Partida Rol por web

[Deeteth - comedor]

Pasado el mal trago de la paranoia que se apoderaba de mi cabeza, me dirijí al comedor.  No era el primero en llegar.  Pude ver a Dana con Grey y Nacilë.

Dudé unos instantes y me acerqué a ellos.  Saludé cortesmente a nuestros anfitriones y dediqué una mirada cómplice a Dana, por estar en un ambiente formal.

[ Deeteth - Comedor ]

Bueno, no puedo decir que la sala no es espaciosa. Ni tampoco que los habitantes de esta ciudad carecen de gusto, pero a mi parecer, seguimos dando por sentadas cosas que en cualquier momento nos pueden explotar en la cara.

Los susurros a mi mente de mi dragón me tranquilizan al saber que no hay nada ni nadie peligroso a los alrededores, pero mi corazón comienza a repiquetear cuando poso la mano en la cintura de Hëndel, para indicarle una silla donde sentarse, justo a mi lado.

- Esperemos que sea una cena tranquila, mi amor. - Le digo sonriendo, mientras la ayudo a sentarse como un buen caballero.

| ANUNCIO MASTER |

Bueno, quería deciros de que, debido a mis vacaciones, todas mis partidas se pondrán en pausa.

Me voy mañana, pero ya sabéis cómo es ésto... El día anterior siempre es para cosas que hacer antes de irte ;) Volveré el Martes día 8, pero quizá hasta el día 9 no me veáis por aquí.

Me encantaría llevarme el portátil y poder postear desde el lugar donde voy, un pueblo cerca de Soria, pero allí no hay internet y estaré toda la semana de fiestas... Que son las tradicionales de allí.

Un beso a todos y que paséis una semana estupenda.

Atte.: Medea

| JUGADA MASTER |

[ Deeteth... ]

La cena transcurrió sin ninguna novedad. De vez en cuando los sirvientes, que iban vestidos con unas túnicas blancas que les cubrían hasta la cabellera, se paseaban por alrededor de la mesa con bandejas plateadas cubiertas con una tapa que levantaban cada vez que se acercaban a los invitados, ofreciéndoles lo que contenían en ellas. Si alguno de ellos solicitaba que le llenaran el plato, los sirvientes lo hacían con una agradable sonrisa y pasaban al siguiente invitado, para volver a hacerle la misma pregunta.

Cuando ya hubo terminado el gentío, los sirvientes se aseguraron de que ya nadie más comería, así que comenzaron a retirar los platos de las mesas, sin borrar las sonrisas de sus rostros. Las capuchas de sus túnicas estaban perfectamente colocadas porque, pese a todo el movimiento que hacían para retirar los platos, ésta no se deslizaba por la cabellera ni se apreciaba cualquier ademán de que fuera a hacerlo.
A los pocos minutos, los sirvientes ya habían colocado platos nuevos que contenían una gran variedad de piezas de fruta, troceadas y colocadas estratégicamente para que sus colores hicieran un bonito mosaico en el plato. Los colores verdes, naranjas y rojos resaltaban entre todas las demás.

Grey se levantó de su asiento, el que presidía el comedor, y pidió silencio para que todo el mundo le escuchara.
- Quiero dar la bienvenida a los muchachos del internado que dirige Dana, una de nuestras paisanas- dijo el hombre, seguido por unos efusivos aplausos que se detuvieron con un gesto de Grey-. Nuestro deber aquí es protegerles hasta que ellos crean conveniente marcharse del lugar para continuar su lucha... Cuando tomen esa decisión, los más valientes y los más fuertes, tanto física como psíquicamente, los acompañaremos hasta la gran batalla contra Markwolf que tantas vidas está destruyendo... Nuestro deber ahora es protegerles a ellos y para cumplir esa misión, tendremos que seguirles hasta el fin del mundo- anunció Grey, cogiendo por sorpresa a todos los presentes, en especial a Farilynn y Dana.
La gente no lo dudó ni dos segundos. Se pusieron en pie y aplaudieron más efusivamente que la vez anterior, soltando vítores y adorando a su líder por la decisión que había tomado. No se sabía si era porque eran muy fieles al gobernante o porque estaban verdaderamente contentos de poder salir de la isla a descubrir mundo. Fuera lo que fuere, todos estaban totalmente de acuerdo con aquella decisión que había adoptado Grey. Incluso, entre aplausos, algunos ya hablaban sobre los planes que tendrían para conseguir partir de Deeteth, siendo reconocidos como los más valientes.

