Partida Rol por web

Amanece un nuevo día y te despiertan los primeros rayos de sol que se cuelan por la ventana. Las calles de la ciudad también empiezan a cobrar vida y el bullicio en la planta baja de la posada termina por espabilarte. 

Cuando te vienes a dar cuenta has pasado la noche solo. Ninguno de tus compañeros está en la habitación. Pero cuando bajas a la planta de abajo te encuentras con Lureene y Athan, ambos con cara de haber dormido poco esa noche...

Cada uno por separado, aunque Lureene acompañad por su leal mascota felina, ambos pasasteis la noche a las afueras de la ciudad. Apenas pudisteis dormir unas pocas horas, lo suficiente para descansar y recuperar vuestras energías.

Los primeros rayos de sol os sorprendieron antes de lo que os hubiera gustado, pero ya era hora de entrar de nuevo en la ciudad y volver a la posada para reuniros con el resto de vuestros compañeros.

Las calles de Figaro iban cobrando vida poco a poco, la gente salía de sus casas y los mercaderes empezaba a abrir sus puestos. 

Cada uno por su lado, ambos llegasteis a la posada casi al mismo tiempo y Edward, el fortachón rubio, no tardó en bajar al salón. Pero estaba él solo...

Al despertarme me di cuenta que ya era de día, tras lo que había pasado con Numendil claramente los ánimos no eran los mejores, sin embargo teníamos una misión que hacer.

Pedí un poco de agua tibia para asearme y lavarme la cara y me arrodillé y recé a la diosa de la batalla.

He perdido dos compañeros en dos misiones diferentes, me ha traicionado una bruja de la que casi me enamoro y he tenido que huir de mi hogar deshonrado, Esparta recíbeme en tus brazos y guíame una vez más, me has llevado a conocer y luchar con los nobles guerreros orcos, permíteme conocer a más guerreros, aprender de ellos y obtener la fuerza para que ya no pierda más a nadie y si he de caer en batalla entonces recíbeme en tu regazo para que tras tu beso pueda seguir batallando en los cielos.

Al llegar el agua terminé mi oración, me levanté y tras asearme bajé a la sala.

Al bajar vi a Athan y Laureene con cara de cansados.

-Parece que fue una larga noche- dije sonriendo de costado, levantando la mano para pedir desayuno a la posadera- al menos la pasaron bien?- en ese momento me di cuenta que faltaba Rion- alguna noticia del bardo?-

El dormir a la interperie no fue tan malo, era como sentir nuevamente la naturaleza rodeandome después de varios días de dormir en la posada. Pero era lo mejor. Al menos así estaría tranquila y sin que me moleste nadie, y los agudos sentidos de mi compañera hacían que me sintiera más segura que en cualquier lugar del mundo.

El sol comienza a aparecer y, a regañadientes, comienzo a introducirme en la ciudad. Al llegar a la posada encuentro a mi pequeño amiguito (el gatito de ayer) y lo levanto e ingreso con él.

Dentro veo a Athan y a Edward, este último campante y sonante, parece que durmió como un tronco y está totalmente renovado, aunque por su comentario seguramente yo tengo unas ojeras más que interesantes.

- Buenos días. - le digo con una sonrisa - Si, bastante movida la cosa, los detalles de nuestra fogosa velada te las daré cuando termine de desayunar. Me muero de hambre. - le comento, mas la pregunta sobre el bardo hace que directamente cruce miradas con Athan - Pensé que estaría contigo.

-Creo recordar que el salió por su cuenta. Le había afectado mucho la muerte del cura o algo así-dicho esto dí un bocado a un pan sacado de alguna parte-. Supongo que o esta borracho en alguna esquina o esta perdido. Como sea, ya aparecera. Creo que lo mejor será decirles a los jefes aquellos cuanto antes lo que descubrimos en la escapada. Así que tabernero, un desayuno rapido por favor. 

El plan era simple: informar, cobrar y largarse de allí cuanto antes. Sin duda alguien se iba a enfadar aquella mañana, y prefería estar lejos antes de que fueran a quejarse. Dejamos demasiadas pistas de nuestra visita, y era algo que no me gustaba.

El posadero os sirve un buen desayuno para que agarréis fuerzas para todo el día. Podéis observar cómo la gente no para de entrar y salir, sin duda esta posada suele tener mucho movimiento de clientes.

Una vez os habéis acabado el desayuno, vuestro amigo bardo todavía no ha aparecido. ¿Cuál sería vuestro siguiente paso?

Me quedé algo extrañado al no tener ni idea de dónde estaba Rion. Tras lo que había pasado en la arena los dos habíamos quedado mal por lo que esperaba que no se hubiera metido en problemas.

Mientras desayunaba presté atención a los rumores y cotulleos matutinos.

Comí rápido y en silencio, aunque estaba sonriendo. Había conseguido un buen botín y ahora conseguiría una buena recompensa. Eso daría para desaparecer una temporada antes de necesitar volver a hacer nada. Aunque por si acaso no estaba de mas escuchar los rumores. Si los de la logia se habían enterado ya de nuestra visita, mas me valía salir rapido de ahi.

