Partida Rol por web

10 años desde aquella batalla en la que fueras desengañado de tu ingenua convicción de que si empuñabas con fuerza tu fiel hacha de batalla nada podría oponérsete. Los sarracenos poseían una poderosa magia contra la que un hacha nada podía. Pero por fortuna la magia también estaba del lado de los fieles cristianos. Aunque tarde para tus compañeros Ambrosius fillia Dominicus de la casa Jerbiton se reveló como un poderoso aliado contra los infieles y sus demonios de arena. Él, con su cara benevolente y su crucifijo de oro encantado, era un veterano luchador en Tierra Santa. Dios había dispuesto que tales personas existieran y la magia cobró un nuevo significado para ti aquel día.

Cumpliendo tu promesa tomaste los hábitos y te dedicaste a una vida de entrega a Dios y Tierra Santa, curando allí donde podías, luchando allí donde era menester. Conociste muchos lugares, viste las maravillas arquitectónicas más impresionantes guardando los más simples recordatorios del paso de Jesucristo por la tierra. Pero también viste los horrores de la guerra y sentiste la maldad de los más crueles y viciosos actos producidos con la excusa de servir al altísimo impregnando campos de batalla y a la mismísima Jerusalén.

Con el paso de los años todo fue a peor: los antiguos cruzados inflamados con la verdad de una causa noble manchados con la ociosidad y opulencia de los sarracenos que ahora les servían como grandes señores, los cada vez menos numerosos combatientes cristianos, perdiendo escaramuza tras escaramuza, la rapiña de los cruzados que no habían logrado una buena posición tras la cruzada, los enfrentamientos entre dominios cristianos entre ellos... y la muerte de tu apreciado Ambrosius. El jerbiton había colaborado contigo a lo largo de los años y habíais compartido una amistad como pocas, pero sus compañeros de alianza, una vez muerto, se desentendieron por completo del tema. Tierra Santa se venía abajo. Los buenos cristianos se habían extinguido. Faltaba una nueva oleada que pudiera avivar la llama de la fe y que hiciera retornar Tierra Santa al estado que le correspondía. Para todo ello hacían falta dos cosas: buenos nobles cristianos y una nueva cruzada. Y bien pensado, si un jerbiton había viajado hasta allí para enfrentarse a los sarracenos, bien podrían otros seguir su ejemplo. Si sólo pudieras encontrarlos...

Con mi escaso equipaje recorro el muelle investigando que barcos parten hacia Europa, quizás un barco cargado de heridos o uno que lleve peregrinos de vuelta a Europa.Lo ideal seria encontrar marineros bretones ,veamos si nuestro señor tiene a bien ocuparse de este humilde siervo que olvido aprender a nadar..

Estando en el muelle, observas la actividad a tu alrededor, fijándote en lo que hacen los marineros y lo que dicen, así como en el idioma en que lo dicen. Dios te sonrie esta jornada, pues no tardas en escuchar los inconfundibles tacos y blasfemias proferidas por un bretón dirigidas a un sobrecargado estibador sarraceno que acaba de perder el equilibrio a causa del peso y el calor. El sarraceno se pone en pie y desaparece aprovechando tu aparición. El bretón, al identificar tus hábitos se retracta rápidamente de sus blasfemias, lo que no deja de causarte una sonrisa. Efectivamente, él es bretón (tratar de decir cualquier otra cosa hubiera sido mentirte a la cara), de Brest, pero su capitán no lo es. Su capitán es un veneciano. Te informa que es normal que los barcos acaben con una amalgama de nacionalidades diferentes, es algo que siempre ha pasado. Lo que no suelen es juntar diferentes religiones por los problemas que puede acarrear, aunque a veces también lo ha visto. En todo caso, si lo que quieres es salir de Tierra Santa y volver a Europa, ha oído que el Sirène vuelve a casa, a Marsella. Amablemente te señala (que no acompaña) el barco del que se trata.

El Sirène resulta ser un navío de dos palos y bastante panzudo, un barco de carga lento. El capitán, un tal Armand, se alegra de que quieras acompañarles, nunca va mal tener un sacerdote en el barco para calmar los ánimos. Pero te pide el dinero por adelantado. Una libra no será suficiente, eso está claro. Si quieres puede llevarte hasta Sicilia, allí hay nobles normandos, pero es la única nave que parte ahora hacia Europa y no necesita más hombres en su barco...