Farilynn sonrió a Grey, alzando una de las copas doradas que tenía a su lado llena de vino, brindando por la determinación del hombre. En su rostro se palpaba el alivio que había sentido al escuchar aquellas palabras, pues parecía temer que les expulsaran de la isla después de pedirles que abandonaran su tranquilidad eterna.

La siguiente en levantarse fue Nacilë y sólo algunos pudieron darse cuenta de la mueca nerviosa que había adoptado el rostro de Dana.
- ¡Yo también quiero dar un anuncio!- dijo la elfa, alzando la voz por encima del estruendo de mil manos chocando entre sí. Parecía imposible que una chica con esa apariencia de fragilidad pudiera tener un timbre de voz tan elevado como para que todos pudieran escuchar que estaba pidiendo permiso para hablar. Cuando todo se quedó en silencio, ella sonrió-. Muchos de vosotros no lo sabéis pero... ¡Dana es mi hermana y se marchó para no casarse!- gritó, dirigiendo su mirada especialmente a Fistandantilus, como si el mensaje hubiera sido mandado sólo para él.
Nacilë abrazó a su hermana y ésta cambió su mueca nerviosa por la de desesperación, observando los rostros de cada uno de los presentes. Pero a la gente no pareció importarle esa noticia, pues algunos incluso ya lo sabían, así que se dedicaron a aplaudir de nuevo.

A los pocos minutos, la cena terminó y comenzaron a salir de aquella casa tan enorme. En los minutos siguientes, la casa ya quedó vacía, habitada solamente por Grey y Nacilë, que dormían allí.

[ En la casa lúgubre... ]

Durante la cena se estuvieron estudiando todas las posibilidades que podían esconderse detrás de las visiones de Jairon. Las viejas habían cambiado algo su actitud y parecían más amables. Incluso preguntaban de vez en cuando si querían algo más de comer y eso era bastante extraño en ellas, que siempre andaban con mala cara y malos gestos. Markwolf habría empleado mano dura con ellas, pues ya hacía tiempo que lo necesitaban.

- Es una trampa, está claro- dijo Markwolf, chasqueando los dedos para que le volvieran a llenar el plato de verduras y carne, a lo que las viejas respondieron de inmediato. El señor se metió un trozo de carne en la boca y lo masticó tranquilamente, saboreando. Parecía estar deliciosa y eso tranquilizó a la vieja que se había quedado a su lado, esperando su reacción-. Pretenden ocultarse y esperar a que nosotros vayamos a ese maldito internado... Pues si es eso lo que quieren, lo tendrán-.
Cassandra abrió los ojos como platos y dejó caer el tenedor en el plato de metal, haciendo un ruido bastante molesto al chocar.
- Mi señor... No podemos arriesgarnos, ¿y si tienen una trampa tan bien preparada que nos quedemos sin opciones de sobrevivir?- preguntó la hechicera, frunciendo el ceño, esperando una contestación convincente por parte de su señor.
- Ésta vez contamos con el ejército de Mae, que es magnífica luchando... Si ellos creen que tienen la sorpresa a su favor, nosotros no seremos menos... Ellos no tienen ni idea de que hemos fabricado éste ejército de clones- dijo Markwolf, dando un sorbo a su taza de vino, la cual se apresuraron a llenar con el chasquido de dedos del señor.
- El Señor tiene razón, Cassandra- dijo Mae, con una sonrisa, satisfecha por aquella oportunidad que se les estaba presentando a Jairon y a ella-. Es una trampa, sí, pero lo nuestro también lo será... Cuando hayan salido de su escondite y ya tengamos a todos controlados, mi ejército y yo atacaremos-.
Markwolf sonrió a Mae y eso pareció enfadar mucho a la hechicera, pero se limitó a coger de nuevo su tenedor y a pinchar un poco de carne.
- Ellos nos están esperando... Además, no cuentan con que tenemos de nuestro lado al grupo de ilusionistas... Esa gente es mucho más letal que cualquier magia o cualquier arma- explicó Markwolf, apoyando los codos sobre la mesa-. Son capaces de proyectar en la mente una imagen tan perfecta que parece real... Pueden llevar al oponente a la locura en tan solo diez segundos... Eso también nos será de gran ayuda para el combate-.
Mae asintió y le dirigó una mirada aprobatoria a Jairon.
- El muchacho se ha esforzado mucho por verles... Pero algo pasa que no lo consigue... Deben estar en algún sitio especial, algún lugar protegido de la magia...- reflexionó Mae, frotándose la sien para pensar, pero nadie conseguía sacar nada en claro.

