Partida Rol por web

Un trago antes de morir

Periodo de instrucción: Fort Benning

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16/09/2015, 12:36
Director

Diciembre de 1942, Fort Benning.

26 de diciembre de 1942

En diciembre de 1942 todo el 506º fue trasladado a Fort Benning donde iban a tener un entrenamiento real para convertirse en paracaidistas, en el cual se incluiría un programa que comenzaba con un entrenamiento físico que al regimiento 506º no le hizo falta hacer debido al fuerte nivel adquirido en Toccoa. Hagel ya no estaría con ellos, pero ahora empezaban a agradecerle a aquel viejo cabrón todo el sacrificio que les había obligado a pasar.

Aprendieron a doblar y guardar sus paracaídas, a saltar desde torres y puertas simuladas de un avión, y tras muchos entrenamientos llegó la hora de la verdad, los cinco saltos desde un C-47 que les supondrían sus alas de paracaidistas. El 26 de diciembre era el día del último salto donde cada hombre recibiría su certificado que declaraba que desde aquella fecha estaba autorizado a ser considerado como un paracaidista cualificado y además, ganarían también las preciadas alas de plata. El momento de mayor orgullo.

Pero hasta entonces quedaba un último salto. Habían escuchado que todos los chicos del 506º lo estaban haciendo tan bien que se hablaba de un récord. Ahora ellos tendrían que demostrar que estaban a la altura del entrenamiento recibido y de las esperanzas puestas en ellos.

Los motores del C-47 rugían con estrepitosos ruido y el instructor debía gritar para hacerse escuchar entre los hombres. Les explicaba la zona del salto, y les animaba a superarlo con buena nota para ganarse las preciadas alas. Después uno a uno les fue deseando suerte y les palmeó la espalda mientras pasaban por su lado para subir al avión. El ejercicio no era complejo, volarían a una altura optima para el salto y deberían caer sobre una enorme diana que se habían preparado en la pista de aterrizaje del aeródromo.

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07/10/2015, 19:21
Jack Sawyer

Tras un más que merecido y ansiado descanso, en el que no se había separado o bien de su familia o bien de su chica. Jack volvió con las pilas cargadas. Orgulloso del trabajo que había hecho hasta ahora, pero a sabiendas de todo lo que quedaba por hacer.

Hoy comenzaban el entrenamiento de paracaidista. La hora de la verdad. No pudo evitar que pasaría si le entraba pánico en el último momento. Pero conscientemente estaba decidido del todo.

Entró en la aeronave para sentarse donde le correspondía, era un maravilloso aparado - ¿Qué hay chicos? - Dijo como si nada y mascando un chicle. Pabía que levantar un poco la voz para hacerse oír con el tremendo ruido de los motores. Aquellos muchachos se habían ganado su confianza. Lo del chicle le servía por dos motivos, para evitar que se le taparan los oídos y para olvidar los nervios - ¿Alguien quiere? - Le ofreció al resto.

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09/10/2015, 08:41
Rafael Vizcaino

Fort Bening… El nuevo destino del regimiento resultó ser un lugar en que termnarían por curtirse como verdaderos soldados y, por ende, en paracaidistas. Aquello llenaba de alegría a Rafael, aunque no mucho más que el anillo que ahora lucía su mano izquierda. Sabía que fuese donde fuese la cara de María lo acompañaría siempre. Ella sería como un ángel de la guarda. Un aura protectora que lo salvaría de cualquier peligro.

Las clases habían sido largas y tediosas. Pero al menos ya no tenían los gritos del Teniente Hagel detrás de la oreja. Y había llegado el día. Ese día se ganaban las alas o se perdían. Ese día era el bautismo.

El motor del avión impedía oir con claridad pero se notaba la tensión del momento. Revisó las correas por enésima vez. Comprobó el estado de su equipo. Miró a lado y lado viendo las caras conocidas de sus “hermanos”. Sonrió a Jack asintiendo con la cabeza a su saludo y tendiendo la mano en espera de ese chicle que le aliviase el nudo que se había creado en el estómago. “Somos los mejores!!” se repetía una y otra vez mientras esperaba a que diesen la señal para saltar.

