Partida Rol por web

Cenicienta se quedó mirando a Caperu tratando de utilizar "susurro" pero algo había fallado. Gruñó molesta.
-¡Bien!-Exclamó. Se acercó la puerta mientras el lobo seguía en medio de ellas dos. Pasó el cerrojo para abrirla.-¡Tú, chucho!-Le dijo al lobo mientras abría la puerta de par en par.-¡Ve a cumplir la puñetera orden que te di! ¡YA!

Justo en el momento en que Cenicienta abría la puerta para soltar a aquel licántropo, alguien con quien nadie contaba entra  en los aposentos de los príncipes de un gran salto. El consejero real pudo contemplar ante sí a la bestia de afilados colmillos y pelo erizado. El secreto lo era cada vez menos y la pregunta era ahora ¿de qué lado estaría el grillo?

Me sobresalto.

- ¡¿Qué es esto?

El Lobo no esperó a una segunda orden,aprovechando que Cenicientrix había hecho su movimiento y la puerta estaba abierta se precipitó hacia rlla con un gruñido dispuesto,por no decir que mucha opción no tenía,a cumplir con su exigencia.

Cuando Cenicienta abre la puerta, Caperucita, que no estaba para bromas, la cierra de una fuerte patada. La rendija que quedó era suficiente para que se deslizara por ella un grillo pero desde luego no un corpulento licántropo.

El reloj de mesa de la habitación marcaba ahora las doce en punto. Justo la hora de la boda. Pero, ¿a quién le importaba ahora la ceremonia con un hombre lobo amenazando a los invitados con sus afilados dientes y una cazadora apuntándolos con un fusil?

¡Ya lo entiendo!

Me coloco en el hombro de Cenicienta: - ¡Intenta controlarte! Moviéndote y agitándote sólo empeoras la situación. Debes estarte quieta y esperar, por el bien de todos. 

Caperucita volvió a mirar a Cenicienta pero esta vez fue mucho más allá, la miró con la misma mirada que había echado al lobo... fría como el hielo. ¿No estarás intentando sugestionarme verdad prima?

Se volvió para cerrar de nuevo el cerrojo, y rápidamente volvió para mantener contacto con todos, sobretodo con su prima. Después dejó perfectamente clara su actitud, haciendo una ráfaga de disparos al techo de la habitación. Espero por tu bien que me digas ahora mismo lo que pretendes, porque sino este lobo va a morir antes de casarse contigo y nada va a impedirmelo.

Miró al pequeño saltamontes que se había posado sobre Cenicienta, pero no le dijo nada.

- ¿Y bien? ¿Vas a contarme lo que pasa o mato a este lobo tal y como hice con el que asesinó a nuestra abuelita? sabía que tras los disparos tendría mucho menos tiempo aún, pero estaba cansada ya de tanto secretismo.

-¡Éramos pocos y parió la abuela!-Exclamó Cenicienta molesta, al ver pasar a Grillo en la habitación.-¡Ya no hay privacidad en esta casa!-Cenicienta se quedó sorprendida mirando como Grillo se subía a su hombro, le pegó un manotazo y el Consejero real cayó al suelo y aparatosa caída. No entendía nada pero el maldito vestido le apretaba y agobiaba, así que, empezó a sacárselo para volver a quedarse en corsé, tanga, medias y ligero de látex negro. Se sacudió el pelo y lo recogió en un moño. Le faltaba su látigo. ¿Dónde estaba? ¡Ah, si! Demasiado lejos. Resopló molesta. ¡Nadie me hace caso!-¡J*Bip*!-Exclamaba la cándida doncella una palabrota mal sonada que alguien había censurado. Cenicientrix miró a los lados buscando el origen del molesto pitido pero no encontró nada, y eso hizo que se crispara aún más.-¡Qué os f*bip* un pez!-Exclamó aún más cabreada. Pasó el peso de un pie al otro, y sus nalgas desnudas se movieron hipnóticamente. Se quedó mirando al licántropo.-Un príncipe encantador y empalagoso en público y un animal fornicador en privado, ¡y nadie deja que pueda utilizarlo a mi antojo!-Exclamó furiosa.-¡J*bip*! ¡C*bip*! ¡Qué os f*bip* a todos! ¡Sobre todo al del pitidito! ¡J*bip*te!-Gritó al techo mientras hacia un gesto con su dedo corazón, viéndose su mano borrosa por la censura.

Las doce campanadas sonaron en la torre del reloj y Cenicientrix se relajó por un momento. Se levantó de hombros y se quedó mirando a su prima.
-Tú si no matas a alguien no te quedas tranquila, ¿verdad?-Le preguntó seria.- ¿Sabes que te digo?-Alzó sus dos dedos corazón hacía su prima pero la maldita "nube borrosa" ocultaba sus manos.-¡Qué os f*bip* a todos! ¡He dicho!-Y se cruzó de brazos.

Maldita loca...

Me coloco en el hombro de Caperucita: - Está claro que tu prima está desgraciadamente fuera de sí y no se da cuenta de lo peligroso de la situación. Me temo que ese lobo no sólo amenaza al resto de los invitados, sino que también mató a Bella. Hay que poner fin a su sufrimiento...

Mátalo, ahora es tu oportunidad, tonta. ¿No ves que si no lo haces él te acatará a ti primero?

Y sin pensárselo dos veces, Caperucita apretó el gatillo y disparó una ráfaga contra el licántropo.

El lobo se agazapó al ver a la prima de Cenicientrix disparar hacia él. ¿Y por qué? Porque era el lobo, nadie se planteaba si estaba siendo mangoneado vilmente por la rubita que lleva ropa de Ama del Dolor, no, el malo era el lobo.

