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VERANO DE 1179

Esta es una estación de reorganización, de readaptación, de conocimiento y asimilación de los nuevos llegados a la torre. Una estación para conocerse, para observar y para empezar a actuar en la Alianza...

 La estación de verano transcurre apacible, dentro de lo posible, con los nuevos magos de la Alianza hormigueando por la torre, aclarando dudas y consultando al líder sobre temas por completo incomprensibles para el resto (o casi todo el resto, aquellos que no saben latín, o sea, la mayoría). Salvo Eliatar, uno de los nuevos magos, el resto se dedica a desaparecer en los sótanos para dedicarse a sus arcanas ocupaciones. Gornych va y viene de la torre, pesando más las ausencias que las presencias (para respiro de muchos) y Eliatar... Eliatar se pelea con un caballo, no literalmente, claro, mientras supuestamente aprende a montar. Un tema nada fácil para un mago incapaz de disimular que lo es. Guillaume du Montverte le ayuda en algo y la bella dama Ginebra le acompaña en esas jornadas de perfeccionamiento del arte ecuestre.

Tinaeus, vuestro severo autócrata, revisa las cuentas una y otra vez y se asegura de que los suministros sean apuntados, los productos sean almacenados y las necesidades atendidas. Y prepara sus papeles para la ardua tarea de la recaudación de impuestos. Entonces se hace acompañar por un par de grogs y un carretero y van, día tras día, al pueblo de Pléchâtel para asegurarse de que lo que es vuestro os sea pagado. Y lo hace bastante bien, dado que no parece mal año.

Lo demás, en líneas generales, sigue como debe ser: los sirvientes sirven, los grogs vigilan y protegen, los trabajadores comienzan a hacer que sus talleres tengan una verdadera actividad. Y a vuestro alrededor se alza una muralla nueva y recia. Algún trabajador va y viene, un par de posibles grogs son recibidos por el ilusionado Edmund pero acaban desapareciendo (seguramente no convencidos por el "ambiente") y los campesinos de Pléchâtel siguen con su trabajo, viniendo de tanto en tanto a exponer sus problemas a Guillaume y para pedir permiso para hacer esto o aquello. Todo va bien.

Tras la cosecha un carro es enviado con los productos comercializables de las tierras propias del señor de Pléchâtel, aquellas que se trabajan con los 10 días de servicio gratuito que deben darle los habitantes del pueblo. Galvan el zorro negro y Gereg el hediondo son los escogidos por vuestro senescal para escoltarlo. De ellos, incluído el carretero, sólo vuelve Galvan, conduciendo como puede el carro vacío. Vacío con la excepción del cadáver de Gereg.

OTOÑO DE 1179 (momentos de acción y decisión)

Tras los sucesos de finales de la anterior estación, seguramente se impone tomar alguna decisión al respecto, tal vez conseguir más grogs (muy escasos en estos momentos), tal vez buscar a los bandidos. Además, otros tantos temas quedan pendientes, desde la exploración de la zona, pasando por la mejora de vuestra biblioteca, tal vez establecer algún objetivo, o cargo. "¿Qué debemos hacer?" es la pregunta.

La expedición "vengadora", con más pena que gloria, regresa a la Alianza. Vuelve con buena parte de lo robado, sí, pero también con un grog debatiéndose entre la vida y la muerte. Ni las artes de los magos pueden impedir que Tristán "le Fou", muera a consecuencia de la infección de la herida de arco en su cuello. Casi se diría que había sido milagroso que llegara vivo hasta la torre y aguantara tanto tiempo.

INVIERNO DE 1179 (la calma antes de la tempestad)

