Partida Rol por web

Bibliotecario, apotecario, tecnomarine, expiador. Y dos de choque. Es una escuadra realmente variada no cabe duda. Con posibilidades de reaccionar contra todo, algo necesario en misiones pequeñas. En un combate a mayor escala quizá no pudiesemos cumplir un rol específico como saltar al combate o dar cobertura de la manera más eficiente posible. Sin embargo, si han decidido esa configuración es porque es válida.

Escucho a mis hermanos, no del todo de acuerdo con el rapapolvo al apotecario Leinad. Pues, aunque el capitán tiene razón, en un momento dado podría venirnos de perlas poder convencer a un grupo de locales para que luchasen por nosotros. Carne de cañón para hacer saltar trampas. No se trata de una posibilidad que me agrade, pero sí de una que utilizaría si la necesitase. Combatir al gran enemigo es más importante.

-Coincido con el hermano Cole. Así como con el hermano Wolfram. Creo que los datos más relevantes serían una aproximación del número de enemigos, si la conocemos, e información sobre la vida autóctona. Ciertos animales y predadores pueden ser mucho más peligrosos que cualquier tribu que puedan corromper y enviar contra nosotros.

- Vayamos por partes -Contesta el Hermano-Capitán, tras haberos escuchado a todos-. Se usará una baliza de teletransporte para haceros descender hasta tierra firme, y no habrá vehículos de apoyo. Una vez allí tendréis que moveros a pie hasta alcanzar la Basílica de Santa Mina, que, como ya he dicho, es vuestro objetivo. Al ser un templo imperial, no pongo en duda que sabréis localizar un cuadro de mando y, llegado el momento, contactar con nosotros -Esto último, lo responde mirando hacia Wolfram, como encomendándole directamente la tarea-. Como veo que si no lo hago, volveréis a preguntar, las coordenadas son: 37.827, -122.423. Creo que sobra decir que no habrá evacuación posible hasta que no se finalice la misión.

» Por otro lado, los prognosticars informan de lo que va a ocurrir gracias a sus poderes adivinatorios, pero no tienen la capacidad de determinar realmente mucho más salvo que pasen un tiempo profundizando. En casos como el actual, el tiempo apremia, por lo que no podemos esperar a que los psíquicos den con más información y sea entonces demasiado tarde. Por lo tanto, no hay un número de enemigos que podamos facilitar. Sin embargo -Prosigue el Capitán-, tratándose de una posible lugartenientes de Khârn el Traidor, lo más probable es que os topéis con algún grupo de berserkers y grupos de escoria renegada o cultistas. Incluso tratándose de seguidores de un dios que repudia los poderes psíquicos -Añade, mirando en esta ocasión hacia Zorael- también los hay. Khorne es un sanguinario, pero sus tropas deben rasgar el velo de igual forma si quieren entrar en nuestro mundo.

» No tenemos constancia de Xenos en el planeta, y las formas de vida terrestre van desde un simple ratón hasta un dinosaurio, pasando por humanoides y, seguramente, mutantes -Mithrac Tor se encoge de hombros, mostrando su indiferencia hacia ese hecho-. Las tribus disponen de armas primitivas, y probablemente algún rifle y arma imperial cedida por el Gobernador Planetario, pero recordad que cualquier contacto con ellos deberá ser olvidado. No debemos interferir en sus vidas. Además -Continúa, ya para finalizar-, en la basílica reside un grupo de Hermanas de Batalla, y llevan viviendo ahí durante siglos, por lo que vosotros no deberíais tener demasiados problemas si ellas han logrado hacerse un hueco en el planeta. Scelus es un mundo salvaje, pero no un mundo letal.

Aunque no se haya mostrado desagradable, sin duda al Capitán no le gustan las preguntas. Ya dijo al inicio de la conversación que era un hombre de pocas palabras y, probablemente, prefiera actuar que estar de cháchara.

- Si habéis acabado -Añade tras el Capitán, vuestro Justicar-, seguidme. Sino, volved a preguntar. Recordad que una vez hayamos usado la baliza de teletransporte, no podremos volver atrás, por lo que será ya demasiado tarde para cualquier cosa que no hayáis tomado. Cogeremos lo imprescindible, pero nada que nos vaya a retrasar.

Por  fin se conoce nuestro destino: El mundo salvaje de Scelus, muy cerca de Cadia. Los detalles de la misión explicados por el Hermano-Capitán Tor es como poco inquietante: Una Sororitas convertida al servicio del Dios de la Sangre, Trebek se inquieta un poco al pensar que en la Sagrada Hermandad de las Sororitas exista la contaminación del Caos. Pero cómo sabe bien su influencia llega hasta los rincones más insospechados. En ese momento recuerda su lucha interna contra N'Kari, el demonio de Slaanesh que casi lo corrompe pero gracias a su adiestramiento lo elimina de sus pensamientos en menos de un segundo y vuelve a escuchar el informe de la misión. 

