Partida Rol por web

Eché un vistazo a la situación y me pareció una lástima que la grieta que había creado Worm no fuera más grande, porque sino pensaba ir echando allí la gente, como el que se deshace de la basura. 

- Nch. - Chasqueé la lengua al pensarlo. 

Algo  me dijo que Roxanne necesitaba acercarse para pegar, así que la hice un gesto con la cabeza hacia donde estaban aquellos tipos. 

- ¿Te acerco? ¿Te pongo en medio del barullo? 

La verdad es que no los había tenido que llevar demasiadas veces, que recordara, sólo una vez, pero bueno, quizás fuera porque normalmente me tocaba cargar con bultos más pesados. 

-¡Fuegos artificiales! ¡Booom!- gritó Rox al ver todos esos trozos de carne saltando de un lado a otro, aunque la pelea no había terminado.  Los disparos siguieron hasta que la guerrera escuchó que Videshee se ofrecía a acercarla.

-¡Tú sí que sabes, guapa! ¡Llévame junto a esos tres cabrones!- se dejó coger por la rubia y, cuando se quedó delante de esos tres, atacó al que parecía más espabilado de todos ellos. Ey, ¿Te apetece tener nuevos agujeros? No te preocupes, si te niegas solo tengo que matarte- tras decir eso clavó sus garras en él, tratando de despedazarlo. 

Para Roxanne la fiesta continuaba. Para los pobres soldados a los que la acercaron fue una pesadilla. Los ataques de la mujer salvaje hicieron estragos con dos de los miembros de SOCorp, los cuales aparte de gritar y morir poco pudieron hacer.

La cara de los que quedaba, que no se les podía ver por el casco que llevaban era de absoluto terror. Sabían que si se quedaban estaban muertos, por lo que iban a huir en cuanto pudieran, pero ¿les daría tiempo?

A Roxanne pareció gustarle mi idea, pues en cuanto se lo propuse se la vi bastante animada. Eso sí, algo me decía que el haber volado a aquellos tipos con la granada había sido lo que verdaderamente la había animado. Desde luego, nadie podía decir que nuestra compañera no era un poco sádica. Lo cual, era bastante divertido, para qué negarlo. 

Después de que nos pusiéramos en plan "avasallador" ya no quedaba muchos que siguieran queriendo amenazarnos o decirnos qué teníamos que hacer. La única pega, era que ya no íbamos a parar hasta que no quedara ninguno. Así, quizás corriera la voz y la próxima vez que alguien quisiera venir a tocarnos los ovarios se lo pensaba un par de veces. 

- Este para mí. - Cogí a uno de los que quedaba en el aire y empecé a pegarle a otro con el cuerpo del primero. Así hasta que el que no sujetaba caía al suelo con la cabeza medio abierta y el que tenía agarrado... sonaba a roto, pues después de aquello si lo movías te dabas cuenta de que sus miembros se movían como si se le hubieran roto algunos huesos del cuerpo. 

- El sonajero humano. - Pensé mientras lo tiraba por ahí pues ya había cumplido su misión. 

No había mejores compañeros que los que tenía. La rubia me había hecho caso con las granadas, desintegrando a un grupo entero de cambiacapas. Si ibas con los aliens te merecías la muerte más dolorosa y sangrienta que pudieras imaginar. O una explosiva desintegradora. Lo que fuera más divertido. Luego mientras gusanito disparaba, creaba terremotos y era un poco agujereado, la rubia movió otro arma de destrucción masiva, a garritas, para que se divirtiera. 

—¡Esto es como la fiesta pero mejor! 

Mientras Videshee transformaba en piñata al último del otro grupo, Templario se acercó al tipo que quedaba del grupo que habia ametrallado antes. 

—¡Hola! ¡Venía a destriparte! —el supervillano sacó una cuchilla de su armadura y rajó las tripas al último traidor— Es por tu traición a la humanidad —explicó— Ahora morirás lentamente. ¡Disfruta! 

Dicho esto, se puso a buscar entre el equipo de los muertos. Le interesaban cargadores para su fusil, más granadas y un botiquín para Gusanito. Sí, había visto cómo le hacian agujeros, y antes de curar con su armadura, quería ver si la medicina normal podia tener éxito. 

—¿Tendrán vehículo para que podamos ir en él a nuestro punto de reunión? Nadie les impide el paso a estos payasos...