Tranquila y placidamente, desayuno sin mayores sobresaltos. La deaparición del bardo era una novedad, pero al no haber tenido demasiado contacto con él poco es lo que me podría importar. Los bardos son seres extraños y se dejan llevar por sus impulsos. Probablemente esté en un budel rodeado de mujeres o con las manos cortadas por no haber podido pagar la satisfacción nocturna.

El día comenzaba a moverse y los susurros se hacían cada vez más frecuentes. No estaba de más tratar de escuchar algo, aunque el cansancio probablemente no me permita comprender demasiado del alboroto.

Entre los murmullos y cotilleos que suceden a vuestro alrededor, una de las noticias más comentadas fue un pequeño tumulto que hubo ayer por la noche. Por lo visto un joven sacerdote y varios exaltados se pusieron a increpar y a tirar tomates maduros a los miembros del Culto de Almas en una de las sesiones informativas que dan en un pequeño teatro. La guardia de la ciudad intervino rápidamente y disolvió el tumulto antes de que hubiera que lamentar víctimas.

También escucháis que un hombre ha aparecido muerto en un callejón. Junto al cadáver había un laúd destrozado. Unos afirman que es la víctima de una atraco, pues le habían robado sus pertenencias. Otros acusan directamente a la secta, y afirman que ese hombre es una víctima de los sectarios y que lo han matado como represalia por el tumulto en la reunión informativa. Sea como fuere, la descripción que dan de este hombre encaja perfectamente con la de Rion (varón humano, de unos 28 años, moreno, vestía con ropa de color azul y morada...)

Otra vez...otro más.

Golpee con la jarra de cerveza la mesa y me limpié la boca con el brazo.

-Voy a salir a caminar- les dije a mis compañeros para luego retirarme de la posada.

Demonios, primero el gato, ahora el trovador. Pienso para mis adentros al escuchar la descripción del bardo.

Me sobresalto ante el golpe de Edward, por lo que me apresuro a terminar el desayuno y a acompañarlo afuera.

- ¿Has averiguado algo sobre la secta anoche? Nosotros hemos tenido algo de suerte, pero no encontramos nada malo o violento por parte de ellos.

Vaya, ya van 2 en menos de 24 horas. O supieron demasiado o tuvieron muy mala suerte. Como sea, prefiero salir de este lugar cuanto antes y poder descansar una temporada. Si estos dos no se mueren antes. Le dí el último bocado al desayuno y salí de ahi por detrás del resto.

-Señorita, esas cosas es mejor hablarlas en lugares privados, como por ejemplo el que tienen nuestros amigos-dije, lanzando una rápida mirada a la colosal construcción en la cima de la colina donde se reunía el consejo-. Recomiendo que vayamos todos juntos hacia allí. Ya han caído dos, y los dos se fueron solos. Es mejor evitar no estar acompañandos al menos hasta dejar este lugar-dije, abrazándolos a los dos como si los conociera de toda la vida.

Athan era bastante alto, de lo contrario hubiese sido muy gracioso el ver que intentase abrazar a Edward como si fueran amigos.

Lo miré de reojo como si fuese a estamparle el puño en la cara, pero sin dudas tenía razón.

-No he averiguado nada- le dije a la mujer - pero ninguna secta es buena, ninguna, menos si juegan con almas-

No podía evitar pensar en aquella misión dónde por ser generoso las cosas habían terminado muy mal.

Aceptando la recomendación de Athan y siguiendo los pasos de Edward, salís de la posada para toparos enseguida con una cara conocida. Veis aparecer a Roul, el chico que os contactó por primera vez. Tiene la cara roja y está sudando, probablemente debido al esfuerzo de venir corriendo - Señores, por fin los encuentro. Mi señor, el Alto Inquisidor de la Orden de Apolo y Consejero Real, Lucius "Mano de Hierro" - el chico parece ahogarse mientras dice toda la retahila de títulos que preceden al nombre de Lucius - me ha ordenado venir a buscaros. Se trata de un asunto urgente... y antes de que vuestras mercedes me pregunten, ya les puedo decir que no, no me ha dicho de qué se trata. Solamente que es urgente que se personen en el despacho del Alto Inquisidor cuanto antes.

Me encogí de hombros.

-Es él quien paga, así que si hay que ir iremos- SOlo espero que no hayan ido los de la secta a quejarse del asalto. Por si acaso no estaría de mas ir buscando una ruta de escape.

Era realmente algo curioso que nos llamaran así de emergencia, más conociendo a mi padre, sin embargo el muchacho parecía desesperado, tal vez se hubieran enterado de que perdimos a dos miembros del grupo.

-Bien, vayamos- dije comenzando a seguir a Roul.

Divertida, observando como las calles comenzaban a tener cada vez más movimiento, no reparo en principio sobre el joven que viene a buscarnos, mas el tono de su voz hace que me enserie un poco y lo escuche con atención.

- Pues bien, allá iremos - comento acompañando las palabras de mis compañeros de ruta. Al fin y al cabo, ese era el lugar hacia donde estabamos caminando.