Partida Rol por web

 Tirad todos percepción.

Maldición

¿Que haría? ¿Se iba a arriesgar a quedarse dentro, cuando estaba claro que ahí se iba a desarrollar una matanza? ¿Iba a perder a dos ghouls bien entrenados? ¿Y sus riquezas? Y lo que era más importante... ¿Iba a perder la venganza?

Tras unos segundos, decidió tomar una decisión

Un hombre entra en la posada. Llama a tu puerta y entra. Tiene pintas de viajero, pero se identifica como miembro de la hermandad y te muestra el medallón distintivo.Te hace una leve reverencia.

Señor, estamos listos. Hay 14 hombres en la puerta de entrada, y otros 5 apostados con ballestas en el exterior. Cuando vos me digáis entrarán.

 Esos hombres llevan unos símbolos que no reconoces, pero siendo muchos de ellos cruces...no es nada bueno para tí.

San Dimas, patron de los ladrones, a mi que soy pobre de corazon guardame de las maquinaciones de Satan. Que si caigo en la perdicion mi cuerpo y mi alma, por siempre arderan.

Reza el pobre Cesar.

 Ramiro y Sumi asienten, y salen ráudos y veloces hacia el exterior de la taberna. Para preparar el carruaje.

- No le fallaremos señora.

 Ves como uno de los pares de pies, se acerca mucho a la cama, hasta estra justo al lado de ella. Por la posición de estos y los ruidos, intuyes que está examinando la mercancía. Se oyen unos pasos justo enfrente de la puerta, unos pasos de botas metálicas....pero pasan de largo la habitación, y llaman en la de al lado.

 Oyes unos pasos de botas metálicas pasar por enfrente de vuestra habitación, y luego unos golpes en la puerta de al lado. 

joder, que tiradas más malas!

  Oyes unos pasos de botas metálicas pasar por enfrente de vuestra habitación, y luego unos golpes en la puerta de al lado. 

 Sumi y Ramiro aún no habían salido. No había tiempo. Debía actuar

Se acercó a la pared de las cuadras, y, vigilando que nadie la mirara, ya que los guardias seguían en la puerta principal, comenzó a bajar. Había visto demasiados ataques nocturnos cómo para saber que gran parte de ellos acababa con la casa ardiendo. Y no le convenía que un grupo de soldados de la iglesia le atrapara

Maldijo su suerte. Pero la venganza era algo insignificante comparada con el instinto de supervivencia. Aún así, quizás todavía podría...

Intentó no pensar en ello, y se dirigió a las cuadras, para comenzar a preparar su carruaje

-¡Vamos! No hay tiempo que perder. El hombre que buscamos está en esa habitación con más gente.- le digo, saliendo de la habitación y dirigiéndome a la puerta.

-¡A la de tres abriré la puerta y entraremos! Una, dos...

¿Es aúténtica? -le digo al hombre que examina la supuesta mandrágora.

Cita:

Jefe??

 No es el jefe, es el hombre que hace escasos minutos estaba atrancando las escaleras.