[Deeteth]

Las palabras de Nacilë me cogieron por sorpresa.  No tenía ni la más ligera sospecha de nada de lo que había dicho.  El corazón me latía rápido, pero mantuve la compostura, frío, inalterable.

Miré brevemente a Dana, temiendo perderla.  ¿Cómo iba a reaccionar?  Yo debía hacerme la misma pregunta.  La declaración no cambiaba nada en absoluto mis sentimientos por ella.  No obstante, probablemente habría alguien disgustado con el curso de los acontecimientos.  Nacilë misma lo parecía.

A la elfa dirigí la siguiente mirada, con un temple que incluso a mí me sorprendía, desafiante.

"¿Por qué la humillas de esta manera, en público?"

Cuando la cena acabó procuré salir al mismo tiempo que Dana.  Por momentos pensaba que se daría a la fuga.

La cogí de la mano para que entendiera que no estaba enfadado con ella.  Su vida pasada era privada, y no tenía por qué contármela, aunque hubiese preferido conocer algunos de estos detalles.

"Tenemos que hablar, a solas."

[Deeteth]

Me sorprendió la noticia que nos dió Grey al final de la cena, pero lo más sorprendente fue la reacción de todos ahí presentes, parecían felices con la decisión, demasiado valientes pensé. Miré a mi amiga Naida para ver su reacción, la verdad esque era un gran alivio pensar que íbamos a contar con ese  apoyo y que no ibamos a luchar solos. Miré de reojo a Sailon y a su hermano y parecían más felices que nunca. Justo en  ese momento Nacilë interrumpió la ovación de la gente con ese comentario sobre Dana, enterarme de que era su hermana y saber sus motivos para abandonar la isla no me ayudarían a dormir mejor esa noche, así que no le di más importancia. Todos se levantaron de la mesa y empezaron a salir. Esperé a mi amiga y salí detras de ella.

-¿Qué te parece la noticia?- Pregunté con voz baja aunque ya intuía la respuesta.

[ Deeteth ]

- Hëndel, cariño. - Le digo a mi amada con una sonrisa mientras caminamos de la mano fuera de la enorme casa. - Tenemos que hablar con Farillyn. No me importa la hora que es, tenemos que ver que vamos a hacer a continuación. No puedo seguir de brazos cruzados ni tampoco puedo estar sin saber controlar a la perfección mi poder. -

De un leve giro, me coloqué delante de ella y la bese en los labios con dulzura.

- No puedo dejar que te suceda nada, amor. -

| Deeteth |

Me había sentido tan avergonzada por culpa de las palabras de mi hermana Nacilë... Había consegido que todo el mundo me mirara y odiaba eso. Además, era totalmente innecesario que todos conocieran la razón de mi huída, ya que a nadie le interesaba mi vida privada. Deseé poder acorralarla a solas para hablar con ella y darle su merecido.

"Si algún día me convierto en... ", empecé a pensar, pero protegí mi mente para que nadie pudiera adentrarse en ella.

De pronto, mientras que salíamos de la casa, Fistandantilus me agarró de la mano y aquel gesto consiguió tranquilizarme.