Con la mas exquisita de mis sonrisas y un tono de voz muy medido :
¿Me estáis diciendo capitán que regatearíais con un pobre fraile que ha hecho voto de pobreza .?Solo quiero volver a casa después de 10 años en tierra Santa y me temo que todo el dinero del que dispongo es una libra.Ademas, siempre viene bien la presencia de un religioso a bordo , soy ducho en el arte de la quirugia ,capaz de luchar y puedo serviros de interprete y escribano.Luego recupero el antiguo tono de taberna y concluyo con un guiño : Pensad que de esta manera ayudáis a un siervo de Dios y hacéis un favor a un viejo soldado .

El hombre percibes claramente que es un rácano, pero en el momento en que dices la palabra "soldado" su cara cambia. No quiere más marineros, pero los marineros no son buenos luchadores y el mar es un lugar peligroso.

-¡Trato hecho! Dame esa libra y me aseguraré de que puedas comer hasta llegar a Marsella.

Los marineros y estibadores del puerto siguen acarreando bultos de un lado para otro hasta que tiene el barco completamente cargado: telas orientales, perfumes, especias y piedras preciosas. El viaje comienza al día siguiente, navegando directamente hasta Chipre y luego directamente hasta Creta. Ambos, en cierta medida, son enclaves comerciales venecianos y os reciben bien. En cada puerto en el que paráis reponéis agua y víveres, de manera que el viaje prosigue bien y sin enfermedades. Por supuesto, recuerdas tu viaje, hace ya tantos años, en sentido contrario, lleno de incertidumbres y angustias mentales y estomacales. Ahora, a parte del molesto y cansado viaje, la sensación es muy diferente. Vuelves a casa. Ninguna incerteza al respecto, sino más bien cierta alegría contenida. Las razones de tu vuelta no son las mejores, pero volverás a tu tierra.

De Candía, en Creta, al sur de Grecia, de allí a Corfú y finalmente, tras esperar unos días a que pase el mal tiempo para atravesar el traicionero mar Jónico, Sicilia. Allí el barco se detiene para comerciar durante varias semanas. No se vende todo, pero hay ciertos artículos que aquí ya tienen un valor más que razonable y que el ansia de reconvertir materias en dinero por parte del capitán obligan a perder ese tiempo en Mesina.

Sicilia es un lugar bonito, que recuerda a Tierra Santa en muchos aspectos, aunque el idioma que hablan aquí nada tiene que ver. Una mezcolanza de gentes de diferentes razas, lenguas, monedas y profesiones tiene lugar allí. Se pueden encontrar cristianos que se hicieron musualmanes cuando la isla estuvo dominada por ellos y que se reconvirtieron al cristianismo cuando fue reconquistada por los cristianos, musulmanes de origen norteafricano que no cambian de religión pero que aún así son respetados, griegos del imperio de Bizancio, con sus narices rectas y pieles bronceadas, italianos de pelo rizado y ojos oscuros, genoveses, venecianos... y normandos. Porque la clase dirigente de la isla es normanda. A día de hoy Sicilia prospera bajo el pacífico reinado de Guillaume II de Hauteville, descendiente de aquellos que, con 500 caballeros, arrancaron la isla del dominio sarraceno.

Al final la estancia se hace corta, pues volvéis a las incomodidades del barco para seguir con vuestra ruta. De Mesina a Palermo, de Palermo a Cagliari (Cerdeña) y de ésta a Marsella.

Marsella, la ciudad más antigua de toda Francia, es una ciudad sucia y maloliente, como todas las ciudades medievales, pero además es una ciudad peligrosa. Su reputación de puerto de negocios sucios y de carácter inmoral, como la de recibir esclavos del norte de África y Sicilia, no ha llovido del cielo. Piratas y esclavistas traficando con sarracenos vuelven tranquila e impunemente a su puerto para gastar sus fortunas.

¡Deo Gratias!Por fin en tierra firme,aunque sea tan lejos de casa.Marsella es un compendio de olores malsanos , de ruidosos marineros y alegres prostitutas en busca de un cliente.Mientras paseo por las sucias calles de la ciudad vuelvo a observar la vida en estado puro, las mujeres que venden el pescado recién sacado del mar, los gritos de los mercaderes que intentan colocar sus mercancías , un par de charlatanes que venden la panacea universal al módico precio de dos monedas, los pillos que se buscan la vida aprovechando la protección que da la multitud.!Que recuerdos¡Atravieso el mercado en dirección al precioso edificio de reflejos rosados que se yergue majestuoso para dar gracias a Dios por el buen viaje.

