Partida Rol por web

El mundo se había ido a la mierda. Las cosas no es que estuvieran bien antes pero lo de ahora... lo de ahora era muy jodido...

Habías sobrevivido un tiempo junto con Mike en la azotea e incluso podías decir que aquello era en parte divertido, pero tras su muerte debías entregar sus chapas a su hija. Esto no dejaba de ser una guerra, distinta a las que estabas acostumbrado pero una guerra al fin y al cabo, y ese era el protocolo a seguir cuando un compañero moría. Así que debías abandonar la azotea y salir a la calle. Pero no tenías miedo ¿Que eran un puñado de zombies (¿así llaman a esos seres aberrantes?) para ti?

Tienes una misión y vas a cumplirla...

Todo estaba bien, tu estabas tranquilo. ¿Que el mundo se ha ido a la mierda? Que bah, el mundo se había ido a la mierda hace mucho, esto no cambia gran cosa.

A otra persona podría traumatizarle ver como sus seres queridos van muriendo y volviendo a la "vida" convertidos en zombies (¿así los llaman?) para matar y aniquilar a todo ser vivo que encuentren, pero no a ti. Eres un superviviente nato.

Vagabundeas por las calles, sin rumbo fijo, durmiendo en un sitio diferente cada día. Mientras te quede coca, no hay problema...

Vais caminando por la calle cuando os encontráis. Dos extraños, ambos solitarios, pero no hay tiempo para las palabras. Aquellos a los que llaman zombies comienzan a salir de todas partes, estáis rodeados... Y entonces: disparos.

¡Rápido, por aquí!

No tenéis mas remedio que acceder, seguir a la mujer que porta una pistola entre sus manos con determinación.

Acto seguido os encontráis en lo que parece un pequeño taller. A salvo, al menos de momento.

Eso ha estado cerca ¿Estáis bien?

- Afirmativo intenso, señorita. - Dijo el sargento mientras se acomodaba el puro en la boca. - Este que tengo a mi lado, pues no sé. Tiene una pinta que tira para atrás y supongo que su madre no le habrá planchado el traje, por lo demás, parece que estamos sanos y salvos. - 

Se quitó la gorra a modo de agradecimiento y sonrió de lado, como hacia siempre.

- Bien, ahora, ¿qué hace una chica sola entre medio de tanto victor charly? -

Por que si.

Esto era una verdadera mierda, pero el Sargento estaba acostumbrado a nadar en la mierda. Sin embargo, aquella muchacha no parecía estar muy en forma... y la piltrafa que tenía a su lado... bueno, parecía que se iba a caer en cualquier momento.

La verdad es que no daba un duro por su vida.

3 asaltos.

Pete parpadeó algo confundido. Llevaba ya varias horas tan colocado que ni siquiera sabía qué demonios estaba haciendo allí en medio de la calle. ¿Toda esa gente que se movía tan despacio eran fans? No, algo estaba mal. Algo había sucedido mientras él volaba.

Heh se rió, mientras el tipo vestido a lo Arnold Swa... swa... a lo Stallone se quitaba la gorra y se cuadraba ante la mujer que portaba una pistola. No te recuerdo le dijo al militar. ¿Te envía la discográfica? Pete escuchó el comentario sobre su traje y miró hacia abajo. Estaba desgarrado en algunos puntos, aunque no sabía porqué. El cantante lo alisó con las manos, como si eso pudiera remendar la impresión que daba, y entrecerró los ojos para mirar a la chica.

Eeey... la sonrió, con esa sonrisa que siempre las encandilaba...

Mira a Pete durante unos segundos, entre confusa y asqueada, para después decidir no decirle nada y contestar al Sargento.

Me llamo Carol. He perdido a todo el mundo... Soy... o mas bien era, estudiante de medicina. Estoy bastante lejos de mi ciudad... no se nada de mi familia, ni de mis compañeras de piso, ni de mis amigos... nada... Llevo vagando por las calles desde que todo comenzó. Incluso me he hecho con una pistola y soy capaz de usarla, a veces...

