Partida Rol por web

- Estoy contigo, Hermano Zorael -Responde Leinad, con tono severo-. Nos quejamos de que el Alto Inquisidor trate de ocultar información, pero hasta entre nosotros parece que hay secretos. No me gusta... 

El apotecario mantiene silencio durante unos segundos, como si quisiera que sus palabras calasen en vosotros mientras avanzáis junto a Stein de camino a la armería, y después añade: 

- El Hermano Cole cree que el Alto Inquisidor Olzar tiene algo que ver con la huida del inquisidor excomulgado. Según los registros que nos ha facilitado el robot -Se nota por la voz de Leinad que se siente molesto con el Magos Hammesfahr, o quizá simplemente con el mundo del Mechanicus, o quizá simplemente porque le tuvieran que implantar una pierna cibernética en estos últimos meses y aún no se haya hecho a ella-,  la nave donde Caro huyó partió sin rumbo fijo, con el permiso del Alto Inquisidor Olzar, quien, según el propio registro, acompañaba personalmente al Inquisidor Baltassar Caro. Sin duda hay algo turbio ahí, pero... ¿Creéis capaz a un Alto Inquisidor capaz de ello? Si nos equivocamos...

Es el hermano Leinad quien me explica la situación, una situación de mentiras y subterfugio dentro de los muros de esta fortaleza, donde puede que la Sagrada Inquisición haya fallado a su cometido.

- La Inquisición siempre está al filo de la navaja, y siquiera los mas píos entre ellos son inmunes al canto del archienemigo. Niego con la cabeza.- No me gusta el gran inquisidor, pero espero que estemos equivocados, sería un cisma entre nuestras órdenes, que fuésemos nosotros los que descubriésemos un complot así. 

Escucho todo lo que tiene que decir, no sin cierto hastío. Tenía claro que iba a encumbrar al hombre que era, no se llega a ser un Alto Inquisidor sin haber logrado éxitos memorables. Éxitos que cualquiera alabaría, pero no por ello tenemos que permitir que los logros pasados nos pongan una venda en los ojos. No me importa el trato recibido, no desconfío abiertamente del Alto Inquisidor, no sin pruebas sólidas que sustenten una acusación como esa. 

-Sólo tenemos suposiciones. -Confirmo. -Mientras no tengamos nada que sustente, con suma claridad, nada que imputar, no lo vamos a hacer. Tampoco sería inteligente poner sobre aviso de que sospechamos algo. -Asiento con la cabeza. -Debemos actuar con inteligencia y cautela. Si te he pedido hablar en privado es porque quiero saber si confías en alguien lo suficientemente capaz de tener bajo vigilancia al Alto Inquisidor. Capaz de reunir pruebas y de informarnos, exclusivamente a nosotros, de los pasos que de, con quién habla, y los mensajes que envíe. -Espero unos segundos. -De todo, para ser exactos. -Mantengo mi porte marcial mientras continúo hablando. -Como bien has dicho, alguien acostumbrado a tratar con asesinos puede estar involucrado en misiones secretas. Es una posibilidad. Quizá necesitase a su pupilo para algún tipo de misión secreta y nos estemos involucrando. Eso también sería algo que evitar, o apoyar, llegado el momento.

Miro a la Inquisidora durante unos segundos. 

>>¿Puede poner esta investigación en marcha?

De camino a la Armeria, los Astartes debatieron y pusieron a disposicion de todos la informacion emcontrada por ambos bandos. Baltassar Caro acompañado ppr el Alto Inquisidor Olzar es sospechoso, sin lugar a dudas pero tambien es cierto que las intrigas y los subterfugios orquestrados por la Inquisicion son de sobra conocidos.

. -De ser necesario y cierto que el Alto inquisidor Olzar ha dejado libre a Caro sera llevado ante la justicia y sentenciado a muerte por la autoridad pertinente. Nuestra mision no cambia, tenemos que encontrar a Caro y capturarlo. - expuso Trebek ante sus hermanos

La inquisidora apura el cigarrillo, mientras te continúa mirando. Cuando llega a la boquilla de plástico, lo tira al suelo y lo pisa hasta convertirlo en poco más que polvo.   

- Está bien -Responde entonces-. Veré qué puedo hacer...

De seguido, se da la vuelta y comienza a andar por el mismo camino por donde se han ido tus compañeros. 

- Vamos, Juez, debemos preparar el equipo de batalla. Y hablando de armas... -La mujer mira entonces hacia tu cintura, donde cuelga la espada demonio-, ¿Hay algo que deba saber?

