Partida Rol por web

Los primeros kilómetros transcurren en silencio. No podéis verlos, pues la ambulancia no tiene ventanas en la parte trasera, pero podéis escuchar los otros vehículos a ambos lados del vuestro. Agrupados, frente al hombre que no ha dicho una sola palabra, sentís una creciente ansiedad. En su traje luce una placa de la NASA, el único toque de color en su traje. Según el objeto identificativo, se llama Marc Gilbert.

Mientras tanto, en algún lugar de la Tierra Raf ha aterrizado con el cubo en su poder. Y la criatura que allí arriba os acechaba parece haberse desvanecido. Es posible que todo haya sido un sueño, una ilusión. Podría ser. Pero desde luego algo acabó con Wurst, Sarah y Ford. No, no era un sueño. No era una ilusión. No habéis abandonado la Estación Espacial Internacional en vano. Todo lo que habéis vivido en la frontera de la Tierra era real. ¿O no?

Wasabi da un respingo en su sitio cuando el hombre de negro rompe el silencio.

- Bueno - dice entrecruzando las manos frente a su mentón -. Creo que va siendo hora de saber qué ha pasado. ¿Qué lleva Raf? ¿Qué os ha pasado? ¿Qué nos habéis estado ocultando hasta ahora?

Las preguntas habían llegado antes de lo que esperaban, pero Paolo intentaba mantener la compostura mientras esperaba que Saint iniciará la conversación con Marc.

Stanley había apoyado la cabeza contra la chapa del receptáculo, y el suave traqueteo del viaje le había inducido una extraña sensación de ingravidez. Probablemente eran secuelas del viaje a la Estación Espacial, pero por un momento no supo dónde se encontraba hasta que aquel hombre habló. En cuanto terminó su frase, supo perfectamente que ese tipo sabía mucho más de lo que aparentaba, y probablemente estaba midiendo sus capacidades.

- ¿Y usted es...? - dijo, mientras organizaba sus pensamientos. Tarde o temprano tendrían que contar parte de lo que habían pasado, pero quería saber con quién trataba primero.

El hombre se sorprende ante vuestra reacción y se recompone rápidamente. Sonríe y se da dos golpecitos con el dedo sobre la placa de su pecho.

- Marc Gilbert, psicólogo de la NASA. Eso dice mi placa, ¿no?

Su sonrisa se corta, y su voz cambia de timbre y se vuelve mucho más seria.

- Pero creo que no sois conscientes de vuestra situación. Habéis abandonado la ISS, que según las últimas mediciones sigue siendo perfectamente habitable. Nuestros registros indican que el comandante Gennady Padalka sigue vivo, aunque no se puede comunicar con nosotros. Raf ha desobedecido las órdenes de la agencia y se encuentra en paradero desconocido. ¿Alguno de vosotros me va a decir qué ocurre, o vamos a seguir jugando a los acertijos?

-Disculpe, señor Marc.- pregunta Georgi -¿Por qué no hay personal de la FKA o, al menos, representantes de mi gobierno?-

En cuanto el psicólogo respondió a Georgi, Stanley tomó la palabra*.

- Fueron mis órdenes las que siguieron estos hombres, señor Gilbert - dijo, alzando el mentón - Así que soy yo quien asumirá las consecuencias de esa decisión. Como habrá leído en los informes, recibimos un impacto severo en la ISS de un artefacto, de un meteoroide, que provocó graves daños en las instalaciones. Tras el stress sufrido por ese accidente, nuestro piloto, Ford, entró en una suerte de psicosis y nos puso en peligro a todos nosotros, motivo por el cuelo decidí ordenar la evacuación.

Tragó saliva, no le gustaba utilizar nuevamente a Ford, pero era algo que habían pactado.

- El Comandante Padalka había quedado en una suerte de coma catatónico - dijo, señalando con el dorso de la mano a Georgi, quien podría confirmar esa información - Y tuve que tomar la difícil decisión de dejarle en la ISS para asegurarme de que los miembros conscientes de la expedición volvían a la Tierra sanos y salvos. En cuanto a qué lleva el doctor Shauri en la cápsula, se trata del objeto que nos impactó.