Pero no voy a aguantar mucho mas aquí. Cada vez aumenta mas el número de zombies. He escuchado que VillaOso es un lugar seguro, apartado entre las montañas. Si consiguiera un coche podría llegar en menos de 4 horas. Vosotros también deberíais ir, no vais a durar mucho aquí y sois los primeros seres humanos que veo en días...

El Sargento se metió las manos en el bolsillo y sacó unas llaves.

- Por el transporte no te preocupes, tengo mi chica en la puerta de mi casa. - Dijo el Sargento con una sonrisa. - El problema es llegar hasta allí. No queda muy lejos de aquí, ya que los Zombies me acorralaron en una azotea con Mike. Íbamos a buscar a su hija, pero podemos ir a Villa Oso y tal vez la encontremos allí. Es la primera vez que escucho ese nombre y si allí hay aliados, es probable que la encuentre en ese sitio. -

Miró a la pequeña estudiante de medicina y después, miró al desgarbado tio que le daba mala espina o que parecía que iba a caerse en cualquier momento.

- Si nos damos prisa podemos adelantarnos a los Vietcong, aunque no sé si nuestro amigo podrá correr a nuestro lado... Oye... tu... ¿cómo te llamas? ¿Puedes correr o qué? -

VillaOso, heheh  rio Pete con desgana mientras los otros dos hablaban Qué nombre tan ridi...

Ante la pregunta del militar, el cantante se encogió de hombros. Pete, me llamo Pete Doherty. ¿No me conoces? Si soy famosísimo, hehehe. El joven sacó un pitillo y se lo encendió con un mechero metálico que, a juzgar por su aspecto, debía ser carísimo. Tras dar una profunda calada, y exhalar el humo resultanta con parsimonia, volvió a enfocar la mirada en sus dos contertulios.

Claro, hombre. Si hay que correr se corre. Además, esos tíos tan raros dijo refiriéndose obviamente a los zombies no parecen capaces más que de arrastrarse. Son como fans de Oasis...

El Sargento asintió.

Cogió su rifle entre sus manos y miró hacia un lado y hacia el otro, antes de comenzar a avanzar hacia su casa.

Él iba a ir en la retaguardia, cubriendo las espaldas de sus compañeros, así como la parte de delante con su rifle. Tenía que ser pan comido, la casa del Sargento estaba apenas a unos cientos de metros de allí.

Pero nunca es pan comido en la guerra.

- Avanzad primero, yo os cubro. - Susurro.

Claro, hombre exclamó Pete, comenzando a andar, mientras se ponía los auriculares en las orejas, y le daba al play del Ipod. Canción 5, Tom Jones. Pete cruzó las manos detrás de la nuca como si estuviera en la cama, y despreocupado siguió adelante.

Its not unusual to love by anyone... pararararaaaaaa... comenzó a cantar, en voz alta, sin percatarse de que el sigilo requiere... silencio.

El sargento se mueve con el mayor de los sigilos, se nota su entrenamiento militar y que conoce la zona. Incluso Carol lo hace bien pero Pete...

Quizás si solo hubiese tropezado no habría pasado nada pero el hecho de que fuese cantando a voz en grito no ayudó a mejorar la situación (quizás el creyese que cantaba en voz baja pero no era así). Ni Carol ni el Sargento tienen tiempo a detenerle, es demasiado tarde...

La calle empieza a llenarse de zombies... ¿Como han podido venir tan rápido? Está claro que esos cabrones tienen el oído muy agudizado...

Solo hay dos salidas, a la izquierda y a la derecha. El camino de la izquierda es el que conduce a la casa del Sargento. Pero lo mismo da, ambos están plagados de zombies... Al menos seis de esas criaturas en cada entrada, como mínimo.

Y por si fuera poco, también se os acercan por detrás, así que huir parece tan jodido como avanzar.

Estáis bien jodidos...