Al seguir escuchando entiende el motivo por el que la Inquisición se encuentra en la barcaza de batalla: su objetivo es capturar a Hela'lith y para eso nos necesitan, como expertos en la lucha contra le Caos. Mientras el Hermano-Capitán sigue hablando, Trebek le pide a uno de los servidores una placa de datos con información geográfica sobre Scelus. El resto de sus hermanos estaban interesados por los enemigos, la fauna, rutas enemigas. A Trebek también le interesaban esos datos pero si había aprendido algo durante su etapa de aprendizaje es que la información sobre el terreno, condiciones ambientales y de más era tanto o más efectiva que cualquier plan de ataque diseñado. 

Trebek siguió estudiando los mapas de Scelus y los transfirió a su propia placa de datos para tenerlos cuando estuviesen sobre el terreno. Mientras el resto terminaban de intervenir, Trebek se mantuvo en silencio, esperando las respuestas que necesitaba para hacer bien su trabajo. 

Leinad intenta en su placa de datos hacerse y buscar toda la información que pudiera encontrar, incluso al ver los mapas que el Hermano Trebek está consultado, le pasa toda la información que tiene y le pone in "tiket" para que le pase todo lo que tiene. Sobre todo, los mapas.

Anota la posición, y para cuando tenga los mapas, puntea el lugar.

Al ver que Trebek llama a un servidor y le solicita una placa de datos con información sobre Scelus, el Hermano-Capitán alza la mirada en dirección al silencioso expiador y, mientras el "hombre-máquina" se acerca hacia la mesa, Mithrac enarca la ceja de su ojo "bueno".

Al llegar, las únicas palabras del servidor son:

- No tengo acceso a esos datos. Información no disponible. Lo siento; no soy capaz de realizar la acción que me solicita.

Actualmente el único mapa de Scelus del que disponéis es el que está aún mostrándose en un holograma...

Berserkers. Nada mal. Poniéndonos en el peor de los casos, rodeados y a punto de fracasar nuestra misión -el hecho de morir es algo menor en comparación con fracasar- siempre podemos retarlos a combate singular. Adoran tanto el combate que con suerte, aceptarían y al menos acabaríamos con alguno más. Magro consuelo pero menos es nada.

En cualquier caso, no fracasaremos.

Me pongo en pie. -Hermano capitán.- tras inclinar mi cabeza ante nuestro superior marcho a mi celda asignada. A recoger el poco equipo que no llevo encima ya. No me parece de buen gusto pasearme por la nave con una bomba de fusión en el cinto, la tripulación se pone nerviosa. -Justicar, iré de inmediato a la sala de teletransporte.

No pierdo tiempo, camino deprisa.

Asiento con la cabeza y me pongo de pie cuando el servidor informa de que no hay informacion acerca de Scelus. Los planetas salvajes, poco adelantados tecnológicamente, no son lo suficientemente importantes como para destinar los recursos necesarios como para mapearlos y estudiarlos con detenimiento. No me extraño cuando se nos informa de ello. Miro al resto de hermanos uno a uno mientras hago un ejercicio mental para recordar los nombres de mis hermanos de batalla, pues a partir de ahora, vamos a ser escuadra. Y si somos escusdra tenemos que ser como una espada al servicio del Emperador. Una parte de un todo que bien usado es letal.

-Nada más tocar superficie tomaremos referencias y triangularemos. Con ello podremos acceder a las coordenadas designadas sin problemas. Pasaremos desapercibidos y cumpliremos la misión. Hasta la vuelta Hermano-capitán.

Me giro y sigo al justicar para comprobar el equipo que tomar para la misión. La idea es capturar a la renegada, por lo que me centraré en buscar, o en pedir, unos grilletes o alguna forma de mantenerla asegurada el tiempo que sea preciso para su traslado. Para mi, tomaré el equipo con el que me siento más cómodo, mi espada, la Claymore sagrada y mi bolter preparado. Munición suficiente para la misión que no requiera de guardarme cargadores en lugares poco accesibles. De todas formas, mi combate favorito es el cercano. Aunque si nos topamos con Bersekers, a menos que no nos superen ampliamente en número, tocará ser creativos para evitar bajas innecesarias.

Nos habían dado información, sesgada en su mayor parte pero duramente conseguida por los psíquicos imperiales. Nada mas se podía pedir, tendríamos que entrar en un mundo hostil sin mas conocimiento que unas cuantas pautas mas supuestas que reconocidas.

- Hermano capitán, como han dicho mis compañeros de escuadra llevaremos la luz del Emperador al planeta y traeremos a la hereje para que la Inquisición pueda juzgarla. Golpeo con mi puño mi pecho y salgo de la sala.

Antes de salir hacia la zona de teletransporte recojo mi equipo de combate y paso por la armería a solicitar algo que quizás necesitemos una vez estemos sobre el terreno. 

