Partida Rol por web

Escuchaba con una extraña mezcla de sorpresa, por los enanos perdidos y excitación por poder aventurarse mas alla de sus tierras conocidas y forjar su nombre entre los señores enanos. Sin embargo, algo en la expresion de Gloin dejaba dudas como que habia mas preocupacion en su persona que la que mostraba.
«NOS PONDREMOS EN MARCHA AHORA MISMO EN SU BÚSQUEDA, SI ASI USTED LO DISPONE. SI UNO DE LOS MIOS ESTA PERDIDO, Y MAS AUN EL GRAN BALIN, NO DUDARE EN JUGAR MI VIDA A QUE LOS TRAEREMOS SANOS Y SALVOS. HAY ALGUNA OTRA INFORMACIÓN QUE NOS PUEDA SER UTIL? HABLO POR MI, Y MIS COMPAÑEROS AL DECIR QUE SERIA UN HONOR REPRESENTAR SU NOMBRE EN ESTA MISION»

Falenthal se sintió ofendido al oir las abiertas sospechas respecto a la cordialidad de su pueblo. Unos enanos se habían metido sin preparación alguna en el Bosque Negro ¡y su pariente tenía la desfachatez de insinuar que los elfos quizás los habían capturado!

No quería ni imaginar la cantidad de peligros que podían caer sobre un par de enanos en el interior del Bosque. Seguramente, si los suyos los habían encontrado, era lo mejor que les podía haber pasado a esos pequeños barbudos.

Pero Falenthal ya había aprendido que era mejor callar ante el emisario de Erebor: no gustaba de los elfos, estaba claro, y sería mejor aguantar con estoicismo las barbaridades que profería.

Era tal su enojo, que ni siquiera fue capaz de percibir que Glóin quizás ocultaba algún miedo más profundo bajo su sorna y dialéctica agresiva. En verdad, hasta el enfado se le empezó a pasar cuando su ansía de ver mundo empezó a crear imágenes de cómo sería viajar por el Río Rápido y caminar por el Camino del Bosque Viejo. Lugares de los que había oído hablar, pero que nunca había visitado. Falenthal sólo conocía el Río del Bosque, una corriente poco profunda y tapada por la arboleda. Empezaba a imaginar un río ancho y profundo, tanto como para ser navegable por barcazas, y reflejando la luz del sol, o la palidez de la luna, en toda su superficie.

Realmente quería ser aceptado en esa misión, al precio que fuese.

Visiblemente turbado y como si de repente hubiera vuelto a la conversación después de estar abstraído en sus pensamientos Gloin mira al Enano con mirada Hostil:

-Camarada. No sé a qué clase de información se refiere -dicecon gesto de tensión como si le estuvieran leyendo el pensamiento.

-Antes, Sr. Enano utilizásteis palabras muy honorables -comenta mirando con solemnidad al enano-. Muy propias de un Enano digno de mis respetos, mas no siendo de los nuestros sus compañeros, señor, quiero predirles que me digan su motivación sinceramente. -Hace una pequeña pausa y mira al Elfo-. La recompensa es algo secundario para mí en esta empresa y ha de sab...

(hágame el Elfo una tirada de acertijo si desea ver el final de la frase; lo mismo el hombre si está presente NO12)

El enano parecía dirigirse a Falenthal, tratando de ocultar algún mensaje implícito en sus palabras. Pero el elfo no estaba acostumbrado a las formas enrevesadas de los diplomáticos, y no supo qué debía entender, ni qué responder.

-Hummm. Ya veo -dice Gloin-. Como me lo figuraba: un Elfo joven con ganas de aventuras... pero a la primera de cambio, en que se pongan las cosas difíciles huirá a la espesura del bosque del que procede."Prefiero no seguir preguntando al humano". -Después de una pausa-. Pero es lo que tengo. Preferiría mandar un equipo de los míos mas no ha podido ser. No os preocupéis por el oro. He pensado que cinco piezas del mejor Oro del Rey Bajo la Monataña os resultarán suficientes para localizar a los enanos. Os podéis llevar el mapa y estos salvo conductos para que law gentes del lago os presten en el puerto alguna pequeña nave. Marchad rápido aguas abajo.

El mapa mostraba tierras y lugares de los que Falenthal sólo había oído hablar en relatos. De algunos, incluso, ni tan sólo había oído hablar. Miró en los trazos los lugares que indicaba el enano: el Río Rápido y el Viejo Camino del Bosque, bajo las sombras de las infames Montañas del Bosque. 