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10/10/2015, 13:17
William T. Sherman

El regreso a casa de William fue bueno, pero no fue tan cálido como había esperado. Habia regresado totalmente cambiado, pero a pesar de la madurez que habia adquirido, el cambio físico, y los valores inculcados a golpe de flexiones y carreras bajo la lluvia, la relación entre William y su familia se distanciaba. Unos por temor a perderlo, otros por decepción o por cualquier otro sentimiento encontrado. Por suerte, siempre tenía a la paciente Alexandra, a la que le entristecía la marcha de William y temía que fuera al frente. Alexandra era su peculiar balsa de tranquilidad y seguridad. Pero la corta estancia en su casa de Lancaster, Ohio, se hizo demasiado larga para William y por primera sintió el deseo de volver al regimiento, con sus compañeros, que estaban cerca de convertirse en su otra familia.

El destino, Fort Bening, no era tan aterrador como el Campamento Toccoa. El entrenamiento era duro, igual de duro o más que el que les impartió Hegel, pero ahora William y sus compañeros no eran unos pusilánimes. Ahora Will sentía que podía con todo el entrenamiento que quisieran echarle encima, y su capacidad de sufrimiento habia aumentado.

   - Vaya, Rafa, parece que te han echado el lazo. Enhorabuena compañero. - Felicitó a su compañero de armas al ver la novedad que lucía en su dedo.

   Pero toda la diversión no llegó hasta que empezaron a saltar. Al principio William sentía un temor reverencial hacia las bestias de acero que les haria surcar los cielos y les lanzaría al vacío. Un temor hacia lo desconocido que William pensó acabaria con él. Los saltos simulados, desde tarimas y alturas, fueron sencillos, pero los días previos a su primer salto de verdad fueron horribles. William pensaba que aquello acabaría con él, que tendría que dejar el regimiento. Pero cuando las puertas se abrieron, el instructor le empujó y se abrió el paracaidas la sensación le embriagó. Era una sensación indescriptible, un pico de adrenalina al que nunca antes había llegado. El temor nunca desaparecería, pero conforme más saltaba William, más le gustaba ese sentimiento encontrado entre temor y necesidad por saltar.

   Ya en el día del quinto salto, estaba deseoso de saltar y ganarse las alas. Las ansiadas alas que les diferenciarían de otros regimientos y otros soldados. Aquel pequeño distintivo era todo un mundo y además era un signo de hermandad con sus compañeros.

   - No, gracias Jack. - Tenía que gritar para hacerse oir entre los ruidos de los motores del avión. - ¿Os acordais del primer salto? Me tragué el chicle y se me pegó tanto a las tripas que tarde tres días en echarlo. - Bromeó, intentando relajar un poco más los nervios de sus compañeros y los suyos propios.

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15/10/2015, 18:11
Bryan Kowalczyk

Bryan se miró los dedos de la mano. Se había estado comiendo las uñas como un crío, no recordaba haber estado nunca tan nervioso. La oferta de Jack era su salvación.

—Sí, por favor, me vendrá bien para poder seguir disparando en el futuro —aceptó uno de aquellos chicles y enseñó las uñas comidas.

Los compañeros parecían más tranquilos que Bryan. Tal vez fuese solo fachada, pero ahí estaba Rafael con una sonrisa en la cara, y William haciendo bromas como si tal cosa. Tal vez hubiese sido mejor haberse metido en la marina, tal vez en la infantería pura y dura, sin saltos al vacío…tal vez lo mejor era concentrarse y darlo todo.

—Vamos a arrasar compañeros. Si alguien puede darse de narices contra esa maldita diana, esos somos nosotros.

O tal vez estamparse de una vez por todas contra un árbol. Pero era preferible aparentar seguridad, aunque estuviese a punto de cagarse por los pantalones. De hecho, después de un rato ensordecido por los motores, mascando chicle y uniéndose a las bromas, empezó a sentirse un poco mejor.

Suspiró como un enamorado que no está seguro de si le van a dar calabazas o no.

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04/11/2015, 16:46
Director

El pesado armatoste en el que les habían metido se elevó del suelo como si se hubiera empecinado en desafiar las reglas de la física, y tal era así para algunos que no terminaban de acostumbrarse a los vuelos en el C-47 y menos todavía a los saltos en el avión. Pero ya era él último salto. El último al menos del entrenamiento, pues sólo Dios sabía lo que les esperaba en la guerra. Ya no era momento de echarse atrás pese a los nervios. Muchos otros habían abandonado en los días que llevaban en Fort Benning o habían sido suspendidos y destinados a otros lugares. Aquel no era lugar para todo el mundo.