Marsella, en provenzal Marselha o Marsiho, manifestó la decadencia económica del siglo X no pudiendo ver confirmados sus privilegios municipales, pero ha ido recuperándose desde su integración en las posesiones de los condes de Provenza. Ahora posee una posición comercial importante y está unida a las rutas máritimas y terrestres por derecho propio.

Es también una ciudad vieja, dicen que la más vieja de los territorios supeditados a los reyes de los francos, pero apenas hay vestigios de ello. Todo parece reducirse a ese espíritu comercial más o menos pecaminoso y deshonrado, pero no es así del todo. En las criptas de la iglesia se esconde una valiosísima reliquia, una estatua de la Virgen María obra del mismísimo San Lucas.

En cualquier caso, habiendo conseguido llegar hasta aquí, las distancias hasta tu casa se han acortado en gran medida, pero sigues estando lejos. Consigues alojamiento en un monasterio cercano a la ciudad, pero queda decidir tu nueva ruta. Los monjes te recomiendan seguir la ruta comercial hasta Aigües-Mortes y luego añadirte a algún grupo de viajeros o mercaderes hacia el norte, pasando por Lyon, Chalon, Provins y por fin París. Desde allí te será más fácil llegar a Bretaña. La alternativa consistiría en llegar hasta Aquitania, atravesando la tierra de bahía a bahía, llegando hasta Burdeos o La Rochelle y hacerte de nuevo a la mar o bien atravesar sus campos para llegar directamente hasta Bretaña. El camino sería más directo pero menos seguro, pues son tierras inglesas y nunca se sabe cuando puede estallar una nueva guerra...

Despues de oir las distintas propuestas , reflexiono durante unos segundos y digo:
¿Viajar por mar o por tierra? .Pues no hay mucha duda .La ruta terrestre se me antoja bastante mas segura y ademas he quedado mas que harto de los viajes en barco.

Siguiendo tus apetencias viajeras y las recomendaciones de los monjes, te lanzas a un viaje mucho más lento y farragoso que el que te habría llevado hasta Bretaña en barco, pero también mucho más barato y agradable a tu estómago.

Emprendes tu viaje ya a comienzos de otoño y las lluvias vuelven a empapar tu ropa como no lo habían hecho durante, dirías, decenios. Viajar en sí no es caro, especialmente si en los pueblos y ciudades puedes conseguir comida de buenos creyentes. Un plato de verduras, algo de caldo y cerveza aguada es lo que consigues con tus prédicas y tu actitud. Hay mucha gente que trata de vivir de sus palabras, pero pocos que sean fieles a lo que dicen. Eso marca la diferencia muchas, muchas veces.

Pasas por Aigües-Mortes, Lyon, Chalon, Provins y París, como te habían indicado los monjes de las cercanías de Marsella. París es la más grande urbe que nunca hayas visitado, pero es un antro de corrupción, malos cristianos y grandes exhibiciones de poder y lujo. Siendo fiel a tus votos, está claro que esta no es tu ciudad. Tampoco lo pretendías. No obstante te ves obligado a hacer noche en la ciudad y escuchas algunos rumores interesantes, como que el antipapa Calixto III, que lo fue de septiembre de 1168, gran partidario de Federico I Barbarroja del Sacro Imperio, se ha sometido al Alejandro III cuando Federico, después de su derrota en la Batalla de Legnano, pasó a apoyar al papa Alejandro. Curiosamente, en vez de ser ajusticiado, ha sido nombrado rector de Benevento.

Otras noticias más cercanas te afectan incluso más: hace 4 años hubo una rebelión en Aquitania por parte de Ricardo Corazón de León, hijo del rey inglés Enrique II. Aquitania es suya por derecho de matrimonio a través de Leonor de Aquitania, que había instigado el levantamiento de sus hijos contra su padre y que ha sido encarcelada por ello en Chinon. Además, los ingleses controlan Normandía y ahora incluso Bretaña, a través de Godofredo II de Bretaña, hijo también del rey inglés, prometido de la heredera legítima del Condado-Ducado(1) por virtud de la invasión de Bretaña por las tropas de Enrique II en 1166.