El invierno, por antonomasia, es la estación más tranquila a nivel de acontecimientos, aunque no así climatológicamente. Ninguna desgracia natural sucede en las inmediaciones de la Alianza. El líder de Contegum, que parte de nuevo al bosque tras el infructuoso golpe a los bandidos locales en el bosque de Brocéliande, no acaba de volver durante toda la estación, retornando a la Alianza sólo cuando el invierno se recrudece más. Mientras tanto, en el interior de los muros de mármol, los magos se sumen en sus actividades lectoras (excepto Eliatar, que se pone al día con el tema del montaje del laboratorio), el bibliotecario aguarda amargamente a que los magos le devuelvan los libros, los guardias hacen guardias desde el interior siempre que tienen posibilidad y el servicio se guarda de salir pronto o tarde a realizar sus labores, pues el frío es inclemente. La dama Ginebra y su sirvienta personal se refugian en la intimidad protectora de la habitación de la dama. Los artesanos parecen ser los únicos realmente dedicados al trabajo, en especial el herrero, cuyo tintinear metálico contra el yunque parece marcar la única actividad de la torre. Edmund Simon, vuestro capitán de turba, partió hacia el cercano ducado de Normandía con intenciones de reclutar nuevos "grogs" y no sería hasta mucho mas tarde cuando regresara.

Sólo unos pocos perciben una situación más bien inquietante: a pesar de que el texto se encontraba en la biblioteca, no se lleva a cabo el ritual del Aegis. No hay suficiente vis. Para el resto de habitantes los únicos detalles interesantes de la estación son realmente acontecimientos que forman ya parte de la primavera: el regreso de Edmund con una veintena de mercenarios normandos, la visita de un mercere y la llegada de vuestro cursor.

Los mercenarios normandos inmediatamente comienzan a crear problemas de convivencia con los bretones. O bien al revés, no está del todo claro, pero la animadversión mutua es de lo más obvia. Y los recién llegados son mayoría.

El mercere, Iuris, de Albergue de Alcuino, un boina roja ya maduro, trae el mensaje de Proctor, seguidor de Guernicus, advirtiendo de su visita a finales de verano para estipular el área de influencia y fuentes de vis de la Alianza, de manera que se pueda ratificar la legalidad de Contegum y establecer vuestras propiedades oficiales(1)

Y es justo ese mismo día cuando llega alegremente vuestro Cursor, Adiuni, proviniente de Fudarus, la domus de Tytalus y compañera de región... Resulta ser un muchacho joven, desgarbado, feucho y más largo que un día sin pan, pero con un ego del tamaño de un castillo pequeño. Se hace notar y se siente como si fuera la solución a todos los males... 

PRIMAVERA DE 1180 (los primeros pasos de Contegum)

Llega la primavera, y con ella lentamente el tiempo va mejorando, tornándose el cielo más límpio, desapareciendo la nieve y siendo sustituida por simples barrizales. Los árboles, nuevamente, despiertan a la vida, reverdeciendo y alimentando a los pájaros que empiezan a llenar el aire de gorjeos y trinos.

A nivel hermético, la visita de Iuris, el mercere de Albergue de Alcuino, pasa sin pena ni gloria y tras los 3 días de descanso y hospitalidad de rigor, sin haber comentado apenas nada del Tribunal o el Torneo, abandona la Alianza para dirigirse hacia el sur, probablemente hacia Oleron. Su mensaje, el mensaje de Proctor seguidor de Guernicus advirtiendo de su visita a finales de verano seguramente tendrá bastante más trascendencia. Nadie parece habérsele acercado para tratar ningún tema, ni siquiera vuestro "diplomático" Roland, aunque ha sido con diferencia quien más cercano ha debido parecerle. Informa de que volverá a pasar por aquí cuando pueda o tan pronto como alguien desee comunicaros algo (su tono indica que ésto es poco probable, al menos hasta que se aproximen las fechas del nuevo Tribunal y vuestros votos os vuelvan más valiosos).

En otro orden de cosas, la primavera comienza su actividad mundana de forma bastante impactante. La llegada de Edmund Simon con una veintena de mercenarios normandos marca el principio de una época diferente. Una cultura ajena se ha introducido prácticamente por la fuerza en la Alianza y aquellos mundanos más cercanos a los soldados son plenamente conscientes de ello, aunque no sepan expresarlo en palabras. Los normandos son grandes, duros, malhablados y conflictivos, todo lo cual combina estupendamente con su habilidad en el manejo de armas y puños... Tanto Edmund, como Rowen, Guillaume o incluso Tinaeus se ven desbordados por las interminables quejas de los humildes habitantes bretones de la torre.

