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Tras la Sombra del Dragón Azul

Wuxi

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11/12/2025, 15:52
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La ciudad de Wuxi y sus alrededores

Datos generales

Superficie: 2.586 km2 (área metropolitana) y 55 km2 (ciudad).
Distritos bajo su jurisdicción: 7 (Binhu, Xinwu, Huishan, Xishan, Jianyi, Yixing y Liangxi, el distrito principal).
Población: Aproximadamente 120.000 habitantes, incluyendo la ciudad y los suburbios cercanos (en total, 450.000 contando todo el área metropolitana).
Prefecto: Kang Aiwei.
Prefectos de distrito: Tang Yiman, San Liupei, Kai Sizhong, Cao Yuping, Wang Jiman y Zhang Maofu.

Breve historia

Wuxi aparece mencionada por primera vez en los anales de la dinastía Zhou. En esa época, dos príncipes exiliados fundaron el antiguo Reino de Wu y establecieron su capital en la región, construyendo depósitos de estaño y una guarnición militar en lo que hoy es Wuxi. La zona se llamó primero Youxi (“con estaño”), pero cuando las minas se agotaron pasó a llamarse Wuxi (“sin estaño”). Con el tiempo, la capital del reino se trasladó a Jiankang, pero Wuxi siguió siendo una localidad importante.

Su posición estratégica la convirtió en una parada clave del Gran Canal Imperial, lo que impulsó su prosperidad. A lo largo de los siglos, Wuxi se hizo conocida por su cultura, su producción de seda, la artesanía en arcilla y su tradición artística. Incluso después del traslado forzoso de la corte durante la crisis con los Jin, la ciudad mantuvo su atractivo para artistas e intelectuales, y sigue siendo un centro económico activo del Imperio Song.

Sin embargo, su importancia tiene un lado negativo. Con el cierre parcial del comercio hacia el norte y el avance de los Jin, Wuxi se ha vuelto un punto estratégico delicado. Si los Jin tomaran la ciudad y controlaran el canal, podrían abrir un hueco peligroso en las defensas del Imperio Song y dejar la capital del sur expuesta. Por eso, la presencia militar en la región ha aumentado y la tensión es palpable.

Situación geográfica y militar

Situación geográfica y clima

Wuxi se encuentra en la región de Jiangnan, unos 40 km al sur del río Yangtsé, junto al gran lago Tai. La atraviesa el Gran Canal, la vía fluvial que conecta la capital Song del sur (Lin’An) con el norte. Debido a esto, Wuxi depende administrativamente en parte de la capital y mantiene su control bajo el Imperio Song, aunque su cercanía al canal hace que sea vulnerable si los Jin deciden avanzar desde el norte.

El clima es cálido y húmedo. En verano llegan fuertes monzones —las llamadas “lluvias de las ciruelas”— que provocan inundaciones y complican el transporte, razón por la que muchas casas tienen un segundo piso para protegerse de las crecidas. Los inviernos son fríos e incluso pueden traer nieve, aunque no tan dura como en el norte.

Aparte de las estribaciones de los montes Hui y Xi, que sirven de murallas naturales por el norte, los alrededores de Wuxi están sembrados de colinas de poca altura.

En los bosques, la composición calcárea de la tierra forma numerosas cuevas. Los caminos atraviesan densas arboledas de arces, pinos, magnolias y ginkgos. El paisaje de las llanuras está dominado por arrozales.

Al oeste, Wuxi se asoma directamente al gigantesco lago Tai, que eclipsa al más modesto lago Lihu.

Este clima favorece una vegetación subtropical y una agricultura muy rica, sobre todo en arroz y frutas. De hecho, Jiangnan es una de las principales regiones productoras de alimentos del Imperio Song, conocida como uno de sus “graneros”.

Transportes y vías de comunicación

Wuxi está muy bien comunicada gracias a su antigua importancia dentro del Reino de Wu. Desde la ciudad salen numerosos caminos seguros debido a la presencia de muchas comandancias en la región, y tanto el lago Tai como el Gran Canal permiten viajar rápidamente a distintos destinos.