- Fist... Siento no habértelo contado, pero no quería que lo supieras todo de mi pasado...- le dije, casi en un susurro. ¿Y si se asustaba del cargo que algún día podría ocupar?

| Deeteth |

Me despedí con un gesto de la mano de los mellizos Jencks, mientras salía de la casa. La noticia de que nos apoyarían nos había sorprendido a todos, pero eso me había tranquilizado. Al menos sabíamos que no lucharíamos solos y que nos ayudarían a ganar.

De repente, Lilith se colocó justo detrás de mí y le sonreí.

- Ha estado muy entretenida... Aunque no entiendo muy bien la información que aportó Nacilë...- comenté, mientras salíamos al exterior, respirando el aire fresco de la noche.

| Deeteth |

Le sonreí a mi amado, contenta por poder contar con el apoyo de Grey y los suyos. Pero a Sirius le preocupaba otra cosa muy distinta.

- Vale... Podemos esperar a que salga Farilynn- dije, tras recibir su tierno beso en los labios. Rodeé su cuello con mis brazos y hundí mi rostro entre su hombro y su cara, besándolo lentamente en la mandíbula-. He visto que se quedaba con Grey... Así que saldrá dentro de poco, imagino...-.

[ Deeteth ]

- Sí. Esperemos. - Dije mirando la puerta.

Aunque las palabras de Hëndel calaron hondo en mí.

¿Quizá no salga pronto? Seguramente estarán ocupados planeando algo, por que no puede ser que ellos... No. La Reina no le haría algo así a Walgor, no tan pronto. No ahora. No.

Sacudo la cabeza para quitarme eso de la cabeza y sonrío.

No. Es imposible.

[Deeteth]

Me hubiese gustado saber con quién se suponía que debía casarse, pero no quería agobiarla.  Bastante mal lo había pasado ya.  Supuse que sería una especie de boda por conveniencia, y por eso huyó.

"No importa, de verdad.  Solo me gustaría comprender una cosa.  ¿Por qué Nacilë querría ponerte en evidencia delante de todos?  Además... ¿es realmente tu hermana?"

Mientras hablaba con ella la cogí de la mano y comencé a andar para distraerla un poco.

| Deeteth |

Me encogí de hombros.

- Eso mismo me gustaría saber a mi... Pero sí, soy su hermana- dije, apretándole fuertemente la mano mientras caminábamos por la isla. En cierto modo me reconfortaba que por fin hubiéramos hecho público nuestra relación. No se había armado mucho revuelo, quizá porque los del internado ya se habían acostumbrado a la historia de Farilynn con Walgior-. Creo que intentaba decirte de alguna manera que tuve prometido... Y... Que sigo teniéndolo... Por desgracia la boda no se canceló, sólo quedó atrasada hasta que yo volviera... ¡Pero no podía permitir que os pasara algo a vosotros! De la boda ya me encargaré yo- le dije, para tranquilizarle. Sabía que algo así podría suceder, pero el día que decidimos acudir a Deeteth yo también había decidido correr el riesgo.

| Deeteth |

Me despedí de Grey tras nuestra intensa charla, en la cual tuve la oportunidad de agradecerle su cambio de opinión con respecto a darnos su apoyo, y salí de aquella preciosa casa, acompañada por uno de los sirvientes.

Al salir, me di cuenta de que dos personas seguían esperando allí, y pude ver en su mirada que precisamente era a mí a quien estaban esperando. Me acerqué a ellos con una agradable sonrisa, satisfecha por lo que habíamos conseguido todos.

- Hola chicos, ¿qué tal la cena? - les pregunté, intentando saber el motivo por el cual me esperaban.

[Deeteth]

Miré a Dana mientras me hablaba, procurando asumir todo lo que me estaba diciendo. 

"Entiendo.  Desde luego a Nacilë no le sentó muy bien.  ¿Crees que hay alguien por quién debamos preocuparnos especialmente?"

Obviamente me refería a su prometido, que no sabía quién era.  Lo cierto es que estábamos perturbando la tranquilidad de lugar.

La agarré por la cintura mientras caminábamos.

