Partida Rol por web

-Recuerda por favor que el término demonio lo aplicamos a muchos seres de fuera de nuestra dimensión, no tienen porqué ser malvados aunque su moral sea muchas veces diferente a la nuestra.-

Miró de forma interrogativa a Peter al oirlo musitar.

- ¿Qué te pasa? - preguntó intentando ser amable - Esta tartana es muy incómoda, pero si te esfuerzas igual puedes dormir algo... - dijo bromeando.

Sintió un principio de silencio incómodo, sólo roto por las respuestas de su abuela, que no llegaban a mejorar el ambiente.

- ¿Falta mucho? - se revolvió incómoda en el asiento, tan pocos minutos en aquel coche y ya no sabía qué hacer o preguntar.

-Probad a dormir un poco, quedan tres horas de viaje y habéis quemado mucha adrenalina.-

Andrew echa el asiento para atrás y tiende la mano a Elizabeth mientras musita "buenas noches".

Mientras tanto Peter siente como se va durmiendo, empieza a llover y el golpeteo rítmico de las gotas contra el parabrisas del coche ayuda a conciliar el sueño.

Con la mano de Andrew bien agarrada, Elizabeth se adentra en los brazos de Morfeo; cualquiera pensaría que tanta sangre y muerte a su alrededor le impediría dormir o que tendría unas pesadillas horribles, pero ya después de los sucesos de verano no sufrió nada en particular, para sorpresa de psicólogos y psiquiatras. Ni siquiera tomo las pastillas que le recomendaron porque sabía fatal.

Y ahora tampoco tiene ningún remordimiento, por un segundo ve la imagen de la morena a la que partió un pecho en dos y luego cortó el cuello pero ignora su mirada acusadora y se adentra en los prados verdes de los sueños.

¿En los prados verdes de los sueños?, sí, Liz sobrevuela una idílica pradera verde... ¡En la que hay un horrible monstruo! Una especie de gigantesco insecto con la cara llena de pinchos. A cualquier otra persona la criatura le daría miedo... pero a Elizabeth no, al fin de cuentas es un sueño... detrás del monstruo una mujer rubia camina con calma hasta que levanta la vista y mira en tu dirección.

-EOOO-grita-¡La de arriba! ¿quieres dejar de volar y bajar un momento?.-

Caes dormido en seguida, te duele la cabeza y la espalda, nunca has podido dormir bien en los coches... de repente oyes un -pst- y abriendo los ojos ves a Andrew que está erguido sobre el asiento delantero y todavía sostiene la mano de Elizabeth en la suya.

Te susurra -Quería hablar contigo un momento... si no he entendido mal todo esto te va a tocar un trabajo bastante difícil, la cazadora en cuestión se llama Izzie y está un poco loca... pero es un encanto.-sonríe-o no-pone cara seria mientras se lo piensa mejor.-Bueno, a lo importante, prométeme una cosa y quiero que me des tu palabra.. si yo no estoy... o mejor... cuando yo no esté... prométeme que cuidarás de Liz ¡Prométemelo!..-

Se dejó llevar por el sueño, consciente de que con todo lo que estaba pasando igual tardaba en volver a tener un buen momento de descanso. No es que aquel coche fuera el paradigma de la comodidad, pero era mejor que una cueva...

Flotó, flotó y flotó... Sintió un poco de asco al ver al bicho, pero no le intimidaba en absoluto. Observó los prados verdes como los que había crecido y le apeteció pisar la hierba verde con los pies desnudos. Justo entonces escuchó el grito de la rubia. Las rubias son unas verduleras. Menos Casey. Bueno, Annie es bastante delicada para ser rubia. Pero Sarah es de lo peor. Se imaginó bajando poquito a poquito, hasta posarse suavemente en el suelo. Notó las briznas meterse entre los dedos de los pies, sus zapatos habían desaparecido. Para hacer juego con la pose idílica, se visualizó con un vestido blanco y vaporoso al que sólo le faltaba un símbolo de la paz y un poco de roña para ser hippie del todo.

- No hace falta que grites - dijo con tono soñador. ¿En qué idioma estoy hablando? - ¿Pasa algo? - preguntó mientras miraba hacia el bicho que había cerca. Algo falla. - ¿Quién eres? ¿Qué haces aquí? - dijo focalizando de nuevo la atención en la rubia.

