Partida Rol por web

Stein giró la cabeza para observar a Leinad - ¿A qué te refieres hermano? - le preguntó sin entender muy bien a qué se refería, stein estaba más atento de las líneas de la Inquebrantable y su forma, estudiando el fuselaje y el blindaje, valorando la nave que los llevaría a esa persecución e imaginándose apaciguando el espíritu máquina de la nave para que ésta le echara arrestos y entablara combate. Aún con ese temor en su interior, no alcanzo a adivinar a lo que se refería Leinad.

@Stein: En realidad puse que no estabais aún en la nave, pero por no hacerte cambiar el turno, ya que lo veo correcto, vamos a decir que la tienes a la vista aunque está bastante lejos aún. 

PD: Antes de poner yo nuevo turno o la respuesta de Leinad, esperaré a ver si Cole tiene algo que decir. 

Os adentráis en el hangar. Vuestros pesados pasos apenas se escuchan con el fortísimo ruido que hay a vuestro alrededor a causa del ajetreo reinante, con trabajadores y servidores soldando, cortando o golpeando metal en cualquier punto del hangar, con intención de reparar o aumentar el blindaje de las enormes naves del Ordo, o cargando o descargando todo tipo de mercancías y munición a diferentes naves y cañoneras. 

La Inquisidora os mira. Sin duda no se trata de una novata, en tal caso no sería una Inquisidora y no estaría asumiendo una responsabilidad como la misión que tenéis entre manos, pero su mirada denota claramente cierto nerviosismo. Está claro que no parece sentirse tan agusto en el hangar como lo estaba en el Strategium o en el Librarium, y físicamente se nota. De hecho, incluso parece quedarse atrás, delegando la responsabilidad del primer movimiento en vosotros. 

Zorael toma la iniciativa y atravesando una de las metálicas pasarelas váis a parar a una zona algo más amplia, también metálica. Si miráis hacia abajo podéis ver diferentes alturas de pasarelas situadas de forma laberíntica. En ese lugar hay un capataz, que grita en un idioma ininteligible para vosotros lo que parecen ser órdenes hacia los trabajadores de otras pasarelas. 

Al acercaros se calla, y sin daros ninguna respuesta os señala hacia otro punto dentro del hangar. Posáis la vista en esa posición y, donde podrían haber estado vuestros compañeros, en realidad está la figura de otro miembro del Adeptus Mechanicus. 

El tecnosacerdote al que os acercáis hace tiempo que es más máquina que hombre. Su voluminoso cuerpo, cubierto por la roja túnica del Adeptus Mechanicus, parece como si se deslizara en lugar de caminar. Numerosos brazos robóticos brotan de su espalda y no paran de moverse en todas direcciones, como si de serpientes mecánicas se tratara, y tiene un enorme ojo cibernético, mientras que el otro es similar al de un insecto, con múltiples visores. Un par de servocalaveras vuelan a su alrededor, como si fueran un par de moscas, mientras que su boca está formada por lo que parece ser un respirador. En su diestra sujeta una poderosa hacha de energía.

- ¿Qué queréis saber ahora? -Pregunta el tecnosacerdote al ver que os acercáis hacia él. Su voz, con la cual demuestra una carencia total de entonación pero que está claro que va cargada de hastío, suena completamente modificada, como si estuviera hablando a través de un vox-comunicador que potencia en exceso los graves y con demasiado sonido estático-. ¿No habéis sido capaces de procesar la información facilitada? 

El tecnosacerdote se queda callado, como si esperase algún tipo de respuesta por vuestra parte antes de que él intervenga de nuevo. 

Caminaba con tranquilidad de camino a la nave, pensando en la información que teníamos. Me llamaba poderosamente la atención que nos hubieran ofrecido la nave de aquel a quién teníamos que perseguir, pero no era lo único que me preocupaba. La actitud que vi en el hombre que se escapó, mientras se dirigía al espacio puerto, no era la de alguien espoleado por la necesidad o la urgencia. Su rostro no se había tapado en absoluto, apenas protegido por el sombrero de ana ancha. Eso sin contar que la nave de huída fue autorizada por el propio Alto Inquisidor Olzar. La pregunta de Leinad me saca de mi ensimismamiento. 