Marc se gira despacio hacia Georgi, y le mira directamente a los ojos, su rostro permanece muy serio.

- ¿La FKA? Georgi, la agencia rusa está apartada de esto de momento. Tendrá que responder usted por su compañero, al cual habéis abandonado, pues hemos roto tratos con vuestra agencia tras recibir un mensaje de la ISS en el que se nos indicó que la facción rusa estaba llevando a cabo peligrosos experimentos en el laboratorio anexo a la Zvezda. No hemos descartado que todo lo que ha ocurrido se deba a esos experimentos. Pero ya volveremos a eso más adelante.

A continuación se dispone a responder a Saint. Le notáis sensiblemente incómodo, como si le irritasen tantas preguntas, tantas dudas.

- Sí, Saint. Ya hemos oído eso. Y le honra ofrecer su cabeza por sus compañeros. Pero ya sabemos de la locura de Ford, del coma de Padalka y todo eso. Pero lo que queremos saber es qué mato a Sarah Coleman mientras inspeccionaba ese meteoroide. El por qué Raf se ha marchado por su cuenta con ese fragmento. No entendemos qué está ocurriendo, y ahí arriba hay miles de millones de dólares abandonados, que probablemente acaben convertidos en chatarra. Sin una buena explicación...

Y el hombre deja en el aire la frase, dejándoos imaginar a vosotros las posibles consecuencias de no dar una explicación creíble. Pero, ¿qué es creíble para este hombre? ¿Acaso sabe algo ya? 

-Imaginará entonces que, bajo estas circunstancias, no responderé absolutamente a nada sin la presencia oficial del personal de la Madre Russia.- dijo secamente Georgi pudiendo leerse en su expresión la faceta conocida como "cabezonería rusa" que tanto comentaban los americanos.

Saint sonrió nerviosamente, a sabiendas de que Georgi estaba utilizando su status como ciudadano ruso para desestabilizar al psicólogo de la NASA.

- El por qué el doctor Shauri se ha marchado con el objeto que impactó contra la estación, deberían preguntárselo a él - dijo, clavando sus ojos azules en los del psicólogo - Pero lo que me sorprende es su pregunta, doctor... ¿a qué se refiere con "qué" mató a Sarah Coleman? Ya le he dicho que murió en el accidente...

Parecía que iba a acabar, pero luego alzó la mano para sí, como recordando algo, y continuó.

- Esa llamada de alerta sobre actividades sospechosas por parte del equipo ruso la hizo Ford - dijo, tajante - Durante los primeros estadios de su psicósis, me dijo que sospechaba de los astronautas Padalka y Grechko, insinuando que realizaban experimentos peligrosos. Puedo certificar que allí no se realizaron experimentos ni prácticas sospechosas.

El hombre, despacio, cierra los ojos y se los frota con las yemas del pulgar y el índice. Después toma aire profundamente, y se vuelve a girar hacia vosotros.

- ¿Sabe qué, Georgi? Me parece perfecto que no quiera decir nada. Me parece perfecto que se quede en completo silencio hasta que lleguemos a la NASA. Haga usted lo que le salga de sus soviéticas narices. Y mientras tanto, vayan ustedes pensando en sus últimas palabras, porque vuestras acciones - dice mientras os señala a los tres - van a provocar un conflicto diplomático sin precedentes. Los rusos hablan de un atentado americano, los americanos de experimentos rusos. Los europeos reclaman compensación porque creen que Ford ha matado a su científico. Y nosotros vemos como la inversión de casi 15 años se va al garete por un pedrusco espacial.

El hombre después hace un tedioso silencio para volver a tomar aire.

- "Murió en el accidente" - dice, repitiendo tus palabras sobre Sarah-. Tras el golpe de ese objeto toda la tripulación estaba bien, y de repente Padalka entra en coma, tú te vuelves loco - dice señalando directamente a Wasabi, que alza las cejas sorprendido - y Sarah muere. Por favor... No acabéis con mi paciencia. Qué es ese artefacto - concluye, recalcando cada una de las palabras.

