Partida Rol por web

Jason no era una persona que se emocionara con facilidad, ni para bien ni para mal, al menos en la mayoría de ocasiones. Era el menos impulsivo de los cuatro; a veces debían tirar de él para que los siguiese en sus correrías. Tampoco mostraba sus sentimientos de manera abierta. Si así fuera habría tomado la mano de Lex, angustiada, pero temía que el gesto pudiera ser malinterpretado, o que pudiera descubrir su afecto por ella.

—No te preocupes, Lex, saldremos de aquí —dijo con tranquilidad.

Se abstuvo de preguntar por qué deseaban salir tan pronto si tanta ilusión tenían por entrar.

—Es un juego, un escape room en 3D. ¿No es emocionante? —continuó dirigiéndose a ella.

—Vamos, investiguemos —propuso.

No se consideraba ningún Sherlock Holmes, sí tenía ingenio y aún más imaginación. Escuchó a Oli, que se declaró guerrera como era de esperar. Joe no había dicho nada al respecto; le pegaba el pícaro, el arquetipo preferido de Jason. Quizá en esta ocasión tendría que asumir el rol de paladín. De hecho, estaba más preocupado por los demás que por sí mismo.

La actitud de Oli era también positiva y diligente. Estaba de acuerdo con ella en todo lo que dijo. Él descubrió una grieta en la pared. Demasiado estrecha... Cuando Lex dio con la oquedad, la felicitó y trató de animar al grupo de nuevo.

—¡Mirad, arriba! —avisó a Oli y a Joe—. Es similar a la que dejamos en la bifurcación. Puede que nos lleve allí.

Ahora solo había que encontrar un medio de alcanzarla; aunque, a decir verdad, no tenía prisa. Estaba seguro de que aquella gruta aún guardaba más secretos.

Se forzó a sonreír ante las perspectiva de un escape room ofrecida por Jason, aunque fue el optimismo de Oli lo que hizo aflorar una sonrisa más genuina.

-tienes razón – coincidió más animada comenzando a buscar junto a Jason, mientras Joe lo hacía junto a Oli

Temblaba de pies a cabeza y un hormigueo nervioso se había afincado en su estómago pero estaba con sus amigos, no en un pozo a oscuras, sola y con la pierna rota, todo iría bien. Por donde habían venido había una grieta que si bien era estrecha si se estiraban como Mr Fantastico tal vez, solo tal vez podrían pasar pero tenía que haber algo más.

-¡Yey!- saltó eufórica ante el descubrimiento, su animo iba de un extremo a otro sin previo aviso – ahí arriba hay un agujero – dijo al tiempo que Jason avisaba al resto – voy a echar un vistazo – anunció con confianza metiendo la linterna en el bolsillo comenzando a escalar – quizá lleve a una oquedad mas grande – se animo al impulsarse en el primer saliente – o a una red de túneles – se esforzó al tirar hacía arriba estirando el brazo para alcanzar el siguiente punto de apoyo – o a una salida – siguió trepando hasta llegar a lo alto y dar un vistazo al agujero

- Escuché... - no puede hablar - Un eco muy raro. No sé lo que era...una cosa muy rara - dice confusamente mirando al techo buscando una salida junto a Oli.

Al escuchar a Jason se gira y ve efectivamente el hueco. Su primer pensamiento es que aquello esta imposible pero al acercarse ve que se puede trepar. La relajación emocional que le produce ver aquello casi le hace llorar.

- Puff...

Poco después al observar como Lex va llegando al agujero:

- ¿Qué ves Lex? ¿puedes pasar?

Lex llega arriba con un poquito de esfuerzo, y gatea introduciéndose en un nuevo túnel, más ancho, menos agobiante. La posibilidad de una salida te calma y anima. Un aviso a sus compañeros para que trepen tras ella. Jason tiene algún problema pero, total, que son tres metros. Joe le sigue, el jovencito se ve apurado por su falta de fortaleza física, pero también lo consigue con la ayuda tanto de Jason como sobre todo por Oli, que está hecha una auténtica todo terreno capaz de cualquier proeza física. Sube con una facilidad pasmosa, una monita ágil y fuerte y empuja hacia arriba a Joe. 

Esto es lo que encontráis

Si miráis atrás y abajo, la pared de roca permanece intacta, el agujero de "llegada" sigue sin estar.

