Partida Rol por web

El impacto desplaza al guardia como si un carru toro embistiera, el slodak queda encajado en el pecho del ahora cadáver esclavista.

Con un movimiento salvaje Kavan libera el arma y da un tajo transversal en la cara del ultimo guardia en pie dejandole una fea marca que recordara por el resto de su vida.

Los guardias malheridos dejan sus armas y piden clemencia...

Perdonad... por favor dejadnos, tomad lo que queráis pero tened piedad de nosotros.

Obviamente el miedo les puede, aún perdonándolos es poco probable que sobrevivan a sus heridas sin atención de un curandero.

El mul aplastó el cuello del enemigo que acababa de abatir con su pie desnudo. La cabeza del desgraciado se hundió en la arena sin remedio tras escucharse un fuerte chasquido. Sorak pensó que había tenido más suerte de la que tendrían los demás, les daría la clemencia que pidieron pero el desierto no sería tan indulgente con ellos. Dejarles a su suerte en aquel lugar, desprovistos de comida, agua y protección, solo les daría unas horas de vida. Estaban demacrados, heridos y asustados, la presa perfecta para cualquier alimaña qur rondara por allí. Les daría opciones, ninguna del todo buena, pero primero debía ocuparse de la elfa.

Se agachó a su lado para comprobar su estado: tenía una herida grave en el abdomen. Se recordó a si mismo asistiendo a una de sus compañeras en la lucha por parejas, un espectáculo habitual en las peleas de gladiadores de Tyr. El principal aliciente de estos combates radicaba en que las parejas estaban encadenadas entre si, limitando los movimientos de ambos. Por esta razón era importante coordinarse o de lo contrario un tropiezo podía costarte la vida. Recordó la victoria pero también recordó a su compañera tumbada sobre la ardiente arena desangrándose sin control. Aquello le granjeó una dudosa reputación, por un lado era indudable su capacidad de combate, su brutalidad en los golpes y su resistencia, sin embargo, demostraba compasión, y eso era algo que el público despreciaba habitualmente. Sorak sacrificó la gloria en aquella ocasión, atendiendo a su compañera caida y abandonando la arena entre los gritos y abucheos de los asistentes. Aquella hazaña le costó diez latigazos.

En aquella ocasión no había público que le observara, ni mayor gloria que la de robarles el agua a aquellos desgraciados. Tras examinar la herida, trató de taponar la hemorragia, para lo que empleó restos de la ropa del guardia que la había herido. No podía dejarla allí, el sol acabaría con sus últimas fuerzas, de modo que la recogió con cuidado y buscó la pequeña sombra que arrojaba una duna. No era mucho, pero tendría que servir.

Oh, venga...sonrio Kavan con una floritura con su arma regando sangre sobre la arena y yo que empezaba a animarme al final se encogio de hombros con poco mas que hacer, su funcion era luchar y una vez se acababa la batalla ya poco mas podia hacer salvo ser lo mas de ayuda posible para su unidad.

¿Todos de una pieza gente? llamo al resto de sus compañeros esclavos para ver cual era su estado, viendo que la elfa estaba siendo atendida de urgencia por el mul, uf, por lo visto la habian dado bien para el pelo, sin perder tiempo se lanzo a tratar de ayudar al mul a salvar la vida de la chica.

Brutus ¿puedes asegurarte de los supervivientes no hacen ninguna tonteria como tratar de huir al desierto con agua y comida? pregunto al gigante al pasar por su lado camino de donde estaba el mul no quiero perder ni una gota de lo que hemos encontrado.

¿Como esta? pregunto arrodillandose al lado de la semielfa viendo con su ojo sano que estaba realmente mal, mierda, una herida de esas hace mucho, mucho daño, puede dejar secuelas de por vida...

Patanes de guardias, no valen ni la sangre que tienen en el cuerpo.

Se habían rendido. Así no tendría más oportunidad de hacerles daño. Iba cargar contra ellos, pero decidió quedarse quieto.

Tomo aliento, y sosegó su semblante, un poco a penas. A uno de los trozos de carne de su grupo se le ocurrió darle una misión. Una de la que se iba a encargar si o si, porque quería el agua para sí.

Sin duda alguna había sido un acierto atacarlos. Y al menos el resto del grupo supo salir adelante. La elfa, le daba igual, en el desierto no le servía de nada, era un estorbo, un lastre. Solo servía para incentivar la lívido de algunos insensatos.

