Partida Rol por web

Los aventureros duermen, algunos completamente sumidos en su sueño, otros revolviéndose, peleándose con sus fantasmas.
Y en el suelo junto a las alforjas, el pellejo de vino del Conde. Lejos... solo...

Y mientras intentas hacer una lista de todas las mujeres a las que has besado, te percatas de un tenue brillo a lo lejos, entre los árboles del valle que lleva al pantano.

Y luego otro.

Y otro más.

A primera vista, una decena o más de fuegos. Un campamento que intenta mantenerse oculto, a menos de una hora de donde estáis acampados.

 Antor no da crédito a lo que le cuentan sus ojos, pero no hay duda, son hogueras allá en la distancia, y justo en la dirección de la que venimos. Está claro que si hubo batalla, los vencedores ahí están, el problema es saber quienes fueron. Su reacción es rápida y sin pensarselo dos veces se descuelga árbol abajo a toda velocidad, pero sin hacer ruido, no le interesa despertar a todo el mundo, ese no es su propósito. Camina silencioso hasta donde reposa Bathalias y le zarandea suavemente al tiempo que le dice en un susurro:

-- Bath .. Bath .. Bathalias !!

Cuando el elfo aún somnoliento le contesta con un balbuceo, Antor espera unos instantes a que deje de frotarse los ojos y despierte un poco más, y le dice:

-- Despierta Bathalias, he divisado a lo lejos unas cuantas hogueras, parece un campamento, no son fuegos demasiado grandes, como si intentaran ocultarse, pero desde ahí arriba -- señala el árbol -- se pueden ver sin problemas. Y están justo detrás de nosotros. ¿Estarán persiguiendonos Bathalias?  no he querido despertar al resto, las chicas están demasiado nerviosas y susceptibles y lo último que necesitamos es que se repita lo de esta mañana ...

Sobresaltado, Bathalias se levanto cómo movido por un resorte. Tras incorporarse y subirse al arbol, miró en la dirección que Antor le indicaba para descubrir sin problema las antorchas que su compañero le indicaba.

Una vez pie en tierra, el elfo ya tiene tomada su decisión, y se la dice a Antor.

Bien, que tras una escaramuza, alguien acampe sin ninguna precaución, sólo puede significar una cosa, y es que la batalla finalizase con el total aplastamiento del otrio bando. Además, si están despreocupados, sin tomar tantas precauciones cómo nosotros, es porque no esperan que se les ataque, así que supongo que deben ser las fuerzas del Conde. Si fueran los bandidos, tomarían más precauciones ante las posibles represalias por parte de nuevas patrullas.

No obstante, no me gusta tener tan cerca un potencial enemigo. Debes despertar a todo el grupo y seguir la ruta de nuevo, pero conviene que lo hagaís por el sendero de nuevo, pues hay que impedir que la noche os pueda confundir. Además, el seguir por el camino hará que os encuentre más facilmente a mi regreso. Debo descubrir si esas hogueras son amigas o enemigas.

Mientras hablaba, el elfo se había ido pertrechando, deprisa pero concienzudamente. Y tras colgarse al cinto sus armas, echó un última mirada a Antor antes de dirijirse a su montura.

Debeís de salir de aquí deprisa, pero no desbandadamente. Por la distancia a la que están las hogueras, no creo que tarde mucho en regresar, pues tan sólo quiero averiguar quienes son los que nos persiguen. Seguid por el camino, pues sólo así volveré a encontraros.

Y tras aviar a su montura, Bathalias se encamina en pos del misterioso campamento. 

A unas pocas horas, despacio y por el bosque. Ir y volver con cuidado, no debería llevarte mucho más de la media noche, si no ocurre nada entremedias, claro.

El campamento parece estar montado en el bosque, lejos del Sendero de los Leñadores, que corre sobre las lomas.

Bien, sin perder la referencia del camino, Bathalias cabalgó hacia el campamento hasta que estuvo a un distacia de una hora de él aproximadamente, momento en el que aminoró la marcha para no ser detectado.

Más tarde, y tomando las debidas precauciones, descabalgó para buscar un lugar desde el que ver sin ser visto; una rama de un frondoso arbol, por ejemplo.

Antes de subir al arbol, el elfo dejó su montura a resguardo en un pequeño claro facilmente encontrable en caso de una precipitada huida.

