Partida Rol por web

Tributo de Sangre (VII)

Heraldos de Paz

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12/01/2009, 11:52
Director

Las tierras de Imledyr abarcan desde las Montañas Grises hasta donde el Mar de los Espíritus delimita su inestable silueta. Están compuestas por un ir y venir de colinas y bosques cuyo clima es agradable en verano pero extremadamente duro en invierno. Se encuentran divididas en una gran variedad de condados, ducados y baronías sobre los que sus respectivos nobles ejercen un férreo control feudal. La rivalidad entre ellos es continua y los enfrentamientos tan habituales como las nevadas, sin embargo ninguno consiguió nunca unificar bajo su dominio las tierras de Imledyr y alzarse ante sus rivales como rey, estableciendo una monarquía. Varios de ellos, los más poderosos, ejercen como soberanos sobre otros, quienes les juraron vasallaje a cambio de más tierras, hombres o simplemente obligados bajo coacción o amenaza. Sin embargo, cada uno de esos frentes, cada uno de esos señores, se considera a sí mismo como el mejor candidato para ostentar una ilusoria corona y unificar las tierras de Imledyr.

Si que existe, sin embargo, algo que todos ellos comparten y tienen en común: el yugo de la Torre Negra de Ybress. En lo más recóndito del Pantano de las Pesadillas se alza la construcción más temida y a la vez odiada de estas tierras. Desde la Torre Negra, Sarcess, una temible hechicera, una bruja que domina los poderes oscuros, siembra el terror entre nobles y vasallos por igual. Sus sirvientes, malignas criaturas que se asemejan a los Trolls de las leyendas y cuentos populares, y que le profesan una lealtad que roza el fanatismo, se encargan de cobrar a los nobles el diezmo estipulado. Éste pago, tres mil escudos de oro anuales, es lo único que les garantiza verse libres de las maldiciones, plagas y enfermedades que cuentan que Sarcess es capaz de crear.

Vuestro deambular nómada por el mundo os condujo hasta el Paso de las Nieves Eternas, donde tras un más que entretenido regateo, acabasteis aceptando el que pensabais sería un lucrativo acuerdo con un comerciante de marfil que se dirigía a Imledyr. Su caravana, compuesta por tres carros y sus respectivos conductores de mulas, necesitaba protección, gente valiente y con experiencia como vosotros. Atravesar aquellas montañas era siempre un viaje peligroso y Dalherin, que así se llamaba el supuesto comerciante, no quería correr ningún riesgo con tan valiosa mercancía. Sin embargo, el que parecía un trabajo más que interesante, acabó convirtiéndose en un gran fiasco. Al llegar a vuestro destino, la ciudad costera de Nausias, Dalherin desapareció utilizando ardides de la más baja calaña, dejándoos en una posada con las habitaciones a cuenta y sin entregaros la segunda parte del pago acordado. Las bolsas de monedas que formaban la primera parte de vuestro pago y que os fueron entregadas al inicio del viaje, resultaron ser dinero falso. Así, sin apenas recursos económicos, con unas habitaciones pendientes de cubrir y acusados como falsificadores y ladrones, tuvisteis que utilizar las últimas monedas reales que os quedaban en hacer frente a tales deudas y, de paso, en un pírrico plato de sopa aguada, fría como la noche, y un trozo de carne reseca.

Tras varias semanas recorriendo los caminos y aldeas de Imledyr siguiendo la pista del bribón de Dalherin os encontrabais en una situación bastante apurada. Necesitabais que algo ocurriera, un golpe de suerte u os veríais en serios apuros. Y éste llegó a través de un anuncio público, en la forma de un bando del Conde Nesvind de Riaghul. En él se solicitaban hombres valientes para un servicio al Conde que sería recompensado con diez escudos de oro por cabeza. Una situación complicada y un pago demasiado bueno como para pasarlo por alto se unieron, dando lugar a una decisión que no podía ser ni discutida. Antes incluso de tener tiempo de pensarlo os encontrabais ya en el castillo del Conde hablando con su secretario... y hechicero.