Tras pasar brevemente por la armería, un lugar donde Stein ha pasado largas horas los últimos meses como regidor al cargo del Maestro de la Forja, volvéis al hangar con intención de dar con la Inquebrantable. El tecnomarine se mueve especialmente bien entre entornos altamente industrializados, y es un perfecto guía que os lleva por respiraderos y pasarelas tratando de evitar los lugares atestados de trabajadores y miembros del Mechanicus que habrían lastrado vuestra vuelta por el inmenso hangar. 

Finalmente, tras casi media jornada andando desde la armería hasta el punto donde mantienen a la Inquebrantable, un séquito de hombres y mujeres de cabeza agachada os recibe junto al que parece ser el capitán del navío. Se trata de un hombre que rondará cerca de los cuarenta, de tez oscura, y estatura y complexión normal. Viste un uniforme de la Armada Imperial de color azul, y porta una espada que, a todas luces, no es de fabricación humana. Del resto de hombres y mujeres no hay nada que os llave la atención, son personas anodinas, con tantas otras en el Imperio de la Humanidad.

Tras ellos descansa la Inquebrantable. Una nave que, pese a que Stein la nombró como "pequeña" durante alguna conversación reciente tras el encuentro con el Magos del Adeptus Mechanicus, tiene varios cientos de metros de largo y, sin duda, una considerable tripulación. Aunque no podéis ver su interior, sin duda sí sois conscientes de que dentro la gente está trabajando duramente para tenerlo todo listo para partir en cuanto así lo indiquéis.

- ¡Bienhallados, campeones de la Humanidad! -Os recibe de manera ostentosa el hombre de tez oscura, agachando su torso en señal de saludo cortés y de respeto-. Permitidme que humildemente me presente. Soy Remigio Prassius, capitán asignado a este navío, y vuestro agradecido anfitrión. Es un verdadero placer poder ayudar a la Inquisición, y más aún tener la posibilidad de... de...  Sinceramente... -El hombre está visiblemente nervioso, emocionado más bien-. Jamás imaginé que llegaría a ver a uno de ustedes en persona, un marine espacial… Cuando… cuando era niño pensaba que no eran más que una leyenda, y ahora, ¡Ya ves!.

Luego mira hacia la Inquisidora, y se adelanta hasta ella sin apartar la vista de la joven.

- Y usted, bella dama -Le dice galantemente mientras le coge la mano para seguidamente darle un beso, un gesto que la Inquisidora no solo acepta, sino que parece que le agrada-, debe ser la Inquisidora Yelena Isharya. Tanto gusto...

El capitán vuelve a su sitio con paso firme y, dando una palmada, todos los hombres que estaban junto a él se dan la vuelta, casi al unísono, y comienzan a ascender por la pasarela hacia el interior de la gigantesca nave. 

- Si me permitís y no tenéis ninguna duda que yo pueda solventar -Comenta entonces-, os enseñaré vuestros aposentos, así como el resto del navío. 

Stein alzó las manos hacía el capitán - no hace falta que nos adule, no es necesario - dijo con cierta cortesía aunque su tono de voz sonó cortante - soy el Hermano Steingrimur Eachann - se presentó firme mientras su servo brazo abrió y cerró la pinza dos veces como si esta estuviera saludando - necesito conocer al magos encargado del Enginarium, hay que preparar el espíritu de la nave para cualquier eventualidad. De hecho, le recomiendo, Capitán, que haga lo mismo con sus hombres - Stein temía que el esquivo espíritu de la nave pudiera influir en su tripulación - una vez este allí, necesitaré acceso a la nave, quiero comprobar de primera mano el estado de todo, escudos, generador, campo Geller, armamento y demás. Espero su total colaboración Capitán Prassius

Cuando llegamos a la armería, la realidad de lo que había ocurrido con el hereje aun era mas turbia de lo que había podido imaginar, imágenes de oscuros pactos y pérfidas sombras que recorrían los corredores de esta fortaleza, se mezclaban con los gestos monótonos de la adquisición del material para la batalla que seguro debíamos acometer. - Dudo que el ex-inquisidor se deje capturar, sera una ardua batalla. Digo mientras saco del atril la pistola de plasma que también me había servido en el pasado.

Armados con la tecnología y la fe de la fortaleza de los designios del Sagrado Emperador, avanzamos hasta nuestro transporte, otras naves y otras armas de guerra descansan a nuestro alrededor, siendo reparadas o cargadas para la guerra que está por venir. La nave que se nos ha otorgado para la misión no parecía tener nada que envidiar a otras en las que ya había servido, y por lo que parecía, su capitán y sus oficiales no estaban mal instruidos. Aunque su saludo parecía demasiado efusivo, como bien remarcó el hermano tecnomarine.