El vuelo apenas duró veinte minutos. El tiempo suficiente para que el avión tomara altura y se posicionara sobre el lugar de salto. Pero a muchos se les pasó todavía más rápido. El instructor se levantó de su asiento y les ordenó que se posicionaran y revisaran el equipo del compañero de enfrente. Cuando todos hubieron gritado la consigna "listo" para indicar que su compañero estaba preparado se quedaron cayados esperando la orden definitiva. La luz roja que había sobre la puerta abierta, de la que no paraba de entrar ruido y aire, se tornó verde y el instructor se les ordenó el siguiente paso:

Saltar.

Notas de juego

Se requieren dos tiradas de paracaidismo. La primera para saber dónde cae el personaje y la segunda para saber cómo cae. Nivel de dificultad Fácil (-20).

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09/11/2015, 08:55
Rafael Vizcaino

Notas de juego

No me acaba de quedar claro como hacer la tirada.... ¿Tengo que sacar más o menos que mi puntuación de paracaidismo?

Llámame tonto... pero no me aclaro... Lo siento!!!

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09/11/2015, 10:10
Bryan Kowalczyk

Bryan sentía como si estuviese jugándose el todo por el todo. Se aferró a la puerta, contempló la lejano suelo como si estuviese medio ido, en un sueño.

La orden de saltar fue un latigazo.

Sin saber cómo, estaba cayendo de cara hacia el viento. Alrededor todo daba vueltas, tenía que serenarse, recuperar el control...

- Tiradas (2)
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09/11/2015, 10:50
William T. Sherman

  De pronto el tiempo pareció congelarse. El ruido de los motores del avión era la única banda sonora que les acompañaba, rota por los gritos del instructor. "¡Salta!" decía, con ese tono peculiar del que está acostumbrado a dar una orden y espera que la orden se cumpla, o hará él que se cumpla.

   Entonces le tocó su turno. Se levantó de manera automática, como si fuera un autómata. Se acercó con cuatro pasos a la puerta y esperó. La luz estaba roja y, asomado a la puerta, veía como los compañeros que ya habían saltado formaban una hilera. Solo veía sus paracaídas, no podía saber cómo se las estaban apañando con él. Entonces la luz se puso verde, el instructor le dio una fuerte palmada en el hombro y ordenó. ¡Salta! Y Will saltó.

   La sensación de lanzarse al vacío era extraña y durante unos segundos el corazón de Will se aceleraba al estar él solo ante el vació. Pronto, la anilla que le sujetaba al avión se tensó y se desprendió de su paracaidas, lo que hizo que la bolsa de tela se abriera automáticamente. Will sintió el tirón cuando el paracaídas se abrió y supo que estaba siendo arrastrado unos cuantos metros hacia arriba. Entonces, abierta la enorme cúpula de lona sobre su cabeza, sintió como el viento encontraba un obstáculo y cómo la caída se iba estabilizando. Tenía las manos en las anillas, dirigiendo como podía el paracaídas para llevarlo a la zona de aterrizaje que había estipulado el instructor. Y se dispuso, mientras durara, a disfrutar del rato que estuviera "cayendo" por el vacío.

- Tiradas (2)
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09/11/2015, 16:15
Rafael Vizcaino

El gruñido del avión se había vuelto tan monótono que había acabado por adormecer a Rafael. Pero al sonar la señal, algo en su interior lo hizo saltar como un resorte. Tras realizar las comprobaciones del equipo de su compañero de adelante y mirar a su alrededor, se encendió la luz verde para iniciar el salto.

Avanzó lentamente. En una extraña quietud y silencio. Estaba nervioso, tenía que reconocerlo. Por alguna razón aquel salto, sin ser real, lo ponía más alterado de lo normal. No quería hacer un gran salto… Bueno!!! Si!!! Pero tampoco quería dejar mal al pelotón…

Ya con el aire en la cara y asomado a la puerta, se santiguó y se lanzó sin dudarlo.