-Se refiere a quién autorizó la salida de la nave de huida de Baltassar Caro. -Respondo con tranquilidad. -El Alto Inquisidor Olzar permitió la salida de la nave. El mismo que se ha quejado de que se nos entregue la nave que ha estado usando el propio traidor. -Me quedo unos segundos callado. -Y quien ha impedido que la inquisidora pueda documentarse como es debido. -Me giro en dirección a la ciudadela. -La nave puede esperar. Volvamos. Debemos informar a los Grandes Maestres y pedirles permiso para preguntar al Alto Inquisidor sobre esta información. -Lo que le voy a pedir a continuación a nuestro tecnomarine es... complicado, pero ha de hacerse. -Stein, ¿Podrías convencer al Magos de que no se autorice la salida de ninguna nave hasta que volvamos? Que se invente algún error o comprobación necesaria previa al despegue. 

- Es lógico que no sea capaz de diferenciarnos, nuestros hermanos de batalla son similares a nosotros, pero no somos los mismos que han debido de pasar antes por aquí. Lo que les ocurría a los humanos o los tecnosacerdotes con nosotros, era lo mismo que nos pasaba a nosotros con ellos, todos nos parecían iguales. - Si no es un inconveniente, denos la misma información que otorgó a nuestros hermanos, así dejaremos de molestarles y podremos reuniremos con ellos. 

Por algún motivo que desconoces, la espada demonio había continuado callada desde primera hora de la mañana, desde la reunión en el Strategium. Habían pasado ya varias horas desde entonces, y todavía permanecía en silencio, lo cuál tu mente agradecía profundamente. Era un descanso que no habías tenido en muchos días.

No obstante, tras tus últimas palabras tu mente recibió de nuevo el horripilante ruido que ya reconoces como una carcajada proveniente del ser que hay atrapado en el arma. De nuevo se trataba de una especie de risa oxidada, una risa cuya cacofonía se asemejaba al chirrido producido por una lima de metal resbalando sobre un saliente metálico y desigual.

A'zroth parecía estar "despertando"...

El Magos del Adeptus Mechanicus escucha las palabras de Zorael mientras sus múltiples servobrazos, dado un símil con las serpientes, se atacan entre sí como si estuvieran tratando de morderse las cabezas. 

Escucháis el característico sonido de un procesador realizando cálculos, y tras un breve instante, el tecnosacerdote vuelve a hablar, sólo que esta vez realizando sonidos extraños e ininteligibles para vosotros, pero que ya habíais oído alguna vez en el pasado: Parece que el miembro del Adeptus Mechanicus está hablando en la lengua de las máquinas, tal y como Wolfram ya hizo alguna vez durante la anterior misión. 

Permanecéis a la espera durante unos largos minutos que os parecen una verdadera eternidad, la Inquisidora incluso mirándoos con cara de incredulidad, mientras el magos continúa con su relato, y entonces, por suerte, veis aparecer por el fondo de la pasarela, tras el tecnosacerdote, al trío formado por Cole, Leinad y Stein...

Con las palabras de Cole aún rondando vuestras cabezas, pensativos y hasta cierto punto temerosos de las repercusiones dada la magnitud de lo indicado por el Juez en funciones, regresáis por la pasarela deshaciendo vuestros pasos, hasta que volvéis a la posición donde se encontraba el magos. Sigue estando allí, sobre la pasarela metálica, sólo que ahora está con Zorael, Trebek y la Inquisidora Isharya. 

Lo curioso de la escena no es que estén hablando con el magos, sino que éste parece estar hablándoles en idioma máquina. Lo normal sería que ninguno entendiera dicho idioma, aunque múltiples son los caminos que el Dios-Emperador provee y quién sabe...

Por lo que escuchas, el magos les está repitiendo en idioma máquina, con exactamente las mismas palabras y de la misma forma, el relato que te realizó sobre la Inquebrantable. Que estén entendiendo algo, es otra cuestión.