Asiento con la cabeza ante las palabras de Steingrimur y respondo al humano, con una voz ligeramente mas alegre que el hermano de batalla. -   Capitán Remigio Prassius, soy el hermano Zorael Eduh, como bien dice el hermano  Steingrimur, no es necesaria la adulación, ambos .... digo señalando tanto a su tripulación, como a los hermanos de batalla y la inquisidora que nos acompaña ... servimos al Emperador y a la supervivencia de la raza humana. Si permanecemos profesionales y trabajamos sin fisuras, está claro que llevaremos nuestra misión a buen termino, por difícil que esta sea. 

Perdido en sus pensamientos y junto a sus hermanos, Trebek llega al muelle de atraque donde descansa la Inquebrantable, la barcaza de batalla que les guiará a través de las estrellas para encontrar a Caro. Frente al grupo de Astartes de ponen en firmes un grupo numeroso de hombres y mujeres de la Armada Imperial y al frente de todos ellos un hombre de piel oscura, con casaca azul y espada. El capitán Prassius se presenta adulando a los Astartes y a la Inquisidora:-Pelota.-piensa para sí mismo Trebek al escuchar la forma de hablar del capitán.

Al toque de una palmada todos los allí reunidos empiezan a ascender por la pasarela que conecta con la nave y entonces el Capitán Prassius nos comenta que nos enseñará nuestros aposentos:-Con poder descargar la mochila y el bolter pesado es suficiente Capitán.-comenta el expiador. 

- Perdonad, astartes -Responde el capitán, que traga salida visiblemente intimidado por la forma en que se ha dirigido hacia él Stein. El tecnomarine quizá no quiso molestar, pero le hombre quedó impresionado-. No pretendía ofenderos... Por... Por supuesto, tendrán toda mi colaboración, y la de toda la tripulación. 

Mientras tanto, la inquisidora no mostró el más mínimo intento de cortaros o "ayudar" al capitán. Sacó una cajetilla metálica de cigarrillos y buscó en su abrigo de pieles hasta dar con un encendedor de oro con el que se encendió un cigarro en su sofisticada boquilla de plástico.

- Por favor, acompañadme. 

El oficial de la armada se da la vuelta, y comienza a andar pasarela arriba, con la esperanza de que le sigáis. 

Para el Capitán, como él mismo os expone, esta será su primera misión abordo de la Inquebrantable, aunque podría no ser realmente así. No obstante, no es ningún novato, además de que es plenamente consciente del pasado y presente del navío, y así os lo hace saber mientras os muestra cada rincón de la nave que será vuestro hogar durante los próximos días, semanas o quizá meses.

La Inquebrantable es una nave pequeña, de seguro una de las más pequeñas que permiten realizar viajes por la disformidad, pero rápida, muy rápida, mucho más que la gran mayoría de las balandras de reconocimiento. Y lo que tiene de rápida lo tiene también de esquiva, y es que hasta día de hoy ha conseguido evitar prácticamente la totalidad de los enfrentamientos con enemigos del imperio que ha encontrado en el espacio. Se dice que su espíritu máquina es algo asustadizo, que prefiere huir a tener un enfrentamiento.

Se trata de un vehículo antiguo que, antes de ser requisado por el Ordo Malleus, formó parte de la flota del Ordo Xenos, en concreto siendo el transporte personal de un inquisidor de nombre largo tiempo olvidado del que se dice que hacía tratos con alienígenas. Tiene toda su lógica, dado que algunas de las mejoras de la balandra parecen ser tecnología desconocida para el Mechanicus. Posteriormente fue el transporte personal del Inquisidor Baltassar Caro, hasta que la trajeron a la fortaleza hará un mes, y desde entonces ha permanecido varada mientras era revisada hasta el más mínimo detalle. 

El puente de mando está situado en la parte superior, desde donde se controla el resto de la nave. Se trata de un espacio enorme de metal forjado con filigranas decorativas que cubren casi toda la superficie, formando murales en torno a las pantallas que hay a lo largo de las paredes. En el centro se encuentra el puesto de mando del oficial al cargo del vehículo, el capitán, y a su alrededor hay otros puestos para los oficiales y suboficiales de la tripulación.

Pasillos y escaleras de metal algo angostos para un Marine Espacial conectan el puente de mando con el resto de la nave. El primer sitio con el que conecta es la cámara del navegante, donde el oficial al cargo de la navegación a través de la disformidad realiza sus predicciones. Justo encima se encuentra el camarote del astrópata, aunque en estos momentos no hay ninguno de esos psíquicos asignado al navío.

