Partida Rol por web

El erial rocoso descendente que se os abrió una vez en el exterior de la caverna, dio paso después, a su vez, a una gigantesca explanada de aspecto desértico, con el suelo rojizo resquebrajado y horadado por lo que antaño sería algún tipo de río.

Según os ibais acercando hacia la construcción, comprendíais que se trataba de algo inmenso. Era una gigantesca estructura triangular, aparentemente lisa y sin ventanales o cristaleras al exterior, emplazada en un valle o cráter oculto entre dos altas montañas. 

La naturaleza hacía largo tiempo que había comenzado a recuperar su territorio y aquella especie de pirámide se encontraba cubierta de raíces, vegetación y tierra apelmazada, pero lo que se apreciaba de la construcción indicaba que aquello que se ocultaba debajo estaba formado por algún metal o aleación de aspecto brillante a la par que oscuro.

Todo apuntaba a que no era una construcción de diseño Imperial. El habitual uso de PCE* para las construcciones significa que la apariencia final del edificio está determinada por su función más que por los materiales utilizados, y es muy raro encontrarse con construcciones que difieren tanto de las habituales estructuras basadas en el estilo Gótico Imperial.  

Sin embargo, lo que parecía más raro de la situación era que esa zona del planeta, la que justamente rodeaba la estructura, no había sucumbido al cambio climático que parecía haber consumido el resto de Laurentix y, que lejos de ser también un erial o ser un planeta enfermo, la vegetación era frondosa, exuberante, y llena de vida: Los pájaros revoloteaban, y varias especies de simios y macacos saltaban de rama en rama en enormes árboles...

La espada no había callado en ningún momento desde que despertó, pero parecía que ya te habías acostumbrado a tener su horripilante voz, hablando de todo y de nada, dentro de tu cabeza.

- ... Aquí ocurrió algo... Sí... Ocurrió algo... Destrucción... Sangre... Guerra... 

La espada continúa divagando soltando palabras similares a las anteriores, pero sin puntualizar nada en concreto.

Sin duda alguna el foco del que proviene la señal psíquica es este, pero no la estructura en sí misma, sino algo del interior...

Tras acabar con el enemigo, Leinad recupera el estado de la Inquisidora y, ayudándola, descendemos la montaña y avanzamos hacia la monumental pirámide que se veía des de la salida de la cueva. Al acercarse el grupo de Astartes se pregunta quién era el constructor de aquél edificio. Según los estándares imperiales, de haberse usado, debería parece un edificio con estructura de Gótico Imperial pero aquella pirámide era un misterio que debía resolverse. 

Lo que todavía parecía más raro era que en la zona alrededor de la pirámide la vegetación prosperaba, la fauna era animada. Nada de aquello parecía natural:-Qué pensáis de todo esto hermanos?-comentó Trebek al observar los alrededores de la pirámide. 

No era el hecho en si de la forma de la estructura lo que perturbaba al bibliotecario, era que esta se mantuviese en unas condiciones optimas, sabiendo como sabían de los horrores que habían modificado el paisaje de este planeta hasta transformarlo en un planeta inhóspito para la vida humana. - Sea lo que sea hermanos, la señal psíquica parte de su interior. 

Mientras seguimos la aproximación, niego con la cabeza cuando al llegar a sus inmediaciones, la fauna y la flora que en su día debió pertenecer al resto del planeta nos recibe como si esas criaturas xenomorficas nunca hubiesen realizado acto de presencia.

- No se de donde procede esta tecnología, pero mantiene lejos a las otras criaturas. Me giro hacia la inquisidora. - ¿Saben sobre esto el mechanicus?¿La Inquisición?. Estaba claro que la manera de enfrentarnos a la situación sería de una manera u otra si teníamos la información suficiente como para hacerlo. - Entiendame inquisidora, esta claro que debemos entrar, pero me gustaría hacerlo con todo el conocimiento posible. 

Yelena miraba la construcción, visiblemente confundida. Tocaba la estructura, limpiando con sus manos el paso del tiempo hasta llegar a la superficie, y examinaba el metal del que estaba fabricada la pirámide sin decir palabra. Se notaba que estaba tan extrañada como parecíais estarlo vosotros. 

Tras lo comentado por Zorael, la Inquisidora sacó de un zurrón su pictopantalla y, en silencio, comenzó a juguetear en ella. 

- Muy bien -Dijo la Inquisidora-. Voy a parafrasear lo último que los archivos del Librarium a los que pude acceder sobre este planeta decían.  

El primer misionero que aparecía en los registros, Siegfried Uthman, describía una serie de reinos, muy atrasados pero inofensivos, que se inclinaban ante un soberano y mantenían entre ellos disputas ocasionales. 

En algún punto de la historia aquel planeta cayó aún más en el olvido del Administratum y jamás se llegó a emitir una orden de colonización oficial, hasta día de hoy. 

Existen registros clasificados por el Ordo Xenos de reciente creación, datados como máximo hará un par de años, y otros de hace cientos, también clasificados, aunque esta vez por el Adeptus Mechanicus.

La inquisidora os cedió su pictopantalla, para que viérais que el registro con Referencia Inquisitorial 0925-89/wr no contenía más información sobre el planeta.

Al doctorcito, esto de investigar, se le estaba haciendo parte del trabajo, pero quería saber más. Estaba de acuerdo con los hermanos: Cuanto más sepamos, mejor sabremos lo que hacer. Era complicado, y era extraño; pero sobre todo, era intrigante.

