Partida Rol por web

A la orden de abrir fuego del Justicar, Trebek sale de su escondite, apunta con el bolter a su objetivo y tira del gatillo. Diez proyectiles consagrados del expiador salen a alta velocidad y se precipitan hacia el mastín de Khorne situado a la derecha. Trebek puede ver claramente cómo ocho de los diez proyectiles impactan sobre su objetivo los dos restantes impactan en la pared, tras el mastín. 

Nuestro Justicar dio la orden de ataque y Trebek abrió fuego inmediatamente estas palabras estuvieron en el aire, automáticamente debido a mi entrenamiento empecé a disparar yo mismo. Las bestias tenían que ser erradicadas de este mundo con la mayor celeridad posible, no nos convenía entrar en un combate prologado.

- ¡Por el sagrado trono!.

Cierro mi mano sobre el disparador de mi bolter y suelto una descarga contra las bestias del caos.

Orden de iniciativa:
Tecnohereje: 14, Cole: 9, Skitariis 1-4: 9, Marine Caos 2: 8, Korvin: 7, Marine Caos 1: 5

Turno 1
Ayudándose de su mecánico brazo, el servidor del Mechanicus se quita de encima el esqueleto ahora vacío de la cristalera y se toca la cabeza mientras se levanta, parece que aún un tanto desorientado y confuso.

Por su parte, Cole, sin siquiera levantarse del suelo, hace uso de su sistema de teletransporte para aparecer junto al metálico objeto y tomarlo del suelo.

Los seguidores del tecnohereje, uno tras otro, desenfundan sendas pistolas de plasma a gran velocidad, y el primero de ellos la descarga sobre Cole. Seguidamente, lo hacen el segundo y el tercero, pues los dos primeros yerran sus disparos, y sólo el tercero es capaz de dirigirla con eficacia sobre el Marine Espacial.

El proyectil, una bola de energía color verdoso, vuela en dirección al Caballero Gris pero el Astartes era precisamente lo que estaba buscando, y en un abrir y cerar de ojos, Cole desaparece de la basílica portando consigo el objeto que hasta ahora tenía el tecnohereje entre sus manos, dejando tras de sí sólo un pequeño haz de luz.

Los tres humanoides de rojas túnicas corren entonces hasta tomar cobertura. Dos tras la columna frente a Korvin, y otro en la de debajo de él, donde ni uno ni otro tienen capacidad de dispararse entre sí.

...

En cuanto te teleportas al exterior del edificio, el ruido del combate en el interior de la basílica deja paso a los disparos provenientes de campo abierto. El sonido del bolter storm y del pesado bólter de Trebek son inconfundibles, y por ello sabes que son tus Hermanos de Batalla los que están abriendo fuego contra las fuerzas del Caos dispuestas en el portón de la Basílica de Santa Mina.

Al aparecer en el exterior de la iglesia, puedes ver finalmente la forma del objeto que el tecnohereje portaba y que ahora tienes tú:

No tiene símbolos ni marcas. Es un pequeño trozo metálico con dientes...

Orden de iniciativa:
Tecnohereje: 14, Cole: 9, Skitariis 1-4: 9, Marine Caos 2: 8, Korvin: 7, Marine Caos 1: 5

Turno 1 (Continuación)

Tras la desaparición de Cole, te has quedado sólo ante el peligro, y todas las miradas de odio se centran en tí.

El primero en descargar su ira sobre tí es el seguidor del tecnohereje que dispara dos veces en tu dirección tí, prefiriendo un método más agresivo que sus tres compañeros que han disparado y se han puesto a refugio. Sus dos disparos con la pistola de plasma son bastante precisos, pero entre la cobertura, tu servoarmadura y tu innata resistencia apenas notas en el cuerpo un ligero cosquilleo.

Sin embargo, entonces le llega el turno al Marine Espacial del Caos que patrullaba bajo Cole, que no duda en disparar una ráfaga completa de su bólter en tu dirección, ahora que finalmente son conscientes de vuestra presencia...

Tomando el bólter Storm con decisión, pero a la vez respeto, el apotecario pulsa el gatillo haciendo que una ráfaga de veloces proyectiles inicie su camino en dirección al mastín situado a la izquierda.

Pistolas de plasma...eso es peligroso. Mucho más que una ráfaga de bolter. Aunque tampoco me hace gracia.