- Tiradas (2)
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20/11/2015, 17:26
Director

Bryan se lanzó en primer lugar, ya que por eso era el qué mejor rango tenía de toda la tropa. Pero le costó controlar el paracaídas más que otras veces y eso provocó que, para cuando logró hacerlo, se hubiera alejado mucho de la zona de aterrizaje. Intentó corregir su rumbo pero ya era demasiado tarde. Aunque cayó de pie y sin hacer demasiado ruido con una elegante ejecución, se había desviado más de 500 metros de su objetivo.

William en cambio, cayó bastante cerca del objetivo, fue quien más cerca estuvo de la diana aunque no logró aterrizar en ella por una pequeña complicación en el aterrizaje que le llevó a golpearse bruscamente por el suelo y salir rodando. No se hizo demasiado daño, pero el susto fue más que considerable y le dejó algo aturdido durante un rato.

Rafael por contra, cayó muy lejos del objetivo y de forma brusca, el paracaídas no logró abrirse del todo y el aterrizaje fue demasiado rápido y doloroso. El golpe, afortunadamente no le rompió ningún hueso pero le dejó bastante dolorido para todo lo que restaba de día y seguramente para los dos siguientes.

- Tiradas (2)

Notas de juego

William recibe 1 punto de daño por golpe.

Rafael: recibe 4 puntos de daño por golpe.

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22/11/2015, 17:28
William T. Sherman

   Quizá fuera la sensación y el disfrute del salto, o que había calculado mal el tiempo de caída, quizá fuera la posición de aterrizaje, o que no había encogido las piernas lo suficiente. William dio de rodillas contra el suelo, haciéndose daño en las mismas y seguidamente dándose un golpe en la cabeza. No fue un golpe demasiado aparatoso, pero le dejo aturdido durante unos minutos en los que Will intentaba ponerse en pie y recoger el paracaídas como le habían enseñado durante este periodo. Joder. El último salto y la había cagado en el último segundo. Había caído en la zona marcada... pero aquello no le valía. No había sido un salto perfecto.

   - Joder... me cago en la puta... - Se golpeó un par de veces el casco para aclararse la cabeza, pero los oídos seguían pitando. Alzó la vista para ver qué tal le iba a sus compañeros.

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25/11/2015, 13:08
Bryan Kowalczyk

Bryan no pudo con los elementos, ni con el maldito paracaídas. Con desesperación, vio como poco a poco se alejaba del objetivo, mientras otros parecían tener mejor suerte. Al menos, intentaría dar una buena imagen al tocar con los pies en el suelo, aunque probablemente nadie le vería.

—En fin, creo que he tenido días mejores.

Sin ni siquiera haberse manchado el uniforme de salto, fue recogiendo el paracaídas con la mirada puesta en los compañeros, que caían del cielo a lo lejos como hojas en otoño.

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30/11/2015, 13:29
Rafael Vizcaino

Tal vez fueron los nervios. Tal vez la mala suerte. La verdad es que desde el inicio del salto, Rafael se do cuenta de que algo no había salido bien. Mientras su paracaídas se abría, observó como se iba alejando de la supuesta zona de aterrizaje.

Para colmo la zona donde cayó era bastante abrupta lo que le conllevó un fuerte golpe y numerosas rozaduras. Aquellos sería malo. Ya veía la cara del Teniente Hagel!! No se podía imaginar nada peor. Solo esperaba que no le quitasen las alas por aquel salto...

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01/12/2015, 09:30
William T. Sherman

   Una vez que Will había recogido el paracaídas y tomado su fusil, decidió entonces acercarse hacia donde habían caído sus compañeros. Pasó junto a Bryan y le dio una palmada en el hombro para que supiera que estaba allí.

   - Bryan ¿estás bien? - Preguntó, pues no sabía si habría sufrido otro golpe como el que había sufrido él mismo. Y utilió su nombre de pila, pues entre unos pocos se había creado una esfera de confianza que solo rompían cuando era estricta y protocolariamente necesario. - Voy a ver como se le ha dado al resto, ¿vienes? Espero que nadie se haya roto nada...

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02/12/2015, 15:16
Director

El salto se saldó con bastante éxito. No fue el mejor de los cinco saltos que habían realizado pero la tropa salió bastante bien. William fue quien mejores saltos había hecho en promedio a pesar del revolcón que se había llevado en el último. De toda la tropa, únicamente un par de soldados se rompieron los huesos de las piernas en ese último salto y tan sólo unos pocos más se lesionaron por culpa del salto.

