Partida Rol por web

Los días siguientes al rescate del Dr.Aarden fueron un poco caóticos. Según las noticias a las que tenían acceso gracias a ordenadores de la base, los V'Sori empezaron a desplegar los nuevos drones que habían visto en la base acuatica en grandes cantidades. Lo poco que quedaba de las ciudades del mundo estaba siendo castigada de nuevo.

Curiosamente eso no pasaba en Star City. Los V'Sori se mantenían al margen y eran sus secuaces humanos los que se encargaban de ello. Claro que de una manera un poco más controlada. No había destrucción en masa, y a los ciudadanos que veían por la calle sólo les encerraban. O al menos eso parecía. Pero desde luego la situación había dado un nuevo giro.

Los Omegas estaban bien abastecidos en casa, pero eso no quitaba que quisieran salir de vez en cuando a pesar de las ordenes de Destrucción.

La cosa llevaba ya tres semanas así, y no tenían noticias del supervillano. Lo cuál no parecía normal. Así que mientras Videshee estaba "de guardia" en las comunicaciones recibieron por fin la llamada.

Llama a los demás. Tenéis una nueva misión.

Fue lo único que dijo cuando la imagen apareció en la pantalla. Ya lo conocían los suficiente para saber que no empezaría hasta que no estuvieran todos allí.

Claramente estaba allí de guardia, pero me había llevado conmigo un altavoz en el que había metido música hasta hartarme. Y claramente, cuando recibí la comunicación de Destrucción estaba bailando la coreografía de aquella canción. 

- ¡Cortarrollos! - Pensé antes de responderle. 

- Ya voy... - A lo que me asomé a la puerta y boceé como si tuviera un puesto en un mercadillo. - ¡REUNIÓN!! - Grité para luego seguir cantando. - Oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh-oh...

Los V'sori nos estaban jodiendo o eso nos decían los que venían a nuestras fiestas del fin del mundo. Daba igual, esperábamos la llamada de Destrucción durmiendo en turnos en la sala de ordenadores, con todo previsto para cuando viniera. 

Star City no era tan castigada. ¡Claro, no se atrevían! ¡Sabían que allí estábamos nosotros y que mataríamos a todos los que se nos opusieran! Sólo que Destrucción les quería para dar sin duda un golpe definitivo. 

Videshee nos avisó a gritos (era la única manera de pasar por el fiestón y diciendo a todos que siguieran (mantendrían nuestra cobertura) nos dirigimos... la menos Templario se dirigió a la ducha, un minuto... a la armadura y a la sala de ordenadores.

—Aquí estamos. Listos... —algo borrachillos— para el contrataque final y definitivo. ¿Verdad? ¿Vamos a por esos cabrones de una vez? La gente nos dice que están machacando las ciudades con los nuevos supermasillas esos por diversión. 

El aviso había pillado a Roxanne de empalme. Los gritos de Videshee le indicaron que la fiesta tenía que pararse y la mujer fue con pocas ganas hasta el cuarto donde se echaba la siesta se hacía guardia.

-Deja a un clon vigilando, Wormy- le sugirió a su compañero para que la fiesta no se quedara sin control.

 Se presentó allí con el cabello recogido en una coleta y varias marcas en su cuello. Como ropa tenía unas mallas ajustadas y una camiseta de tirantes de color negra con algo de escote.  Todavía notaba el pitido de la música en sus oídos y el alcohol corriendo por sus venas. Casi sintió el impulso de ponerse a saltar allí mismo para darlo todo con la música de fondo.

-¿Qué pasa ahora, cantarina? Preguntó después de que hablara Templario. La verdad es que no tenía muchas ganas de ir a pegarse de hostias en ese momento porque tenía sueño, pero si la hacían moverse esos cabrones pagarían el pato. ¡Hey! ¡Jefe! ¿Qué tal estamos?

Se alegró de que no le hubiera tocado a él estar de guardia cuando el malo del Dr. Destrucción volviera a llamarles para una misión. No estaba seguro de haberle dado una buena respuesta. Y es que, cuando tenía que perderse una de aquellas fiestas, tenía un humor de perros.

Hizo caso de Roxanne y dejó a una de sus copias disfrutando de la fiesta y controlando que ningún invitado hiciera alguna tontería. ¿O era el original quien se había quedado? Quién podía decirlo.

El caso es que cuando se reunieron todos alrededor del monitor desde el que les hablaba su jefe, Worm -o su copia- decidió no abrir la boca y esperar a que la reunión terminara cuanto antes, para poder regresar al fiestón que seguía su marcha sin ellos.