Pero la actividad en la torre no cesa: mientras Eliatar y Janos junto con 2 grogs realizan una expedición a las montañas de la zona oriental de Aquitania (expedición exitosa y que reporta una moderada pero valiosa cantidad de vis), Galvan y Gornich desaparecen en una nueva visita al bosque de Brocéliande; la dama Ginebra de Flandes se abandona a los placeres de la equitación por las verdes colinas de Bretaña mientras sir Guillaume se dedica a supervisar las posibles levas del cercano pueblo de Pléchâtel; Jean-Louis y Fray Erwan se involucran en actividades más intelectuales, dedicados a la creación de sendos volúmenes (el de Fray Erwan aparentemente un volumen mucho más ambicioso que tardará tiempo en completar); Rowen y Leonor se dedican a las tareas de la torre, mientras sus respectivos señores permanecen fuera, con mejor o peor fortuna a la hora de interactuar con los nuevos llegados y los que ya estaban aquí (Rowen mejor, Leonor peor); Roland y Mathews, por su parte, continúan saciando su ansia lectora (tal vez a estas alturas ya empiecen a cansarse, pero siendo magos, nunca se sabe)... El más ocupado de todos, al menos en apariencia, es el veterano Simon, vuestro, ahora sí claramente ocupado capitán de turba. Y mientras tanto Tinaeus suspira y refunfuña revisándolo todo, caminando de un lado para otro con sus intrincados listados.

Varias cosas quedan pendientes para la estación de verano, pero la principal, al menos para los magos de la Alianza, es examinar concienzudamente el terreno para descubrir posibles fuentes de vis y preparar a vuestro recién adquirido cursor para que llegue a éstas y regrese a la Alianza en menos de 1 día. Ésto haría legalmente intocables dichas fuentes y éste es probablemente el mejor momento para hacerlo. 

VERANO DE 1180 (Contegum, la Alianza)

El verano de 1180 resulta agradablemente cálido este año, sin llegar a la sequía, afortunadamente. Pléchâtel se dedica a sus quehaceres agrícolas mientras comerciantes, eclesiásticos y viajeros van y vienen por el cercano camino. La vida trascurre a vuestro alrededor sin rupturas o quebrantos traumáticos.

Contegum, la Alianza de la torre de Pléchâtel, comienza a perfilarse durante esta estación como una realidad viable, activa y en pleno desarrollo. Todos los magos parecen ocupados en sus quehaceres, divididos entre el estudio (Eliatar, Janos), la exploración (Gornych, Matthews Hlaford) y las actividades diplomáticas (Roland Belin). Los compañeros de la Alianza, algunos de ellos también ocupados en quehaceres igualmente diplomáticos (Ginebra de Flandes, Guillaume du Montverte), se focalizan más en la marcha interna de Contegum (así es para elautócrata Tinaeus, el senescal Edmund Simon o el sirviente Rowen Hwithgref).

La bilbioteca no deja de recibir visitas y algunas de ellas, se quedan a trabajar. Esto ocurre, como cabía esperar, con el joven bibliotecario Jean-Louis, pero también con Fray Erwan.

Y hablando de visitas, es en esta estación de verano cuando se recibe la segunda visita relevante de la historia de la Alianza: Proctor seguidor de Guernicus, el quaesitor que la estación pasada se comunicara con vosotros para avisaros de su visita, por fin se persona. Resulta ser un tipo desagradable, metomentodo y airado que se hace acompañar por su familiar Gratianus, un buitre. No obstante, después de tres interminables días de escrutinio, se hace la comprobación de las fuentes de vis a través de vuestro cursor y da por válida, temporalmente hasta que se ratifiquen los estatutos (la carta de la Alianza), la existencia de Contegum (en base al establecimiento de una cámara del concilio estable y el uso de una fuente de vis suficiente (5 peones al año, uno por mago y año, vuestra fuente de vis Herbam en forma de roble que tenéis en el patio de la fortaleza). Por desgracia la recién descubierta fuente de vis de un lago de Brocéliande, no puede ser incluida como propiedad, dado que vuestro cursor no consigue llegar a tiempo, pero se os concede su usufructo hasta el próximo Tribunal, siendo probable que éste se prolongue indefinidamente dada vuestra proximidad.

