Partida Rol por web

- Se esta pasando señor. Esta hablando con una señorita y si quiere mantener los dientes en su lugar, se disculpara.

- Paz, señores, mantengamos la calma. Sera mejor que todos volvamos a nuestras habitaciones y nos calmemos un poco.

Me quedé atónita ante las palabras del aquel loco artista o lo que fuera, e indignada mirándole por un instante, pero entonces aquel hombre apareció en mi ayuda.

- Gracias, señor. Es un placer ver que aún hay hombres que tienen un mínimo de modales. - Dije mirando al hombre que había hablado en mi favor. Le mostré una sonrisa, por lo menos parecía ser caballeroso, algo que era de apreciar hoy en día.

- De acuerdo. - dije mientras echaba una mano al tal Will. A estas alturas ya era evidente que él no era quien decía ser, y aunque lo más seguro es que él no me hubiera notado nada, tarde o temprano lo descubriría. - ¿Puedo saber por qué seguías a Harresom? -  pregunté a las claras.

Si tuviera que apostar diría que el tal Will trabajaba para alguna agencia de algún gobierno que buscaba lo mismo que nosotros. Era más claro preguntar por Harresom que decir a las claras: "¿Para quién trabajas?"

- Podria decirtelo pero despues tendria que matarte.- dijo con tono de broma pero no te quedo muy claro que lo fuera.

- Dejemoslo en que andamos en el mismo bando. Se supone que yo no estoy aqui y me puedo meter en problemas si le hablas a alguien de mi.- dijo apresurando el paso, buscando algun rastro del tipo sin encontrarlo.

Observé también los alrededores en busca de algún rastro para ver si averiguaba por dónde había ido Harrisom...

Así que estábamos en el mismo bando... el tipo parecía saber para quién trabajaba yo y sin embargo no me decía para quién trabajaba él... algo raro había. No me fiaba un pelo.

Me levante de la silla sin decir una palabra y sin escuchar a Orphen, se suponía que éramos amigos ¿Qué clase de amigo permitiría que insultaran a su amiga sin defender su honor? La verdad es que no recordaba mucho sobre nuestro tiempo juntos y aun menos si habíamos superados ciertos “roces” que teníamos Rachel y yo. Y aunque no se lo pensaba confesar a ella aquellas palabras me ofendieron, éramos un equipo pasara lo que pasara entre nosotros debíamos seguir unidos.
Mi expresión era sincera y se podía ver en mis ojos el principio de un cabreo y no era nada bueno verme enfadado de verdad.
Me puse delante del director de cine y mirándole directamente a los ojos.
Exijo una disculpa inmediata por tales grosería a mi amiga, no sé si va a mantener sus dientes en su lugar, pero si se que de no hacerlo el problema no lo tendrá con la señorita ni con el caballero que tan amablemente le ha parado los pies, los tendrá con migo y ya puede ser cierto que está más próximo de un dios que de un mero mortal pues podemos comprobarlo.
Sepa usted que soy de Tejas, esto puede que no sea nada relevante pero para su información he visto palizas y tiroteos por muchísimo menos. Pero ahora los Tejanos somos mucho más civilizados y democráticos así que le voy a dar a elegir o se disculpa o ya que es cineasta va a ver un Western en directo y usted como protagonista.
Lo miraba fijamente sin dejar de prestar atención a cualquier gesto amenazador, para soltarle un golpe como en mis tiempos de boxeador.

Aquel tío era peligroso, más peligroso que todos lo klaus con los que se había cruzado en su vida a pesar de que no estuviese armado y pareciese que pudiese partirlo en dos como una rama seca si le pusiera las manos encima. Sabía que no se atrevería a hacerlo. Había algo en él que le infundía respeto y temor, casi reverencia.

-Señor Harrisom le aseguro que nadie retiene a ninguna niña en contra de su voluntad.- De algún modo intuía que no podía mentir a aquel hombre, si lo hacía él por algún motivo que no entendía habría ganado la partida. Y los blancos siempre son iguales, hipócritas. 