En la parte posterior, encima de la zona de ingeniería donde se encuentran los generadores de energía, los motores de disformidad, los sustentadores de vida o el generador del campo de vacío geller, es donde se encuentran los camarotes de la Cámara Militante del Ordo Malleus, cerca del camarote del Inquisidor y sus acólitos, en caso de haberlos. Se trata de espartanas habitaciones ausentes de ventanas o decoración. Celdas monásticas desprovistas de todo lujo, pero con camas lo suficientemente grandes como para que un Adeptus Astartes pueda tumbarse sin sobresalir. 

En otro punto distante se encuentran el pequeño Librarium, la reducida capilla, una limitada cubierta médica y una escasa armería. Camarotes especializados pequeños, pero que se adecuan al tamaño que la Inquebrantable permite. Por otro lado, la bodega de carga fue reconvertida hace tiempo en un pequeño hangar, donde hay una cañonera Stormraven lista para descenso a tierra y material para realizar reparaciones de urgencia y, justo encima, es donde se encuentran los barracones de la tripulación.  

Toda la tripulación, varios cientos de almas además de algunos miles de servidores, trabajan día y noche de manera incansable bajo un fuerte adoctrinamiento mental. Son hombres y mujeres de rostros anónimos que el Ordo emplea y que son conscientes de que pueden ser reducidos a simples seres babeantes y unirse a las filas de los servidores, por lo que suelen ser bastante distantes y apenas tratan con su "carga".

- ¿Y bien, caballeros? -Pregunta el capitán tras la visita guiada, una vez estáis de vuelta en el puente de mando-. ¿Tenemos un destino, o aún no?

La inquisidora os mira, y deja que seáis vosotros los que decidáis...

Observo en silencio mientras se nos enseña la nave. Stein parece bastante eficiente, y la verdad que es de agradecer, pues pronto se hará a nuestra unidad. Quizá antes de lo que cabe imaginar. Eso me agrada, tener a alguien nuevo en el grupo suele suponer un tiempo de aclimatación, cuanto menos dure, mejor. Cuando dijeron que el inquisidor hacía tratos con alienígenas, yo me mostraba reacio a creer dimes y diretes, pero estaba claro, viendo la tecnología que teníamos delante, que la historia superaba la ficción contada. Ya en el puente, se nos pide un destino, no tener un astrópata asignado me preocupa, y será algo que trate.

-Capitán, soy el Juez Cole Angron. -Digo con autoridad. -Antes de escoger destino hay un par de preguntas que me gustaría que respondiese. -Le miro directamente a él. -¿Hay disponible algún registro de destinos previos de esta nave? Y segundo. ¿Por qué no tenemos astrópata?

Sí hubiera algún registro de destinos, podríamos comparar los que tenemos y así poder escoger el qué más veces haya desembarcado previamente. Si no lo hubiera, imagino que tendríamos que escoger a dedo, con lo cual, animaría al hermano Zorael a escoger destino.

Relájese capitán, no nos ha ofendido - dijo nuevamente con ese tono cortante, dejando su mensaje al son de la ambigüedad - gracias por la información y la inspección - pero entonces el líder de la escuadra se adelantó con las preguntas consistentes. El tecnomarine pasó a segundo plano mientras se acercó a la consola más cercana permitiendo que el operario se apartara para buscar la información solicitada por el hermano justicar.

Mientras Stein se dirige a la consola más cercana y comienza a tocar la pantalla a gran velocidad, como si supiera perfectamente lo que está haciendo pese a ser la primera vez que está frente a ese sistema, el Capitán responde a las cuestiones de Cole. 

- Todo registro de la nave está almacenado en el sistema. Sin duda, toda la información almacenada está a vuestra entera disposición. 

Luego de mirar hacia Stein, a sabiendas de que este ya está investigando, sigue con sus respuestas. 
 
- Respecto a lo del astrópata, cuando lo pregunté simplemente se me indicó que no era necesario -El hombre extiende las manos y se encoje de hombros-. Imagino que los oficiales superiores habrán supuesto que no era necesaria dicha figura en la nave, o en nuestra misión, no lo sé. Por cierto... -El oficial hace un breve silencio, en el que parece estar montando en su mente una pregunta antes de formularla- ¿Qué se espera de mí... de nosotros? 
 

Te conectas al terminal, y el espíritu máquina que habita en su interior te brinda acceso sin tener que competir con la tozudez de un sistema informático. Navegas entre todo tipo de registros, que van desde los diferentes sensores de la nave, hasta el sistema de apertura y cierre de compuertas, y finalmente acabas por dar con el registro de rutas. 

Las últimas paradas realizadas por la nave han sido los planetas Belis Corona, Belisimar, Antar y Bairsten Prime, y fue abordado en ruta hacia el mundo llamado Laurentix. Todos ellos son planetas de un sistema cercano a vuestra ubicación, llamado Belis Corona.