Cuando los cuatro villanos aspirantes a salvadores del mundo estuvieron juntos en la sala de control, la imagen de Destrucción de la pantalla desapareció para volver a aparecer en medio de la habitación. Aunque parecía estar ahí en realidad era un holograma o algo parecido. Tanto los sentidos naturales de Roxanne como los de la armadura de Templario se lo indicaron.
La imagen miró a los lados y luego sacudió la cabeza. Los Omegas esperaban que no hablase muy fuerte porque casi todos tenían una resaca de campeonato.

Veo que mi sugerencia de que os mantuvieséis centrados y no hicieséis locuras tenía que haber sido más bien una orden. Porque finalmente han dado con vosotros.
Voy a volar el edificio ya que no puedo permitir que rastreen ninguna señal o encuentren pistas de lo que hemos estado haciendo. Y no os vuelo a vosotros con el resto porque os necesito para la siguiente misión.

Suspiró resignado.

Tengo a todas las demás cédulas Omegas cumpliendo misiones alrededor del globo, el Ejercito de Atlantis en posición, y todo listo para un ataque a escala planetario. Pero todo eso no funcionará si no eliminamos a los Drones del enemigo. Podemos lidiar con su ejercito normal, y sus Fins, pero los Drones les dan la ventaja de los números. Hay que eliminarlos.
Gracias al Dr.Aarden he logrado averiguar desde donde controlan remotamente a esas tropas de choque. Desde un satélite que tienen los V'Sori en orbita.
Desgraciadamente no podemos destruir ese satelite porque los drones seguirían llevando a cabo su orden original. Hay que entrar, desconectarlos y luego volar el satélite.
Una vez hecho eso podremos lanzar el asalto final contra los aliens.

Destrucción les miró uno a uno.

Y desgraciadamente para mí dependo de vosotros para hacerlo. Y viendo vuestro estado no sé si el mundo lo logrará. Desgraciadamente los planes ya están en marcha y hay un horario y todo tiene que cuadrar al mílisegundo, no tengo tiempo de reorganizar equipos.

Volvió a suspirar.

Tenéis media hora para llegar al McGlothlin Park en la zona del Uptown. Allí os espera Aarden, que fue quién insistió en que o trabajaba con vosotros o se negaba a ir al satélite. Y él es el único que puede desactivar a los drones dentro.

Miró a una pantalla que tenía en una de sus muñecas.

Os quedan unos diez minutos como mucho antes de que las fuerzas V'Soris lleguen al edificio. Pero éste va a volar en seis. Así que yo de vosotros me daría prisa en lo que tuvieráis que coger.

En fin. Sois la esperanza de la Tierra. No la caguéis.

Destrucción se quejaba de que hiciéramos una fiesta. En fin, lo de siempre. Él no sabía la tensión con la que vivíamos, aplastados por la necesidad de la gente de ser la última esperanza de la Tierra. Sin la fiesta en casa hubiéramos estado fuera y nos habrían pillado. 

—¿Desgraciadamente? Ja, ¿Cuándo te hemos fallado? Iremos y patearemos el culo a esos satélites... o lo que sea que haya que hacer. Gusanito, pásame el café...

Templario se bebió un trago y sonrió. 

—Bien, todo listo, ir con el científico, ir con él a órbita y que desactive a los drones desde el satélite. Vamos a avisar a la gente de la fiesta que se vaya. Y a darles las cosas que queremos guardar mientras estamos fuera. 

—¡A moverse, muchachos! Que esos aliens no se van a morir solos. 

Eso de tener que dejarnos ver poco no iba con nosotros. No iba en nuestra naturaleza. Además, tampoco es que tuviéramos que estar en una especie de cuarentena forzada ¿no? El riesgo merecía la pena sólo por lo bien que nos lo habíamos pasado aquellos días, aunque ahora íbamos a tener que acostumbrarnos a otro cuchitril ya que nos habían pillado este. 

- ¡Oh! Con lo que me gustaba estar aquí. 

Por lo de la misión, sólo asentí, pues tampoco nos íbamos a negar a hacerla como no nos habíamos negado a otras cosas, pero eso de que el científico sólo quisiera ir con nosotros me escamaba mucho. 

- ¿No te parece un poco raro eso de que sólo quiera ir con nosotros? Ya nos mostró su interés por poder ponerle las manos encima a alguien con nuestros poderes. - Claramente le estaba diciendo que como aquel científico se pasara un poco o pensáramos que nos la estaba jugando se iba a quedar sin científico. 

Por lo demás, no necesitaba llevarme demasiadas cosas de este lugar. Quizás las armas y esas cosas, todo lo demás era prescindible. 

Me aburro. Vaya puto coñazo. ¿Por qué no se calla?- todos esos pensamientos viajaban por la mente de Roxanne mientras el hombre les informaba. ¿Pero qué coño le pasaba? ¿No eran su puto mejor equipo? Ese mamón debería estar comiéndole la entrepierna en vez de quejándose sobre las fiestas que montaban.