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12/01/2009, 11:53
Ashadir

El secretario del Conde era un hombre de corta estatura y complexión delgada, vestido con ropas demasiado gruesas para aquella época del año y cuyo embriagador olor a perfume podía percibirse desde varias salas de distancia. Tenía un acento extraño en el habla, de pronunciación ruda y basta, pero en cambio haciendo uso de un vocabulario noble, aristocrático y extenso.

-El trabajo es sencillo. Debéis proteger y transportar un cofre hasta su destino. Éste ha sido un año de malas cosechas y el Conde ha tenido problemas para reunir el diezmo acordado con la Torre Negra de Ybress. No teníamos el pago listo cuando aquellas asquerosas criaturas vinieron por él. Finalmente lo hemos logrado, aunque con algo de retraso, ¡tres mil Escudos de Oro no es cifra fácil de juntar! Lo que se precisa de vosotros es que llevéis el cofre a la Torre Negra y lo entreguéis a Sarcess en nombre del Conde Nesvind de Rhiagul. ¡Los hombres del Conde son demasiado cobardes! - aquellas palabras pronunciadas en voz demasiado alta eran una pulla hacia los soldados que os escoltaban frente a Ashadir. Éstos miraron hacia otra parte y bajaron la cabeza incómodos-. Demasiado cobardes y supersticiosos como para una tarea así, ¡malditos bufones de taberna! Hoy en día ya no se puede confiar en nadie. No es de esperar que encontréis problemas de ningún tipo, tan sólo debéis aseguraros de mantener el cofre alejado de bandidos y ladrones. Una vez allí, entregarlo será tan sólo un trámite. Por el servicio se os pagará diez Escudos de Oro por cabeza, cinco en este momento y cinco cuando regreséis.

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12/01/2009, 13:11
Merkus

Merkus escuchó el encargo desde su habitual mutismo. - Bien, llevar un cofre no parecía un trabajo muy complicado, y si alguien se interponía en su camino, le haría probar el metal de su espada como otras veces. - pensó, y dando el encargo por aceptado, esperó a que los demás hablaran, sin decir nada.

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12/01/2009, 15:14
Antor PielGris

No me lo puedo creer, parece un encargo facil, pero si los hombres del Conde no quieren llevarla es que hay gato encerrado, y que mejor que 6 tarambanas para hacerlo por un módico precio?? deberíamos intentar sacar más dinero por ello, asi de paso podriamos darnos un homenaje por el camino en honor a nuestra buena suerte....

Mientras intento aparentar estar más decaido de lo que realmente estoy (intentando dar pena) me acerco a Ashadir intentando sacar mi lado más carismático

Señor, entiendo la misión, y nada nos gustaría más que ayudar a el Conde a llevar su diezmo y de paso ganar unas monedas.

Aunque ahora no lo aparente como bien merece mi persona soy un hombre muy formal al que le gustan las cosas bien hechas y que sabe negociar cuando lo necesita, y señor, creo que este es un momento en que tengo que intentar hacerlo, Hemos sido engañados y estafados por un comerciante que nos dejó a nuestra suerte y sin dinero, llevamos varios días caminando y damos gracias al cielo por haber encontrado este encargo, pero en nuestra situación necesitaremos más escudos por cabeza para que la misión sea lo menos complicada posible, ya que si el encargo se perdiera nuestras cabezas estarían en juego y  por otro lado bien sabido es que el mero echo de acercarse a la torre negra no deja de ser peligroso. Y sinceramente, en nuestra situación, la responsabilidad de llevar ese diezmo y poniendo en juego nuestras cabezas por dos lados.... sinceramente creo que merecemos más dinero....

(En ningun momento levanto el tono de la voz, mi voz es firme pero siempre por debajo de la del secretario, no quiero que se piense que creo que soy mejor que el, aunque está claro que lo soy jajaja)

Espero la respuesta del secretario

Espero que halla colado....

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12/01/2009, 15:48
Ailara Sotobosque

Un profundo malestar cruzó la cara de Ailara, claramente visible para sus compañeros, que ya conocían en parte su personalidad, pero no fácil de discernir para desconocidos.