Se cruzó de brazos, sesenta años... aquel hombre sabía mucho. Tenía la sensación gélida de que aquel hombre sabía todo de él, incluso más que Jeremiah Brown de él mismo. Aquello le asustó pero contuvo el impulso de santiguarse, no parecía apropiado, más cuando empezó a criticar a Dios y a su plan divino, las preguntas y las dudas del hombre con palabras en las que podía entender sus propias dudas, se atrevió a responder con un par de salmos a las palabras del hombre como si se trataran de fintas en un desigual combate de esgrima. 

Todos hemos cometido pecado. -Repuso- El Eclesiastés 7:20 declara, “Ciertamente no hay hombre justo en la tierra, que haga el bien y nunca peque.” y Juan 1:8 dice, “Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros.” estuvo apunto de decir algo más pero las siguientes palabras de él -puesto que no se atrevía a definirlo de otro modo- le derrumbaron, dio un paso atrás como si hubiese recibido un golpe con una maza de hormigón, Hanna... ¿Era aquello cierto? ¿Habían yacido juntos? ¿Había probado el sabor de su piel, tocado su pelo... Profanado su cuerpo joven y hermoso? 

No lo recordaba, temía que fuera de aquel modo. Aquello jugaba con sus recuerdos pero tenía razón, en el fondo de su corazón no se arrepentía, era una mezcla de placer y orgullo, posesión. Sí el lo había hecho, había yacido con la preciosa muchacha blanca era su victoria, cada vez que hubiese gemido entre sus brazos era una bofetada a cuantos le consideraban a él y a otros meros animales más parecidos a un mono que a un ser humano. 

No, no se arrepentía. Lo atesoraba y no pudo evitar sentir como la excitación del recuerdo o la ilusión de este le hacían latir la entrepierna. Aturdido solo se atrevió a preguntar.

¿Quien o que eres en realidad?

Alam levanto la voz, no esperabas que enfatizara tanto algunas palabras. Realmente era un orador increible.- ¡Me sorprede, señor! ¿Acaso no tiene palabras propias que a de citar a las de anonimos muertos, que pusieron en un papel supuestas palabras divinas ¡CUATRO SIGLOS! despues de que cristo muriera?

se relajo y sonrio.- Bien, jugaremos a lo mismo. Y ahora le pregunto yo, señor, si El Eclesiastés 7:20 declara, “Ciertamente no hay hombre justo en la tierra, que haga el bien y nunca peque.” ¿Que significa esto?¿Lo ha pensado?

-Si... se que lo ha pensado.....

- Pues si todos somos pecadores ¡CREADOS A SU IMAGEN Y SEMEJANZA! ¿NO ES DIOS EL MAYOR DE LOS PECADORES?.- te pregunto buscando una afirmacion.- y si bien ya os considera a todos ingnos y pecadores, ¿significa eso que os da por perdidos y os ha abandonado?

Guardo unos segundos de silencio y bajo el tono de nuevo, dulce esta vez, como el de un padre.- En cambio yo siempre he estado de vuestro lado. No os juzgo por disfrutra de la vida, podria decirse que soy el ultimo humanista y ¿QUIEN PUEDE NEGAR QUE EL ULTIMO SIGLO A SIDO TODO MIO?

Alcé las cejas y eché la espalda hacia atrás, anonada por el discurso de Ethan. Y yo que creía que le caía mal... Apreté los labios y me quedé a mirando a los presentes en tensión, esperando la chispa que desencadenara la pelea,.

Él había dado respuesta a su pregunta, sin saber muy bien como su espalda estaba contra la pared y sentía como su cuerpo empezaba a sudar copiosamente de puro pánico. Quizá alguien le tomase por loco pero Brown tenía muy claro a quien tenía delante. Sabía que no podría decir una sola palabra, la garganta reseca y el miedo le atenazaban demasiado como para que pudiese decir el nombre.