Hacia el noroeste se llega a Changzhou, un gran puerto fluvial conectado con el Yangtsé y actualmente una zona tensa. Puede alcanzarse por tierra o siguiendo el canal. La ruta principal hacia el norte lleva a Jiankang (la actual Nankín), una de las ciudades más importantes del Imperio y principal guarnición militar Song.

Hacia el sur, el canal conecta con Suzhou en un día y con la capital, Lin’An, en dos. Hacia el este, un camino conduce a Shanghái, entonces un puerto marítimo de tamaño medio.

Aunque los caminos están bien mantenidos y vigilados, siguen siendo vulnerables a bandidos y, sobre todo, a las inundaciones estacionales provocadas por las lluvias del monzón. Muchas aldeas pequeñas fuera del control directo del ejército se encuentran a lo largo de estas rutas. Las postas militares y guarniciones permiten mantener una buena comunicación entre la corte y las zonas avanzadas, aunque el desánimo entre algunos oficiales tras la derrota del general Yue Fei ha afectado a la calidad del ejército.

Situación militar

Wuxi está protegida por una gran instalación militar al norte llamada la Encomienda del Caballo de las Aguas (Shuima Guan), dirigida por el general Tie Yongbin. Su misión es controlar todas las embarcaciones que llegan desde el norte, y sus estrictas medidas, aunque ralentizan el comercio, han permitido capturar espías y contrabandistas. Por ello, Tie es temido por cualquiera que viva del tráfico ilegal.

La fortaleza de Shuima es una de las mayores del Imperio: puede albergar hasta treinta mil soldados, distribuidos entre patrullas, almacenes de armas y grano, y numerosos puestos avanzados. Dispone de más de treinta fortines y un bastión central enorme. Las guarniciones menores, con hasta dos mil soldados, controlan los cruces principales y actúan como aduanas cerca de las rutas navegables, apoyadas por una flota que puede alcanzar los veinte barcos.

El canal está intensamente vigilado. Patrullas fluviales lo recorren dos veces al día para evitar la piratería y realizar inspecciones. La parte que conecta con la capital está aún más protegida, con una red de torres de guardia que alertan a Jiankang en caso de peligro. Una de estas torres, equipada con señales de fuego, se encuentra en el pico Hui, dentro del complejo militar de Shuima, vigilada continuamente por un pequeño destacamento rotatorio.

Situación militar

Wuxi está protegida por una gran instalación militar al norte llamada la Encomienda del Caballo de las Aguas (Shuima Guan), dirigida por el general Tie Yongbin. Su misión es controlar todas las embarcaciones que llegan desde el norte, y sus estrictas medidas, aunque ralentizan el comercio, han permitido capturar espías y contrabandistas. Por ello, Tie es temido por cualquiera que viva del tráfico ilegal.

La fortaleza de Shuima es una de las mayores del Imperio: puede albergar hasta treinta mil soldados, distribuidos entre patrullas, almacenes de armas y grano, y numerosos puestos avanzados. Dispone de más de treinta fortines y un bastión central enorme. Las guarniciones menores, con hasta dos mil soldados, controlan los cruces principales y actúan como aduanas cerca de las rutas navegables, apoyadas por una flota que puede alcanzar los veinte barcos.

El canal está intensamente vigilado. Patrullas fluviales lo recorren dos veces al día para evitar la piratería y realizar inspecciones. La parte que conecta con la capital está aún más protegida, con una red de torres de guardia que alertan a Jiankang en caso de peligro. Una de estas torres, equipada con señales de fuego, se encuentra en el pico Hui, dentro del complejo militar de Shuima, vigilada continuamente por un pequeño destacamento rotatorio.

Cultura y peculiaridades

El habla wu

En la región casi todos pueden hablar la lengua imperial, aunque con un fuerte acento. Sin embargo, el idioma cotidiano es el dialecto local wu, muy diferente del estándar. En las aldeas más apartadas, es posible que la gente no entienda bien a viajeros del norte, y que estos tampoco comprendan lo que se dice a su alrededor si alguien murmura en wu. Las diferencias entre ambas lenguas son tan grandes que incluso reconocerlas por el sonido puede ser difícil.

