta oscuridad al fondo del pasillo, en la dirección por la que vienen los "perros"...

Tratando de intimidar a la sabandija, compruebo que no se está amedrentando e incluso se permite el lujo de sonreír. Intuyo que algo no va bien y que se puede tratar de una encerrona, pero lo único que logro ver es un movimiento fugaz de alguien en mi retaguardia acompañado de un potente golpe en mi cabeza. Caigo de bruces contra el suelo, mientras intento recobrar la compostura. “He caído en la trampa…” 

Oh, mierda. Rapidamente agarro a Lureene del brazo y la meto dentro de la habitación, cerrando rapidamente detras nuestro. Oh, mierda mierda.

No se que coño era eso, pero yo no quiero ni acercarme-le dije a Lureene, quien posiblemente no había visto nada-Eso no eran perros, al menos no normales. 

Mientras decía eso lancé una mirada rapida a la habitación, en busca de cualquier cosa que sirviera de salida o para tirarsela a esos perros o lo que fueran.