-Venga, va. A tomar por culo la casa- dijo de mal humor. Por supuesto no iba a admitir que fuera culpa suya ni de ninguno de los otros. Ahora que le había cogido cariño a su habitación. ¿Volarnos a nosotros?- el tío se estaba pasando. Hemos conseguido bastantes de las cosas que te hacen falta, así que puedes relajarte un poco.

¡Y encima el cabrón los tenía bien puestos para decirles que los necesitaba! Estaba deseando acabar con esa mierda y cargarse a Destrucción si seguía poniéndose chulo.  Además les tocaba trabajar con el tocahuevos que quería experimentar con sus cuerpos. Como ese desgraciado me toque pierde una mano. A mí no me clavan más agujas en la vida- su cara mostraba que cada vez se estaba calentando más.

-Pfff…- Roxanne se giró, conteniéndose las ganas de destrozar el aparato. Ese tío no debía haber follado en años y lo estaba pagando con ellos. Venga, hasta luego- dijo sin prestar demasiada atención. ¿Avisar? Que les den por culo- respondió la mujer, malhumorada. Sin decir nada más, echó a correr para recoger lo esencial y salir corriendo de aquel edificio antes de que estallase. ¡Muerto el último! Nos vemos fuera, en el primer edificio hacia el norte- fue lo primero que se le ocurrió antes de marcharse de allí a por lo suyo. 

Sinceramente el Dr. Destrucción podía ser un auténtico tocapelotas. Worm no necesitaba de un padre autoritario que le llamará la atención cuando se pasaba haciendo algo que no debería. De hecho, ese fue el motivo por el que se había cargado a su padre de verdad. Y a su madre. Y al perro de ambos ya de paso. Así que, si el doctor ese seguía por ese camino, quizás algún día le hiciera una visita para “hablar” de los buenos tiempos pasados.

En cuanto a lo de recoger sus cosas y marcharse cuanto antes, la verdad es que eso no era ningún problema para él. Después de su estancia en la cárcel, no tenía nada de valor. Realmente esperaba que, después de acabar con los putos extraterrestres esos y que la normalidad volviera, él volviera a rehacer su fortuna ganada con el sudor de la frente…  de los que robaba.

Como tenían que chapar la fiesta rápidamente, mando una orden mental a su clon, para que se volara la sesera y que los invitados se largaran llenos de pánico.

– Vale. Pillo las pipas y nos largamos.

El equipo tuvo sentimientos más o menos encontrados con Destrucción. Pero tampoco le pudieron decir mucho ya que la imagen desapareció y los ordenadores se desconectaron todos a la vez. Al menos todavía tenían luz.
No es que los Omegas se lo pensaran demasiado y se movieron lo más rápido que pudieron cogiendo lo poco que consideraban de valor, y las armas. El resto de personas que había en el sotano habían salido disparadas en cuanto el clon de Worm empezó a pegar tiros a diestro y siniestro.

Cinco minutos después ya estaban todos fuera con lo que necesitaban. Les había sobrado un minuto y todo. Claro que para lo que vieron fuera les dio un poco igual.

La manzana circundante al edificio que les había servido de hogar los últimos meses estaba un poco rodeado. Curiosamente no había muchas fuerzas V'Sori que vieran, practicamente eran todo fuerzas de SOCorp. Al menos dos equipos tácticos, puede que tres.

Atención rebeldes. Rindanse y podrán salir de esta por su propio pie. Si nos obligan a enfrentarnos a ustedes tenemos ordenes de usar fuerza letal.
Única advertencia. Tienen un minuto para decidirse.

Bastante gente de la fiesta estaba todavía "escapando" de la misma. Por lo que SOCorp no tenía un tiro limpio. Eso siempre y cuando les importase lo más mínimo las bajas "civiles", claro está.

Templario se rió —¿Un minuto? Pobres. 

Entregó un par de granadas a Videshee. 

—¿Puedes hacerles llegar esto desde arriba? No creo que estén mirando y seguro que se las puedes colocar al tipo ese en la boca. 

Sí, era su especialidad, pero ahora le daba la oportunidad a la rubia. Todos tenían que jugar, ¿no?

—En cuanto exploten cargamos contra ellos. 

Al ver que estábamos rodeados negué con la cabeza. No debería haberme sorprendido eso, sino lo idiotas que eran que sabiendo lo que podíamos hacer habían venido a ponerse delante nuestro. 

- ¿Sabes? Yo creo que todos estos tienen ganas de morir. 

Templario quería seguir repartiendo amor con sus granadas y yo, pues en esta ocasión no le vi ninguna laguna a su plan. No era problema eso de hacer que les cayeran las granadas desde arriba. 

- Eso está hecho, aunque no me voy a parar a encestar en su boca, que fijo que nos disparan antes. 

De todas maneras, me detuve lo justo, pues quería asegurarme de que las granadas sólo les dieran a los que nos rodeaban, no fuera a haber algún niño por la zona. 