Avanzáis a gatas por ese túnel hasta que a los pocos metros tuerce a la izquierda

A escasos cuatro metros se observa esa luminosidad apagada. * La temperatura ha descendido un par de grados y el silencio es propio de un sepulcro. Lex va delante, de nuevo se nota un pelín ofuscada por la oscuridad reinante, sin embargo va bien, gracias a la compañía de sus amigos. 

Quien sí tenía prisa por salir de allí era Lex. Nada más divisar el agujero, se puso a trepar por la pared de forma intrépida. Jason la siguió. ¿Qué otra opción tenía? Eran exploradores incansables que atizaban su desgana. Esta aún pesaba demasiado en su primer intento: no calculó bien uno de los apoyos y cayó al suelo desde un metro y medio de altura aproximadamente. Se dio un buen golpe en el culo. Se puso en pie y pensó en sacar el piolet, pero no lo hizo. Lo intentó de nuevo con más energía y consiguió llegar arriba. Mientras Lex se adentraba ya por la cavidad, él permaneció sentado en el borde, mirando hacia abajo. Joe también había escuchado algo raro. Él y Oli estaban sintonizados con la cueva. Se rascó la cabeza, pensativo.

—Coge mi mano, Joe —dijo cuando lo vio con problemas para subir.

Apenas hizo falta; Oli subió como si estuviera en un rocódromo para niños. Sería capaz de llegar con una mula a cuestas. Era impresionante.

—¿Qué has comido, Oli? —continuó bromeando—. Yo quiero un poco.

De nuevo a gatas, esta vez delante de Joe y Oli, se introdujo por el túnel en busca de Lex. Al menos no tenían que arrastrarse. La había perdido de vista, pues el paso giraba a la izquierda. Pronto la vio a contraluz, una luz tenue y fría tras ella, perfilada como una sombra.

Lex había encontrado una salida o al menos un agujero cerca del techo de la caverna. Con eso bastaba, decidimos ir por él y alejarnos de aquel lugar extraño donde desaparecían las cosas. Cargué las cosas en la mochila y esperé a que subieran los demás, igual necesitaban ayuda.

Así fue, Joe casi se nos mata por medir mal y Jason ya había estrenado el culo en su primer intento de escalada. Ascendí por la pared gracias a los salientes y llegué al borde con bastante facilidad, desde allí con la ayuda de Jason pude echar una mano a Joe - venga, no te puedes quedar atrás.

Por delante iba Lex, estaba claro que la cueva la intimidaba porque se apuraba por salir de allí - oye, espéranos, no corras - mientras tanto Jason me había hecho una pregunta - ¿Comida? Ah, es también ejercicio físico, un buen entrenamiento - se había sorprendido de mi habilidad para escalar. Aquello me causó cierto orgullo.

- Qué lugar más raro - estábamos subiendo y sin embargo la atmósfera era distinta - parece como si estuviéramos en el estómago de un gigante, mirad qué paredes.

No pretendía dejarlos atrás con ellos hasta el fin del mundo y vuelta, pero el ansia la venció al ver el nuevo túnel. Ignoraba lo que les deparaba ¿ascenderían? ¿irían más profundo? ¿darían con una salida? Era difícil de decir por ahora solo podía gatear por el túnel seguida de Jason, Joe y Oli.

Alcanzó la bifurcación y se detuvo al tomarla, al tener más espació para maniobrar que antes se sentó algo encogida y espero su llegada. El primero fue Jason y le sonrío más animada, llegando los otros detrás.

-¿a que si? - respondió a Oli que respaldaba su descabellada teoría – comienzo a pensar que podría ser eso o que este encantado de alguna manera...- miró a Joe - ¿que es eso que decis que escuchasteis? - aprovecho para preguntar antes de retomar el camino hacía la tenue luz que se abría hacía delante

Con Lex de abanderada, el cuarteto se mueve una vez más. El lugar es extraño, tal y como menciona Oli, y suceden cosas raras. Menos mal que nadie piensa, o al menos no lo dice en voz alta, que fallen las linternas o que se cierre el túnel, igual que la entrada.

O que se estrechen los intestinos del gigante. 

Estáis juntos, pero en las profundidades de la tierra. En el límite de vuestras exploraciones anteriores de grutas y cavernas. Un escalofrío os recorre la espalda...y con todo avanzáis hacia ese tenue luz, de tonalidad glacial que no auguraba ninguna clase de calor.