La buena vida

Wuxi es conocida por sus papillas de arroz de distintos sabores y por sus raviolis de arroz al vapor. Como en toda la región de Jiangnan, el pescado es muy consumido, y cada mañana se vende fresquísimo cerca del canal, donde el gremio de pescadores controla la calidad y los precios.

A la gente le encanta disfrutar con calma: suelen sentarse en las plantas superiores de los salones de té o junto al canal para tomar dulces, té o vino de arroz con miel. Es común que pidan a músicos ambulantes que toquen mientras comen.

Los pequeños vendedores de fruta, vino y productos frescos prosperan más aquí que en muchas otras zonas del Imperio, gracias al gran número de clientes. Los campesinos de los alrededores llegan a diario con carretillas cargadas y suelen vender todo antes del anochecer. El ambiente relajado y placentero de Wuxi contrasta fuertemente con la tensión militar que domina las zonas cercanas al Yangtsé.

Los tesoros de Wuxi

Wuxi es conocida por su gran número de artistas y artesanos, especialmente por su alfarería y por las estatuillas de la suerte, que representan figuras como niños, gatos o bueyes y simbolizan prosperidad. En la calle de los alfareros hay decenas de tiendas, mientras que los hornos de arcilla se encuentran en las afueras para evitar incendios. Algunos de estos hornos están reservados para uso imperial y están supervisados por Zhu You, el alfarero más prestigioso de Jiangnan, aunque solo puede trabajar para el emperador.

La ciudad también destaca en el comercio de la seda y cuenta con numerosos sastres cuya moda rivaliza con la de Suzhou o Lin’An. Además, la perfumería Yun Tai es famosa en todo el país.

Los productos para letrados son igualmente importantes: en el distrito de Chang’An abundan los artesanos que fabrican tinta, pinceles, piedras de entintar y papel de arroz, esenciales para los calígrafos y estudiosos.

Mil y una profesiones

Los transportes

En Wuxi existen muchos medios de transporte. Los más acomodados pueden usar sillas o palanquines llevados por porteadores, que también transportan mercancías en carretillas por un pequeño coste. En las avenidas principales es fácil encontrarlos.

La ciudad está llena de canales, por lo que las embarcaciones de recreo son muy comunes: pequeñas barcas para pasajeros o barcazas decoradas donde se puede tomar té. No están preparadas para viajar fuera de Wuxi, y su precio varía entre cinco y diez sapecas. También pueden alquilarse balsas para transportar cargas pequeñas por un coste reducido.

Los caballos son poco usados dentro de la ciudad, ya que las calles son estrechas y muy concurridas. Solo los guardias pueden cabalgar por ciertos lugares, y a los dueños de caballos se les exige dejarlos en los establos municipales. Fuera de la ciudad, sin embargo, es fácil alquilar o comprar caballos en las postas, que también actúan como posadas, oficinas de correo improvisadas y tiendas básicas. Alquilar un caballo suele costar uno o dos taeles. Estas postas suelen ser negocios rentables y en ocasiones requieren seguridad adicional.

La educación

En Wuxi solo existe una escuela confuciana formal, aunque profesores independientes pueden enseñar lo básico, como lectura o los principios de los clásicos confucianos. Las familias acomodadas suelen contratar preceptores que viven en casa y preparan a sus hijos para las oposiciones al mandarín. Algunos profesores independientes anuncian sus clases en tablones públicos y sus tarifas varían entre diez sapecas y un tael, mientras que servicios de escritura o redacción son mucho más baratos.

Cada clan importante puede tener también un maestro de armas para enseñar técnicas marciales a los jóvenes, aunque esta práctica está en declive, ya que Wuxi es una ciudad de tradición letrada y sus funcionarios valoran cada vez menos la guerra. Los salarios de estos maestros varían según su reputación, y algunos profesores itinerantes aceptan pocos alumnos, enseñando técnicas concretas a cambio de donaciones o “voluntad”. Muchos de estos maestros muestran sus habilidades en la puerta del este de la ciudad y a veces venden bálsamos o ungüentos relacionados con la práctica marcial.

La medicina

La medicina es muy valorada en China, y Wuxi no es una excepción. El templo de Ling Shan sirve como consultorio para los más necesitados; el monje Bao Lu ofrece tratamientos gratuitos, aunque cuenta con recursos limitados y no puede atender heridas o enfermedades graves.