El ambiente en el interior de la ambulancia se siente cada vez más enrarecido. El hombre frente a vosotros no deja de dudar de vuestras palabras, incluso a pesar de no tener motivos suficientes para hacerlo. Es posible que le estéis ocultando la verdad, pero dada vuestra situación, lo menos que podía hacer era daros algo de tiempo para digerir todo lo sucedido y poder explicarlo con más calma.

El viaje, el interrogatorio, la ambulancia sin ventanas traseras... A cada instante, el vehículo de emergencia se os antoja más como un furgón policial en el que ya os han detenido y juzgado sin daros siquiera derecho a vuestra defensa.

Y cuando el hombre concluye su discurso, hay algo que os escama más todavía. Él también os está ocultando algo. U os miente. No sabríais explicar cómo lo sabéis, pero lo percibís. Quizá sea que tras vuestra experiencia en el espacio vuestros sentidos están incrementados. O que las últimas palabras que Raf os dedicó por radio os hayan puesto en alerta respecto a lo que os esperaba en la Tierra. Pero ambos cruzáis vuestras miradas de una forma que os confirma que los dos habéis percibido lo mismo.

Sientes la mirada del hombre clavada en vosotros. Captas el miedo de Wasabi, y parte de ese temor se te contagia. ¿Será verdad todo eso? En ese caso, ¿qué destino os espera? ¿Acaso os declararán culpables de todo lo ocurrido? Respiras agitado, tratando de recomponerte. Saint y Georgi también parecen nerviosos, como si el psicólogo estuviera derribando sus defensas. Temes que en cualquier momento alguno de los tres no lo pueda soportar más y acabe diciendo toda la verdad. Pero más que eso, temes qué reacción pueden tener si escuchan esa verdad.

Vuestras opciones, por lo que dice ese hombre, son escasas. O hablar y asumir quién sabe qué destino, o callar y ser condenados por actos que no habéis hecho, o...

Y te descubres preguntándote a ti mismo si seríais capaces de tumbar a ese hombre y los dos médicos que están sentados en la parte delantera de la ambulancia. Si podríais tomar el control del vehículo y huir a algún lugar donde os dejen tranquilos, donde os permitan olvidar todo lo que habéis vivido. Te asustas de tu propia reacción, y te recompones esperando que el psicólogo no sea consciente de lo que se te ha pasado por la cabeza. Y ves a Georgi y Saint cruzar una mirada de entendimiento. ¿Qué están pensando? ¿Acaso ellos han visto algo que a ti se te ha escapado?

-No entiendo si situación es tan delicada como me encierran aquí solo sin informar a autoridaddes de mi país. Eso si que puede general problemas si es malinterpretado.- dice Georgi para terminar, mirando fijamente a Marc -Porque supongo que no estaréis intentando secuestrar o amenazar a un cosmonauta ruso ¿Verdad?-

Tras mirar a Georgi y que el ruso sentenciara con aquella frase cargada de acento, el viejo soldado miró al psicólogo y apoyó la barbilla en las manos.

- La verdad es que aquí mi compañero tiene razón. Acabamos de pasar una situación de stress, y lo primero que se les ocurre es meternos en una furgoneta a cosernos a preguntas - dijo, negando lentamente, como un padre mirando a su hijo tras una trastada - Lo siento mucho, pero este interrogatorio se ha acabado. Me va a decir lo que sabe de todo este asunto, y si se niega, ahí tiene una puerta muy hermosa por la que salir de aquí y dejarnos en paz.

Paolo se nota sudoroso en un calva mojada y observa como sus compañeros se revuelven como gayo panza arriba ante la situación que están enfrentando ante el "psicólogo" que se encuentran con ellos.

Haciendo un pequeño amago de levantarse de su sitio aprovechando uno de los baches del camino, Paolo vuelve a su sitio tras las últimas palabras de Saint.

Creo que mis compañeros tienen razón, es muy extraña esta situación de interrogatorio dentro de una furgoneta de camino a no sabe donde. El protocolo marca que comuniquemos nuestras actividades a las agencias que nos han encomendado las misiones que hemos realizado en la estación.

No creo que sea mucho pedir un descanso antes de continuar respondiendo preguntas y acusaciones de mala conducta.