Aquello tipos eran como una señal del cielo. Después de varias semanas de fiesta, pero sin poder descargar la mala leche de estar encerrados tanto tiempo en forma de asesinatos masivos, allí estaban esos pringaos. Y además provocándoles. ¡Joder! Como pensaba disfrutar mandándoles a criar malvas.

Escuchó el plan de Templario y decidió encargarse él de otro de los grupos de capullos. Dio un pisotón en el suelo y una grieta se abrió en el suelo, abriéndose paso hasta donde estaban los pringaos que los amenazaban y engullendo a los que pilló por sorpresa, sin tiempo para reaccionar.

Pero Worm no tenía intención de darles tiempo para recuperarse. Con la rapidez que lo caracterizaba, sus dos queridas pistolas aparecieron en sus manos y comenzó a disparar a aquellos pringaos.

Videshee logró llevar las granadas hasta el grupo donde hablaba el que parecía manejar el cotarro. Además lo hizo de una manera tan efectiva y sibilina que nadie las vió llegar. Eso sí, sus efectos se hicieron notar. Vaya que si lo hicieron. Aquello fue una especie de minihirosima. La explosión fue bastante concentrada, aunque hubieron algunas más unos segundos después. El resultado de todo aquello fue que donde antes había cuatro tipos apostados con rifles, y uno hablando con un magafono detrás de los otros cuatro, ahora había un agujero enorme. También había montones de miembros chamuscados, un hueco en el edificio donde estaban apostados. Un pequeño incendio en un coche que seguramente tampoco tardaría en explotar. Y mucha gente aún más asustada y corriendo. Ah, y todo estaba negro chamuscado en unos cuatro metros de radio, o más.

Worm por su parte no se lo pensó, y aprovechando que los otros grupos estaban mirando qué le había pasado a su comandante, dio un pisotón en el suelo activando sus poderes. La grieta apartó a varios de los tipos de la fiesta que aun estban por ahí, atrapando a algunos, pero sobretodo haciendo estragos en el equipo de SOCorp. La mayoría quedaron atrapados en la grieta que se había creado. Aunque uno de ellos pudo escapar con una pirueta bastante digna. El Omega purpura trató de rematarlos disparando con sus pistolas, pero la fiesta le había pasado factura y sus disparos no lograron alcanzar a los operativos.

Templario se elevó en el aire y vió los fuegos artificiales que había hecho Videshee. 

—Joder... esos son fuegos artificiales, Rubia —dijo sonriendo bajo la armadura. 

Apuntó con el rifle al grupo intacto y los ametralló riendo. 

—¡Morid, cabrones! ¡MORIIIID! —luego rió como un salvaje. 

Después de todo el infierno que se había desatado, y casi a la vez que Worm, Templario se elevó por los aires y masacró al grupo de SOCorp que todavía estaba intacto. Estaba era la palabra clave, porque después de la rafaga de disparos tan precisos, y mortíferos, que soltó sólo quedó uno en pie. No obstante, lejos de aminalarse, el soldado que quedaba abrió fuego contra el Omega acorazado gritando como un loco. Aunque su armadrua aguantó los impactos sin problema.

Mientras tanto, los SOCorps que Worm había logrado atrapar en el suelo trataron de liberarse. Y dos de los tres lo consiguieron. Que junto con el que se había salvado antes abrieron fuego a los villanos que veían. Uno de los liberados disparó también una ráfaga a Templario, el cual ni se enteró de que le estaban disparando ya que se fijaba en el que había quedado del otro grupo. El otro que se había soltado de la tierra trató en cambio de disparar a Worm, pero sus disparos no fueron muy certeros. Uno le rozó el hombro, el otro pasó muy lejos, y el último se cargó a un fiestero que trataba de huir y tuvo la mala suerte de ponerse delante.
No obstante, el que se había salvado con anterioridad tan gracilmente se había colocado en buena posición de tiro y lanzó una ráfaga contra él. Uno de los disparos le hizo moverse a la izquierda, el otro a la derecha, y el tercero lo había dejado bien colocado para poder impactar de lleno. Era un disparo mortal, ¿se salvaría el Omega?

En cuestión de segundos se montó el Armagedón. Y Worm lo estaba disfrutando de verdad. Repartir pólvora y ver como caían esos capullos uno a uno era de lo más divertido.

Y posiblemente ese subidón de adrenalina unido a la cantidad de alcohol que aún circulaba por su cuerpo hicieron que no estuviera todo lo concentrado que debía. Y en una pelea donde volaban las balas, eso podía ser mortal.

Una bala se alojó en su pecho. Algo por debajo del corazón. Así que al final tuvo hasta suerte. Pero esa mierda dolía, joder.

Más que acabar con él, lo que habían logrado era cabrearle.