Partida Rol por web

Johnson se sienta en el sofá.

—Apenas conozco al tal Freygan. Sé que es el loquero del manicomio, poco más.

- ¿Conocía usted a un tal Bowen? - pregunto con tranquilidad. El tipo está manteniendo muy bien la compostura pero ya me he encontrado otras veces en esta situación.

No digo nada cuando entro en aquel lugar. Lo cierto es que, por el estado en que están las cosas, lo mismo nuestro anfitrión no es tan estable como quiere aparentar. De todos modos, parece que los investigadores están encauzando la conversación. 

Tras acomodarme en uno de los sillones, saco una libreta y lápiz y me preparo para tomar las notas importantes. 

—Sí, fue mi compañero de caza hasta que Satán se lo llevó por sus pecados —se santigua y cruza las manos nervioso.

—Satán? y trato de expresar perplejidad.  —Teníamos entendido que lo atropelló un coche y que anteriormente había discutido con el Sr. Freygan. Podría contarnos cuáles fueron las razones de la discusión?

Miro por encima del bloc de notas, a la espera de una respuesta. Parece que los rumores no mentían, aquel hombre se ha vuelto muy religioso. Quizás hasta extremos ridículos.

"¿Y si ésto es una pérdida de tiempo?" pienso, aunque realmente espero que no lo sea. 

Johnson se exalta, empieza a explicar a gritos con vehemencia fanática.

—No, no fue un camión. Antes de ver la bendita Luz, la luz de Dios y sus santos Ángeles del Cielo, vi la negra oscuridad del Abismo. Sí, amigos, cuando yo era aún un pecador, y pecaminosamente cobraba vidas sin permiso. ¡Salí del bosque y vi a mi compañero en el pecado, al pobre Bowen, atrapado por las garras de Satán, y despedazado después!

-¿Qué es lo que vio exactamente, señor Johnson?-pregunto, con cierto interés. El hombre podría estar borracho, o cualquier otra explicación podría ser posible. Pero aún con todo... Quizá aquello tenía algo más. Algo horrible dentro del manicomnio. 

—Pude ver al Diablo tan claramente como puedo verles ahora, caballeros, y caí de rodillas, seguro de que el Señor iba a dejar que sufriera el justo castigo que mis crímenes merecían. ¡Pero Él se apiadó de mí! ¡Sí, y puede apiadarse también de ustedes! Sólo tienen que hincarse de rodillas y alabarle. Alábenle y pídanle que no les deje caer en las garras de ese diablo.

-¿Qué aspecto tenía el diablo? ¿Qué le hizo a su pobre amigo?

—¿Quieren saber cómo era el Diablo? Era frío, caballeros, ¡frío como el Infierno en el que acabarán si no alaban al Señor ahora mismo! Estaba vestido con ropas normales, con las que sin duda se había disfrazado para recorrer la Tierra. Su vestido era blanco, como si se burlara del que llevan los santos Ángeles, pero estaba manchado de barro y suciedad, mostrando sus auténticos orígenes. No tenía cabeza como la de las personas, ni brazos ni piernas como los de las personas, ni corazón como el de las personas. Era tan sólo una masa pastosa dentro de su falso disfraz, ¡una masa de corrupción y pecado! Salió del bosque y cayó sobre el pobre Bowen, y luego los dos fueron uno. El Diablo había venido a reclamar lo que era suyo. Aunque Bowen chilló como un condenado (como lo que era), Satán no tuvo piedad de él. Pero el Señor y sus santos Ángeles sí pueden tener piedad, y la tendrán con ustedes si vuelven a ellos, abandonando todos sus crímenes y pecados. ¡Adoren al Señor!

Vaya! Esto no me lo esperaba para nada! Estoy bastante desconcertado.

—¿Asegura Ud. que una criatura del infierno vino del abismo para ejecutar a su amigo por pecador? ¿Podría decirme lo que rezó para que el ser no lo atacara? ¿Cree que puede estar atacando a más gente en la zona?