 

Así que me toca ir a la torre de una bruja por encargo de un mago, ¿no?

 

Su cara mostró una sonrisa amarga, de desagrado, pero también de comprensión.

 

No nos queda otra.

 

Con su gesto torvo aún en su rostro, miró hacia las ventanas, a su querido cielo, a la espera de que alguno de sus compañeros, más locuaces, aceptara el trato y poder salir de allí cuanto antes.

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12/01/2009, 15:54
Moravius

-Definitivamente parece interesante. Una tierra misteriosa y esquiva... Sí... Siempre quise visitar a la maldita bruja llena de verrugas. Seguro que todas las leyendas son falsas. ¡Podríamos convertirnos en los héroes que libraron de ese mal al mundo!Creo que antes necesitaría hacerme con-

Mientras el atípico mago divaga en su vasta mente acerca de pros y contras de la misión y repasa sus conjuros para ver si necesita que su anciano amigo "tome prestado" algún que otro objeto en alguna tienda dedicada a su arte, el mismo Antor comienza a regatear con el delegado del Conde:

-Antor, viejo lobo, nunca cambiarás, ¿verdad? Jajaja. Que sería de nosotros sin ti... Serías capaz de hacer que nos lleváramos el arca para nosotros y entregaramos en la torre cinco escudos de oro cada uno.

Cuando pierde interés por los detalles económicos de tan fascinante misión se dirige hacia su segunda pasión, la jóven druida, a la que en principio cortejaba más por deporte que por amor, pero que poco a poco, ha ido ganando su amistad... y puede que algo más:

-Tranquila Ailara, pronto saldremos de aquí y volveremos a estar bajo el cielo azul. Viajar a la mítica Torre Negra. ¿Te imaginas las aventuras que hay entre este punto de mundo y nuestro destino? No puedo esperar.

Cuando acaba su pequeña intromisión en la turbación de Ailara sonrie brevemente de pura excitación y se une a la contemplación del manto azul y claro a través de la ventana.

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12/01/2009, 16:41
Ailara Sotobosque

Eso espero, susurró en respuesta. Odio la magia, añadió, más para sí que para su compañero. Apreciaba a Moravius, como al resto de sus compañeros, pero no podía olvidar. No debía olvidar.

 

Y, tarde o temprano, tan cierto como que la naturaleza poseía al hombre y no al revés, debería cumplir su destino, sellado desde aquel fatídico día.

 

Soltó un pequeño suspiro de hastío, apenas audible, al ver a Antor iniciar una de sus extensas charlas. Lo único que deseaba era salir de allí.

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13/01/2009, 00:39
Bathalias de Emdelis

 Asi que el cofre del pago a Sarcess... y un pago retrasado... me gustaría saber cuáles son los intereses que piensa cobrar...  desde luego, no es un tarea fácil como parece. Normalmente las más faciles, son las que más se complican...

Bathalias observaba con cautela la reacción de los soldados... mientras escucha como Antor una vez más era capaz de intentar sacar tajada de todo cuánto puede a pesar de poder meterlos en problemas. Una vez Antor acabó de hablar, Bathalias da un paso alante, e inclinando un poco su cabeza comienza a hablar:

- Mi señor... - dijo dirigiéndose cortésmente a Ashadir - creo humildemente que mi compañero lleva en parte razón. La tarea parece sencilla y sin embargo ninguno de sus soldados parece tener muchas ganas de llevarla a cabo. - ojeó otra vez como reaccionaban los soldados a sus palabras - Me gustaría saber una cosa... ¿a qué clase de superstición podrían temer unos soldados perfectamente preparados para una tarea como ésta? Parece claro que si estamos aquí es por algo, y que la oferta es bastante, por no decir muy, interesante, pero también reconozco que me gustaría saber si la hechicera no estará dispuesta a cobrarse algún intereses por la demóra en el pago...  

 (Edito para ponerlo en tercera persona ;)  )

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13/01/2009, 01:21
Alfren Niubar

Alfren observó a su compañero, al único que se quejó del pago que iban a recibir, realmente me da lo mismo, pensó mientras observaba al otro hombre, que al parecer ocultaba algo, no me fió mucho de que vaya a ser tan fácil... aun así si nadie mas sabe de que se trata esto tal vez podamos salir sin mayores problemas de esto.