Después, el grupo al completo fue citado en el salón de reuniones y una vez allí cada uno de ellos recibió el certificado que declaraba que desde aquella fecha estaba autorizado a ser considerado como un paracaidista cualificado. Entonces les llegó el momento de mayor orgullo, la imposición de las alas de plata.

El 94% de los hombres del 506º superaron la prueba, lo que estableció un récord que nadie en la historia lograría superar, el entrenamiento de instructores como Hagel les había convertido en unos atletas capaces de soportar situaciones extremas como aquella y superarlas con éxito.

Bebían cerveza y disfrutaban de música de jazz que sonaba en un tocadiscos al fondo de la sala. Bromeaban y disfrutaban del merecido momento de evasión. Todos habían recibido las alas de plata y algunos de ellos además habían sido ascendidos: Bryan Kowalczyk había sido nombrado teniente gracias a sus acciones en los entrenamientos y el salto y su capacidad de liderazgo; William T. Sherman y Rafael Vizcaino habían sido ascendidos a suboficiales, siendo sargento de personal y sargento respectivamente. Todos les felicitaban y disfrutaban del efecto embriagador del alcohol y el humo de los cigarros y puros que les habían permitido encender para celebrar su éxito cuando alguien grito desde la entrada del salón.

-¡¡Atención!!

Notas de juego

Podéis ver vuestro rango actualizado en la ficha.

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02/12/2015, 15:47
Robert Sink

Al mismo tiempo todos se pusieron en pie y se cuadraron allí donde estaban, alguno con menor gracia tambaleado por el efecto de la cerveza. El coronel Robert Sink hizo su entrada seguido de otros altos cargos.

-Descansen paracaidistas. -Ordenó con una mueca de orgullo en su sonrisa. -Buenas noches. La infantería paracaidista es un concepto en la historia militar de nuestro país. Pero juro por Dios que el 506 llevará ese concepto a la victoria. -Dejó que los soldados asintieran y el hizo lo propio con un severo movimiento de cabeza. -Quiero que sepan que estoy muy orgulloso de esta compañía. ¡Y se merecen esta fiesta!.- Un sargento le acercó uno de los vasos de cerveza y el coronel lo tomó en alto. - Y quiero que se diviertan, y no olviden nuestro lema: ¡Currahee!

Notas de juego

En homenaje a Band of Brothers ;)

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03/12/2015, 09:56
Rafael Vizcaino

Aquel día no fue el mejor para Rafael. Un fuerte golpe en el hombro y un bonito chichón en la cabeza adornaban las ya numerosas cicatrices de su cuerpo. Pero aún así, en general, los resultados habían sido favorables. El Teniente Hagel no se había mostrado muy contento con su último salto, pero era algo que ya quedaba para el recuerdo.

Ataviado con el traje de gala, fuimos pasando uno a uno para que nos colocasen las alas de plata. Además lucía con orgullo sus nuevos galones de sargento. Caminaba con paso gallardo y una sonrisa perenne que no podía esconder. Se dedicó a saludar a todos sus compañeros, con los cuales había hecho una piña. Ya no eran compañeros, eran hermanos. Habían sufrido, sudado, llorado y reido juntos. Y lo habían superado. Se acercó a Bryan,

- Mi teniente – dijo con un amago de seriedad que sin embargo no pudo esconder en un abrazo sincero, - Enhorabuena cabronazo!!! Espero que no seas muy duro con los chicos o me veré obligado a aplicarte un correctivo!!!

Luego se acercó a William…

- Vaya, vaya!!! Si es que ahora ascienden a cualquiera!!! Que pasa William!! Lo hemos conseguido tio!!! – dijo agarrando su mano con fuerza antes de chocar los vasos de cerveza y dar un largo trago.