Tartamudeando vinieron a sus labios como susurro las escrituras de Ezequiel 28, las palabras fluían solas mientras él hablaba de Dios y el pecado. -Tú eras el dechado de la perfección, lleno de sabiduría y de espléndida belleza. En el Edén, jardín de Dios, vivías. Innumerables piedras preciosas adornaban tu manto: rubí, topacio, diamante, crisólito, piedra de ónice, jaspe, zafiro, carbunclo y esmeralda; de oro era el borde de tu manto, de oro las incrustaduras, todo a punto desde el día en que fuiste creado. Como un querubín protector yo te había puesto en el monte santo de Dios. Eras perfecto en tus caminos desde el día en que fuiste creado, hasta que apareció en ti la iniquidad. Con el progreso de tu tráfico te llenaste de violencia y pecados; y yo te he arrojado del monte de Dios y te he exterminado, oh querubín protector, de entre las brasas ardientes. Tu corazón se había engreído por tu belleza. Tu sabiduría estaba corrompida por tu esplendor. Y Yo te he derribado en tierra y te he presentado como espectáculo a los reyes...-

Las piernas flaquearon al ver que ambos pensaban lo mismo, el altíssimo parecía haberse vuelto a olvidar el mundo y romper su promesa para volverlo a sumir bajo el agua. El mundo era de los abogados, nazis y niños ricos... Si, era el siglo del diablo sin duda. Él sabía lo que pasaba por su mente, en su corazón y las entrañas. Era un libro abierto para él, solo una pregunta se abría en su mente, le costó todo el valor que le quedaba hacerla.

¿Que haces aquí...? ¿Que... que quieres de mí?

- Eso es, señor Brown. Veo que no me he equivocado, es usted un hombre inteligente.

- Por desgracia si ahora saliera de este cuarto gritando que Satanas esta en el hotel le encerrarian y tirarian la llave.- dijo con tono de broma.

Te ofrecio asiento con un gesto y sirvio una copa para ti, del mejor vino que la tierra pudiera dar.- Relajese, beba un poco, seria muy triste que le diera un infarto ahora.

Se sento delante de ti.

- Estoy aqui porque EL no a cumplido su parte del trato.- dijo con calma.- Se suponia que el fin de mundo no seria tan pronto, hay unos plazos que debian cumplirse, unas formas ¿Comprende?. Pero el "buen Dios" a decidido saltarselo y ¿Recuerda la promesa que le hizo al gilipollas de Noe? No mas diluvios... - Señalo a la ventana de nuevo, donde la destruccion se veia aun mas horrible con las luces del dia.- Tambien se a pasado eso por el forro. Al parecer al viejo le falta imaginacion. Por eso estoy yo aqui. Para equilibrar la balanza. El mueve sus fichas a traicion y yo tengo que mover las mias, asi es el juego, amigo mio.

- Un tejano siempre a sido y sera un tejano.- dijo con desprecio, altivo pero tambien preocupado en el fondo por su integridad fisica.- ¿Quiere una disculpa para su...amiga? Muy bien, me disculpo. ¿Contento?

Paso por vuestro lado camino de su habitacion, nisiquiera os miro.

No habia ni rastro de Harrisom.

West se cargo al escritor en el hombro. Era un tipo fuerte y podia con el sin problemas.

- Vamos a otro sitio, aqui resultariamos muy sospechosos y ninguno de los dos quiere eso. Lo llevaremos a tu habitacion, asi podreis controlarlo vosotros...por cierto. ¿Teneis a la cria? Yo sospecho que la mocosa se metio en vuestro cuarto, de lo contrario habria aparecido.

- ¿Esperas que te responda a eso sólo por que dices que estamos en el mismo bando? - casi dejé escapar una carcajada.

- De acuerdo, llevémoslo a mi habitación, así podremos hablar tranquilamente. - asentí y dejé que Will tomara la delantera con el escritor mientras mostraba una sonrisa en mi rostro - Después de ti. -

En cuanto llegáramos a la habitación desenfundaría mi arma y entraría tras Will. No iba a dejar que se fuera tan tranquilo y sin dar explicaciones... y me mantendría apartado de él al menos un metro, era un tipo rápido y buen combatiente pero si me mantenía con espacio tendría una bala en la frente antes de que se acercara a mí. Yo nunca fallaba.