RACISTAS HIJOS DE PUTA.

Saltó hacia  un lado agazapándose de nuevo con un gruñido ronco y amenazador. No le importaban una mierda los sentimientos extraños del Príncipe que estaba echando una siesta al fondo de su subconsciente, si tenía que abrir la garganta a bocados incluso a su madre lo haría.

Después de todo es lo que se esperaba del Lobo... aish, ya no había días como esos en los que corría por el bosque follando a destajo y aullando al cielo durante el orgasmo.

Menuda mierda.

El licántropo se dio cuenta de que Grillo le estaba susurrando algo al oído la lunática que había aparecido en la boda armada con un AK-47. Cuando vio sus ojos inyectados en furia dio un potente salto para salir de su línea de disparo e ir a caer tras la cama. Caperucita vació el cargador en el intento pero toda su furia fue a estrellarse contra la cristalera y el mobiliario devastando todo a su paso con un ruido ensordecedor pero sin alcanzar a su objetivo.

Cenicienta pegó un grito mientras se agazapaba con las manos en la cabeza para protegerse.
-¡P*bip* LOCA!-Exclamaba mientras gritaba y se quedaba mirando la habitación destrozada. Se acercó hasta el lobo y acarició su cabeza cariñosamente.-¡Por poco haces pupa al cachorrito!-Exclama horrorizada. Se acerca hasta detrás de la cama y ve a Grillo.-¡J*bip*!-Grita.-¡Un bicho!-Exclama a la vez que va a pisotearlo con sus taconazos negros.

Pese al gruñido de la racista de Caperucita , que sin duda le había atacado porque estaba compinchada con las intenciones de Pepito que le habían sido reveladas por Cenicientrix ésta se acercó a él con el tono meloso y contoneando su maravillosamente moldeada cadera. Echó las orejas hacia atrás y levantó el hocico rozando con la trufa  el antebrazo de la mujer antes de que comenzara su tropelía asesina hacia el bichito usurpador.

Pepito Grillo cayó al suelo con el tambaleo provocado por el retroceso de la potente ráfaga. Antes de poderse recuperar de la caída vio el tacón de Cenicienta sobre su cabeza, pero cuando lo quiso esquivar ya era demasiado tarde. El consejero real , que tan sabios consejos le había dado al reino hasta aquel momento, moría aplastado como un sucio insecto bajo los pies de la novia.

Roja apenas se fijó en que el pobre insecto había sucumbido, ella solamente tenía ojos para aquel lobo que trataba de escabullirse de su mortal destino.

Su entrenamiento le sirvió de nuevo para, mientras sonría sádicamente, enviar otra ráfaga de disparos contra la bestia, ya ni recordaba la sensual sonrisa del Príncipe y sus labios carnosos. Demasiada adrenalina corría por sus venas y todas las células de su cuerpo gritaban que matara a esa bestia infernal.

Los años que había permanecido acabando con aquellos cambiaformas me vinieron a la mente, y mientras le disparaba recordaba también a mi dulce abuelita, que muriera a manos de un asqueroso monstruo como aquel.

- ¡Muere y vete al inferno! ¡Maldito engendro! gritó mientras trataba de acabar con él y no rozar siquiera a su prima, que a pesar de que estaba como una puñetera regadera de colores, era de la familia y NADIE.... TOCABA.... A... SU... FAMILIA.

Una milésima de segundo fue suficiente para que el Lobo supiera por instinto qué tenía que hacer. Volvió a flexionar los poderosos cuartos traseros, dispuesto a retirarse a un lado huyendo de la ráfaga. las patas patinarían sobre el antes inmaculado suelo pero no lo suficiente como para desestabilizarle y tendría una oportunidad, una sola en lo que Caperucita se recuperaba del retroceso del arma para asaltarla y morderla. No le importaba si al morderla la desangraba, en el mejor de los casos, le daría la misma medicina que la psicópata racista de Caperucita le estaba propinando a él sin ninguna prueba. En el peor de los casos (el que anhelaba el lobo por simple venganza) Caperucita quedaría debilitada por la pérdida de sangre y condenada a la misma maldición que él.

Entonces la Loba saldría y Caperucita se iría a dormir al mismo lugar al que iba el Príncipe cuando el Lobo se hacía con el control.

¡Muévete chucho y destrózala!, se ordenó antes de proceder como había planeado mentalmente su instinto de supervivencia.

Cenicientrix lloraba a un lado de la cama mientras observaba su zapato.
-¡Qué ascooooo!-Balbuceaba en su sollozo.-¡Tengo un bicho espachurrado en el tacón!-Se quejaba mientras miraba a Caperu y al lobo.-¿Tenéis un kleenex?-Preguntó pero nadie respondía. Torció el gesto y limpió el zapato en la alfombra hasta sacarse lo que quedaba de ese bicho y de su sangre verde.

Alzó la cabeza en el momento en que su primita hablaba.
-¡YA ESTÁ BIEN!-Gritó a su prima.-¡Qué p*bip* obsesión que tienes con matar a los p*bip* lobos!-Exclamó sin entender a su prima. Miró al lobo entre la ráfaga de disparos.-Puedes demorarte en mi encomienda y comenzar con tu harén.-Le dio permiso sutilmente.

Se sentó en la cama y se quedó mirando como evolucionaba la pelea, sólo faltaban las palomitas mientras observaba boquiabierta cada movimiento que hacia la encapuchada y el peludo.
-¡CAPEEEERU!-Daba ánimos a una con unos pompones invisibles.-¡CACHOOOOORRO!-Daba ánimos al otro, dándose la vuelta para mover sus caderas de un lado a otro y por lo tanto toda su anatomía (léase nalgas).