La velada fue pasando de forma cordial y feliz hasta que alguien gritó “Atención!!”. Rafael no dudó en cuadrarse de forma involuntaria. Demasiadas broncas había tenido y ya llevaba el tiempo suficiente como para saber que aquellas cosas no se hacían a la ligera. Pudo observar que el Coronel Robert Sink entraba en el gran salón acompañado de varios altos mandos…

Sus palabras lo llenaron de orgullo. Respiro profundamente. Si mAría estuviese allí estaría llorando seguro, de felicidad. Pero ella era así. Como un rayo de sol en una tormenta. Fue un instante de debilidad que apenas se apreció. Pero ahora ya no era un obrero mojigato. Era un soldado….No!!! Era un paracaidista!!! Y eso ya nadie se lo podría negar. Estaba preparado para defender su país, cuando y donde fuera.

- CURRAHEE!!! – Gritó al unísono con el resto de sus compañeros y la cerveza en alto

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03/12/2015, 17:10
William T. Sherman

   William sentía como el corazón se le salía del pecho. Aquellas alas significaban mucho para él, y ¡que demonios! le distinguían del resto de soldados. William nunca fue un hombre fanfarrón, pero aquellas alas... pocos hombres podían portarlas con orgullo. Y además, había recibido el ascenso a sargento, que se demostraba en su galones y en la insignia de tres puntas doradas hacia arriba, una sobre otra.

   - ¡Mi teniente! - Saludó a Bryan, cuadrándose y echandose la mano a la sien. Estaba orgulloso de que uno de sus más cercanos compañeros fuera ascendido a oficial. - Sargento. - Saludó a Vizcaíno, que había conseguido otro ascenso como el suyo propio. - Si, ¿verdad? Si te han ascendido a sargento es que estamos más jodidos de lo que pensábamos. - Agarró la mano de su compañero y luego chocó la jarra de cerveza con él y con los presentes. - Eh, hagamos un brindis. Por nuestra Compañía. Por nosotros. ¡Los "kartofell" no saben lo que se les viene encima! Muchachos, una cosa, si nos dan permiso.... 

    Pero sus palabras quedaron en el aire cuando el Coronel entró. Automáticamente sonaron los característicos sonidos de una tropa. Al unísono, los presentes dejaron sus cervezas en las mesas, con el primer choque. Luego chocaron sus tacones y se pusieron firmes, saludando al Coronel con la mano derecha en la sien y las gorras y boinas puestas sobre sus cabezas. Will escuchó las palabras de Sink y no pudo evitar sonreir con orgullo... y añoranza. Desearía que su padre, su madre y, sobre todo, su Alexandra, estuvieran presentes para compartir con ellos este momento.

   - ¡Currahee! - Esclamó, recordando el monte que le había parecido todo un infierno en su primera subida, y que ahora haría facilmente sólo para entrar en calor. Cuando el Coronel les pidió que descansasen, Will se giró a sus compañeros. - Lo que os decía, si nos dan unos días de permiso podéis veniros a mi casa. Organizaremos una fiesta, barbacoa y mucha cerveza. 

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04/12/2015, 13:51
Bryan Kowalczyk

Bryan parecía estar viviendo en un extraño sueño. El ambiente de celebración y la bebida (sobre todo la bebida) no hacían sino acrecentar la sensación de estar viviendo por un momento muy especial. No podía evitar sonreír hacia todos lados, la camaradería que rodeaba al joven de Carolina era más embriagadora que el whisky. 

Cuando llegó el saludo y la felicitación de Rafael, se puso serio en apariencia, pero los ojos le chispeaban. 

 —Gracias y felicidades también a ti, capullo —respondió al abrazo—. Espero que no haga falta ese correctivo, ¡no me acojones!

 La sonrisa ya estaba de nuevo en su rostro. No pudo sacársela de encima ni cuando le devolvió el saludo a William.

 —¡Menudo equipo hacemos, chicos! ¡Qué tiemblen al otro lado del océano!

 Tenía la copa en alto, cuando entró nada más y nada menos que el coronel en persona. Aquello sí que era un momento solemne, estaba seguro que no volvería a sentirse tan feliz como ahora. Las palabras de Sink resonaron como en una película.

 —¡Currahee!

 En medio de los cánticos y como un fogonazo, en su mente aparecieron los rostros de sus padres y de Betty. Los añoraba como nunca, y sin embargo tenía la inquietante sensación de que pertenecían a otro mundo que había dejado atrás. Esperaba que solo fuese algo pasajero.

 —William, si tenemos esos días acudiré a tu casa. Y Betty vendrá conmigo, porque no creo que me suelte tan fácil.