Partida Rol por web

Valerio les dibuja un pequeño mapa. En el se ve un sedero que discurre hacia el sur, y la casa del ermitaño, a aproximadamente 1 hora a pie.

El camino en realidad esta muy desdibujado por el pasto, pero al final encontrais una casucha de madera bastante destartalada, y bastante escondida entre los arboles....

Vaya ¿casa?... Si destroza el paisaje!

Miro a los demás...

Hola? Hay alguien? Somos amigos de Valerio el posadero!

Léonore fue la primera en estar en la puerta, con su mochila y la capa puesta, lista para salir en esa pequeña aventura que parecía ser demasiado simple. En el camino, y como pasara antes, ella permaneció en su mundo, cantando a mediana voz cánticos a su dios, Debía orar por lo menos seis veces al día, y esa mañana no había podido hacerlo, así que improvisaba cánticos.

Llegaron a la cabaña, la verdad, es que si no fuera por el grupo, ella no hubiera podido llegar, de hecho, sólo los había seguido, no podía devolverse, por lo menos, le costaría mucho esfuerzo.

- ¿alo?... Señor Alaren… venimos en nombre del señor Valerio… - secundó a Eric, algo hacia que ella siempre estuviera cerca del explorador, claro, con él cerca ella no podría perderse que era el mal más frecuente que la aquejaba. Era extremadamente despistada. Su voz buscó  al hombre al mago, y sus ojos, esperaron alguna seña, de todas formas eran muchos para hablar con un ermitaño,  y seguramente no le agradaría ver a tanta gente metida en su hogar.

- chicos… tengo algo de conocimientos de diplomacia… podrían ayudar… ¿no creen?- comentó a mediaba voz, mientras esperaban a  Alaren diera señas.

Camino rumbo a la casa del ermitaño junto a mis compañeros. Permanezco en silencio, atenta al paisaje que nos rodea, intentando fijar en mi mente el camino por si hubiera complicaciones a la vuelta.

Mientras llegamos a nuestro destino meto la mano en mi mochila y acaricio el símbolo sagrado de Tyr que guardo en su interior, llevo mucho tiempo sin poder rezarle con tranquilidad, pero él sabe que es por una buena causa, agradecerá las palabras que le dedico mientras caminamos.

Una vez que llegamos a la cabaña espero pacientemente a que el ermitaño responda a las palabras de mis compañeros, no quisiera importunarlo si todos comenzamos a llamarle.

Escucho las palabras de Leonore y le respondo en un susurro. Yo también se algo de diplomacia, quizás entre las dos consigamos que ese hombre nos venda su vino. Sonrio a mi compañera mostrándole complicidad.

- ohh.. claro... si..... entre las dos... podremos.. jaja... dejen esto en manos de las mujeres...- dijo en un tono gracioso, claro, aún hablando a susurros, detrás de la espalda de Eric que permanecía delante de ella. le guiñó un ojo a Irina, compartiendo su complicidad, no sólo la triada las uniría, Léonore sintió un buen augurio en ese momento.

Nadie parece responder de la casa. Hay un humito saliendo de la chimenea o mejor dicho lo que intenta ser una, señal de que algun fueguito arde dentro de ella. No hay animales y podeis notar restos de basura en los alrededores.

distingues basuritas en el entorno y lo rustico de la casa. Crees oir un ruido adentro, pero te resulta dificil discernir que es.

Perfecto, entonces os dejaré la diplomacia a vosotras- les digo guiñándoles un ojo
Creo que he oido algo dentro...

Me acerco hasta la puerta y repito el saludo, ahora que me acuerdo que Valerio nos dijo que el tal Alaren estaba algo sordo...

Hola!!

Y golpeo con los nudillos el marco de la puerta

-gmama... QUIEN ME MOLESTA EN MI DESCANSO!!!

se oyen fuertes pasos y la puerta se entreabre... es un hombre de barba rala y gris, un semielfo. Lo que se distingue de sus ropas es una raida y sucia tunica...

- QUIEN VIENE A MOLESTAR AL GRAN ALAREN!? +le grita en la cara a Eric, que esta al frente, sin parecer ver a los demas. El aliento del viejo es a cebollas...que por los restos en sus dientes y barba fue su desayuno. Eric es el unico que nota esto, ya que tiene una posicion privilegiada para tal efecto...+

Puagh! porque no habrá desayunado una manzana el "gran Aralen"???

Doy medio paso hacia atrás y miro a las chicas, tanto para que Aralen las vea y al mismo tiempo pueda respirar, me giro y con voz alta y laudible:

Soy Eric. Ellos son mis compañeros Léonore, Irina y Wim. Somos amigos de Valerio, el posadero. Él nos envía.