También en relación con las fuentes de vis, vuestro discreto Hlaford, ha aportado no sólo la recogida del vis Creo de la isla de Jersey, sino también el descubrimiento de un lugar eminentemente mágico, los megalitos de las Jóvenes Damas: un grupo de una treintena de menhires cercanos a la villa de Langon. La leyenda local dice que las jóvenes mujeres prefirieron danzar en las colinas a atender a vísperas, así que fueron convertidas en piedra por Dios. Matthews pasó la noche del solsticio de verano entre las piedras y escuchó sus susurros en el viento, que aunque sonaban a bretón, no pudo llegar a comprender.

Entre tanto, el establecimiento de los grogs normandos estaba demostrándose, cuanto menos, complicado. A parte de ser, de por sí, incivilizados, marrulleros y bravucones de los que respaldan con los puños lo que su intelecto no puede, resultan ser de la región tradicionalmente enfrentada a Bretaña, con lo que las relaciones entre el pueblo y ellos no podrían ser peores. Bueno, sí, si hubiera matado a alguien. Todavía no es el caso, pero no por otra cosa que la intervención continua de Edmund Simon y Rowen Hwithgref.

Por último, ya a finales de la estación, poco después de la marcha del Quaesitor, sonó en el patio de la Alianza el agudo chillido de dolor que sólo una mujer podría emitir. Todas las miradas se volvieron hacia la fuente de dicho grito, que no era otra que Leonor "la marcada". Sus manos, incandescentes, crepitaban con fuerza a la llama de un fuego que no parecía venir de ninguna parte. Rápidamente se utilizó el agua que ella misma acababa de extraer del pozo y con la cual se estaba lavando para apagar sus manos y el pequeño círculo de fuego encendido a su alrededor. Toda la Alianza lo ha presenciado. Toda la Alianza lo comenta. 

OTOÑO DE 1180 (Contengum se hace a sí misma)

Tiempo hacía que los viejos del lugar no veían un otoño tan lluvioso como este. El cielo plomizo y las constantes lluvias atenazan músculos y espíritu. Los grogs se refugian bajo techo y los siervos tratan de salir lo menos posible. Los magos se dedican ahora a actividades más intelectuales que en verano, usando biblioteca, sanctas y laboratorios para sus místicos proyectos personales: Eliatar, Ginebra, Jean-Louis y Roland Belin hacen uso de los libros de la biblioteca mientras Janos se dedica al encantamiento de unas botas que servirán para congraciarse con los Mercere del tribunal. Gornych, ajeno a nimiedades como la metereología, desaparece nuevamente de la Alianza, esta vez en dirección al este.

Un grupo de grogs, aquellos pocos que quedan de los ya de por si nada abundantes soldados bretones que vieron llegar a los sabios a la alianza, parte de la torre en dirección al sur liderados por el cada vez más azorado Edmund Simon, en una misión que sólo él y Gornych Wyvern parecen conocer.

Los grogs que quedan, en su totalidad normandos, sufren la disciplina de sir Guillaume, el normando de Tierra Santa, que impone duros entrenamientos y más duros castigos a los insubordinados, haciéndoles entrar en vereda. Sus esfuerzos, compaginados con los del aparentemente pusilánime Rowen Hwithgref, el sirviente personal de Gornych, parecen ser suficientes para que la calma se imponga por fin en la Alianza.

Paralelamente, la marcha de Leonor tras su cura de las quemaduras por su explosión ígnea de la pasada estación, remueve algunas consciencias. Por lo que se sabe, se va para cumplir con los estrictos dictámenes del líder mágico de Contegum y los que más saben al respecto encuentran poco agradable la noticia, pues no se augura su regreso en buenas condiciones, si es que regresa. Para sorpresa de todos menos de ella misma (o al menos eso parece decir su cara de determinación al anunciar al guardia de las puertas que desea ver a su maestro), la joven logra regresar poco antes del final del otoño, llena de rasguños y en bastante mal estado general, pero entera. Tal es la conmoción que produce que casi eclipsa la preocupación general ante el inminente desbordamiento del río Vilaine, junto al que se encuentra tanto la Alianza como Pléchâtel. 