 Las palabras de Bathalias habían sido claras, así que en cuanto Antor le hubo ayudado con los rápidos preparativos de su marcha, no perdió ni un solo instante y uno por uno fue despertando a todos los demás miembros del grupo. Estos aún se desperezaban de su sueño brúscamente interrumpido cuando Antor se dirigió a ellos:

-- No tenemos tiempo que perder. Hemos divisado unas hogueras como de un campamento a nuestras espaldas, no demasiado cerca pero tampoco tan lejos como para estar tranquilos. Bathalias ha salido hacia allí para tratar de averiguar quienes son los acampados, si las tropas del Conde o los bandidos que les acechaban. En cuanto lo averigue volverá para alcanzarnos. Sus órdenes han sido que levantemos el campamento lo más rápido posible y sigamos la ruta marcada, debemos ganar todo el tiempo que podamos por si las noticias que trae no son todo lo buenas que quisieramos. Así que manos a la obra, pongámonos en marcha cuanto antes !!

Y terminadas las palabras Antor comenzó frenéticamente a recogerlo todo y a pertrechar a las monturas con los bultos dispuestos para la marcha.

Ailara se puso en pie en cuanto notó el contacto de Antor y le dedicó una cariñosa sonrisa al viejo pícaro. Ya había pasado por situaciones similares en el poco tiempo que llevaban juntos, cuando se acampa en el bosque siempre hay que estar preparado para partir inmediatamente.

La joven recogió su saco y se puso rapidamente la armadura de cuero.

Estoy lista - Afirmó al grupo - Cuando querais podemos continuar.

Sobresaltada, Alfren despertó ante la llamada de Antor. Aunque se notaba más relajada, no se sentía más descansada. Desde luego, no había tenido una gran noche. Al menos tendría energías suficientes para pasar el día que les esperaba.

La noticia de que posiblemente los siguieran, no animó para nada a Alfren, aunque si que provocó que se pusiese en pié rapidamente, y comenzase a recoger sus cosas. No podía dejar nada olvidado, cualquier cosa, por minúscula que fuese, podía ser perfectamente una pista para quienes los siguieran. Dobló su saco y su manta, revisó sus escasas posesiones, incluso miró un par de veces el regalo de Antor. No se dejaba nada olvidado. Cuando ató todo a su montura, se dirijió al lugar donde se encontraban Ailara y Antor, y les dijo- Escuchad. He estado pensando. Ailara, ¿podrías hacer un hechizo que borrase nuestras huellas?. Si borramos todo rastro de que hemos estado aquí, a quienes nos persigan les será mucho más dificil darnos caza. Al menos, ganaremos tiempo.

Tras la pregunta, escrutó el lugar por el que se suponía que llegaría el elfo. Debía estar preparada para cualquier cosa, incluso para montar rápidamente por si hubiesen descubierto a Bathalias. Debía ser paciente, aunque eso la costase mucho esfuerzo. Tras dejar de mirar el horizonte, miró al resto de sus compañeros, y le dijo- venga, recoged rápido. Puede que cuándo Bathalias llegue tengamos que salir rápidamente. Mejor estar preparados...

Dicho esto, la joven se volvió a girar, para seguir observando el lugar, y ver si todavía había las hogueras que Antor había mencionado antes.

Buena idea Alfren - Dijo sonriendo a su amiga - En cuanto vuelva Bathalias le rogaré a mi Diosa que nuestras monturas no dejen huellas. Espero que me lo conceda.

Ojalá la Naturaleza me haya perdonado - El gesto de Ailara cambió a uno más serio, no quería volver a fallar al grupo como sucedió con la emboscada.

Apenas descabalgas, es fácil seguir el olor y el ruido del campamento, a pesar de que parecen intentar pasar desapercibidos.
Las hogueras repartidas permiten ver a varios grupos de soldados durmiendo entre los árboles. Algunos centinelas montan guardia, más asustados que atentos a la espesura, jurarías.

A tu parecer, deben ser unos 200 hombres o más, bien pertrechados y armados para la batalla, y aunque no llevan estandartes ni escudos de armas distingues claramente los colores del Conde Nesvind en las capas y los ropajes.

El Asmita mira a su alrededor con el ceño fruncido mientras patea los rescoldosd ela pequeña hoguera, como si esperase ver un ejército surgir de la espesura y caer sobre llos. Casi como si desease que eso ocurriese.

- Avanzar en la noche por un terreno desconocido... - Resopla de desagrado - Tengamos mucho cuidado.