Hermanos, Inquisidora - dijo Stein sin mucha ceremonia y tras un silencioso camino de vuelta con las cuestiones de Cole formuladas. Lo cierto es que el tecnomarine ya había barajado aquellas posibilidades, pero dicho lo cual, le costaba imaginarse en quien podrían confiar a estas alturas, confiaba en la pureza de sus superiores directos, pero el temor a como encajaría la noticia le hizo plantearse sus opciones, fuere como fuere, Cole tenía razón y antes de partir debían informar, era su cometido.

Que estuvieran hablando en el idioma de Marte dejó a Stein algo descolocado, pero decidió no meterse en la conversación y, hasta que esta no hubo terminado, Stein no volvió a dirigirse a nadie. Su servo brazo chasqueó un par de veces cerrando y abriendo la pinza hidráulica y luego los miro - hermanos, deberíamos ir a la armería a pertrecharnos adecuadamente antes de partir con la Inquebrantable

Hago un gesto con la cabeza al ver a mis hermanos, mientras ignoro al sacerdote del dios de marte que sigue con su extraña cháchara. Conecto el comunicador del casco para que lo que diga, solo sea oído por mis hermanos de batalla, mientras al mismo tiempo añado con mi mente a la inquisidora, junto a los hermanos de batalla Trebek y Cole. Mientras que mis hermanos fuera de la conexión psíquica solo podrían recibir mis palabras, aquellos que estubiesen conectados a mi verían un atisbo de lo que yo mismo había visto. 

- Hermanos, no podría decir que nuestra búsqueda haya dado todos los frutos que me hubiesen gustado, pero gracias a la pericia del hermano Trebek y a los códigos de la Inquisidora, podríamos suponer que el traidor se haya dirigido hacia el sistema Belis Corona. Señalo las placas de datos que Trebek copió antes de salir. - De entre sus planetas podríamos sugerir tres posibles objetivos, Geldaris, Malusoir y Laurentix, siendo este último el único que tiene ruinas arcaicas poco estudiadas o mucho pero los únicos que guardan esos datos son los sacerdotes del mechanicus y no son demasiado habladores sobre sus asuntos. Niego con la cabeza ante la cantidad de suposiciones que solo podíamos añadir a nuestra búsqueda. - Por lo que dice el Hermano Seingrimur, parece que vosotros si habéis sacado algo en claro.

Tras la rara charla con el Tecnosacerdote ven a lo lejos, por detrás de éste, al resto de sus hermanos, Trebek realiza un gesto de saludo con la mano y se acerca junto con Zorael y la inquisidora. El hermano Eachann está interesado en que vayamos lo antes posible a la armería detonaba que tenían una pista clara de a donde se podría dirigir Caro.

Zorael comenta lo que encuentran, gracias a la pericia de Trebek y los códigos de la inquisidora. La perspicacia de Zorael se hace clara al deducir que tenían una imagen más clara del destino de Caro. 

Me quedo callado unos segundos, mirando a la inquisidora directamente a los ojos. Dejando que mis compañeros hablen y se pongan al día. Es de agradecer que hayan podido encontrar un destino al que podamos acudir con la nave, porque de los datos que se nos han proporcionado, poco o nada podríamos haber dilucidado. Pero de la información que hemos obtenido, una sombra se extiende sobre nosotros que no puede permitirse que se alargue más. Y aunque puedo estar equivocado, investigar esto es tan prioritario, como dar con el traidor que se ha escapado. Pero debo proteger a mi hermanos, no quiero que mi ímpetu les pueda perjudicar. 

-Hermanos, id hacia la nave. Necesito hablar a solas con la Inquisidora Isharya. -Miro a Stein. -Y no os preocupéis, el Hermano Stein os pondrá al tanto de todo. Ha sido gracias a su... habilidad que hemos podido sacar información. -Les miro, a todos. -En seguida nos reunimos. 

Camino unos pasos, alejándome del grupo, esperando a que la inquisidora me siga. 

