Partida Rol por web

- Claro, Magia - EL tomo de Castelo, sin embargo, no sonaba tan irónico como el hubiera querido

Tras escuchar al charlatán, el veterano detective meneo la cabeza - Un chaman. Pero está jugando con cosas peligrosas. Claro - Mientras movía la cabeza arriba y abajo, Luis continuó hablando, como si no pensara demasiado en lo que decía - Y seguramente por eso se robó esa cruz de la catedral - exclamó antes de quedarse en silencio, mientras observaba con cuidado el rostro de Nic, intentando descubrir si este sabía de que estaba hablando

- La cruz...- Nic entrecerró los ojos como si estuviera atando cabos - Que hijo de puta. El relicario de la catedral, claro, y probablemente el libro de invocaciones. ¡Así que de eso va el Club de la Mentira! ¡Quiere abrir una Puerta a la Realidad! - Se mesó el pelo, por primera vez parecía realmente preocupado - Y le contó todo el rollo a Crespo, seguro. Sería su plan de seguridad... sólo que esa gente juega duro. Se cargaron el plan de seguridad y probablemente ahora vayan a por Leviatán. Como siempre. Ese imbécil okupa se creyó demasiado listo.- dijo como si Leviatán ya estuviese muerto.

Miró a los detectives:

- ¿Hasta dónde vais a querer llegar? Porque ahora se avecinan curvas. Los que os han enviado a resolver este caso dudo que quieran cerrarlo de verdad. Os llevan hacia Leviatán como polillas a una luz. Y allí se acaba el caso. Quizás sea lo mejor para todos.

- ¡Cierra la puta boca de una vez! - chilló Pardo harto de toda aquella palabrería inconexa. Se le veía alterado. Realmente pensaba que Nic les estaba tomando el pelo con una lamentable interpretación que hacía penosos equilibrios entre el club Binderberg y las sectas judeo-masónicas-satánicas.

De un vistazo recorrió todo el apartamento. Al menos toda la sala de estar. De un lateral agarró una silla y la colocó justo en el centro de la estancia.

- Siéntate ahí... - espetó. - ¡Que te sientes he dicho! - repitió con vehemencia antes de que el interpelado tuviese oportunidad de acatar o declinar la orden.

- Mira Nic... - continuó algo más calmado pero no del todo. - Yo, personalmente, me estoy cansando de tu mierda. Apestas. ¿Sabes a qué...? A información. Así que te vas a dejar de zarandajas y vas a empezar a contarnos todo lo que sabes despacito y por orden. Porque si yo estoy empezando a ponerme nervioso no te quiero ni contar como tiene que estar por dentro mi compañero. Sé listo. Guárdate la cháchara y colabora. Te interesa.

Nic obedeció la orden de Óscar y se sentó en la silla. Su rostro estaba tranquilo pero no sonreía. Estaba claro que había captado perfectamente el tono de crispación de su interlocutor y se daba cuenta de que la cosa no estaba para bromear o hacerse el listillo.

- La información que yo tengo es que Leviatán está haciendo cosas que van a molestar a gente importante. Te creas o no te creas de que va el juego es indiferente. Si quieres yo encuentro al okupa y tú resuelves lo que creas necesario con él, después de todo se lo ha buscado por gilipollas. O si lo prefieres me llevas a calabozo y me dejas allí dentro hasta que resolváis el caso. Creo que estaré bastante más seguro allí encerrado que hablando con vosotros ahora mismo. ¿Quién mató a Crespo? No tengo ni puta idea y no quiero tenerla. No quiero ser un cabo suelto en el plan de nadie.

- ¿Qué "gente importante"? - respondió casi como un ladrido. - ¿Cuál es ese "juego" del que nos hablas? ¿Cómo podemos encontrar a Leviatán? Vamos, Nic. No tenemos tiempo para rodeos. Al grano. Ya decidiremos luego si te metemos en un calabozo para protegerte o si te metemos en un calabozo porque no nos creemos una puta mierda de todo eso. Pero ahora es el momento de tu alegato. Despacito y con buena letra, Nic.

- La gente que no sale en los organigramas de poder.- resopló Nic como si estuviese hablando con un niño pequeño - No hay nombres pero la gente desaparece cuando los pregunta. ¿Quieres al puto Leviatán? Pues te lo doy con un lazo. Déjame salir a hacer unas cuantas preguntas y esta noche cenas con él. Por mi encantado.