Disculpe, Dijo finalmente pensando en ello, Antes de aceptar quisiera saber ¿Quién tiene conocimiento de que vamos a llevar esto? Porque eso podría hacer la diferencia entre un si y un no su tono era calmado, tranquilo, no quería que pareciera aquello un chantaje o algo parecido.

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13/01/2009, 12:02
Antor PielGris

Al escuchar a Bathalas, Antor no pudo evitar pensar que sería de ellos sin él y su constante preocupación por el grupo.

Amigo mio, creo que ni viviendo mil años llegaría a ser tan sabio y astuto como tu, siempre viendo más allá, incluso me has apoyado sibilinamente para darle a entender a este hombre tu aprobación. En fin, supongo que cada uno tenemos una función en este loco universo, nunca nos faltes...

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13/01/2009, 13:53
Merkus

Merkus escuchaba antentamente cómo los diferentes miembros del grupo iban interviniendo, aportando cada uno algo a la conversación, y en cierto punto, al escuchar las palabras de Alfren, el recuerdo de una mala experiencia pasada le hizo tomar una decisión inapelable, antes de partir de allí comprobaría personalmente que el cofre tuviera dentro realmente las monedas de las que hablaba el secretario. Por nada del mundo querría presentarse delante de la bruja con un cofre lleno de piedras, o servir como señuelo a los ataques de bandidos y salteadores mientras el auténtico tesoro se llevaba sigilosamente por otro medio hasta su destino. Tomada esta decisión, se dispuso a seguir esperando, atento a lo que ocurría a su alrededor.

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13/01/2009, 18:54
Ashadir

Ashadir miró a sus interlocutores con un gesto de total desprecio, el cual no hizo esfuerzo alguno por disimular. Se alejó de ellos con pasos cortos y apresurados, como el que rodea una boñiga fétida que acabara de cruzarse de forma bastante molesta en su camino.

Cuando se hubo colocado a una cierta distancia les miró directamente, mostrando una expresión arrogante. No había duda o temor en sus ojos, únicamente descrédito. Aquel hombre no se mantenía alejado de ellos por miedo, lo hacía simplemente por repugnancia y tedio, quizás por su olor... quizás por su condición.

Finalmente cuando habló, lo hizo utilizando un tono relamido y dulzón, en una frecuencia una octava más alta de lo que lo había hecho anteriormente. Su inflexión era suave, peligrosa, como el siseo de una serpiente antes de realizar su ataque.

-Os voy a dar un buen consejo. Tomadlo en consideración, pues será el primero y el último: no juguéis conmigo, no intentéis utilizar ante mí vuestras absurdas tretas de taberna pues no soy ningún ignorante. ¡No estáis tratando con un burdo mercader! – con un simple gesto de la muñeca Ashadir hizo aparecer a su alrededor una reproducción en miniatura de un violín, creada a partir de simple luz. El instrumento comenzó a emitir una melodía embriagadora, relajante, apenas susurrante a oídos del secretario. Los ojos del hechicero se cerraron, temblando de furia al principio, aunque evidenciando tranquilidad tan sólo al cabo de unos segundos. Parecía que le hubiese costado retomar el control de sí mismo. Cuando volvió a abrir los ojos sus rasgos se contrajeron en una mueca amenazante -. No debéis preocuparos por Sarcess ni temer de ella cualquier otro tipo de reacción que no sea lanzarse ansiosa sobre el cofre que transportaréis. La ambición es su principal virtud y su mayor defecto, una vez allí ni tan siquiera os dirigirá la mirada, echará mano inmediatamente del dinero. Lo se por experiencia. No obstante, he de reconocer que lo que se os pide no queda exento de riesgo. Considero más que justo el pago de diez escudos de oro por el mismo, sin embargo, el Conde, pues es Conde no Barón, es magnánimo, no como yo, y me ha dado instrucciones de que negocie con vosotros. Se os pagará trece escudos de oro por cabeza, en lugar de diez, y se os asignarán animales de carga que trasportarán el cofre y se cubrirán todos los gastos de alimentación y descanso durante el viaje. También se pondrá a vuestra disposición buenos caballos de monta para que realicéis el viaje. Partiréis hoy mismo, esta tarde. Mintras, podéis abusar de la hospitalidad del Conde, se os convocará después de la comida. Es mi última oferta. Si no os place estoy convencido de que vuestra inteligencia os alcanzará para hallar la salida.