Una vez me he alejado lo suficiente, cierro las comunicaciones grupales y miro directamente a la inquisidora. Guardo un momento de silencio, pensando en las repercusiones, aunque finalmente comienzo a hablar.

-El despegue de la nave en la que escapó el Ex Inquisidor Caro fue aprobado por el propio Alto Inquisidor Olzar. -Observo su reacción y continúo. -También es quién mostró reparos por recibir la nave que solía usar aquel que perseguimos y el que no estuvo de acuerdo con permitirte total acceso. Teniendo en cuenta que habéis podido encontrar un posible destino del traidor. -Gesticulo con el brazo sin dejar de mirarla. -Empiezo a ver un patrón preocupante.  -Termino reconociendo. -Y aunque es un terreno pantanoso, no puedo evitar ver la extrema urgencia de investigar la implicación que este descubrimiento conlleva. -Miro a mis hermanos. -Pero no quiero arrastrarles a un agujero del que no puedan salir. Yo estoy dispuesto a pagar el precio.

Me quedo mirándola, esperando a conocer sus impresines y su respuesta.

De acuerdo hermano justicar - dijo sin cuestionar las ordenes, si él quería conversar en privado, que así sea. El tecnomarine se giró para observar a los demás - como he dicho, vayamos a pertrecharnos a la armería y luego volver hacía la nave, yo no se vosotros, pero por mi parte prefiero ir armado y preparado a las misiones que me encomiendan - de no ser por el tono tan neutral de su voz aquello podría haberse tomado por una broma, pero fuere como fuere, y sin esperar a nadie, Stein se movió en dirección al armorium para recoger sus armas y equipo.

No me gustaban los secretos, esos secretos habían llevado a la humanidad al temor y la ignorancia, una ignorancia que les terminaba llevando a caer a las garras del caos. Y no había nada peor que un secreto guardado a los hermanos de batalla.

- Bien sabe Hermano Cole que no me gustan los secretos, pero si es una orden digo asintiendo con la cabeza aceptaré lo que se aprobó en la cámara del Strategium, y no me entrometeré mas. Confiaba en el hermano Cole, habíamos combatido junto en el peor de los escenarios posibles y habíamos salido por nuestro propio pie, no entendía la razón de esta reunión a solas.

- Hermano Steingrimur, vamos por nuestras armas y mientras tanto, cuéntenos que ha sido lo que han descubierto. 

- El Alto Inquisidor es un buen hombre, Juez, pero las decisiones que ha tenido que tomar a lo largo de su carrera le han llevado a ser un tanto pesimista y sobretodo malhumorado.

Su voz sigue siendo tan cálida como cuando habló en el Strategium, aunque parece haber ganado un tono algo más familiar. 

- No obstante, no estaría donde estoy, ni usted tampoco, si no fuéramos conscientes de que el caos es insidioso y sus tentáculos encuentran el más mínimo resquicio para colarse en el Imperio de la Humanidad. Además... -la Inquisidora Isharya se queda callado un breve instante, pensativa- hay que tener en cuenta que el excomulgado fue el acólito del Alto Inquisidor, su mejor discípulo a decir verdad, y creo que podría tomárselo como algo personal.

» Sin embargo, y pese a que no niego que sus sospechas podrían ser algo, ¿Ha pensado que tal vez no fuera realmente el Alto Inquisidor su acompañante? -La mujer se queda un momento en silencio, saca una cajetilla metálica de cigarrillos y palpa su abrigo de pieles hasta dar con un encendedor de oro con el que enciende el cigarro-. Existe una rara droga usada normalmente por asesinos que permite alterar su morfología, logrando hacerse pasar por otras personas e incluso hasta por xenos, y el Alto Inquisidor ya dijo que sus acólitos eran casi exclusivamente asesinos...

Da un par de caladas, mirándote ligeramente de reojo como si pudiera ver tus reacciones, y después añade: 

- ¿Sigues pensando en seguir por este cauce? Si nos equivocamos, podemos perder un gran apoyo, pero si no hacemos nada y llevas razón... 

La mujer queda en silencio, pues ambos sabéis qué podría llegar a ocurrir.