Its not unuuusuaaaa to ...   Pete detuvo su canción sorprendido, al ver la multitud que se congregaba a su alrededor. Joder sí que les gusta la canción, qué bueno soy. iba murmurando cuando de pronto la situación comenzó a no gustarle demasiado. Esos fans estaban demasiado cerca, y parecía que querían su ropa.

Eeeh, tías, ¡que la canción es de Tom Jones! exclamaba mientras, gracias a la experiencia que le daba ser una estrella mundial de la música, iba esquivando los abrazos y besos de los fans enloquecidos. Si llego a cantar una mía mojais las bragas, ¡joder!

- ¡Pero para de cantar, pedazo de mamón! - Dijo el Sargento estirando la mano para detener al yonki o lo que fuera esa criatura, pero no hubo caso. - ¡Que pares te digo! -

Automáticamente, todo se llenó se esos engendros sedientos de carne fresca humana.

Había doce en total, en vanguardia y en retaguardia, bloqueándonos el paso hacia mi casa, que quedaba pasando unos seis victor charly de ojos amariilos, garras afiladas y dientes puntiagudos. El Sargento pensó por un momento pegarle un tiro en la pierna a Pete, para que sea pasto de los enemigos, pero después, su sentido del honor tomó el control y negó con la cabeza.

Había que esprintar y además, esquivar al enemigo.

Dicen que soldado que huye sirve para otra guerra, y este soldado tenía una misión que cumplir.

- Vamos. Hacía allí queda mi casa. ¡Corred por vuestras gónadas! - Y se lanzó hacia la jauría de bichos que le cortaban el paso.

Aquello era una locura ¿Pero de donde salían tantos de aquellos engendros?

Estaba claro: O corríais o moríais, no había otra opción.

Fuisteis a toda velocidad hacia la casa del Sargento, era el momento de jugarse el todo por el todo.

El Sargento esquivó a los zombies con increíble agilidad, como si hubiese nacido para hacer aquello. Carol fue capaz de seguirle e incluso Pete lo logró.

Una vez en casa del Sargento, era difícil explicar como habíais logrado semejante hazaña...

Sin que casi tengáis tiempo para recuperar el aliento, Carla agarra a Pete por el cuello y lo empuja contra una pared.

¿Pero tu eres gilipollas? ¡Casi nos matas ahí afuera! Te juro que yo misma te pegaré un tiro si vuelves a hacer algo así...

Acto seguido se aparta de los dos hombres, intentando ocultar las lagrimas que afloran en sus ojos.

Hehehe rio Pete aún colocado Pero traaaanquilaaaa, que estaba todo controlaaadooo. Les gustaba mi canción sólo es eeeeso...

Pete se recostó en un butacón que había en la sala de estar del militar. El tipo no vivía mal para ser un perro del gobierno, eso estaba claro. Bueno, habrá que tomarse una copa o algo, ¿no? Para que la preciosidad se relaje... comentó, a ver si le invitaban a un trago.

El Sargento cerró la puerta de su casa como siempre, con tres pasadores, dos cerraduras y por último, una barra de metal que la cruzaba de lado a lado. Al parecer, habían podido despistar a los zombies, pero eso no era una seguridad completa. Los muy malnacidos podían haber seguido el rastro... eran bastante inteligentes para estar muertos los hijos de una gran puta.

El sargento miró a Pete, con esas miradas que a cualquier otro le helarían la sangre, pero no al hombrecito este. Estaba tan colocado que seguramente ni siquiera se haya dado cuenta de la situación. Pasó por un lado de la muchacha, que parecía consternada y le apoyó la mano sobre el hombro, presionando un poco en señal de que ahora estaba a salvo.

Sacó una llave de su bolsillo y abrió uno de los armarios del salón. De allí, extrajo un bolso militar, el cual se colgó en el hombro y después, miró a los demás con cara paternal.

- Tengo el coche en el garage. Vamos y salgamos de aquí más rápido que un rayo. -

Y sin decir más palabras, se dirigió a la puerta del garage con seguridad.

- ¡Vamos! ¡No tenemos tiempo que perder! -