La puerta se abrio y un tipo negro entro cargando con el escritor inconsciente. Ryan iba justo detras, desenfundando su arma.

Hanna se sobresalto al oir la puerta, estaba sentada en uno de los sillones peinando a la pequeña pero intento ponerse delante de ella para cubrirla.

- Como imaginaba.- dijo el tipo mirando a Ryan de reojo.

- Lo mismo digo. - respondí al hombre. - Deja al escritor sobre la cama y comienza a hablar. ¿Quién eres y para quién trabajas? - estaba claro que quería proteger a Hanna y la niña pues acababa de enviar al hombre negro a la otra punta de la habitación.

Eché un vistazo a Hanna y le indiqué con la mirada que se mantuviera apartada del tipo negro que acababa de entrar. Mi arma no dejó de apuntarle ni un instante... listo para disparar si fuera necesario.

- No tengo mucha paciencia. - añadí. No pretendía sonar brusco y no era una amenaza, era un hecho. No iba a dudar en volarle los sesos si la respuesta no me satisfacía.

La cabeza le daba vueltas. Sin duda le iban a tomar por loco si decía que estaba con... Él. Joder, ni siquiera se atrevía a pensar o decir el nombre ni que fuera para si mismo. Era probable que se desmayara si no se calmaba aunque no se atrevió a tomar la bebida ofrecida. Su padre se revolvería en su tumba.

Pero...

Joder... Los pensamientos del diluvio coincidían con las suyas, él lo había prometido ¿No? En la biblia... Se sacudió la cabeza para deshacerse del sudor que le corría por la frente. Trató de mantenerse en pie por puro orgullo. Estaba tan mareado que le parecía que era otro de los pecados pero tenía que tirar de soberbia o caería de rodillas. Trató de mirarle a los ojos pero apartó la mirada antes de que se cruzaran, le tenía miedo. Una vocecilla -curiosamente parecida a la de su padre- le decía que el adversario se presentaba como el salvador de la humanidad. Pero conscientemente y Dios le perdonara encontraba algo de razón el las palabras de quien estaba sentado frente a él.

Y...

Tragó saliva, no pudo ya que la boca estaba completamente reseca.

¿En que parte del tablero se supone que estoy yo?

No quería saber la respuesta, pero la pregunta saltó de sus labios como acto reflejo.

- Buena pregunta, a mi tambien me gustaria saberlo.- te confeso con tono amistoso.- vera, para empezar no deberia nisiquiera estar en el tablero. Me he tomado muchas molestias para que aqui solo esten personas que me interesan y de pronto irrumpen ustedes.-  dijo y le dio un trago a su bebida. Lo paladeo y siguio hablando.

- Estaba pensando que podrian ser las piedrecitas blancas que EL suele meterme en las botas, ya me comprende, pero despues lo pense un poco. Como se suele decir mas se por viejo que por ser quien soy.- bromeo.

- Confieso que a mi edad comienza a ser dificil sorprenderme pero ustedes lo han logrado. Me costo tirar del hilo para saber de donde salian pero como sabra, no hay nada imposible para mi. Tranquilo, no le dicho a Orphen quienes son, es mas estoy descontento con el, es posible que quede pronto una vacante en la empresa.... ¿Le interesa?.- pregunto y supiste que era una proposicion en firme.

- Vera, hace años le propuse lo mismo a su padre. Un hombre de fé firme.

La verdad es que el comentario sobre los tejanos me molesto un poco pero había conseguido que se disculpase, más por miedo a mis golpes que por reconocer que se había equivocado pero al fin y al cabo era una disculpa.
Deje que se alejase sin tan siquiera mirarle.
Recuérdelo la próxima vez que nos veamos.
Deje transcurrir unos segundos, era mejor volver a la habitación e informar al grupo, además quería comprobar si Murphy había regresado ya.
Rachel querida que tal si volvemos a nuestra habitación a descansar de tanta agitación, y yo que me pensaba que esto iba a ser aburrido.
Dije siguiendo con mi interpretación.