El herbolario Yun Tai, en la avenida de Chang’An, es uno de los mejores de la región y ofrece remedios para todo tipo de problemas, aunque su precio es elevado. Sus tratamientos son útiles para dolencias simples, pero su diagnóstico no es tan confiable como el de un médico profesional.

En Wuxi solo hay un verdadero médico: el doctor Zhou Shengyi, de unos cuarenta años, que vive cerca de la puerta del sur y trabaja acompañado de su aprendiz de doce años, Fang. Shengyi es meticuloso y tarda en dar diagnósticos, lo que a veces pone nerviosos a sus pacientes. Su consulta cuesta entre cinco y diez sapecas, según lo que pueda permitirse cada cliente, y aplica un principio taoísta: los más ricos pagan para que los pobres puedan recibir atención.

También existen médicos itinerantes que pasan por la ciudad para comprar material o atender a pasajeros del Gran Canal, aunque entre ellos abundan charlatanes, especialmente en épocas de crisis.

Los servicios

En Wuxi se pueden conseguir casi todos los servicios básicos. En los mercados de la puerta del este se herran caballos, se reparan carretillas y se puede contratar a alguien para montar un campamento por unas pocas sapecas. También es fácil conseguir un traje elegante a medida: un traje que cause buena impresión cuesta alrededor de un tael y rivaliza con los de la corte de Lin’An.

La escuela de masaje en la avenida de Chang’An goza de buena reputación. Los masajes buscan equilibrar las energías yin y yang y algunos enfermos acuden regularmente, pagando lo que consideran adecuado.

En la ciudad también es posible adquirir lacayos o sirvientes. Algunas familias venden a sus hijos a administradores de grandes casas, aunque los padres pueden rechazar la venta si no están de acuerdo con el precio o el comprador. Un niño se vende por varias docenas de sapecas (sin incluir su salario futuro) y un adulto cuesta aproximadamente un tael y un sueldo. Un registrador del yamen supervisa estas transacciones para certificarlas.

Orden y Virtud

Seguridad municipal

La guardia civil de Wuxi está bajo el mando del prefecto y cuenta con unos tres mil guardias. Se organiza en torno a cuatro capitanes, cada uno responsable de una puerta de la ciudad y del barrio asociado. En ocasiones, los sargentos colaboran con inspectores civiles. Por encima de todos ellos está Zhao, el responsable de seguridad, que también dirige a los agentes del tribunal: hombres vestidos de negro con un bastón negro y rojo encargados de arrestar acusados y escoltar detenidos fuera de la jurisdicción local. Como Wuxi recibe muchos convictos que superan la autoridad de magistrados inferiores, el número de estos agentes es elevado, alrededor de un centenar.

La seguridad en la ciudad es muy buena: hay poca corrupción gracias a la integridad del magistrado Kang Aiwei y a la severidad de Zhao. Más allá de los pequeños robos propios de cualquier gran urbe, las calles son seguras incluso de noche y ningún barrio es especialmente peligroso, salvo los arrabales del sur, donde la vigilancia es menor.

Vigilancia y turnos de guardia

Tras la caída de la capital del norte, la seguridad en Wuxi se ha reforzado enormemente. Las murallas están siempre vigiladas y una cuarta parte de la guarnición se mantiene de guardia en cada relevo. Las torres situadas cada li permiten a los soldados protegerse del clima y descender con rapidez si surge un ataque desde el interior. Cada noche, unos treinta hombres patrullan el camino de ronda, mientras que un centenar duerme en las torres. La mayoría de las tropas se concentra en el cuartel junto a la Torre del Tambor, cerca del yamen, y pequeñas patrullas de cinco agentes del tribunal recorren los distintos barrios.

A diferencia de otras ciudades, el yamen de Wuxi no ha cedido la seguridad a “milicias privadas”, es decir, a bandas criminales que extorsionan a comerciantes a cambio de protección. Cualquier grupo paramilitar detectado es declarado forajido y obligado a disolverse, algo que molesta especialmente a las tríadas locales y a las biaoju.