Miro al viejo que parece que ha tenido una vida más que larga dado su raza y me alegra por ahora de conocerlo, sabiendo que vivió mucho.

- Mi nombre es Malrick y solo tenemos un pedido por hacerle, las dos hermosas señoritas que nos caompañan se lo podrán decir mejor que yo - Digo todo esto en tono alto para que me escuche.

El paseo ha sido agradable, con Eric a la cabeza como guia uno puede estar tranquilo de no perderse y así ha sido. Encuanto a la casa, la primera decepción de Wim llega con la visión de los tablones mal colocados y la pequeña construcción rodeada con algún desecho que el hombre ha dejado para que se pudra a la intemperie.

Vaya...este sitio no tiene pinta de pertenecer a un gran...mago...

El ermitaño cumple bien con lo esperado. Le llamamos, preguntamos si hay alguien pero no respondo hastaque Eric se acerca mas a la puerta. El aroma a cebolla llega hasta todos nosotros asi que Eric casi debe estar mareado por tan delicado perfume.

Tras la primera impresión, observo bien al mago, larga barba gris y cara de pocos amigos que hacen que este hombre pueda ser cualquier cosa, pero sinceramente esperaba que se pareciera mas a un mago.

Eric...Eric el desgraciado

que olió la cebolla de la tempestad

del mago descastado

que lo atufó sin piedad.

Sonrio al mago mientras espero que mis compañeras intenten conseguir que nos venda algo de vino.

Tras las presentaciones de mis compañeros sonrio al semielfo que se encuentra en la puerta de su cabaña y con pasos firme pero delicado me acerco hasta él. Al llegar a su altura agacho la cabeza en señal de respeto.

Buenos días Gran Alaren. Me llamo Irina. Hago una pequeña pausa para poder mirarle a los ojos con la expresión más cordial que puedo reflejar. Como muy bien le han dicho mis compañeros nos envia Valerio el posadero. A nuestro amigo le interesaría saber si sería tan amable de vendernos unas cuantas botellas de su vino. Esta noche va a celebrar una gran cena en su mesón y no tiene nada que servir a sus comensales.

En silencio espero su respuesta, algo me dice que va a ser una tarea difícil convencer al semielfo para que nos venda su vino.

Mira a la paladina con una expresion petrea, sobre todo a la armadura... Parece que no oyo nada de lo que dijo Eric o Malrick y ni dirije una mirada a los presentados, hasta que Irina se le pone enfrente. Entonces parece recobrar la audicion.

-Bah, ese gordo no es amigo mio y una mujer envuelta en acero no me convencera de nada! Ademas mi vino es un producto de la mas fina calidad, de la cosecha record del 1321!! No es cualquier vino fino, muchacha!

El hombre, como ya lo había supuesto Léonore, eran muchas personas las que aparecían de repente ante el ermitaño, y obviamente se molestaría, era una persona que seguramente apenas tenía contacto con otras personas, no por nada era un ermitaño. Léonore dejó que Irina actuase, ya le manifestó todo lo que pasaba, pero la reacción del hombre no se la esperó, era más complicado de tratar. Suspiró y dio un paso hacia delante, quedando al lado de su compañera.

- señor… necesitamos de su ayuda… le  pagaremos cada una de esas botellas... por favor... - suspira la joven mirando al hombre sin reparar ni en sus ropas ni en su aspecto, incluso supuso que por su misma herencia, algo de belleza debía guardar aún.

- es por una buena causa... y sé que ud... encontrará en su corazón la bondad para brindar una mano a una persona que en este minuto necesita de su ayuda... además, no será gratuita.... al contrario... tendrá una paga... no sólo en dinero sino en la gratificación real y sincera de haber ayudado a una persona...- le sonrió la joven cuya aura era ligeramente especial. sus ojos estaban serenos y puestos en el ermitaño.

El viejo se sorprende un poco al ver a esta otra chica... y escucharla. La contempla un tanto mosqueado... luego hace un gesto con la cabeza y una reverencia cortesana de saludo, un tanto envarada por su edad.

- Esto...mmm... bueno.. eso suena mejor, niña...+la mira fijamente, con ojos astutos+... Cuanto ofreces? Y no digas cifras tontas, recuerda que son botellas de la mejor calidad!

- en ese caso... puede decirme que es lo que considera un precio justo por sus botellas, mi buen señor...- sonrió al hombre, debía hacer ella el negocio, para lo que no era muy buena, pero empezar con una oferta era lo mejor. Esperaba que sus amigos juntaran el dinero que tenían, puesto que Valerio no les dio nada.