Luis permaneció, por un momento, con la boca abierta. No terminaba de entender a que estaba jugando Nic. Sus respuestas eran demasiado rebuscadas y, quizás por eso, se quedó callado un momento mientras su compañero atosigaba al estafador con preguntas

Sin embargo, para su propia sorpresa algo de los sinsentidos que estaban escuchando guardaba demasiada similitud con algunos de los pocos datos que habían averiguado - No hay nombres? Ni siquiera Cornelius? - pregunto como al pasar, tratando de repetir el método que le había dado resultado hacía unos pocos minutos

En su cabeza se entremezclaban ideas que no le gustaban - La magia no existe, eso lo sabemos, tanto tu como nosotros - agregó con su tono más calmado - Así que mejor no insistas con eso. Y por más que nos quieras convencer que "prefieres" estar encerrado nadie te lo va a creer. Nosotros, por lo menos, no. Así que olvídate de esa actuación y dinos donde está ese Leviatán. Si quieres llamar hazlo ahora. Aquí. Con el truco ese del manos libres que les gusta usar a uds - añadió mirando tanto a Nic como a Óscar - Y con nosotros delante -

Tras una pausa añadió mientras cerraba ambos puños y levantaba sus hombros cual levantador de pesas - Y espero que no creas que puedes pasarle un mensaje a nadie mientras hablas -

- ¿Que no hay nombres...? - Oscar no daba crédito a lo que estaba escuchando. Que toda aquella cascada de mierda pudiera manar de un sola boca, de una como la de Nic, le repateaba. Su compañero, calmado como el mar antes de la tormenta, increpaba al interrogado para que contactase con Leviatán pero Pardo estaba convencido de que podía encontrar algo más. Quizá entre toda maraña pseudo esotérica hubiese algo de cordura.

- ¿No hay nombres o es que son demasiado gordos como para ser pronunciados? ¿Me estás intentando vender la moto de que en tu puto apartamento hay micros? Échale huevos y habla, Nic. Insisto. Te conviene. Explícanos qué está ocurriendo. Según tú. Y si crees que esto es cosa de magia ya te digo que nosotros no nos lo creemos. Pero si quieres seguir con esa mierda, adelante. Pero hila una historia coherente de una puta vez y deja el rollo telegráfico. Cuéntanos tu puto cuento chino. Ya decidiremos si nos convence o no. Y luego iremos a buscar a Leviatán.

Oscar se separó un poco de Nic. Realmente estaba un tanto fuera de sí y pensó que darle un poco de aire al tipo le vendría bien para tomar la decisión correcta.

- Y después, - concluyó. - nos olvidaremos de que alguna vez has hablado con nosotros.

La sonrisa volvió al rostro de Nic. Luego se echo una mano a la cabeza... y se rió. Se rió con verdaderas ganas. Parecía encontrar tremendamente divertido lo que le estaba sucediendo. 

- Me rindo... ahora mismo lo confieso todo. Mira, está metido en esto el puto presidente del gobierno. Ese que parece que no se entera de nada pero lleva el control del Club Bilderberg. Y también el Papa. Y Elvis, que no está muerto sino que duerme eternamente.- de pronto estalló malhumorado - ¡Joder! ¿Qué putos micros va a haber aquí papanatas? ¡No hablo porque no sé quien coño son! ¡Ni quiero saberlo! Esto es mucho más grande de lo que al parecer vosotros pensáis. Y no soy críptico porque me haya salido de una mala novela de serie B. Lo soy porque he visto lo que la pasa a la gente que pregunta demasiado y me guardo las preguntas. Por eso no tengo ni puta idea de las respuestas.

Se levantó de la silla:

- A la mierda. Tampoco tengo el teléfono de Leviatán porque es un puto okupa. Y los okupas como Leviatán no suelen andar con móviles de contrato y número fijo. Tampoco tienen página de Facebook ¿sabes? Si quieres que lo encuentre tendré que mover mi culo a la calle y preguntar a algunos contactos. Y luego vais y seguís dando palos de ciego con él. Y os alejáis de mí porque no quiero estar cerca cuando os estalle la bomba de relojería con la que estáis jugando.

Por un momento se calmó pensando en algo que había escuchado antes de su estallido:

- ¿Cornellius? ¿William Cornellius? Es un oneiromante de los más poderosos que conozco. Oh, vale, para no hablar de magia os diré que es gurú new age que dice que viaja por los sueños cuando está colocado. ¿Mejor así? Creo que Crespo había logrado contactar con él. Quizás en ese momento debió darse cuenta de que la movida iba en serio.