Agarrando su caballo por las rendas, se pone en marcha tras Antor.

Lentamente, muy lentamente, avanzáis entre los árboles. La noche cerrada en el bosque es negra como la pez. Sólo Mazgul se mueve con tranquilidad, avanzando y esperandoos como si le molestase vuestra incapacidad de ver en la oscuridad.

Enseguida, el suelo comienza a encharcarse, y pronto os encontráis con el barro hasta las rodillas, tratando inutilmente de hacer avanzar carro y caballos, rodeados de charcas y bosquecillos impenetrables de cañas.

 A medida que el terreno se hacía más impracticable el ceño de Antor se había ido frunciendo, hasta el momento en que el carro encalló en el barrizal, lo que hizo desatar la cólera del viejo aventurero:

-- Maldita sea !! Por todos los dioses !! ¿En qué asquerosa clase de bosque estamos metidos? --- y dando una patada al carro continuó exclamando -- Trasto inútil !!

Después de unos instantes de nuevos forcejeos desistió del empeño y tras respirar hondo un par de veces y mirar a sus compañeros de viaje, habló:

-- Así no vamos a ninguna parte, el terreno cada vez es mas traicionero y estamos malgastando fuerzas para no avanzar casi nada. Si no encontramos un camino sin ciénagas no podremos llevar el cofre mucho más lejos, pero tampoco podemos esperar a mañana, podrían darnos alcance si es que nos siguen. Hasta que no vuelva Bathalias no lo sabremos, pero sus órdenes fueron que no nos detuvieramos a esperarle. Creo que lo mejor será que Merkus y yo desatasquemos el carro y volvamos sobre nuestros pasos hasta salir de este cenagal, Alfren también puede ayudarnos. Entretanto hay que buscar un camino más despejado para nuestro carro -- se volvió a Ailara para continuar -- y me temo que quien mejor puede hallar ese camino es Mazgul, así que Ailara mientras volvemos atrás intenta buscar ese camino con Mazgul, que te acompañe Moravius por si acaso. ¿Qué os parece?

Bathalias, más tranquilo tras descubrir que los acampados son amigos y no enemigos, bajó con cautela del arbol dónde estaba encaramado.

Una vez pie a tierra se dirigió sigilosamente al claro dónde le esperaba su montura, y emprendió el viaje de regreso hacía el lugar dónde el grupo le esperaba.

Dado que la pequeña expedición que el elfo había realizado no se había demorado en demasía, bathalias decidió pasar primero por la zona dónde habían decidido pasar noche, no fuera a ser que el grupo aun no hubiera decidido reemprender la marcha.

Una vez fuera del alcance de los centinelas del Conde, Bathalias espoleó a su caballo para llegar raudo a su destino.

- Me parece bien Antor. Mazgul tampoco se encuentra comoda en el pantano pero le será más facil que a nosotros encontrar un camino adecuado.

Mazgul se giró hacia su loba - Amiga mia, creo que vas a tener que sacarnos de este lio - Dijo sonriendo.

Antes de partir detrás de Mazgul, Ailara sujetó su amuleto y le rogó a su Diosa le concediese la vista de los animales nocturnos y lanzó un hechizo para ello - Ereg Áre Anaria.

Cabalgar en la oscuridad del bosque es difícil incluso para ti. Aún así encuentras con facilidad el lugar del campamento, ya vacío: todos han seguido las órdenes con presteza y apenas quedan señales de que allí hubiese habido nadie.

Raudo, comienzas a avanzar en pos de tus compañeros, cuyo rastro se interna cada vez más en el pantano.
Al poco, la marcha se hace dificultosa: de noche es casi imposible distinguir terreno seco, y de inmediato te encuentras luchando por sacar tu montura del barro o cayendo en pozas ocultas bajo una capa de vegetación flotante.

Si a ti, cabalgando sólo, te resulta difícil, tus compañeros, teniendo que cargar el lastre del carromato y el cofre, deben estar pasándolo realmente mal...

La cara de Ailara se volvió sombría, había vuelto a fallar en un hechizo.

¿Qué he hecho mal? No entiendo por qué me han abandonado mis habilidades. Si esto sigue así no podré ser util a mis compañeros para completar la misión.

La joven siguió a su fiel loba a través del pantano aun a riesgo de poner sus pisadas en terreno peligroso. Sabía que era peligroso pero puso todo su empeño en cumplir su misión.