En cualquier caso, ya sólo resta la última parte de tu camino, desde París hasta Bretaña. Hay menos de 200 millas entre París y Rennes. Este invierno descansarás en tu amada Bretaña.

Breizh eget pell!Las noticias son malas pasar a Bretaña sera mas difícil pero aun así sigue siendo el camino mas corto para llegar a casa.

Tu viaje prosigue, contra todo pronóstico, en paz y sin contratiempos. Abandonar París es un alivio y el trayecto por Normandía un camino de rosas ayudado por los piadosos normandos y en especial su delegación de monjes del temple. Seguir los caminos hacia tu Bretaña natal tampoco supone un problema. La lismosna y el alojamiento en monasterios e iglesias te permite avanzar sin problemas, e incluso acumular un poco de dinero para permitirte avanzar rápidamente y dejar a tu vez donativos por tu paso por las dichas iglesias y monasterios...

En un abrir y cerrar de ojos te encuentras en Rennes, la ciudad más oriental de Bretaña, capital del ducado y renombrada por su resistencia a Normandía. Dentro de ella se encuentra una pequeña iglesia dedicada a San pedro, muy vieja, tanto que se dice quee stá construída sobre un templo galo-romano. Situada a la orilla del río Vilaine, sus aguas corren hacia el suroeste, lo que te acercaría a Vannes y te permitiría avanzar todavía más hacia la costa occidental, de donde eres originario.

Con 21 monedas de plata en tu bolsa puedes permitirte comer y beber algo en condiciones antes de seguir tu camino. La próxima ciudad en la que deberías parar es Vannes, pasando por Redon, donde abandonarás el Vilaine. Al día siguiente partes hacia allí. Los días no te sobran, poco a poco el invierno se aproxima.

Sigues el curso del río, atravesando de tanto en tanto los bosquecillos que jalonan el camino, pareciendo, en cierta medida, que das saltos en el paisaje al reaparecer aquí o allá cerca siempre del río.

En alguna ocasión abandonas aparentemente todo rastro de civilización, lo que podría causar suspicacias a cualquier campesino receloso, pues nadie podría ver lo que suceda dentro del bosquecillo y mucho menos venir a rescatarle. Pero no pasa nada, sólo caminas, en alguna ocasión incluso por un sendero animal.

Al segundo día de viaje desde abandonar Rennes topas con algo inesperado y que no recuerdas que existiera en el pasado: una torre alzándose en lo alto de una colina, dominando el río.

La torre, de piedra blanca veteada de colores y lisa, incluso brillante, recoge los rayos de sol de la mañana. Se alza, imponente, al menos una treintena de metros en el aire. Podría haber sido una torre de madera, como las antiguas, pero es evidente que quien se haya podido procurar algo así tiene mucho dinero y poder...

Sin ser el imponente krak des chevaliers esta torre indica que existe un poder en la zona a tener en cuenta. Ademas si el noble que la ha construido tienen dinero para cambiar la madera por la piedra también podrá acoger a un pobre monje cansado. Quizás hasta pueda ablandar su corazón con un relato sobre tierra Santa para que abra su bolsa.
Me encamino directamente a la torre echando un vistazo a los alrededores para ver si existen campos de labranza, asentamientos o campesinos.

Una vez resuelto el tema del vasallaje de Guillaume, decides despedirte del caballero para visitar el cercano monasterio de Rennes. Como era de esperar, los frailes, con o sin voto de pobreza, son bien recibidos y comen a la mesa de los monjes, además de asignárseles un camastro en la hospedería del monasterio.

Allí conoces a un tal François, el bibliotecario, un hombre con bastantes malas pulgas encargado del buen funcionamiento de la encomiable biblioteca del monasterio. Estando como están cerca de una ciudad pujante, reciben muchos encargos y bajo sus órdenes han transformado la copia de libros en una valiosa fuente de ingresos. Copistas, iluminadores, encuadernadores, percaminarius e incluso tintadores ("aprendices" encargados de hacer la tinta, tarea de la que normalmente se encarga el propio copista) se afanan en la producción de volúmenes de alta calidad. Sus probables compradores son otros clérigos de diferentes rangos, nobles e incluso mercaderes de la cercana ciudad.