¿Una luz? ¿Liquen luminiscente? ¿Un puesto de perritos calientes? ¿Quizás se filtraba desde el exterior, tamizada por la vegetación? 

La primera en alcanzarla es Alexandra, pero conforme se acerca la luminosidad disminuye y disminuye hasta casi desaparecer y de nuevo son las linternas las únicas que iluminan la negrura ominosa de las entrañas de la tierra. Lex se sienta y observa lo que parece un menudo recibidor, que da paso a otro túnel más ancho y alto, más de un metro entre suelo y techo. Jason, Joe y Oli se reúnen con su amiga.

Algo pende del techo del pasadizo, estalactitas que desentonan tanto como las anteriores con el tipo de gruta. Estas son más largas, delgadas y afiladas. También os llama poderosamente la atención algunos puntitos de luz dorada sobre vuestras cabezas un poco más adelante. 

- Había escuchado como un eco muy raro, como si hubiera ocurrido todo dentro de mi cabeza de nuevo después de haber hablado - explicó al reunirse. En su voz sigue habiendo un tono de excitación muy elevado pero aquellos nuevos túneles transforman el desconcierto y adrenalina en concentración.

Al llegar a la nueva gruta, se incorpora un poco y mira hacia aquellas tenues luces colgantes. No estaba seguro si sería de nuevo producto de su mente o realidad. Al pasar junto a su amiga le tira de la mano hacia delante.

- Venga Lex tenemos que continuar. - y se encamina hacia aquellas luces.

No podían decir que la cueva no los había avisado. Primero las letras desvaneciéndose en la pared, después otra pared aparecida de la nada para sellar la entrada. Esto último había sido espectacular. Estaban en un lugar fantástico, o en un sueño. Los padres de Jason sostenían que había una explicación racional para todo. Sin duda, así era, pero a él no le importaba que la aclaración se tomara su tiempo, permitiendo mientras tanto disfrutar de la imaginación.

Avanzaba con dificultad por el hueco más alto en que se encontraban ahora. Era fastidioso porque, con su estatura, tenía que ir bastante agachado. Apenas prestó atención a las palabras de Joe sobre el eco; de hecho, apenas notaba la presencia de sus amigos; estaba fascinado con el nuevo lugar. Era sobrecogedor y maravilloso a la vez. Las pequeñas luces que parecían adornar el techo del pasaje se le antojaban luciérnagas que atraían a viajeros subterráneos como cantos apagados de sirenas. Las estalactitas, suspendidas bajo las luces, componían una imagen que le recordaba a un dios primigenio. Se acercó a él, embelesado, quizá para tocarlo y comprobar que era real, algo tangible bañado en una luz de fondo neblinosa.

-¿dentro de vuestra cabeza? - repitió a modo de pregunta más pensativa que buscando respuesta de sus amigos – mmm...

Su mirada bailaba inquieta, meditativa e intrigada, entre sus amigos y el espacio que se abría frente a ellos. Pronto dejo esas cavilaciones fascinada por los puntos de luz que pendían sobre las puntiagudas formaciones y al igual que Jason, alargo su mano para tocar una de las más cercanas a ella. Sinceramente no pensó en lo que hacía, solo se dejo llevar por el alivio que producía en ella encontrar un camino que seguir, les llevara a donde les llevara pues para ella la clave era no quedarse atrapada en la oscuridad.

Seguimos avanzando, la cueva no tenía ni un sólo resquicio por donde se colara la luz, cada vez era todo más oscuro - ¿qué son esas cosas amarillas, luciérnagas? - todo lo que ocurría en aquel lugar era extraño ¿Luciérnagas en las profundidades de una cueva? Me sonó ridículo pero hasta que no las tuviéramos más cerca iba a ser difícil comprobarlo.

- Ya es raro todo lo que está pasando, la firma desapareció de la pared, también el pasadizo por el que entramos y ahora las luciérnagas. Me pregunto ¿cómo llegó la cajetilla de tabaco y la lata de coca-cola hasta allí? - igual había sido alguien que se había perdido, sin embargo no habíamos encontrado más.

- ¿Y si no son luciérnagas? - Busqué a ver si había alguna piedra para lanzarla a aquellas cosas amarillas.