Marc os observa con los ojos como platos. Se rasca la cabeza, se frota la frente, niega cerrando los ojos y vuelve a clavar su mirada en vosotros.

- De verdad, no puedo creer lo que estoy escuchando - dice en un tono algo superior al que ha mantenido hasta ahora -. No puede creerlo. Os expongo la situación, lo que es mejor para vosotros y lo único que recibo son evasivas y amenazas encubiertas. ¿Vosotros podéis creer esto? - dice alzando la voz hacia sus dos compañeros, al otro lado del cristal que separa los asientos del conductor y el copiloto -. No, claro que no.

A continuación vuelve a quedarse en silencio, y mira hacia delante, donde podéis ver otro de los vehículos que acompañaban a la comitiva que os dio la bienvenida y ahora guía el convoy a través del desierto.

- Estamos en condiciones de amenazar a un cosmonauta ruso, americano o de donde sea. Creemos que estamos en condición de exigir saber todo lo que conocéis. Por supuesto que podemos hacerlo - su voz suena ahora más amenazante que nunca -. Queremos saber cómo es exactamente el objeto de Raf, ese que nos mostrasteis por vídeo. Queremos saber dónde está, y necesitamos saberlo cuanto antes. Ese indio se ha debido volver loco, y no sabemos a qué puede exponer a la gente si ha traído ese objeto aquí. Queremos que nos ayudéis a encontrarle. Si colaboráis, podremos olvidar el hecho de que hayáis abandonado la estación. Si no colaboráis, puede que tengamos que replantear nuestra ruta, hacia un lugar menos confortable que las instalaciones de la NASA.

Por sus palabras parece que el hombre está perdiendo la calma. Para ser un psicólogo, tiene muy poco tacto. Parece que la persona sometida a presión, a situaciones que causarían un shock a cualquiera, haya sido él en lugar de vosotros...

Y en este momento de estrés vuestra mente es capaz de actuar rápidamente. Recordáis cuando empezó todo, tras el accidente, una vez informasteis de todos los desperfectos y lo que había impactado. Evocáis las palabras del ingeniero de la NASA, que os informó que consideraban también la opción de abandonar la ISS. Si habían pensado en evacuaros... ¿Por qué os hacen ahora culpables de ello? ¿Por qué está mal haberlo hecho cuando la situación allí arriba era extrema?

Saint apretó los puños y miró a aquel tipo, del cual dudaba que hubiera ido alguna vez a una facultad de psicología. No, aparentaba ser más algún miembro de alguna agencia de inteligencia que no tuviera reparos en asaltaros sin esperar ni siquiera a que respiraran algo de aire terrestre.

- Nosotros también queremos encontrar a Shauri, y no tenemos ni idea de qué es el objeto que se ha llevado, ni para qué sirve - dijo, sereno - ¿Por qué no rastrean la cápsula? Es un científico, no un marine. No creo que sea capaz de ocultarse mucho tiempo.

El psicólogo niega con la cabeza, y responde con rapidez.

- No sea ingenuo. Claro que hemos trastreado la nave de Raf, y tenemos el lugar del aterrizaje. Pero al parecer alguien le ha hecho creer que todas las organizaciones espaciales están en su contra. Por ello cambió su rumbo. Fuimos capaces de interceptar un mensaje de una mujer llamada Helen Raynor. ¿La conocéis? Helen fue una brillante científica, pero su carrera en la agencia fue tan excelente como fugaz. Empezó a creer en paranoias y conspiraciones, y en un arrebato de locura acabó con sus dos ingenieros y desapareció. Desde entonces ha tratado de robar datos de todas las agencias espaciales y los principales gobiernos mundiales. Ha boicoteado numerosos proyectos y ha eliminado ingenieros e investigadores de la NASA y la FKA.

El hombre guarda silencio un momento, y después continúa, con una seriedad mayor que la que ha mantenido hasta ahora.

- Y sospechamos que ahora Raf y ese objeto están en sus manos. Y por supuesto, el científico no confía en nosotros. La última vez que tratamos de ponernos en contacto con él apagó la radio de la Soyuz. Si puede confiar en alguien, es en vosotros. Por eso os necesitamos. Tenéis que poneros en contacto con él y hacerle entrar en razón.