François no parece encantado con tu visita, pues no eres una nueva incorporación a su biblioteca, en ninguno de los sentidos posibles. Tampoco eres un comprador y no parece tener paciencia para hacer de guía, así que te encuentras prácticamente apartándote de su camino. Por desgracia ésto casi te veta el acceso a la biblioteca, pues tu presencia en ella seguro que le irrita.

Apenas si logras atisbar la confección de algunas biblias y evangelios, algunos con varias tintas y pan de oro en las ilustraciones. Los únicos libros que verás con detenimiento aquí, si muestras interés, serán el evangelio que se lee durante las comidas en el refrectorio, el enorme y caro misal de la iglesia y el libro de dietas que usa el cocinero...

Parece un hueso duro este hermano François, suerte tiene de que mis modales se hayan atemperado con el tiempo porque sino le imprimiría la huella de mi sandalia en su cómodo trasero.Hermano François como bien habréis supuesto vengo hasta vuestra biblioteca con intención de conseguir libros.Podría implorar y acogerme a vuestra caridad cristiana pero os propongo algo un poco mas beneficioso para ambos; como sabéis vengo de tierra Santa donde aprendí nociones de árabe y adquirí conocimientos de la zona.Podría ocuparme de hacer un diccionario de Latín árabe, traducir libros al árabe o del árabe.Estoy seguro que podrán ser útiles para la gente que quiere visitar Tierra Santa o para los cruzados.

Durante el resto de la estación me dedico a visitar las aldeas y granjas cercanas a la torre en parte para conocer un poco mas la zona y a los habitantes y en parte para darme a conocer entre ellos.

 Cinco son los lugares que se pueden visitar en un área de 3 ó 4 días de viaje alrededor de Pléchâtel: Rennes, Vitré, Langon, Redon y Châteaubriant.

Rennes al Norte remontando el río Vilaine, es la capital de Bretaña, una pequeña ciudad renombrada por su resistencia contra lo normando, con su iglesia dedicada a San Pedro y su Abadía de Santa Melania. Ahora mismo está establecida allí la heredera del ducado de Bretaña y su prometido, Godofredo de Plantagenet.

Vitré, hacia el Este de Rennes, tuvo su origen en la fusión detodas las aldeas de los alrededores hará unos 150 años. Un pequeño castillo de madera sobre un terruño feudal se construyó sobre la colina de Sainte-Croix. El castillo fue incendiado en varias ocasiones, siendo después legado a los monjes benedictinos de Marmoutier. Otro castillo de piedra, en su actual emplazamiento, fue construido en 1070 por Robert I, construyéndose sobre un promontorio rocoso que domina todo el Vilaine. Envidian la posición resguardada de Pléchâtel, tras el bosque plagado de duendes(1) que ellos tienen al sur y vosotros al este... Están demasiado cerca de la frontera entre Bretaña y Normandía y eso les marca.

Langon se encuentra siguiendo el estrecho valle fluvial del Vilaine hacia el sur. Es un pueblecito construido en terrazas que nivelan las colinas del entorno. Tiene una iglesia dedicada a San Pedro y una Capilla a Santa Ágata (la estructura de la cual incorpora unas piedras de factura diferente, tú dirías que de muralla, pero mucho más antigua). Bastante cerca de la misma capilla se alzan las Jóvenes Damas, un grupo de una treintena de piedras alzadas que se dice fueron jóvenes damas que prefirieron bailar a atender a vísperas y por ello fueron convertidas en piedra.

Redon es un pueblo donde se encuentran varios ríos, por lo que sirve como punto de distribución para el comercio de una amplia zona. Nada salvo unos cuantos grupos de piedras grises es digno de atención en este lugar.

Por último, Châteaubriant, al sureste de Pléchâtel, es también un pueblecito de historia relativamente reciente, pues fue Brient, un enviado del Conde de Rennes, el que construyó el castillo de la Chère y fundó el Priorato de Sant Salvador de Béré, todo el siglo pasado. Tras esto se desarrolló el pueblo alrededor del castillo, llamándose Châteaubriant. La fortaleza forma parte de la línea defensiva, junto con la de otras villas, como Vitré y Fougères, que forma la primera línea de defensa contra el Reino de Francia.