 INVIERNO DE 1180 (El Vilaine amenaza la Alianza)

El invierno llega con lluvias intermitentes y un frío creciente. En no demasiado tiempo se convierte en lo que se veía venir: un crudo, crudísimo invierno... Por fortuna el frío convierte en nieve las lluvias y la nieve pronto se convierte en hielo, de manera que el río vuelve a un caudal más manejable, pero esto más que resolver el problema, lo está aplazando. En todo caso, no será hasta la primavera cuando os tengáis que preocupar de ello, aunque Gornych utiliza algo de su tiempo en observarlo y pensar sobre ello durante esta misma estación. Pronto le queda algo claro, sólo un poderoso ritual podría impedir la inundación por completo y no hay tiempo para crearlo de cero. Con suerte se podrá paliar parte de los efectos de la inminente inundación, pero poco más.

De momento la máxima preocupación de los habitantes es permanecer en las cercanías de las numerosas y cálidas chimeneas de la Alianza, mientras los magos se dedican a tareas más arcanas, como ocupar la biblioteca para estudiar o llevarse los libros a sus propias habitaciones para hacerlo más cómodamente, recluidos sin que nadie les moleste.

Pero sí hay algo que molesta, o que al menos resulta blanco de ciertos pensamientos oscuros por parte de los magos de la Alianza: ¿No se hace ritual del Aegis en Contegum? Al parecer no, pues aunque en su biblioteca hay disponible una versión de quinta magnitud del ritual, no parece que Gornych sea proclive a gastar tal cantidad de peones, o bien que haya suficientes de los mismos en este momento. La escasez de una Alianza Primavera, debe suponerse, y no mera racanería...

En un nivel más mundano de la torre, corre el rumor, también, de que sir Guillaume y la dama Ginebra tienen algo más que una amistad, pero, por supuesto, son conversaciones que los grogs se esfuerzan en mantener lejos de los oídos de quien pudiera reprenderles... al menos de momento. La caída en fuertes fiebres por parte de Lady Ginebra hace que todos los hombres de la torre emitan un suspiro angustiado, mientras que la permanencia de sir Guillaume junto a su lecho durante la semana que tarda en recuperarse la dama despeja dudas y despierta algunas sonrisas (además de ciertas envidias y odios mal llevadas). 

Poco más habría que reseñar de esta estación si no fuera por la ausencia del capitán de armas. A principios de invierno ha llegado a la torre una misiva suya traida por un buen bretón y entregada a Sir Guillaume. En ella indica que él y los pocos que le acompañan se han integrado en una de las huestes mercenarias al mando de Ricardo Plantajenet, en Aquitania, y que volverá a informar en cuanto pueda y de la manera que le parezca más razonable para que no se sepa que está informando a nadie.

PRIMAVERA DE 1181 (el Vilaine rebelado, los bandidos exterminados)

La primavera no deja descanso alguno, siendo portadora de más lluvia y la peor inundación que recuerdan los habitantes del lugar. Todos, a excepción de Gornych, empecinado en domesticar a su antojo la fuerza de las estaciones desencadenadas, os refugiais en la torre a la espera de que la situación se normalice y en cuanto las lluvias cesan y vuelve a ser seguro asomar la cabeza fuera de la madriguera, cada cual se dedica a sus actividades con denodada energía.

Los magos estudian, la aprendiza aprende latín de boca del bibliotecario, como el sirviente del líder, la dama Ginebra intecambia correspondencia y monta a caballo mientras los guardias guardan y un grupo de expedicionarios prestos a la venganza se visten como frailes con la esperanza de acabar de una vez por todas con los bandidos que azotan la región. Un normando muerto y un sir Guillaume herido en el muslo derecho son los principales daños en la expedición por vuestra parte, ampliamente superado por 3 bandidos muertos, uno puesto en fuga, un chico de vuestro bando y un líder ausente. Pierre "el perro" no ha sido muerto ni capturado, pues según el chico, René "petit", desapareció el pasado invierno sin dejar rastro.

El capitán de armas y los bretones, por su parte, siguen sin regresar ni dar señales de vida. Tal vez las inundaciones hayan complicado las cosas. Tinaeus, por su parte, parece más preocupado por la situación económica que por la ausencia del capitán.