Tal ver los materiales sean lo determinante. En el imperio importaba el hecho, no con lo que estaba hecho. Igual, esto no es lo que és, sino con el material que está fabricado. Puede ser un túmulo, puede ser un lugar de culto, ... y tantas otras cosas.

- Hermanos, lo interesante, es como consigue "espantar" a los "bichos", y me gustaría poder regresar con información, ya que nos puede ayudar a conseguir armas o estructuras capaces de "repeler" estas monstruosidades. Y señaló hacia atrás con el pulgar de la mano que tenía en narthecium, refiriéndose a las "visitas" con las que se habían cruzado de camino. Entonces se acordó y le preguntó a su último paciente, a medio escondiddas: - ¿Hermano, pudiste llenar el botecito?

Ante lo dicho por la inquisidora y sin ser capaz de recordar nada mas de lo leído en la biblioteca, me encojo de hombros, esta falta de información adicional dejaba claro que iríamos a ciegas, fuese lo que fuese lo que hubiese en el interior de la estructura.

- Ante esto hermanos, solo nos queda buscar una entrada. Toco el lateral del espacio de granadas de mi armadura. - Esta la opción de abrir una propia, pero preferiría dejarlo como último recurso. 

Stein golpeó varias veces con su puño cerrado la estructura, allí donde la Inquisidora había limpiado hasta mostrar el metal de la capa más inferior, y el sonido del chocar del guantelete con la construcción repiqueteó en vuestros oídos.

El tecnomarine se quedó callado tras escuchar vuestros comentarios. No estaba claro si era porque no quería añadir nada que no se hubiera dicho ya, o simplemente porque estaba calculando sus palabras antes de exponer una frase que nunca llegó. 

El apotecario, siendo el médico de combate de la unidad, también se estaba transformando el especialista en sensores ... o el radarista. No tardó en pillar el aupex, que colgata de su cintura, y consultarlo. - ¿Habrá gente viva dentro? Habían visto tantas cosas ya, que igual era hipo cúpula de supervivencia triangular, o incluso el acceso a un templo ... o vete a saber.

- Vamos, no creo que sea el resto de la planta de potencia de alguna nave, y las radiaciones espanta los bichos.

La estructura en si no nos decía nada, solo unas paredes de algún tipo de material metálico cubiertas de enredaderas y que apenas tenían estragos del tiempo o deformaciones por el crecimiento de las plantas. - Un material extraño. ¿Hermano Stein, sabe que material es este?. No teníamos mas remedio que buscar una entrada, o como había dicho volar una porción si se daba el caso de que el material fuese reactivo a los explosivos. 

Trebek intenta utilizar su auspex para captar cualquier cosa relevante de la estructura en cuestión pero al parecer la herramienta del Astartes no captaba nada y no pudo hacer nada con aquella herramienta. Intentó utilizar sus poderes psíquicos para encontrar una presencia dentro de la estructura y nada:-Voy a buscar una entrada de esta estructura aquí fuera no podemos hacer mucho salvo esperar a esos tiránidos a que nos vuelvan a atacar.-dijo el expiador antes de separarse un poco del grupo y registrar las paredes de la pirámide en busca de una entrada. 

- Sin duda extraño -Respondió Stein a la pregunta de Zorael-. No he tenido el placer de trabajar este metal, ni tengo almacenada información sobre este material.

El tecnomarine se encogió de hombros, mostrando su incapacidad para facilitar información sobre la estructura. 

Seguidamente descolgó el auspex que llevaba acoplado al cinturón, y se puso a mover los potenciómetros mientras observaba la pantalla. 

Comenzáis a buscar por los alrededores de la inmensa estructura piramidal algún tipo de entrada o abertura. Sin embargo, tras más de media hora de examinar la zona, llegáis a la conclusión de que aparentemente la construcción es un único bloque de metal inaccesible. No obstante, no habéis abarcado todo su perímetro dado que eso os llevaría horas. 

De pronto se comenzó a escuchar un fuerte aleteo en la distancia seguido de una serie de graznidos extraños. La oscuridad ya era prácticamente total, pero la luz reflejada por una enorme luna era suficiente como para ver al enemigo alado que se abalanzaba sobre vosotros desde el cielo, por encima de la montaña que habíais descendido hacía relativamente poco.  

Aquel enjambre de criaturas voladoras que no os atacaron durante el descenso en la cañonera parecía que ahora os iba a golpear en bandada. Se contaban por decenas, quizá cientos, y sus graznidos parecían estar alertando a más.

Pero por si la bandada de criaturas aladas no fuera ya suficiente, a través de la cueva parecían estar saliendo a cientos unos pequeños xenos, no más voluminosos que un humano, armados con garras y que corrían a gran velocidad...

Tanto alados como terrestres aún estaban demasiado lejos como para poder disparar o que ellos os atacasen, pero si no encontrabais refugio pronto seríais un blanco fácil...

Cuando ya prácticamente te habías dado por vencido, alertado por la masa de enemigos que se abalanzan desde lo alto de la colina sobre vosotros, tus botas magnéticas chocan con un saliente en el suelo que no es natural, se trata de algo metálico. 

Te agachas a quitar las hierbas que lo cubren, y descubres al borde de la pirámide una trampilla metálica lo suficientemente ancha como para que quepa un Astartes.  

Notas algo raro en el ambiente, pero no tienes claro qué. Sin duda debe ser que todo parece normal en un mundo marchito en que nada es lo que parece...