Probó a imaginarse cosas nuevas, aparte de su atuendo. De repente tenía el móvil en su mano derecha, algo bastante inútil. Su bolso fue lo siguiente. Tal vez se limitaba a los objetos qué más conocía. Lo siguiente que apareció fue su hacha, la que le había acompañado media excursión. Sonrió satisfecha.

- Bien, contesta rápido - dijo levantándola y apoyándola en su hombro. Apoyó su otra mano en la cintura, adoptando una pose que estaba convencida que era totalmente bad-ass. Al menos en una guardería impresionaría mucho. - Sé que no deberías estar aquí, así que no intentes jugar conmigo.

Contemplas a una hermosa mujer ataviada con un provocativo vestido de noble... y bastante joyería-Jajajajajaj Mae ¡No has cambiado nada!- rie con voz critalina, para luego poner cara de niña buena-¿Me vas a pegar con ese hacha?- Y sin miedo alguno te da un abrazo y un beso en la boca.-¿Hace cuanto que no nos veíamos...? ¿una era entera?-

-Ya se que no debería estar aquí, pero tengo un recado que dar y tengo que hacerlo desde el mundo de los sueños, ya sabes lo difícil que es que te invoquen al plano real.-

-No, ahora en serio, ¿donde has estado? Me he aburrido mucho sin que vinieras a visitarme, sin tí ni una matanza ni una orgía es lo mismo.-

Solo con aparecer crees que le has alegrado el día.

Intentó reprimir la sorpresa de verse abrazada por aquella mujer, por suerte no pudo ver como sus ojos se escapaban casi de sus órbitas. Forzó una risa falsa y burlona, como si hubiera estado tomando el pelo a la desconocida. Mierda, ¿qué está pasando? ¡Disimula, disimula!

- Jejeje... claro que no te voy a pegar... - dijo intentando no sonar forzada y bajando el hacha - Mis bromas ya no son lo que eran, por lo que veo. Me alegro de verte, querida - añadió devolviendo un rápido abrazo.

Si puedo controlar el sueño, al menos en parte, igual puedo salir de aquí cuando quiera. Joder, como se entere de que no soy esa Mae...

- La verdad, ya ni recuerdo qué he estado haciendo ayer mismo... Creo que hubo matanza - Oh, joder, la mujer que apareció... - Y luego lo celebré. Creo que ando despistada por eso. - soltó una risita - ¡Pero no hablemos más de mi! ¿Cómo te ha ido? ¿Qué es ese recado tan importante? - preguntó zalamera.

¡Quiero salir de aquí! ¡Quiero salir de aquí!

- Vaya, parece que tengo toda la suerte del mundo... - Digo con tono sarcástico. - Pero espera, ¿cómo que cuando no estés? ¿No vas a venir con nosotros?

Me echo la mano al cuello y lo muevo un poco.

- Tú tranquilo tío. Pienso cuidar de todo el mundo. Siempre lo he echo. - Sonrío de medio lado. - Y perdona por lo de antes, no siempre uso el cerebro correcto cuando hablo.

-Si supieras la que se ha liado en el mundo mortal estos últimos años te asustarías, las barreras colocadas desde antaño para protegerlo siguen en pie pero se ha encontrado una manera de esquivarlas y todo demonio o diosecillo con ínfulas se ha dedicado a ello los últimos cinco lustros.-

-Y la manera no es otra que reproducirse como conejos, preñar a humanas o dejarse embarazar por ellos y tener un montón de críos que sean los hijos de ambos mundos... y usarlos para abrir puertas permanentes... ya sabes con su sangre y guarradas semejantes.-

-Luego planean usar esas puertas para entrar y desencadenar un apocalipsis, el fin de los tiempos... el ragnarok, como quieras llamarlo, ya sabes, pasar a sangre y fuego el planeta... todos han tenido la idea de abrir las puertas con la sangre los hijos de los demas... como es lógico.-

-A mi no me importa demasiado ese planeta... bueno, un poco sí, hay unas tiendas fantasticas, los humanos se dedican últimamente al culto al cuerpo y las dos últimas veces que he ido a visitarlo...-notas que está divagando.-Bueno, al grano, que por causas que no vienen al caso tuve una hija, una chica maravillosa, yo también hace diecisiete años y quería dejarle ese mundo de regalo... pero se acerca una Gran Conjunción Mística y es posible que busquen su sangre para abrir una puerta y dejar pasar a un megademonio...-