Partida Rol por web

Amuro respiraba agitadamente pero sus pulsaciones comenzaban a bajar. Habia batido su record personal de resistencia y no se encontraba tan cansada como otras ocasiones que habia corrido mucho menos.

- Señor.- dijo dirigiendose al Cabo.- ¿Ordena alguna otra cosa?.- pregunto sin poder reprimir volver a rascarse el brazo, lo que fuera que les hubieran metido seguia alli dentro.

Descansen señoritas hasta que se les ordene lo contrario -ordenó mientras tambien su respiración se iba regulando lentamente- supongo que lo necesitaran.

- Señor... tengo una pregunta. ¿Me desprecia mas por ser mujer o por no ser de su raza?.- pregunto Amuro molesta porque diera por sentado que necesitaba descansar por no ser un hombre. Ella se consideraba a si misma un guerrero y su orgullo, que era su peor defecto, hablaba por ella.

No se como se llama ni me importa señorita -dijo cruzando lo gruesos brazos- pero no se pregunta a un superior sin que este le de permiso antes.

Considerando que aquello lo aclaraba todo y que la conversación había terminado se giró andando en dirección a los soldados que les vigilaban desde los tejados.

El dolor en el brazo de Amuro se estendio, las venas del brazo, que ya parecian inchadas, se marcaron en un azul amoratado y a abrirse camino como rios por todo su torrente sanguineo.

La mujer pudo cerrar los dientes para no gritar pero cayo de rodillas atenazada por un incapacitante dolor que subio hasta el hombro, despues a las venas del cuello y la cara, marcandose con mayor fuerza aquellas que se dirigian al corazon.

El mundo se borro para Amuro, vio una luz potente blanca mientras el resto de presentes la veian soltar espuma por la boca, en un ataque de epileptico severo. No era una broma ni nada que pudiera fingirse. El charco de orina en sus pantalones no era ninguna broma.

Brown no se lo pensó dos veces, cargó con la muchacha japo en brazos sin importarle mancharse y se lanzó hacia la enfermería -suponía que era donde habían despertado- sin importarle los rifles de los soldados que estaban sobre sus cabezas.

Mis conocimientos en medicina eran mínimos, pero en cuanto vi su reacción supe que podía ser grave, cuando vi que nuestro superior la cogía, le seguí rápidamente, con cierto grado de ansiedad:

- ¡Deprisa! ¡Necesita atención médica urgente! - Mientras no paraba de preguntarme si eso tendría que ver con lo que nos habían puesto, me miré los brazos disimuladamente. ¿Y si yo era la siguiente?

Et había aprendido que ese tipo de misiones cada cual debía cuidar de si mismo y no unir demasiado los lazos, por si llegaba el momento de tener que cumplir con cierta orden, pero intentar cumplir una misión como aquella uno solo era de locos y esperaba que el resto del equipo lo tuviera claro.
Por otra parte le daba igual ser o no quien dirigiera uno de los equipos, pero quería conocer quienes eran esas personas, ya había dado con algún imbécil con ansias de poder que se creía el General Custer y no le importaba llevar a la muerte a sus hombres con tal de que se le recordase… aunque fuese por loco.
Et dejo sus cosas en su habitación y se cambio de uniforme poniéndose el que se le había entregado, aunque decidió quitarse la guerrera y quedarse con la camiseta interior para entrenar algunos golpes, ya que su temprana marcha no le había permitido hacer sus entrenamientos diarios.

En unos minutos llego una enfermera con un par de inyeccion. Os las puso y os aseguro que si os daban algo de sueño era algo normal.

Eran unas vacunas muy fuertes, imaginasteis que era algo mas de lo que os habian dicho cuando sentisteis que la somnolecia os daba el tiempo justo para llegar hasta vuestras camas.

No supisteis cuanto tiempo habia pasado, unos minutos o unas horas. Despertasteis algo atontados, con el brazo adolorido por media docena de pinchazos mas de los cuales no recordabais nada. Antes de que pudierais reaccionar escuchasteis gritos en el pasillo.

 una mujer gritaba que alguien necesitaba ayuda con gran urgencia.