El primero en acercarse es Joe, animando al grupito. Jason gatea detrás seguido por Lex y, un poco más atrás Oli. Las lucecitas leds palpitan, disminuyen en intensidad o se intensifican. 

Jason y Lex, atrevidos y curiosos, tocan las estalactitas. Su tacto es suave, aterciopelado, un poquito húmedo y pegajoso. Mirando al techo, os dais cuenta, todos, de que la luz no procede de luciérnagas, sino de los cuerpecitos de pequeños gusanos sujetos a las rocas. Poco a poco aparecen más luces, hay muchas larvas, cada vez más. Crean una bóveda celeste sobre vosotros que os deja maravillados. Son cientos y cientos, minúsculas estrellas que conforman constelaciones diminutas en un espectáculo asombroso.

Mientras observas el maravilloso cielo nocturno cuajado de "estrellas", la vocecita suena en tu cabeza.

"Salid de ahí".

¿Quizá hay notas de urgencia en el tono?

Joe se coloca pegado a la pared para mirar aquellas cosas.

- No he visto nada igual en mi vida. Ojala pudiera verlo más gente. - 

Se distrae observándolo e incluso coge uno de aquellos gusanos. Aquel era un lugar maravilloso para hacer una y mil historias si las circunstancias fueran otras. Por un momento queda maravillado y olvida hasta la tensión. Pero su atención y obsesión vuelve al túnel ¿tendrá esto un salida? se pregunta al poco tiempo, mientras observa el gusano en su mano ¿podrán continuar por aquel pasadizo?

- ¿Oli tú también escuchaste lo mismo que yo? - dice mientras sigue andando hacia delante - como a los del paquete de tabaco les pasara lo mismo no creo que volvieran - justo al decir esto se pregunta que final tuvieron aquellos chicos antes que a ellos.

Nos acercamos a las lucecitas, Jason y Lex las tocan. Parece que son como gusanos pero no me acaban de convencer porque lo que brilla es siempre por reflejo de algo y sin embargo esos bichos brillan de igual modo. Giro la cabeza hacia atrás como si escuchara algo, lo relaciono con los bichos de colores - ¡no los toquéis, hay que salir de aquí, no es seguro!

Avanzo hacia adelante y si puedo los empujo para que no se detengan - vamos, vamos, no es seguro.

- ¿De qué me hablas Joe? ¿Qué escuchaste? - sigo avanzando, tratando de dejar atrás a los bichos - a saber lo que les pasó.

Al tocar las estalactitas se llevó una sorpresa: no eran rocosas, como cabía esperar. Una rareza más de la cueva. Más de cerca, las luces parecían provenir de gusanos luminiscentes. Jason no estaba seguro de que existieran especies así. En cambio, sí lo estaba de que formaban una suerte de cielo estrellado donde no era posible.

Seguía embelesado cuando Oli lo empujó, advirtiéndolos de que era un sitio peligroso del que había que salir. Él no tenía esa sensación, aunque sabía que discutir con Oli sí que era peligroso. Se dejó llevar, mientras la oía preguntar a Joe por sonidos que no parecían reparar en él. Pensó en los restos que habían encontrado en la entrada. Probablemente quienes los dejaron no pasaron de ahí. Se detuvo y miró hacia atrás para ver qué hacía Lex.

El rostro de Lex palidece, un rictus de horror y asco va surgiendo a medida que los gusanos luminiscentes crean tan maravilloso espectáculo formando esa bóveda celeste, claro que para nuestra pequeña aventurera ni es un espectáculo, ni es maravilloso pues para Lex los gusanos son para ella lo que a Indiana Jones las serpientes. Un enemigo mortal. No las soporta.

-mierda, mierda, mierda...- recula bajándose las mangas de la camiseta y maldiciendo el no haber traído algo con capucha para cubrirse también la cabeza – porque tenían que ser gusanos...porque no mariposas...o murciélagos pero no...tenían que ser gusanos...

De no haber estado todos detrás de ella y Oli empezar a apurarlos para que avanzaran y se alejaran de ese lugar se habría quedado congelada, pero no podía quedarse allí con...esas cosas. Jason empujado por su amiga con esa sonrisa encantadora que dejaba aflorar cuando creía que nadie lo miraba, le divertía la situación mientras que Lex avanzó siguiéndole tratando de no mirar y mucho menos no tocar a ninguno de esos gusanos.