Mientras barajo mis opciones mi cobertura va desapareciendo. Me decido por la mejor vía instantes antes de sentir cierto dolor en la pierna. Me han dado, tsk.

Me pongo en pie descaradamente y justo antes de que los proyectiles bolter me alcancen desaparezco con un fogonazo. Mis enemigos no lo saben, pero he regresado por donde he entrado. Rodearé el resto de la catedral a pie para llegar con mis compañeros. Activo el enmudecedor, con suerte pillaré desprevenido a alguno de los seguidores del caos.

Concentrado en su oración, el hermano Wolfram se encargó del aspecto defensivo en este caso, reforzar la cobertura desde la que estaban abiendo fuego. Probablemente no sería de gran ayuda ya que los mastines no aguantarían demasiado y tampoco disponían de ataques a distancia, sin embargo desconocían lo que podría salir del interior del la basílica y el tecnomarine preferia disponer de un refugio seguro para sus compañeros por si las criaturas de la disformidad les tenían preparada alguna de sus sorpresas.

Dolorido pero con el objeto en mi poder, sea lo que sea esta especie de trozo de engranaje, tras haberme teleportado en el momento justo, sólo me queda poner algo de distancia juntándome con mis hermanos. Estos al parecer han iniciado el ataque a los mastines del caos, espero que hayan recordado que no deben usar sus poderes contra ellos, pues a excepcin del bibliotecario, y sobrecargándose, les haría algo de daño. 

Me guardo el objeto a buen recaudo y salgo en dirección a donde escucho los disparos, esperando que tanto los demonios como los herjes salgan a por mi y podamos tenderles una buena emboscada. 

En cuanto te teleportas al exterior del edificio, el ruido del combate en el interior de la basílica deja paso a los disparos provenientes de campo abierto. El sonido de los bolter storm y del pesado bólter de Trebek son inconfundibles, y por ello sabes que son tus Hermanos de Batalla los que están abriendo fuego contra las fuerzas del Caos dispuestas en el portón de la Basílica de Santa Mina.

Para cuando alcanzas la esquina de la torre izquierda de la edificación, tan rápido como tus piernas y el sistema de teleportación personal te han permitido, descubres que ellos, al parecer, han eliminado sin dificultad a los tres mastines que devoraban el cadáver de Hela'lith.

El tiempo que los sabuesos demoniacos han pasado con el cadáver mientras vosotros realizábais la incursión, no sólo dificultará hasta casi hacer imposible su identificación sino que también impedirá cualquier tipo de recuperación. Sin embargo, eso lo tendrá que decir después el apotecario, que es quien realmente está versado en eso.

Frente a tí, protegidos parcialmente por muros semiderruídos, están por un lado Trebek junto al Justicar, en la zona centro a unos 100 metros de distancia, y en la zona oriental los otros tres integrantes de tu escuadra.

Con el metálico objeto en tu poder, comienzas a avanzar rápidamente en dirección a la fachada del edificio. Así, para cuando alcanzas la esquina de la torre derecha de la basílica, tan rápido como tus piernas y el sistema de teleportación personal te han permitido, descubres que ellos, al parecer, han eliminado sin dificultad a los tres mastines que devoraban el cadáver de Hela'lith.  

El tiempo que los sabuesos demoniacos han pasado con el cadáver mientras vosotros realizábais la incursión, no sólo dificultará hasta casi hacer imposible su identificación sino que también impedirá cualquier tipo de recuperación. Sin embargo, eso lo tendrá que decir después el apotecario, que es quien realmente está versado en eso.

Frente a tí, protegidos parcialmente por muros semiderruídos, están por un lado Trebek junto al Justicar, en la zona centro a unos 100 metros de distancia, y, en la zona más oriental, los otros tres integrantes de tu escuadra.

Trabajando en equipo, mientras el tecnomarine se encarga del aspecto defensivo de vuestro actual enfrentamiento y vuestro Justicar observa cómo actuais, el resto disparáis prácticamente al unísono vuestras armas de fuego. Los bólter resuenan en el amarillento prado acallando las agitadas olas del mar, y haciendo que pájaros y bestias huyan de vosotros como alma que lleva el diablo.