- Bueno... supongo que ahora estás hablando en serio - Castelo observó a Nic y a su compañero mientras parecía aceptar lo inaceptable - O lo que tu crees que es en serio - completó su razonamiento

- Empecemos con Cornelius. Dices que es un experto en sueños - el viejo policía trató de recordar el mail que su compañero le había leido. Si recordaba bien, hablaba de un aliado poderoso que lo había protegido a el, pero no protegería a Crespo, pero el resto parecían galimatías. Galimatías similares los que estaba escuchando en este momento. Tras pensarlo un momento continuó - Así que lo conoces. Sabemos que habló con Crespo - reconoció - Nos puedes conseguir una entrevista con el? Quizás así demostrarías tu buena voluntad - intentó tentarlo

- Luego veremos como encuentras a Leviatán -

Óscar Pardo estaba fuera de sí. Quería controlarse pero ante toda aquella maraña ininteligible y ridícula se pergeñaba algo mucho más "real". Y sin embargo no era capaz de sacar nada más que retazos de información a Nic. Se alejó un par de pasos y miró por la ventana. Le habían entrado unas ganas irrefrenables de soltarle y sopapo al interrogado cuando éste les llamó pazguatos pero aquellas no eran formas. No eran "sus" formas. El cielo plomizo gallego le devolvió algo de paz mientras Castelo hacía su parte.

- ¿Sería posible establecer una cronología...? ¿Unos... - buscó la palabra - ...hechos? DE lo que según tú ha estado o todavía está sucediendo.

Pardo se apoyó en la pared y cerró los ojos. Necesitaba concentrarse. Evadirse para que todo lo que iba a decir no se le atragantase como la espina de un pescado nada sabroso.

- Hay unos señores muy poderosos... sin nombre. - concedió. - Que practican magia. Magia de verdad. Crespo, en su intento por investigar sectas y teorías conspiratorias ha topado con ellos y, ¿se lo han cargado para salvaguardar su anonimato?. ¿Va por ahí? El tal Cornelius advirtió a Crespo que se estaba metiendo en algo muy gordo pero el periodista no quiso parar y siguió investigando. En su búsqueda topó con Leviatán que... que... ¿qué se supone que quiere hacer Leviatán con la maldita cruz? Porque parece un hecho que Leviatán fue el supuesto ladrón... es decir, que efectivamente Leviatán es o se relaciona con David Cores. ¿Me acerco, Nic? ¿Me dejo algo...?

- No sé toda la historia. De hecho creo que sé menos que vosotros.- contestó Nic, que parecía haber recuperado su compostura - Sé que Leviatán es un chamán y que tiene ideas peligrosas. Si fuera un activista normal sería de los que vuelan cosas por los aires para reivindicar su punto de vista sobre la libertad. Pero como es un activista... especial.. intenta realizar rituales que apenas controla y que no deberían hacerse. Porque igual que una bomba mata inocentes un ritual mal hecho... es mucho peor. Dejémoslo así. No había encajado la cruz y el libro hasta que lo mencionasteis. Hay mucha gente que podría intentar robarlos pero ahora entiendo que Leviatán está totalmente fuera de si. Y esos objetos son muy poderosos. E igualmente peligrosos en malas manos. ¿No os dais cuenta? Todo pasa por Crespo porque probablemente él empezó a tirar de una madeja, conectó con Leviatán y Leviatán se aprovechó de la madeja desenrollada por Crespo para llevar adelante sus propios planes.

Luego se volvió hacia Castelo:

- Lo de Cornellius no es tan fácil. Vive en Irlanda. Y si sabe que aquí está sucediendo todo lo que está sucediendo dudo que quiera abandonar la isla y mucho menos acercarse. Seguramente ahora ya se habrá escondido en algún sitio esperando que pase la tormenta. Como debería estar haciendo yo, si os soy sincero.

Luis abandonó sus formas bruscas y se sentó en uno de los sillones de la sala. Seguía pensando que todo lo que escuchaba era una ridiculez, pero no podía menos que darse cuenta que se trataba de una ridiculez que era coherente con lo que sabían.

- Sigo pensando que la magia no existe - musitó, tratando de convencerse a si mismo que estaba escuchando mentiras. Sin embargo, algo en su interior le hacía sospechar que Nic era sincero con sus palabras

Podía estar equivocado, Luis esperaba que lo estuviera, pero les estaba diciendo la verdad según el la entendía

- Pero suponiendo que nos estáis diciendo la verdad. Y debo reconocer que, contra todos mis instintos, creo que vos creéis que lo que nos decís es cierto, la pregunta es quien fue el que mato a Crespo. El mismo Leviatan para no dejar cabos sueltos? o acaso hay alguien más? Ya nos habeis contado demasiado. Es el momento de que nos digas toda la verdad. por lo menos la que vos creéis que es la verdad -

Castelo se sentia confundido. No podía entender como es que le estaba "creyendo" al tahur, pero todo encajaba demasiado bien como para descartar sus palabras - Decidnos quien creeis que fue el asesino y os dejaremos, por ahora, en paz -

Si la mandíbula inferior de Pardo no caía rodando por el suelo era, sin duda, porque estaba fisiológicamente anclada al resto del cráneo. De lo contrario, como en las series de dibujos, esta le llegaría hasta los pies. No podía dar crédito al hecho de que Castelo diese a su vez crédito a Nic sobre todo aquello de la magia, los rituales peligrosos y la gente sin nombre que mata para que no se sepa su nombre.

