Partida Rol por web

Todo lo que recibió Hidem del mul como respuesta a su comentario fue una seria mirada que claramente le invitaba a cerrar la boca. En el fondo tenía razón, lo que bebía el semigigante al día hubiera servido para darles de beber a ellos tres, pero por otra parte, el semigigante había contribuido mucho más a la libertad de todos que aquel semielfo humano, que no había hecho más que quejarse y demostrar que sus intenciones eran a menudo oscuras. El mul no creía que Hidem llegara a tomar una decisión estúpida, como robarles el agua y salir corriendo, por lo que había podido comprobar se trataba de una persona cobarde y ladina, y hasta el momento le estaba llendo bien en compañía de los demás. Lo que si era cierto es que aún tenían un largo trecho hasta el oasis y a ese ritmo el agua se agotaría.

Sorak asintió a Kavan, de nuevo dividir las tareas resultaba ser lo más eficiente, a pesar de que ninguno de ellos pudiera considerarse un experto en las tareas que les había tocado desempeñar. Resultaba agradable comprobar que el desierto aún no había conseguido minarles la moral, aún tenían motivación para vivir y seguir adelante. La promesa del oasis era una importante meta que conseguir y les otorgaba la esperanza necesaria para continuar el viaje.

Bretus se acerca al hombre guerrero y asiente.

Bretus ayuda a hombre pequeño. Yo ayudo bien.

Dijo sonriendo al hombre.

Y sigue detrás del soldado como si tal cosa. Parece hacer caso omiso al comentario del pícaro, pero sin duda lo ha oído, y lo ha oído bien. Quizás no quiera polémica, o puede que la amenaza velada sencillamente no le preocupara.

Sin duda aquel Hidem era el más listo de los tres. Mira como sabía perfectamente que Bretus no se estaba cortando a la hora de bebe líquidos, y que era su mayor peligro.

Pero aun no sabía cuan peligroso era.

El semi gigante era ladino, y sabia que mas tarde o más temprano, mataría a aquel perro sarnoso, pero no ahora, porque aun podía serle de utilidad.

Tras unos momentos bajando una pequeña ladera en el pedregal, descubris un campo de cactus.
En la amplia superficie se distingue tres tipos distintos de plantas espinosas, uno esférico de unos dos metros de diámetro y color purpureo, un tipo tubular y sinuoso que parece una masa de sesos que cubre un area de unos veinte metros cuadrados y por ultimo uno parecido a un árbol con una media de entre 2 y seis ramas.

Despues de revisar el mapa, parece que estais bien encaminados, la mirada que le echas a Hidem tiene el efecto que esperabas, su ojos como platos de sorpresa preceden a un rictus acido como si sus labios se tornaran al degustar un cítrico de mucha intensidad.

Con cierta timidez, despues de hacer un esfuerzo para acumular los redaños que le fueron arrebatados despues de sus últimos comentarios, el humano se atreve a hablar.

Si… si… siento lo desafortunado de mi comportamiento, te pido la oportunidad de explicarme…

Hace una pausa esperando una respuesta.

Gracias grandullon siempre se aprecia la ayuda extra sonrio Kavan tratando de buscar una forma de obtener sustento o mejor dicho liquido; en el desierto.

Cactus...parece que estamos de suerte Bretus, necesitare de tu fuerza pero con mucho cuidado advirtio Kavan de los peligros de la situacion aunque estas plantas significan que hay agua ellas mismas pueden ser tan venenosas como un escorpion para sacar el agua solo hay que...

Kavan dio a su gran amigo una pequeña leccion de supervencia en el desierto; no sabia si el gigante tenia ya esos conocimientos pero si no, quizas algun dia le serian utiles y nunca esta de mas tener alguien mas que sepa lo que hace en un grupo de supervivientes como ellos.

El mul se sorprendió ante aquel repentido arranque de humildad por parte de Hidem. Dudó un momento sobre la veracidad de sus palabras, evaluó su contenido, sus intenciones y, finalmente, le invitó a que dijera lo que tenía que decir.

- Habla - dijo escuetamente.

Y se cruzó de brazos, mirándole con seriedad, como miraba siempre a las personas de las que no terminaba de fiarse.

Apesadumbrado intenta excusar su comportamiento.

Yo… nunca he sido esclavo, nunca me ha faltado nada, la ciudad y mis mercaderías me proporcionaban todo lo que necesitaba en todo momento.

La situación me desborda, apenas he luchado por mi supervivencia, la ciudad siempre fue mi patio de recreo… Si les he importunado es por miedo…

Temo quedarme sin comida, me aterroriza morir solo y olvidado en el desierto, tan solo por estar en un lugar equivocado y en un momento erróneo.

Sé que no merezco la tolerancia que no he mostrado, pero solo tu… que has vivido una vida de privación podrías entender cuál es la situación de alguien como yo.

No quiero ser un lastre… pero tampoco quiero morir, hare lo que sea necesario para ayudar.

El rostro de Sorak no cambió ni un ápice ante la muestra de debilidad de Hidem, aunque por dentro valoraba su sinceridad. No iba a darle la espalda, no sería justo, y además consideraba que podía ser valioso durante el camino al oasis. Una vez que llegasen hasta allí, el mul no sabía lo que ocurriría después, seguramente se dividirían y cada cual escogería su propio camino, aunque era algo de lo que no había que preocuparse por el momento.

- Entiende que el enemigo es el desierto y que la única manera de vencerle es estar unidos - contestó mirándole fijamente.- Ni aunque tuvieras el agua de todos nosotros serías capaz de llegar al oasis, y menos aún a una ciudad, el desierto te tragaría y entonces si que serías olvidado. Piensa que si uno de nosotros muere las posibilidas de sobrevivir disminuyen, y ese debe ser tu objetivo: que los otros vivan para que tú puedas vivir. Si entiendes eso no serás un lastre.