Partida Rol por web

Paolo se mantiene en su puesto esperando nuevas ordenes.

Raf alza también su puño con el pulgar levantado, dando el visto bueno, y detiene su marcha hacia el Columbus para ver cómo se toman en la Tierra las informaciones que les va a dar su comandante.

Con un asentimiento, Saint pasó a explicarle lo sucedido, sin ocultarle ningún tipo de información. Al fin y al cabo, eran los hombres y mujeres que les habían llevado allí arriba sanos y salvos y, aunque sentía cierto resquemor por el hecho de que dieran prioridad a la estabilización de la Estación, Stanley Philips era un soldado y un patriota.

El hombre de la radio se mantiene callado mientras le narras lo ocurrido después de vuestra última comunicación. La repentina irrupción de Helen en los sistemas de comunicación de la ISS, sus credenciales y los datos sobre extraños acontecimientos. Antes de que acabes la historia, el hombre de la radio te interrumpe.

- No estoy seguro de qué busca esa mujer poniéndose en contacto con vosotros, Saint, pero desde luego no es seguro que utilice los sistemas de comunicación de la estación. Si tiene acceso a los protocolos, podría también capturar vuestras credenciales, o las nuestras, y acceder a los sistemas de control de la ISS. Podría inhabilitar sensores, activar los propulsores de la estación, y en definitiva, hacer cualquier cosa a través del ordenador - dice el hombre, más preocupado (lógicamente, por otro lado) de la brecha de seguridad que esa mujer ha utilizado que de la historia de extraños sucesos en el Polo Norte -. Deberíais aumentar los sistemas de seguridad, cambiar las contraseñas, y desde luego, no abrir vuestros canales de comunicación a esa mujer ni a cualquier otro desconocido. Desde aquí analizaremos los protocolos de seguridad para encontrar la brecha que ha utilizado Helen y taparla.

Respecto a la historia, no se pronuncia. Quizá sea más fácil creerla desde vuestra posición, pero desde luego da la impresión que el hombre ni siquiera le ha prestado atención a lo que Helen os contó.

Desde su posición, Wurst escucha la conversación entre Saint y Control. Niega con la cabeza, y se impulsa hacia el Airlock, preparado para ocuparse de los cables de seguridad de los tres astronautas que van a salir al espacio.

- Esta gente ha sufrido demasiados "hombrecillos verdes" para ser capaces de creer nada - comenta entre dientes, de forma que su voz no llegue hasta los micrófonos que os comunican con la Tierra.

Ante el comentario de Wurst, Wasabi sonríe desde su posición, atado a la pared; un silencioso espectador de todo lo que está ocurriendo.

Raf escucha lo que dicen desde la Tierra. Con esas palabras dándole vueltas por la cabeza, se impulsa para dirigirse al Columbus a recoger el instrumental necesario.

Cuando llegó al módulo Columbus, Raf se afanó en recoger todo lo que consideraba necesario: un pequeño martillo y estilete, apropiados para tomar muestras de mineral y bolsas de plástico donde guardarlas. También cogió un pequeño medidor de radiaciones, un mini espectrógrafo portátil que le permitiría comprobar si el cubo seguía irradiando.

Lo puso todo en una pequeña mochila apta para los paseos espaciales y lo suficientemente grande por si podían coger el cubo y sacarlo de allí; Ford lo había descrito del tamaño de un balón de fútbol.

Después, see detuvo por unos instantes, antes de regresar, pensando si se dejaba algo importante.

Tras la partida de Raf de la sala, Wurst también decide que poco más tiene que hacer aquí. Se impulsa desde la salida del módulo para preparar los cables de seguridad que mantendrán firmemente agarrados a Saint, Georgi y Raf mientras dan su paseo hasta el Zvezda.

Coges el material necesario para tomar muestras, y después te diriges a por tu traje espacial. Te aseguras de que la cámara integrada en el casco funciona correctamente, pues tan importante como la toma de muestras físicas es la captura de imágenes (gracias a ello pudisteis ver lo mismo que Ford observó en el módulo destrozado), y te encaminas hacia donde Wurst aguarda. Eres el primero en llegar, y el alemán no pierde el tiempo en dejar un par de comentarios antes de que llegue el comandante.

- Espero que lo disfrutes - dice con una media sonrisa amarga. Su afán de investigar le impulsa hacia el Zvezda, pero en una situación de estrés como la actual prefiere no lanzar más polémica al ambiente discutiendo con Saint si él o Georgi es más adecuado para la expedición -. Yo mientras tanto me ocuparé de esta importantísima tarea - añade, agitando con una mano los tres cables de seguridad. Suspira y concluye: -. Por lo menos no te olvides de tomar buenas imágenes para que pueda ver bien el cubo ese.

El médico se acerca a Wurst y comprueba, por pura rutina, los enganches de los cables, luego mira si hay tres equipos "de salida" completos y se queda esperando al comandante, vestido, enganchado y con el casco en la mano...

- Descuida, Wurst, voy a hacer unas tomas dignas de Bollywood. -le responde bromeando. Pero detrás de la broma, se nota que Raf está nervioso.

Una vez ha recogido el material necesario que lleva en una pequeña mochila y se ha vestido con el traje para el paseo, Raf espera la llegada de su comandante junto al doctor y a Wurst.

No es la primera salida al espacio que hace, pero no puede dejar de sentir un cosquilleo nervioso en el estómago, como  siempre le ocurre. Se mantiene callado y ensimismado, deseando dar ya el salto que lo deje a merced de un cable, flotando en el vacío.