El oro de los enanos no le interesaba especialmente en sí mismo, pero le pareció al elfo que quizás fuese descortés rechazarlo o no mostrarse agradecido por la oferta.

-Agradezco enormemente su ofrecimiento de pago, y tenga por cierto que mi arco y mi conocimiento del Bosque Negro están a la disposición de esta tarea que nos encomienda-. 

Tomó a continuación uno de los salvoconducto, lleno de cláusulas y subcláusulas, y sellado con cera roja y con el símbolo de la Montaña Solitaria. Ese papel era su pase para navegar río abajo, aún más lejos de lo que nunca había llegado.

-Maese Glóin, creo que es hora que partamos hacia el puerto. Seguro que allí encontraremos a gentes avezadas en las travesías del Celduin que nos podrán aconsejar sobre cómo encarar este trayecto. Esperamos poder volver con buenas nuevas lo antes posible.

Falenthal realizó una reverencia, y se dispuso a no tensar más la situación con el ocupado enano, con quien no había encontrado manera de relacionarse de manera amistosa.

Fuese como fuese, parecía que una aventura totalmente imprevista había comenzado para él... ellos: ahora el elfo tenía un compañero de viaje, el enano llamado Narvi. 

-En ese caso les animo a que marchen rápidamente y no se detengan demasiado en la ciudad -dice Gloin con voz diligente-. Ya se sabe que siempre hay sediciosos medrando por los alrededores. La manera más rápida  llega al punto donde el el Camino del Bosque Viejo sale del Bosque negro y se encuentra con el río Rápido es atravesando las ciénagas largas. Las aguas del río corren rápidamente. un bote será lo mejor. En caso contrario  -mira al suelo con un gesto de negación- tendrán que cubrir a pie un trayecto largo y traicionero de 130 km cruzando ciénagas y pantanos.

El elfo no sabía demasiado sobre las Ciénagas Largas, sólo que en el Reino del Bosque se recomendaba no acercarse demasiado a esa zona.

Preguntaron en el puerto a los mercaderes y pescadores de Ciudad del Lago por consejos respecto al viaje hacia el sur, mostrando el salvoconducto de Glóin. 

[Tirada: 10 + (6, 1, 6)]

Falenthal escuchaba todos y cada uno de los consejos de los marineros, ansioso por memorizar cada anécdota y cada información compartida por esos viajeros: los meandros donde mantenerse alejado de la orilla para no embarrancar, las zonas con rápidos traicioneros, las técnicas para tratar de no quedar atrapados en la zona cenagosa,... todos esos consejos sobre viajar abrían sus ojos y le hacían imaginar un mundo desconocido.

Un pescador del lago te comenta muy amigablemente que  andando sería dos jornadas por terreno mojado y marismas, al mennos hasta el final del lago, hasta la Esacalera de Girion, un camino de portazgo pavimentado que permite el descenso rápido de botes desde el lago hasta el río rápido. Pero en barca en undía podrías estar cenando en las cabañas del lago. eso si no hay ningún contratiempo.

-Las ciénagas largas... -dice enarcando las cejas- no lo sé; es terreno inexplorado y muy peligroso. De todas formas no creo que sea buena idea ir solo por mucho que seas un valiente elfo del bosque.

Paseaba por Esgaroth en busca de nada en concreto, ya que mis pies y el destino seguro que pondrían ante mi el camino hacia el conocimiento del mundo; estas son cosas que suceden ampliamente en un mundo lleno de viajeros y culturas variadas, y esta ciudad es sin duda un lugar muy adecuado.

Intrigada por el agolpamiento de cierta cantidad de gente mirando un muro en una plaza, esperé a que se despejara para ver qué llamaba tanto la atención en ese muro. Era un cartel. Un anuncio del célebre enano Gloin, solicitando la ayuda de rastreadores para buscar a unos enanos de Erebor. Sin duda, solicitar rastreadores para buscar enanos implica que dichos enanos no están en zona urbana, y esto podría ser el desencadenante de un viaje interesante.