Todos quería ya salir disparados a combatir. Parecían una panda de fanáticos que se tiraban a la batalla, desnudos y sólo con una piedra en las manos por armamento. Hay que organizar, planificar, redistribuir equipamiento específico para la misión, mapear antes de triangular ...y muchas cosas más. Menos mal que soy el médico, y me voy a entretener mucho curando a estos locos. Sólo espero ser capaz de mantenerlos con vida a todos.

El rostro de Leinad, tras trastear con su placa de datos, viajaba de un hermano a otro, escuchando lo que decían, y sobre todo como lo decían. Estaba analizándolos. No solo el cuerpo puede necesitar cura, también el alma y la mente, y conocer a los que voy a tener que tratar es parte de mi trabajo, para poder aplicarles el mejor tratamiento.

Como no sabía muy bien donde apuntarlo cree una tabla tras los poderes psíquicos donde apunté este equipo que nos habías dado.

Tras ver que su pequeña investigación sobre el terreno de Scelus no da resultado, Trebek decide ir al Librarium a realizar su investigación y conocer las condiciones del terreno. Se levanta de su silla y se despide:-Os veo en la sala de transporte en 15 minutos, tengo que comprobar una cosa antes de pasar a recoger mi equipo.-les dice a sus hermanos y sale del Strategium dirección al Librarium.

Tras pasar minutos buscando en el Librarium, Trebek desiste y se dirije a la armería a por su equipo. Una vez lo tiene se pone en marcha hacia la sala de transporte. 

Todos salís del Strategium cuando lo hace el Justicar Leehan, y siguiendo su estela por los metálicos pasillos del Fuego del Alba llegáis hasta la armería en silenciosa procesión. Se trata de una amplia habitación con grandes estanterías repletas de diverso equipamiento donde se almacena casi toda la tecnología abordo de la barcaza.

Servidores y sevocráneos van de lado a lado, tomando equipamiento de un sitio y llevándolo a otro para realizar su manteniemiento. Las armaduras se reparan, enceran y pulen, los bólteres se limpian y engrasan, las balas se revisan una a una para asegurar que no encasquillen las armas, y del resto de equipamiento se aseguran de que funcione como debería hacerlo, mientras en todo momento se escuchan repetitivas oraciones en honor al Dios Máquina.

Hay varias mesas en la sala donde, tras las indicaciones de Leehan, vais amontonando todo el equipo que después portaréis. El Justicar os observa a través de su brillante casco grisáceo, pero no dice nada; se mantiene callado, revisando simplemente qué estáis tomando. Sin embargo, al llegar a Cole y ver que éste ha decidido hacerse con unos grilletes, asiente hacia el marine espacial. Para aguantar la fuerza de superhombres quizá no sirvan, ni tampoco es que sean como un contenedor, pero para mantener apresada a la ex-Sororita quizá sí valgan.

Sea como fuere, antes de preparar su equipo, vuestro mentor os ayuda a quienes lo necesitáis: Os ajusta el arnés a aquellos que lo tenéis, y también le echa una mano a Trebek con la pesada mochila de suministros que sirve de almacén de munición para su bólter pesado. Por último toma su alabarda, su pistola de plasma, y varios objetos más, y os apremia a seguirle hasta el hangar una vez estáis preparados.

Descendéis hasta el hangar, y observáis desde lo alto de una pasarela metálica como un grupo de servidores del Adeptus Mechanicus, ayudados por servocalaveras, ponen al día varias naves de transporte y un par de vehículos de combate. El artefacto que más os llama la atención, sin lugar a dudas, es el enorme Dreadknight que se encuentra en un lateral sujeto a la nave mediante brazos metálicos (Obviamente, sin tripulante). Varios servidores, fuertemente armados y blindados y tan grandes como cualquiera de vosotros, se encargan de la protección del lugar.

Seguis adelante por la pasarela, avanzando sobre el hangar y haciendo que vuestros pasos resuenen en el lugar como si de un terremoto se tratase, hasta llegar, poco después, a una habitación cuyo acceso está sellado mediante un sistema de seguridad biométrico que el Justicar desactiva con la voz. Al desactivarlo, la compuerta se abre de forma automática y se os da acceso a una masiva habitación llena de monstruosas máquinas mantenidas por miembros del Adeptus Mechanicus y por humanoides sentados y conectados a extraños tronos.

Seguis adelante, atentos a las indicaciones del Justicar, y tal y como él os solicita os colocais sobre unas placas metálicas que hay en medio de la instalación, rodeadas de plegarias de protección escritas en Alto Gótico. Las placas están a su vez interconectadas entre sí mediante líneas metálicas, y todo el conjunto está rodeado por un doble círculo metálico que actúa tanto de sistema de contención de energía como de defensa, para aislar la sala de cualquier intruso que aprovechase el conducto para penetrar en la nave. En torno a este último círculo, en una pasarela elevada, se encuentran los altares desde donde varios tecnosacerdotes oficiarán el ritual que iniciará el proceso de teleportación.

Si no estáis equivocados, ha llegado el momento...