Saint niega con la cabeza, mirando como Wurst, Raf y Georgi abandonan el módulo, preparándose para el paseo espacial. Evidentemente, desde Tierra tienen una visión totalmente distinta del problema. Para ellos es cuestión de seguridad y de millones de dólares. Ellos no ven las cosas con vuestros mismos ojos, no viven lo que vosotros estáis viviendo. Perder más tiempo en esta conversación es inútil. Pulsando un botón, vuelve a abrir el micrófono.

- Gracias por el consejo, Control - dice con la voz cansada. Tratar de seguir contando la historia no serviría de nada. Para ellos no son más que cuentos de una desconocida peligrosa. Quizá tengan razón, pero... Suspira, y corta definitivamente la comunicación con tierra y habla a través del canal de la ISS -. Chicos, es hora de salir a por ese cubo.

Saint se impulsa hacia el Airlock, y se calza su traje espacial. Se aferra el cable de seguridad y se dirige hacia la escotilla de salida, aún con su casco en la mano. Como comandante, le corresponde el deber de salir en primer lugar al exterior. Mientras la compuerta de seguridad se cierra poco a poco, os hace un gesto con la cabeza y se afianza el pesado casco.

- Nos vemos ahí fuera, chicos - dice ya con la escafandra bien cerrada, a través del micrófono.

Tras marcharse Saint y el resto para el paseo, vosotros dos os quedáis en el módulo logístico, junto con Wasabi. Ahora todo parece invadido por un espectral silencio. Vuestras respiraciones son lo único que rompen el vacío teñido de rojo artificial.

El japonés mira hacia los altavoces cuando Saint se despide de vosotros, preparándose para visitar la Zvezda, y después os mira.

- Ese cubo... ¿Lo tocaste, Ford?

En sus ojos veis todavía curiosidad, quizá fruto de su recuperación. Sin embargo, ninguno de vosotros dos se puede quitar de la cabeza esa imagen formada por las descripciones del piloto americano, viendo en sus pupilas el cuerpo de Sarah haciéndose añicos por la congelación espacial, mientras sus manos, ahora atadas a las paredes del módulo, empuñan el arma homicida. Casi podéis sentir como si en cualquier momento fuese a saltar contra vosotros, para acabar tan rápidamente con vuestras vidas que ni siquiera tendríais tiempo de proferir un grito de dolor. Por un instante, casi se os hace apetecible la idea de explorar la Zvezda, con tal de alejaros del recién despertado ingeniero.

Ford esperó con preocupación a que los astronautas salieran al espacio, no habría dejado que aquellos científicos salieran al espacio por si mismos de no ser por que el Comandante Saint supervisaría sus movimientos - Suerte señor. - dijo a través de la radio el piloto mientras se cuadraba y hacía un saludo militar en dirección a la esclusa - Vuelvan a salvo.

La situación parecía caer en una espiral de descontrol, el caos creado por el impacto del asteroide junto con la desorientación con que el equipo de astronautas estaban trabajando parecía haber iniciado una cuenta atrás - Soporte vital, eso debería ser lo primero. - se dijo Ford entonces mientras comprobaban los daños del asteroide.

- Asegurar la Estación y comunicar con control, - ese era el segundo paso en el protocolo - finalmente iniciar las tareas de reparación. - Pero aquí es donde el misterioso cubo junto con los restos del asteroide y el incidente con Sarah y Wasabi habían aparecido, una buena patriota había caído y el asesino permanecía atado en una de las estancias. - Hijo de puta - pensó Ford.

- Paolo, necesito que te quedes aquí con Wasabi, si ves algo o empieza a comportarse de manera extraña... - el piloto hizo una pausa - ... dispara... - dijo señalando con cierta guasa el extintor de incendios que había en la estancia. Ford hizo un guiño y continuó - Para cualquier cosa comunícate por radio. Creo que habría que ir a Cupola a vigilar que todo va bien ahí fuera, voy allí ok ? 

Una vez que el comandante hubo salido, Raf esperó su turno hasta que la escotilla del airlock se abió de nuevo para dejarle paso.

- Cuida de nosotros, Wurst. -se despidió del alemán- Nos vemos ahí fuera, doctor.

Con un gesto de mano se despidió de Ford y de Paolo y desapareció tras la compuerta. El negro espacio delante suyo, con la brecha abierta en el Zvezda como objetivo, tomó fuerzas y se dio el impulso necesario para seguir el camino de Saint.

Finalmente, Saint abandona la nave sin responder a la petición de Paolo de ordenes con respecto a los que se quedaban en la nave, por lo que el italiano se disponía a revisar que no recibieran de nuevo comunicaciones o extracciones de datos no deseadas del exterior.

Paolo asiente ante las palabras de Ford, mientras se acerca al extintor para hacerse con él.

Ok Ford, no te preocupes, pensaba revisar de nuevo los sistemas informáticos y es posible hacerlo desde aquí.

Haciendo una pausa ante las palabras de Wasabi.

Por cierto Ford, aunque loco, no has respondido a las palabras del japonés. ¿Tocaste el cubo?. 

Georgi entró en al airlock. Un segundo antes de cerrar la puerta, mientras se colocaba el casco, dijo a Wurst:

-Que alguien compruebe nuestros monitores desde enfermería.-

Luego, sin esperar respuesta (no iba a hacer esperar a los de fuera) cerró la compuerta, ajustó su casco, comprobó una vez más el anclaje al cable y entonces si, luego del silbido del aire al salir, se sumergió en la oscuridad del espacio...