VERANO DE 1181 (la calma tras la tormenta, la antesala de las relaciones)

Tras las lluvias llega el sol radiante del verano y aunque los ánimos no son todo lo buenos que pudieran, se despierta una actividad enérgica por parte de casi todos los habitantes de Contegum y Pléchâtel: Eliatar emprende una nueva búsqueda, esta vez del bandido superviviente y escapado (infructuosa más allá de la recogida de vis del bosque), Fray Erwan consuela al pueblo, Ginebra alegra las estancias de la torre con sus cantos, Gornych alegra la torre con su ausencia y vuelve a finales de la estación para dar un respiro a la tesorería de la Alianza (que Tinaeus y Rowen se han encargado de vaciar para conseguir los víveres que precisaréis para pasar el año), Janos sigue con sus estudios, al igual que Leonor (que los recibe del bibliotecario, Jean-Louis). Matthews regresa del viaje hasta la isla de Jersey para recolectar el vis y Guillaume du Montverte emplea los ociosos brazos de los habitantes de Pléchâtel en el entrenamiento bélico, para convertirles en algo más que blancos fáciles.

En otro orden de cosas, se reciben 2 visitas:

-Myrina seguidora de Mercere, que trae un mensaje de Bulcis prima de Tytalus invitando a Gornych a visitar Fudarus, Domus de casa Tytalus y vecina bretona, para discutir ciertos detalles(1)

-Un mensajero ducal, proviniente de Rennes, para invitar a la dama Ginebra y a sir Guillaume a la boda de Constanza de Bretaña con Geoffry(2), conde de Richmond, 4º hijo del rey Enrique de Inglaterra, el que se convertirá por obra de tal matrimonio en duque de Bretaña.

VERANO DE 1181 (la calma tras la tormenta)

Tras un año de terribles lluvias, corre la noticia entre el pueblo de que la duquesa de Bretaña va a casarse por fin este otoño con Godofredo, convirtiéndolo en duque consorte. Las opiniones sobre si este inglés va a aportar algo bueno o malo a Bretaña son frecuentes. Pero lo que no cabe duda es que a aquellos a quien se les pueda arrebatar el impuesto por casamiento real todavía lo van a pasar peor que los que consigan zafarse de él.

OTOÑO DE 1181 (Un nuevo duque asciende al trono de Bretaña)

Otoño de 1181 no destaca por otra cosa que el matrimonio de Constanza de Bretaña, heredera legal del ducado de Bretaña, con el conde de Richmond, Geoffrey, 4º hijo del rey de Inglaterra y prometido con Constanza para finalizar la guerra cuando tenían 10 años. Durante esta estación los magos se dedican a sus quehaceres mientras los compañeros de más alta alcurnia de la Alianza van a Rennes a asistir al casamiento. El fraile, por su parte, se dedica a recolectar el dinero suficiente de los nobles de la zona para levantar un pequeño dispensario en la cercana Pléchâtel donde acude cada día para asegurarse de que todos tienen al menos una comida caliente al día y donde comprueba si alguien precisa de atención médica. Gornych y su aprendiza se dedican a aquello apropiado al adiestramiento de aprendices mientras el resto de magos y mundanos de la Alianza mantienen un "perfil bajo".

A la vuelta de Rennes, Guillaume porta un nuevo caballo y armas de caballero, mientras que la bella Ginebra trae consigo telas y una dama de compañía normanda un tanto rolliza y poco espabilada que responde al nombre de Gizelle.

Los grogs bretones y su capitán, Edmund Simon, siguen sin volver.

 INVIERNO DE 1181 (Frío invierno, conversaciones acaloradas en Fudarus)

El invierno, a parte de más frío que las otras estaciones, implica un grado mucho mayor de reclusión de los miembros de la Alianza, al menos en general. Eliatar y Roland estudian de libros de la biblioteca, mientras el bibliotecario y el sirviente de Gornych, Rowen, continúan con sus clases de latín, la dama Ginebra gorjea por la torre practicando canciones y villancicos mientras los grogs asisten extasiados y el "enjaulado" Guillaume los controla. Janos, tras un largo periodo encerrado en el laboratorio, por fin sale de él... para coger un libro de la biblioteca y retirarse a estudiar. Mientras tanto sólo Gornych y su aprendiza, Leonor, salen de la Alianza. Lo hacen tras el ritual del Aegis, un espectáculo nuevo y digno de recordarse para todos los habitantes de la torre, al menos los que se aventuraron a salir bajo la fría nevada. De Fudarus volvería el líder de la Alianza de bastante mal humor, pero mucho más tarde, habiendo empleado el grueso de la estación en recorrer la región en busca de lugares interesantes susceptibles de tener vis.