Tras cruzar las manos sobre el pecho Ashadir comenzó a tamborilear con los dedos sobre su antebrazo de forma impaciente. En ese instante reparó en que el instrumento musical de luz aún permanecía flotando en el aire y lo apartó de sí mismo como quien mata un insecto. El pequeño objeto conjurado desapareció entre rasgados hilos de humo.

-Ah, por cierto, casi se me olvida un detalle sin importancia. Un aviso. Dado el extremo valor del encargo, supongo que comprenderéis que la cifra que se os entrega en guardia y custodia es suficientemente alta como para tentar la avaricia de cualquiera, incluidos vosotros mismos. Así pues, en caso de que aceptéis, yo de vosotros trataría de evitar malos pensamientos y tentaciones dañinas. Creedme, sólo os conducirán al dolor más insoportable.

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13/01/2009, 20:12
Antor PielGris

Al escuchar las palabras del engreido secretario Antor sonrió al ver que habia conseguido su propósito, arañar algunos escudos más. Sus comentarios no hirieron para nada el orgullo del viejo lobo Antor, ya que ese tipo de gente amargada por su simple existencia y que el mayor placer que ha experimentado en su vida es no limpiarse los zapatos al entrar a su casa no merece ni su tiempo ni su respeto. Aún con la sonrisa en la boca replicó:

-Muchísimas gracias por su comprensión amable SECRETARIO. Le aseguro que por mi parte haré todo lo que sea necesario para llevar este cofre a su destino y que el Conde no tenga que malgastar ni uno más de sus escudos.- El pícaro terminó la frase, sarcástica en parte mirando a los guardas. Pero nunca sin mis amigos. ¿Qué decís muchachos? Preguntó a su grupo de amigos esperando que ellos también aceptaran la misión que tanta falta les hacía.

Estupido chupatintas, todo lo que le queda de existencia la malgastará echando pestes por la boca.... Que Dios se apiade de su alma...

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13/01/2009, 20:55
Ailara Sotobosque

Ailara, al sentir necesario dar su opinión a Antor tras su pregunta, intentó disimular la expresión de desagrado de su rostro.

 

Está bien, consiguió decir antes de que su rostro comenzara a traicionarla y el gesto hosco volviera a ella. Pero partamos de una vez, añadió en un susurro, más hablando consigo misma que con los demás, aunque fue perfectamente audible para todos. Al darse cuenta de ello, su rostro se turbó aún más y un leve sonrojo le combinó con su gesto de hastío, y ahora, de turbación. El hecho de que ese secretario egocéntrico y relamido hubiera usado su magia en su presencia había conseguido enfadarla, pero intentaba controlarse por la importancia de la recompensa para todos ellos.

 

Volvió a concentrarse en el cielo azul para intentar desviar su atención del mago, mientras divagaba en su mente sobre cómo estaría Mazgul.

 

Espérame, vieja amiga. No tardaremos en volver a la libertad de los bosques...

Notas de juego

Supongo que no me dejarían pasar a mi loba, con lo que pregunto... ¿dónde está? :)

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13/01/2009, 22:31
Merkus

La siguiente voz en escucharse en la sala fue la de Merkus. - De acuerdo, por mí está bien - dijo con su profunda voz de bajo, mientras comenzaba a removerse en su sitio con ganas de terminar lo que le parecía ya una conversación demasiado larga. Si no había entendido mal, les invitaban a comer allí, y una buena comida era algo que merkus nunca despreciaba y menos aún en sus actuales circunstancias económicas.