Con cautela, me mezclo entre la gente para seguir a un elfo y un enano que parecen decididos a aceptar esta empresa. Al pasar algunas calles, oigo estraños ruidos y el silvar de una flecha; me asusto mucho y no me muevo por un buen rato. Cuando me decido a seguir, la calle está vacía, pero puedo contemplar en un callejón aledaño a una grimosa criatrura siendo devorada por los pájaros, recién muerta por una flecha disparada de manera certera. No solo podría intentar acompañar a estos aventureros, sino que el sentimiento de estar bien resguardada del peligro se acrecentó...

Seguí a esta pareja hasta la que sin duda sería la residencia de Gloin. Esperaba que hubiera suerte y fuesen aceptados por el enano para esa labor. En estos tiempos, los viajeros y mercaderes proliferan por los caminos, pero no todo el mundo está dispuesto a enbarcarse en peligrosas empresas. Y ciertamente, pude ver al elfo y al enano salir al cabo de poco tiempo con presteza en dirección al puerto, y eso solo podía indicar que un viaje iba a comenzar. Era el momento de encontrarme con ellos.

- Señor elfo, disculpe mi intromisión, pero no he podido evitar ver que van a emprender la búsqueda de los enanos que solicitaba Gloin en la plaza. Mi nombre es Wynna Fostarr, aunque me puede llamar simplemente Wynna, y estoy interesada en acompañarles en esta empresa. Aunque el señor Gloin no me ha contratado, espero que no les importe que vaya con ustedes, pues mi interés es puramente investigativo. Estoy segura de no causar torpeza durante el viaje y que podría aportarles conocimientos en ciertas ocasiones. Con mis viajes escribiré un gran libro, y un ejemplar llegará sin duda a los Salones del Bosque, donde sabrán que en mis primeros recorridos fui acompañada por un valeroso elfo...

La aproximación de la chica humana resultó extraña al elfo. Él mismo había salido de su hogar para conocer a gente, pero no esperaba que esa gente tomara la iniciativa de acercarse a él. 

La propuesta era extraña: los había seguido, y sabía de su encargo por parte de Glóin y de los enanos perdidos. Si algo sabía el elfo sobre las maneras del Enemigo, era que sus agentes tenían siempre más información de la que era deseable, y que sus ofertas eran lisonjeras.

Pero Falenthal notó algo en la chica, Wynna: su deseo de ver el mundo brillaba en su mirada. Sus ojos eran profundos, y esa profundidad deseaba sinceramente llenarse con las imágenes de unas tierras por descubrir. Él mismo sentía esa llamada, y no le costó descubrirla en otra persona.

Además, en sus modales había un conocimiento de las maneras élficas. Era algo ligero, pero presente. Ningún servidor del Enemigo sería capaz de ser tocado por los elfos y no mostrar sufrimiento.

La chica era extraña, pero sincera.

-Podéis acompañarme, Wynna. Confío en vuestra oferta. -respondió con una ligera reverencia el elfo-. Según el encargo del emisario de Erebor, debemos explorar la zona al sur de Esgaroth en busca de señales de unos enanos perdidos. Los de su raza no acostumbran a pisar ligero, así que no creo que nos cueste mucho trabajo encontrar sus rastros. ¿Sabéis manejar un bote? Creo que por ahora navegaremos por el Celduin, como mínimo hasta las Ciénagas Largas.-

La mirada del elfo se perdió en dirección al sur; parecía estar viendo en su mente la cinta del río, los árboles en sus márgenes, las ciénagas invadiendo las orillas,... y su actitud mostraba unas ganas irrefrenables de verlo todo.

Subió al bote acompañado de Wynna, mientras le explicaba algunos de los consejos y advertencias que le habían hecho los marineros en el muelle sobre el viaje hacia el sur.

Mientras estáis cargando vuestra impedimenta en el pequeño bote con máscaron de cabeza de pájaro un poco viejo -los nuevos lucen una efigie de dragon en proa y eso lo sabéis; hacéis la cuenta de los años que tiene la txalupa- un pequeño guijarro, del tamaño de un guisante da en la nuca de Falenthal  haciedo que se ruborezca al instante.

Se da la vuelta. no ve a nadie en el pequeño pantalán. se lleva la mano a la nuca.

finalmente retorna a la labor de subir una pequeña caja con comida para cuatro jornadas. En el momento de pasar al esquife para cuatro bateles como máximo y comienza a agacharse para depositar el cajón en la banda contraria al del pequeño tonel, otro guijarro le da en las posaderas para mayor turbación. Wyyna se sonríe.