 Escuchaste la voz de una mujer gritando, pidiendo ayuda en el pasillo.

¡Deprisa! ¡Necesita atención médica urgente!

Su tono era casi de panico, ademas habia pasos de un hombre, pesados y duros. Al asomarte viste que un hombre negro tenia entre los brazos a una chica en un estado horrible, convulsionando. No era dificil adivinar que le habian inyectado algo que estaba haciendole una reaccion.

Et no puso ningún reparo a las “vacunas” pues ya había por algo parecido con cierta organización, aunque no supo bien que es lo que le habían inyectado hasta que soltando algunos golpes rápidos noto como se le iba la cabeza, empezó a sentirse pesado y mareado y se fue acercando torpemente hacia la cama donde se desplomo con los pies colgando.
Cuando se despertó se sintió aturdido, tenia el brazo dolorido como si un erizo se le hubiese abrazado y con la cabeza pesada como los días que de más joven se había pasado con el wiski. Se sacudió la cabeza intentando despejarse cuando escucho un grito. Algo estaba pasando fuera aquello lo puso en guardia y le acelero el pulso, se levanto y se encamino rápidamente al pasillo de donde venían los gritos de una mujer.
Abrió la puerta y miro a ambos lados preparado por si tenia que sacudir a alguien, no quería que le pillasen por sorpresa.

Maldita sea... la sensación de mareo... ya había pasado por eso alguna vez y no era plato de buen gusto. Me levanté de la cama y apoyé la cabeza en mis manos hasta que escuché los gritos... 

Entonces con cuidado salí disparado de la habitación para ver qué ocurría y hacerme una idea de la situación.

¿Sería esto una prueba?

Al llegar a al enfermería y encontrar a los demás (*) me quedo algo confusa, para después, en medio de nuestro frenético viaje a la enfermería vuelvo a blasfemar... parece que no éramos solo nosotros.

- ¿Más reclutas? Tened cuidado, puede que os encontréis algo mal, ya tenemos a una compañera con ataques epilépticos... maldito ejército americano... ¿Qué leches nos han metido?

Me giro hacia la chica japonesa otra vez, preguntándome si se encontrara bien.

Miré alrededor en busca de enfermeros o algo parecido.

- Las vacunas militares suelen tener algunos efectos secundarios. Seguramente sea algo temporal y se le pase enseguida. - comenté a la rubia...

No podía creer que gritara y pidiera ayuda con tanta urgencia por algo así... me pregunté si sería una prueba de nuestros superiores.

Busco con la mirada cualquier cosa - objeto que me sirva de arma... sobretodo como proyectil, pero si es necesario también cuerpo a cuerpo. Jeringuillas, cuchillas, chinchetas, bolígrafos... lo que sea.

Recuperó el aspecto de hombre antes de nada. No le apetecía dar explicaciones.

Tráiganla aquí, soy médico- Dijo con voz autoritaria

!Rapido!

Esto no son vacunas... -replicó el enorme médico- ¿Y tu bata? ¿Como coño se que eres médico? Preguntó reacio a dejar a la muchacha en manos de un desconocido. Recordando lo ultimo que le había hecho el cuerpo médico de los estados unidos.

Así sin examinarla lo único que puedo llegar a intuir es que le han inyectado algo y que su cuerpo esta reaccionando de forma negativa. Estas convulsiones puede que solo sean el principio de un fallo orgánico generalizado. 

!El tiempo se acaba!

Déjala en el suelo, la examinaré aquí mismo

Desconfiado la dejó sobre el suelo. Quedándose muy cerca de la muchacha con los brazos cruzados sobre el pecho. Observaría muy atentamente lo que le pasara a la Japo. Se giró hacia la otra mujer. ¡Hoover! Vaya a buscar ayuda, al oficial, a más médicos... lo que sea. ¡Muevase coño!

Se quedó observando la situación mientras fruncía el ceño. Se colocó con la espalda contra la pared, no conocía a ninguno de aquellos tíos así que no se iba a fiar de ninguno de los blanquitos.