Aquello acabó enseguida, no había pasado ni un minuto desde que salieron del edificio hasta que reventaron a los miembros del SOCorp. Algunos fiesteros se habían marchado, otros estaban allí todavía acojonados, y algunos estaban tan colocados que seguían bailando.
Como fuera, mientras Templario registraba a los cadaveres de los que no habían volado en pedazos, Roxanne se limpiaba la sangre, Videshee se acercaba a ellos, y Worm procuraba no desangrarse mientras se movía, el edificio se derrumbó. Hubo simplemente unas pequeñas detonaciones, al parecer muy bien colocadas, y cayó todo con muy poco ruido. Poco para lo que uno esperaba que fuera un derrumbe de un bloque claro, aunque la polvareda que levantó se vería hasta en el otro lado de la ciudad.

Eso sí, Templario encontró varias cosas entre los cadaveres.

En cuanto se desplomó el edificio todos supimos que ahora sí que no teníamos mucho tiempo para salir de allí, pues no tardarían en venir a ver qué había sido eso. Además, en cuanto vieran la que habíamos liado allí, sabrían que la gente que hubiera en aquel edificio había escapado, que se darían cuenta incluso siendo alienígenas con la que habíamos liado ahí fuera. 

- ¿Te echo un vistazo a la herida? - Pregunté a Worm. 

Templario andaba paseando por ahí con un botiquín al menos, que había encontrado por ahí entre los cadáveres, así que al menos ya habría un par de tiritas ¿no? 

- De todas formas tendrá que ser rápido. No es buena idea quedarnos aquí después de haber encendido el cartel luminoso. - Eso lo decía por el edificio. 

Era una pena, me había gustado vivir allí dentro. 

Templario miró al edificio, sin importarle los que hubieran quedado dentro. Él había avisado. Si no le escuchaban... en fin. A la mierda.

—Ten los botiquines, rubia, pero podías enseñar una teta para seguir con las tradiciones curativas —bromeó— Si te ves mal, gusanito, mi armadura tiene una función curativa, aunque usa mi sangre llena de nanitos para hacerlo*

—Cuando acabemos con los aliens, nos haremos otra base. Con casinos. Y furcias —terminó. 

Videshee se pone a remendar a Worm mientras los demás bucan un modo de transporte para llegar a McGlothlin Park, que les pillaba practicamente al otro lado de la ciudad.
Afortunadamente para todos uno de los fiesteros tenía una furgo allí y se ofreció a llevarlos. Lo que vino bien sobretodo para Worm, porque el tratamiento no iba a ser lo que se dice rápido. Estaba bastante agujereado como quien dice.

20 minutos despues llegabáis al parque. Justo cuando Videshee acababa de remendar al Omega herido.

Antes de salir de la furgo, Templario se acercó a Worm, una vez que Videshee le hubo vendado bien. 

—Espera que use esto... —de la armadura te Templario salieron unas jeringas que inyectaron un montón de cosas extrañas en Worm. Una vez hecho esto, Worm se sintió mucho mejor y Templario más cansado. 

Al de la furgo como agradecimiento le pasó un par de granadas y uno de los fusiles de los malos. Sí, Templario los había pillado. 

—Hala, como recompensa, a pasarlo bien. 

¿Qué había mejor que un par de granadas para jugar? Templario no lo sabía. 

Mooola. Gracias colega. Tú sí que eres un tio legal.

Fue la respuesta del fumao que os había llevado en furgo hasta el parque, ante los regalos de Templario. Estaba más que contento por ello. E incluso su enorme perro os ladró despidiendose y deseandoos buena suerte en lo que fuera que ibáis a hacer.

Templario estaba bastante cansado, se le notaba porque sólo hablaba la mitad de lo que era normal en él. Pero a cambio Worm estaba totalmente recuperado. Aunque el que tuviera dentro suyo sangre de su compañero era cuando menos inquientante.