"Confío en tí".

| Deeteth |

Me encogí de hombros, sin entender a qué venía aquella pregunta.

- No, aquí no ha habido nadie que haya contactado con el mundo exterior... Solo yo- le expliqué, sintiendo un escalofrío al sentir sus brazos rodeando mi cintura-. ¿Por qué? ¿Qué pasa, Fist?-.

Verdaderamente me preocupaba mucho lo que sintiera y pensara mi amado. Me detuve y le cogí suavemente las dos manos, mirándole directamente a los ojos. No quería entrar en su mente para averiguarlo, tendría que decírmelo él...

[ Deeteth ]

- Saludos, Reina Elfa. Si. La estabamos esperando, por qué necesitamos hablar unas palabras con usted sobre... bueno... sobre lo que pasó la otra vez con ella y conmigo... el tema del traspaso de poderes y... quería saber si me podría ayudar a controlarlo a la perfección. - Le dije a la Reina mientras hacia una reverencia.

Después, miré a mi amada y continúe hablando.

- También me gustaría saber que planes tiene para un futuro, para nosotros, para todos nosotros con respecto al enemigo. -

[Deeteth]

Agaché la cabeza mientras caminabamos, buscando la manera de decirle lo que pensaba, pues era evidente que no había intentado averiguarlo por sí misma.

"Eres... inteligente, atractiva, diligente...  deseable, es la palabra.  Cualquier hombre quiere a su lado a alguien como tú, y alguien con quien estuviste prometido podría sentirse furioso por nuestra relación, ¿entiendes lo que quiero decirte?"

La besé en las manos.  No quería que sonara tan mal, pero no encontré otra manera de decirlo.

| Deeteth |

Asentí con la cabeza, escuchando con atención las palabras de Sirius. Era normal que estuviera tan preocupado por su futuro y por el de Hëndel. Se querían mucho, no hacía falta ser Dana para darse cuenta de eso.

Reprimí el impulso de marcharme y llorar la pérdida de Walgior, pero tenía que ser fuerte... Llorar no me ayudaría, simplemente me haría sentir más débil.

- Claro que puedo ayudarte, Sirius... Aunque no creo que te haga falta, la verdad- le dije, mostrando una agradable sonrisa-. Creo que tu amor por Hëndel es tan grande que no le harías daño... Lo que me preocupa es que, por cualquier motivo, tengas algún altercado con alguien de la isla y te descontroles... Así que te ayudaré. Con respecto a los planes de futuro... Luchamos para tener una vida tranquila. Si ganamos, podréis marcharos a donde queráis... Seréis libres de ir donde os plazca sin preocuparos de llegar vivos a vuestro hogar- dije, entrándome un ataque de melancolía. Si conseguíamos ganar, ¿sería capaz de seguir con mi vida sin aquellos jóvenes metidos en ella? Ahora formaban parte de mi vida y separarme de ellos significaría separarme también de todo lo que me recordaba a Walgior...

| Deeteth |

Abrí tanto los ojos que parecían salirse de sus órbitas, pero seguían acoplados a mi cara. Aquellas palabras me sorprendieron mucho, no pude ocultarlo, pero aquella insinuación...

- Fist, no creo que él fuera capaz de hacer cosas malas... Aquí son todos muy pacíficos y tienen control sobre ellos mismos- le expliqué, intentando ser lo más clara posible-. Él es una buena persona, pero me marché porque no podía casarme con alguien a quien no amo... Además, te vi entrar en mi vida... Sí, en mis visiones. Llevaba días soñando contigo pero sin ver bien tu rostro y después me prometieron en matrimonio con ese hombre... Pero ver tu rostro en mis visiones, a diario, me ayudó a tomar la decisión de marcharme de aquí... Fui a buscarte, Fist, supe que tenía que eras para mi...- le conté, mientras de mis ojos se escapaban algunas lágrimas que recorrían rápidamente mis mejillas.

Aquel secreto lo había guardado durante mucho tiempo y contárselo a alguien me hacía sentir tan bien que tenía ganas de llorar. Me lancé a su cuello y le abracé.