Muy poco después de la partida de Gornych a la Domus de Tytalus, una inquietante noticia llegó a oídos de Fray Erwan, que dejó todo lo que estaba haciendo para atenderla: un muchacho del cercano pueblo de Pléchâtel parecía poseído. Tras descartar la posesión demoníaca, se encontró desconcertado por lo que pasaba. La asistencia del bibliotecario resultó imprescindible para entender lo que el chico, febril, murmuraba. Ambos parecen trastocados por la noticia y se debaten entre decir o no lo sucedido, pero el rumor sobre el chico poseído y la visita de los miembros de la torre se extiende por doquier...

Luego está el tema de la bronca entre grogs. Dos de ellos, uno llamado Eindridi, un hombre inteligente pero débil en comparación con sus compañeros normandos y otro llamado Lamar, un enorme guerrero bastante peleón tienen un rifi-rafe que acaba con el apuñalamiento del segundo. Es Guillaume quien esclarece el asunto, sin asistencia alguna de los magos, e impone un castigo ejemplar para ambos. El mensaje emitido es claro: da igual la razón, no se admiten peleas en el interior de la torre.

Finalmente llama la atención la llegada de un mensajero mundano a la torre. Porta para la dama Ginebra una carta de Constanza de Bretaña, duquesa del ducado en el que os encontráis.

Pelea de grogs

PRIMAVERA DE 1182 (el regreso del Capitán de Turba)

La primavera vuelve con todo su verde esplendor a la colina sobre Pléchâtel, pero sólo unos pocos residentes salen al exterior: Roland Belin viaja a Flandes para establecer relaciones con la Alianza de Florum, mientras que la bella Ginebra acude a la corte de Rennes para conocer de primera mano las historias de Chrétien de Troyes sobre las leyendas artúricas. El resto básicamente se dedica a actividades propias de la biblioteca o el laboratorio, incluyendo a la aprendiza de Gornych (que por primera vez se adentra en las cavernas bajo Contegum).

Aún así el suceso más sonado de la estación correspondende al exterior: Edmund Simon, vuestro ausente capitán de turba, regresa a la torre. Marcado por la guerra reciente en Aquitania, donde había sido enviado por Gornych, ha regresado cuando el bando en el que había participado ha perdido clamorosamente. Nuevamente ha huído de los ingleses (con los que comparte nacionalidad), esta vez atravesando el Loire en vez del Canal de la Mancha y volviendo al único lugar que ha sido como su hogar en estos últimos años: Contegum. Y no más de tres días después Yann de Cholet, caballero de Ricardo de Plantagenet, viene a las puertas de vuestra pequeña fortaleza con cuatro hombres a caballo bien armados en busca del recién regresado.

VERANO DE 1182 (sin vis)

Vuelve el verano y con él el agradable calor a las húmedas y frías tierras bretonas. Los campos vuelven a teñirse de amarillo mientras los cultivos alcanzan su madurez. El verano es una época de bastante actividad a todos los niveles: los campesinos se afanan en sus trabajos en los campos, los nobles guerrean, los clérigos rezan y registran los ingresos para sus abadías y monasterios.

Los habitantes de Contegum no son menos activos que otros y se dedican casi todos a actividades exteriores: vuestro fraile y dama se aunan para una expedición de reconocimiento al famoso bosque de Brocéliande, vuestro noble acude a la corte de Rennes (donde encuentra un torneo en el que participa con cierta habilidad y del que vuelve con un caballo diferente y algo magullado) y el criado de Gornych se dedida a echar un ojo a las caóticas finanzas de la Alianza.

Gornych y su aprendiz se encierran todo el verano en el interior de las cavernas de la Alianza, dedicándose al trabajo de laboratorio, Janos recoge un libro de la biblioteca y hace lo propio en su habitación y los dos magos restantes se van de expedición a por el vis de las fuentes del exterior. Por desgracia esta última actividad es la que menos provecho tiene: vuelven con las manos vacías. No ha habido vis en esta ocasión.