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13/01/2009, 22:30
Moravius

La reacción del secretario, aunque desmedida, no pareció afectar al jovial ánimo de Moravius. Los temas monetarios, como siempre le traían sin cuidado. Los placeres de la aventura y el cultivo de sus habilidades eran los motivos que le habían arrastrado a unirse a los mercenarios que ahora, ya podía llamar amigos. El visible enfado de su interlocutor, por el contrario, le resultó sumamente divertido:

-¡Qué hombre más nervioso! Parece que nunca ha tratado con espadas de alquiler. Creo que debería hacer que la vena de la sien le dibujara un bonito árbol rojo cuando se enfadara. ¡Así se tranquilizaría! Seguro que lo mantendría ahí tanto tiempo que podríamos cultivar manzanas. Creo que cuando volvamos me tomaré esa pequeña licencia. A Ailara le encantará.

El truquito zen del secretario no agradó en absoluto al hechicero. Pese a que el truco le resulto tremendamente patético, sabía que alguien en su grupo se iba a sentir moleta. La pobre Ailara había tenido más techo del que podía soportar por un día, y aquello no la iba a sentar nada bien:

-Sí, sí, sí; lo dicho está bien.

No se atrevía a decirla nada en tal estado de tensión pero no puede evitar dirigir miradas preocupadas hacía ella y esperar que se fueran lo antes posible.

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14/01/2009, 04:53
Alfren Niubar

Alfren escucho con recelo las palabras de secretario, al parecer es un hombre que dice menos de lo que sabe, trata de ahorrar hasta en eso, La respuesta a su pregunta no llego pero ella se dio por bien servida, Parece que no saldrá nada mas de esos labios que no sea insultante, pero si guardamos silencio no tendremos que escucharlo hablar.

Muchas gracias por todo dijo finalmente agachando la cabeza en señal de saludo, aunque no de sublevación, creo que hablo por todos al decir que aceptamos la oferta, y dio un par de pasos hacia atrás, Me imagino que, no siendo mas, estamos en libertad de irnos, ¿O me equivoco? Lo que menos quería era una confrontación, quedarse sin el pan y sin el queso no era una opción.

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14/01/2009, 09:13
Bathalias de Emdelis

 -Vaya, al final hemos conseguido enfadar a la persona que nos dará de comer... eso no es bueno, aunque los modales de este hombre tampoco lo son en absoluto, pero está en disposición de tenerlos y mostrarlos y nosotros no. - 

Bathalias esperó a que sus compañeros decidieran, al fin y al cabo, estaban sus vidas en juego. Como siempré Antor había sido rápido e impulsivo en contestar sin medir bien sus palabras, algo que solía incomodar a Bathalias. Por los demás, parece que todos estaban de acuerdo en aceptar la oferta pero no en quedarse mucho tiempo en aquel lugar, así que tomó la decisión de partir lo más rápido posible de aquél lugar. Adoptó una postura firme y voz seria, pues no se iba a dejar intimidar por aquel hombre, y comenzó a hablar:

 - De acuerdo SEÑOR, - dijó Bathalias recalcando esta última palabra y echando una mirada a Antor - se hará el trabajo como se espera de nosotros, no se preocupe por el contenido pues nuestra tarea es llevarla tal y como está hasta Sarcess y así se hará. Sin embargo, creo que no me equivoco al hablar por la mayoría de mis amigos si decidimos partir ya, siempre y cuándo tengais todo dispuesto para ello. - Bathalias escogía bien sus palabras, estába claro que este hombre era poderoso. A pesar de que no le había sorprendido para nada el truquito de antes Bathalias sabía bien que detrás de los aparentemente más débiles se encuentran los más fuertes, y este personaje era Secretario del Conde y seguramente no habría llegado a ese puesto así como así. - si no es así, esperaremos y, en cuánto nos confirme que está todo listo, partiremos rápidamente.  

 

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14/01/2009, 09:34
Merkus

-Umm, de modo que no habría comida. Era una lástima, pero en fin, el elfo siempre parecía saber qué era mejor en cada momento, y si decía que era mejor marcharse, pues bueno, no iba a protestar por eso.-