- Vamos a ver... lumbreras. Y si la cruz es tan poderosa, ¿por qué Leviatán se la dejó en el cine después de la performance? ¿Qué pasa... los rayos y truenos son de un solo uso?

- Dudo que Leviatán se cargase a Crespo. Leviatán quiere levantar el avispero y Crespo iba por ahí echando humo en los agujeros. Debió hacerlo en uno que no debía y la avispa que le picó era de las mortíferas. Yo no sé quien fue ni quiero saberlo, de verdad. De hecho de haber sabido que la cosa se iba a complicar tanto habría salido de vacaciones una temporada antes de verme con vosotros.

Luego se volvió hacia Óscar:

- Los objetos almacenan magia pero ciertos rituales la desgastan. Sobre todo los poderosos. La cruz era un receptáculo que probablemente tras el ritual quedó vacío. Así no le valía para nada a Leviatán. Y peor: sería rastreable para alguien con los conocimientos adecuados. Pero el libro no apareció ¿verdad? Porque un libro de rituales siempre es útil. Joder, hay algunos que han costado más vidas que letras tienen sus páginas.

Pardo tomó aire trabajosamente hasta en tres ocasiones. Le exasperaba todo aquello. NO sabía de cierto si era un nuevo callejón sin salida o si, por el contrario, era un extraño e inesperado hilo deque tirar. Miró significativamente a su compañero pero Castelo no parecía tenerlo más claro que él. ¿Y entonces...? ¿Qué se suponía que se debía de hacer ahora?

- Supongamos que te creemos... supongamos que decidimos que lo que cuentas tiene algo de sentido. Algo de... fundamento. Supongamos que, no sólo te creemos, además estamos convencidos de que ahora, y subrayo ahora porque antes no fue así, estás siendo completamente sincero con nosotros. Que no te estás guardando ningún as en la manga o alguna información o detalle. ¿Quién puede saber más? ¿Hay aquí en Santiago quién pueda relacionarse con asuntos esotéricos? - la palabra sonó extraña al ser pronunciada por el detective. - Perdona mi escepticismo pero esto me toca bastante los cojones, Nic.

Un par de pasos aquí y allá. Miró por la ventana y volvió a buscar la paz en el cargado cielo gallego.

- Llévanos a la siguiente puerta. Leviatán... o quien quiera que pueda ayudarnos a tirar más del hilo. De lo contrario no creo que podamos olvidarnos de ti ni dar por concluida tu colaboración en esta investigación.

Castelo suspiró sorprendido de suponer, siquiera por un momento que el montón de disparates que estaba oyendo pudiera tener un viso de realidad. Pero lamentablemente todo lo que escuchaba parecía tener sentido por lo que no podía desechar la idea de que Nick tuviera aunque sea un poco de razón en sus dichos

- No, no. Nada de vacaciones. Si tienes algo de razón estarás aquí para guiarnos... - probablemente eso era algo que Castelo no hubiera previsto nunca tener que decir - Y si nos estás intentando engañar también estarás aquí, pero para recibir nuestro agradecimiento - no puedo menos que amenazar al tahur, aunque sea para no perder la ilusión que era el el que llevaba las riendas del asunto

- Mi compañero ha sido claro contigo. Donde seguimos? -

- Mi idea es acercarme a las calles y hablar con algunos contactos. No debería ser difícil dar con Leviatán. Pero si venís conmigo nadie hablará. ¿Qué tal si me seguís a cierta distancia mientras hago mi trabajo? 

Castelo miró fijamente a Nick y terminó asintiendo - Bien. Contra todos mis presentimientos confiaré en ti, nosotros estaremos en el auto - propuso antes de mirar a su compañero - O prefieres que nos separemos? uno en el auto y el otro a pie? -

- Eso si, no intentes desaparecer. O deberemos asumir que nos intentaste engañar. Y eso no te va a gustar - le avisó sin levantar el tono de voz - No, no te va a gustar en lo más mínimo - repitió lentamente