OTOÑO DE 1182 (Vis y Sospechas)

Otoño es la estación de la caída de las hojas, cuando los árboles se revelan, apareciendo de entre sus capas verdes. Como si de un árbol se tratara, la mentira tejida alrededor del robo de vis de la fuente de vis de la isla de Jersey va quedando desnuda. De conseguir tal azaña se han encargado varias personas: primero Roland Belin, con sus buenas maneras y algunos sobornos, después Eliatar, con maneras mucho menos civilizadas y finalmente el propio Gornych Wyvern, que pone contra la pared a la que a todas luces habían hecho pasar por ladrona. Pero parece que Runild de Montverte no ha sido, así que la sospecha recae en Fudarus, vuestra rival más cercana, además de Domus de Tytalus. Enfrentamiento, trifulcas, engaños, trucos. Sí, cuadra muy bien con su forma de ser, ¿no es así?

Pero no sólo eso acontece en ese Otoño. A la torre acude un famoso novelista, Chrétien de Troyes, nuevo personaje de la corte de Bretaña y gran conocedor del Ciclo Artúrico. Sus relatos apasionados y vivos hacen brillar las noches en las que os acompaña. Conversa amigablemente, con unos más, con otros menos, pero todos se llevan la impresión de no haber tratado con un vividor cualquiera. Al menos es un vividor excepcional, de eso no cabe duda.

También en esta estación Klyome gana su derecho de entrada a la Alianza haciendo lo que en apariencia resultaría más dificil en este tribunal: conseguir una fuente de vis. Tal vez era su cometido o su momento, nunca se sabe. Regresa de un largo periplo por Bretaña con un saco cargado de vísceras ricas en vis Intellego, lo que no deja de resultar sorprendente a la vez que repulsivo. Aunque el lugar está demasiado lejos para ser incluído dentro de las fuentes de vis propias de la Alianza, la tradición del tribunal dicta que los años de explotación hasta el próximo tribunal le pertenece al descubridor y posteriormente, en el peor de los casos, al menos tienen preferencia a la hora de elegir en los premios, si es que no se le asigna directamente.

Por último, pero no menos importante, una pequeña expedición liderada por la aprendiz de Gornych está a punto de sufrir una desgracia en la recogida del vis de la fuente que ella misma descubrió. A duras penas consigue regresar la muchacha y aunque ella y los 2 grogs que se llevó sólo tienen algún arañaza del follaje del bosque de Brocéliande, uno de los grogs tarda unos días en volver en sí, literalmente. Al volver ni siquiera recordaba su nombre. Leonor, además, trae una advertencia para su pater... 

 INVIERNO DE 1182 (Jóvenes estudiosos y líder de caza)

Invierno de nuevo, frío, lluvioso a veces, pero con mayor tendencia a los mantos nevados que a los suelos embarrados. Una estación desagradable para pasar fuera y aún así varios de los componentes de la alianza salen de ésta para realizar varias cosas: Gornych para comprobar la situación en el bosque de Brocéliande, Roland a Rennes para la mejora de la relación con Chrétien de Troyes e investigar sobre un alquimista residente en la corte de la ciudad y Leonor para interrogar al merinita Caprican de la Alianza de Oleron. Todos vuelven, unos con mejor humor que otros.

Y los que quedan estudian, estudian, estudian, tal vez más y con más pasión que lo que algunos de ellos pudieran haber prestado en sus largos años de aprendizaje. Sorprendentemente en la biblioteca de Jean-Louis coinciden frailes, señores y sabios, todos en busca de ansiados conocimientos. Eliatar coge un libro prestado, Fray Erwan escribe otro parecido al que ocupa el tiempo de Guillaume y Leonor prosigue sus estudios discretamente.

Ningún suceso sacude directamente la Alianza durante este frío invierno, no obstante la llegada de la primavera trae consigo una funesta noticia: la guerra ha estallado en Aquitania y un mensajero de Geoffrey, duque consorte de Bretaña, llega para reclamar en nombre de su señor la presencia de Guillaume y sus hombres en el ejército que en breve se dirigirá hacia el sur.