El grupo de Omegas se adentraron en el parque, con tres minutos de antelación, a la hora que les había indicado Destrucción. Y en cuanto fue la hora exacta una lanzadera V'Sori bajó a toda velocidad hacia donde estaban ellos.
Lo cierto es que para Roxanne, Videshee y Templario, era casi un poco nostalgico el ver esa nave. Pues en una parecida se encontraban ellos tres, junto a Obscure y Siniestro y...alguien más, capturados cuando Destrucción les "salvó".
Claro que esta parecía un poco más dobusta y casi el doble de grande.
Los nervios del equipo de ver una nave V'Sori aterrizar no se calmaron cuando al abrirse la puerta lateral aparecieron dos soldados alienígenas bien armados. Afortunadamente, para los aliens, antes de que los Omegas pudieran hacer nada violento apareció el Dr.Ardeen también de dentro.

Hola muchachos. ¿Qué tal estáis? ¿Listos para un viajecito? Creo que vuestra especie no tiene aún dominado el tema del viaje espacial ¿no?

Nos montamos en la furgotena destartalada que nos trajo el drogo-yonki del amigo de Templario, que desde luego, casi había que dar gracias porque aquel trasto siguiera funcionando y así, terminamos viendo aquella nave. 

- No me gusta. - Dije en cuanto la vi. 

Ni siquiera me había bajado de la furgoneta y ya estaba pensando en que esto no era una buena idea. 

- Ese hijo de puta nos va a meter en una celda en cuanto pueda y le dirá a Destrucción algo así como "no deberías haberte fiado de mí". 

Nos bajamos de la furgoneta porque ya habíamos llegado hasta allí y cuando vimos que se bajaban los dos alienígenas, mi protección se activó instantáneamente. 

- ¿Qué está pasando aquí? 

Claro que fue decir eso y ver al alien, que era como los chinos en mi época, que todos parecían iguales, hasta que habló. 

- Grr... - Mi respuesta fue un gruñido. Cómo me tocaba los ovarios que tuviera razón en eso. 

Templario sabía que la rubia soíia tener razón —Ya hemos escapado de otras celdas. Y así tendremos excusa para matarle, que es imbécil. 

—Venga, es ahora o nunca. Si vamos a infiltrarnos en ese lugar tendremos... tendrán que aparentar ser como ellos. 

Ni se dignó en contestar al alien... hasta que se le ocurrió algo. 

—¿Lisis piri in viijicito? Visri ispicii ni tiini diminidi il viiji ispicial —le dijo— No, la vuestra entre eso y el comerse granadas... no hace otra cosa todo el día. 

Uno de los soldados alienígenas se fijó en Videshee y le hizo un gesto con la mano.

Hola, Videshee. Me alegro de verte de nuevo. ¿Qué tal estás?

Al resto a lo mejor no, pero desde luego a ella sí que le sonó la voz del tipo. De hecho se podría decir que lo conocía.

De bastante mala gana, Worm se dejo atender primero por Videshee y luego por Templario. Eso de que le sanaran por un simple par de disparos le hacía sentir que se ponía en duda su hombría y por eso no perdía ocasión para quitarle peso al asunto.

– ¡Bah! Son solo un par de arañazos.

– He tenido heridas mucho peores.

– El tipo ese ha tenido muchísima suerte. Si le llego a pillar yo, aún estarían recogiendo sus trocitos.

El caso es que debía de reconocer que el tratamiento le hizo sentirse mucho mejor. Quizás las jeringuillas de Templario le habían inyectado algún tipo de droga. Quizás no era tan mala idea dejarse herir de vez en cuando.

Llegaron al punto de encuentro y a Worm le dio bastante pena que no los hubiera parado la policía. Le habría gustado ver el careto de la pasma cuando vieran bajar a cuatro supervillanos de una furgoneta hippie. La cara de sorpresa al principio y la cara de sorpresa al final, cuando les hubieran sacado las tripas. Pero bueno, no siempre se puede estar de fiesta. Ahora mismo estaban de misión.

La nave espacial no hizo más que despertar algo su curiosidad, pero nada exagerado. Más le jodió ver a los putos alienígenas bajando de ella. Sacó inmediatamente las pistolas y entonces el medicucho les saludo con chorradas extraterrestres.

– Pues no. No tenemos ni puta idea de como va eso de viajar por el espacio, pero si que sabemos cargarnos imbéciles de más de un millón de formas diferentes. –Le apuntó a la cabeza para acentuar todavía más su frase–. Así que como pase algo raro durante el viaje, te aseguro que voy a saber de que color son tus sesos. ¿Capici, pringao?

Entonces otro de los azulados saludó a la rubia.

– ¿Y tú quien cojones eres?