Sinceramente, creo que al pobre hombre le ha afectado mucho la pérdida de su amado y no dice más que tonterías, pero como ya dije antes, antes las historias más fantasiosas tienes partes verdaderas sobre las que crecer.

¿El Diablo? ¿Una criatura del infierno? Pero por Dios, ¿de qué están hablando? Me extraña que Olmer crea en esas cosas.

- ¿Qué quiere decir con eso de que los dos fueron uno? - pregunto intrigado por esa forma de hablar. La expresión me ha llamado la atención.

—Por supuesto que lo aseguro, señor mío —dice refiriéndose a Olmer—. Recé, recé a Dios y pedí perdón a Cristo. Comprendí que sólo el Señor podía salvarme, y me tiré al suelo, rezando y humillándome, ¡y el Señor me salvó! Me salvó, porque al levantar yo la vista Satán se había ido. Se había ido dejando tras de sí la envoltura mortal de Bowen, aplastada y con el alma arrancada del cuerpo. Fue para mí un privilegio. Sí, porque sólo yo fui elegido para tener una visión del Día del Juicio Final, cuando el mundo será dividido en dos tipos de personas: los que subirán al Cielo, con los santos Angeles, y los que se quedarán en la Tierra con los Ángeles caídos, como el que yo vi aquella noche. Recen conmigo, caballeros, para que sean salvados como yo lo fui. Nos matará a todos si no nos humillamos ante Dios. ANTE DIOS. Oh, Dios misericordioso, ten piedad de nosotros.

Creo que este hombre no está dentro de sus cabales, definitivamente lo que dice ningún sentido. La única explicación y base real que le puedo encontrar es que les atacara un oso, un jaguar, no sé y que del susto este pobre hombre perdiera la cabeza.

Por precaución a la posible bestia salvaje sólo se me ocurre preguntarle por la zona donde ocurrió el hecho e insistir en si posee información sobre Freygan.

—Vaya Sr. Johnson, lo que cuenta Ud. es aterrador, pero no se preocupe por nosotros, somos hombres piadosos.

Por supuesto, creo que es una pérdida de tiempo, pero hay que intentar conseguir algo de información.

—Aunque ya que no nos lo ha mencionado. ¿Podría decirnos dónde ocurrieron estos macabros hechos? y bueno, perdone que insista, pero nuestra inestigación es sobre el Sr. Freygan. ¿Podría indicarnos cuál fue el motivo de discusión entre Bowen y Freygan? ¿Estaban relacionados los pecados de Bowen conFreygan de alguna manera?

Me había quedado anonadado ante la sarta de sandeces que Johnson estaba diciendo... tanto que ni me percaté de que Olmer tomaba la palabra, pero tengo que reconocer que este chico sabe lo que se hace...

Creo que lo mejor es que por ahora le deje llevar a él la conversación. Si se me ocurre algo más ya preguntaré al señor Johnson, aunque se me están quitando las ganas de hablar con él... está totalmente ido. Seguramente sería sensato recomendar que le ingresaran  una temporada en el psiquiátrico a él.

En el bloc de notas había apuntado ya algunos datos. Aquello estaba siendo menos fructífero de lo esperado, pero aún con todo, tengo la sensación de que quizá algo de lo que saquemos de aquí pueda sernos útil, e incluso salvarnos de algún peligro.

De las palabras del señor Albert Johnson, descripción de la criatura.

Ropas normales, blancas. Manchado de barro y suciedad (¿sueño del pantano?). 

No tenía cabeza, brazos, piernas como los de las personas, ni corazón como los de las personas. 

Masa pastosa dentro de su falso disfraz.

Los dos fueron uno (masa pastosa, ¿le absorbió?).

Cadáver de Bowen aplastado (¿Qué quiere decir alma arrancada?).

—¿Que dónde me encontré con Satán? Fue a unas cuatro millas de aquí, cuando volvíamos a casa. ¿Freygan? Vimos a Freygan tener tratos con los ocupantes de Stonecrest. Esa gente malsana, pecaminosa y maldita por Dios no es trigo limpio y Bowen no pudo evitar, como buen cristiano, increpar a Freygan por tal relación.