Lo que era para ayudar a la supervivencia, no ayudaba en nada. Ni tan siquiera había servido de ayuda con los elfos que habían atacado la caravana.

Que se muriera ella sola, o la remataba él.

Bretus se acerco a donde estaban el resto de los guardias, y los miro muy seriamente. Ya no parecía una máquina de matar asesina. Pero seguía con el rostro inmutable, como las montañas resonantes.

Los miro a los ojos uno a uno, sin decir una palabra, gastando unos preciosos segundos en dejarles claro, quien mandaba allí.

Luego, trono, porque aquello no se podía llamar hablar. Era como el sonido de un trueno. Era un rugido casi animal.

Comida y la bebida al suelo. ¡ Ahora!. O rompo guardias

Para hacer ver que no iba en broma, crujió el puño frete a sus caras. Era un puño, que bien podría ser una arma como una maza o un martillo de batalla. Mas les valía hacerle caso.

El mul no sabia como detener la hemorragia, la herida es demasiado truculenta como para ejercer presión sobre ella sin dañar más.

Kavan había visto de esas en multiples batallas. Cogió parte del corpiño de la bella elfa y taponó la herida como si de un corcho se tratara. 

Ambos sabían que ese tipo de heridas sin cuidado tendían a dar unas horribles fiebres.

Hasta encontrar las medicinas adecuadas todo dependería de las ganas de vivir de la elfa.

El peor escenario posible mascullo Kavan mordiendo unas tiras del traje de la elfa y fabricando con ellas un tapon que colar en la herida como si fuera el tapon de una botella, no bastaba ni por asomo pero era lo mejor que tenia ahora mismo en las manos.

maldicion, daria los higados de todos estos payasos por unas hierbas medicinales y unas vendas suspiro tras hacer todo lo que pudo por la chica, ahora todo dependia de ella y de cuanto tardaran en alcanzar la civilizacion.

Hidem se aproxima a Kavan y le espeta sin contención alguna…

¿¡Que has hecho!?... ahora tendremos que dividir nuestras reservas entre más gente…

Eres un estúpido tuerto de mierda… Como si no tuviéramos suficientes problemas con darle de comer a esa mole

Continúa señalando al semigigante.

El mul había dejado a la elfa en manos del hombre tuerto, que parecía más diestro que él en temas de sanación. No sabía si la elfa viviría, ni siquiera había pensado qué harían con ella en caso de que así fuera, pues quizás fuese más humano y compasivo acabar con su vida antes de que tuviera que enfrentarse al sufrimiento que le desierto le provocaría. Todo dependería de aquel oasis del que hablaban y de la distancia a la que estuviera, si estaba cerca quizás lo intentasen pero si estaba lejos...

Cuando se disponía a ayudar a despojar de sus pertenencias a los enemigos escuchó las duras palabras de Hidem, y no le gustaron en absoluto. No le había gustado su ansia de sangre, no le gustaba su comportamiento y ahora no le gustaba lo que salía de su boca. Se paró en seco, giró por completo para encarse a él y le señaló con el dedo.

- ¡Cállate! - le espetó con furia, dando a entender que no toleraría una replica al respecto.- Haz algo útil y despoja los cadáveres.

Kavan se detuvo en el vendaje de Kerian con una tira en la boca y contemplo con sorpresa al exaltado Hidem, parpadeo un par de veces con su ojo sano, como si esperara que el cualquier momento el hombre sonriera y dijera que era broma, visto que no era asi, termino su labor con el vendaje y le miro con mirada de sargento a un recluta patoso.

Vamos a ver cretino mascullo Kavan encarandose al hombre primero, no se de que cojones me estas hablando, ¿como que he hecho?, matar al doble que tu mientras observabas los lagartos silvestres y despues salvar la vida de Kerian, resumio rapidamente lo que habia pasado hasta ahora.

Si no vas a aportar nada, coge tu parte y largate al desierto, sino los demas tenemos cosas mas importantes que hacer que aguantar tus berrinches...Kavan le dio la espalda para ayudar en la recogida de bartulos, comida, agua, armas y en general cualquier cosa que les pudiera servir.

El humano bufa disconforme, sabiendo que su razonamiento no convencería a nadie.

En un acto de soberbia coge sus armas y empieza a degollar a los supervivientes malheridos, obteniendo un pésimo alivio de su malestar.