Alzándose por completo, con su pesado bólter bien preparado y sujeto, Trebek dispara una poderosa ráfaga de proyectiles contra el Mastín de Khorne situado más a la derecha. Por su parte, el bibliotecario, dejando los poderes psíquicos a un lado en vista de que los rojos sabuesos no son muy susceptibles a ellos, decide disparar su arma y, por último, Leinad no duda en apuntar disparar sobre el tercer mastín como ya hiciera en el anterior enfrentamiento.

Sin que se lo esperasen, los tres mastines se habían convertido en polvo antes de casi haber presentido el ataque. El único que había aguantado la descarga de proyectiles había sido el objetivo de Zorael, que con un inesperado salto había evitado tres de los cuatro balazos, pero llegó el tiro del Justicar y su reptiliana y ensangrentada cabeza voló en mil pedazos para, seguidamente, convertirse en polvo también.

Desde la esquina de la torre derecha, a nivel del suelo, puedo ya ver a mis hermanos. No así al enemigo. Es por ello que abro comunicación con ellos.

-Tuve que salir por detrás. No veo al enemigo ¿Alguno cerca de mi posición? Si me guiáis quizá pueda sorprenderlos y hacerlos salir de cobertura.

O quizá no sea viable. No lo sé, desde ahí no veo nada pero no quiero salir y revelar mi posición sin más.

Veo a la escuadra en posición tras haber acabado con los mastines del caos. Han sido apenas unas ráfagas, pero y no se encuentran entre nosotros. La efectividad de estos muchachos es bastante visible, y eso me agrada. Las veces que pensé sobre mi vautismo de fuego no eran tan efectivas como nosotros al principio, sobrepasar mis espectativas es algo a lo que no estoy acostumbrado. Me comunico con ellos al entrar en su rango de visión.

-Creo que algo hemos conseguido, he podido arrebatarles algún tipo de artefacto, y aunque no estoy seguro de que sea lo que buscaban, se lo he quitado de las manos al tecnohereje. Estad preparados, pues no se demoraran en salir a por nosotros.

Me coloco en medio del semicírculo que forman, algo más alejado del centro para evitar el fuego amigo, pero lo suficientemente centrado como para evitar que se fijen en mis hermanos cubiertos. Ahora solo hace falta que venga Korvin para estar todos aquí y empezar la batalla contra los seguidores del caos. Desenvaino mi espada y espero a ver que sale pir esa puerta.

Mientras que Korvin se mantiene en posición, junto al torreón derecho -si miramos de frente la edificación imperial-, Cole se aventura a salir a campo abierto dejando atrás la supuesta seguridad de la torre gemela, buscando la cohesión del grupo con la vista puesta en un, más que seguro, próximo combate.

Sin embargo, el aventurado Astartes parece no haber barajado la posibilidad de que hacer eso puede suponer ponerse en peligro a sabiendas de que el enemigo está en el edificio, y de que el tiempo que él ha tardado en llegar hasta la zona delantera ha sido más que suficiente como para una reagrupación de sus enemigos, y antes de que haya avanzado más de veinte metros, el portón del edificio rebienta en pedazos y una gigantesca humareda envuelve la fachada de la Basílica, estando él aún a casi cincuenta metros de sus compañeros.  

Sin que podáis hacer nada, un violento chorro de balas surge de vete a saber dónde, atravesando la densa niebla en tantas direcciones que parece que el foco de dichos disparos está disparando al tuntún. Cuando, un segundo más tarde, su figura se entrevé, comprobáis que se trata de un Marine del Caos, de armadura oscura con algunos detalles amarillos -Como el resto de los que habéis visto, salvo Hela'lith-, armado con un cañón automático que grita como un poseso mientras en su cara muestra claros síntomas de locura.

Sin embargo, si esto no fuera suficiente, tres rojas figuras salen a la carga blandiendo sus oscuros espadones. Se trata de tres Desangradores de Khorne que, aprovechando la inicial protección de la neblina, salen corriendo en dirección a Cole mientras rugen de rabia por la furia que corre por sus rojas venas...

Un breve destello es lo único que te hace falta para detectar a un enemigo apostado en uno de los parteluces de la torre izquierda del edificio, un par de pisos sobre la posición de Cole. Está a media altura, y se trata de un Marine del Caos de oscura armadura armado con un bólter que parece que acaba de tomar posiciones. Sin embargo, todo sucede tan rápido que no te da tiempo a avisar, aunque al menos eres consciente de su presencia.