Partida Rol por web

Según la documentación que encuentras, a primeros de Marzo Owen descubrió unas viejas notas en el sótano de la biblioteca relativas a la ciencia de la reanimación, la inversión química de la muerte.

Después de anotar los puntos más relevantes, volvió a dejar las notas en su lugar.

Escritas por un antiguo alumno de medicina de la Universidad de Miskatonic llamado Herbert West, las notas inspiran a Owen a duplicar los experimentos.

West utilizaba una vieja granja al norte de la ciudad para realizar sus trabajos. Dicha granja se quemó pero Owen encontró los restos y montó allí un laboratorio clandestino.

Owen asesinó a Charlton en venganza por su humillación y después reanimó el cadáver para intentar de esta manera volverle loco.

Utilizando un impreso de solicitud de compra de la Universidad falsificado, Owen ha conseguido un generador eléctrico a gasolina de 5000 w de potencia.

Mientras las mujeres parecen estar buscando y encontrando algo, LaFleur rebuscó por el escritorio de Owen. Tomó un bolígrafo y lo clavó en la caja. Quería comprobar si aquello que había allí dentro, ese animal, podría ser una rata o algo parecido, y si era agresivo, pues eso de abrir la caja así como así...

Tenga cuidado doctor Wiggin -dijo-. A ver cómo reacciona...

Liz,ajena a los experimentos de los hombres con la caja, dió un gritio de satisfacción al encontrar algunas notas que la llamaron la atención

Miren-anunció felizmente- Al parecer Owen estaba estudiando una forma de....Dios Santo ¿Revertir la muerte? ¿Pero...este hombre lo pensaba en serio? La expresión de la joven estudiante se tornó grave mientras seguía leyendo- Al parecer sacó unas notas de la bibliotecq que le inspiraron a duplicar el número de experimentos que hacía

Las notas mostradas por Liz dicen lo siguiente:

a primeros de Marzo Owen descubrió unas viejas notas en el sótano de la biblioteca relativas a la ciencia de la reanimación, la inversión química de la muerte.

Después de anotar los puntos más relevantes, volvió a dejar las notas en su lugar.

Escritas por un antiguo alumno de medicina de la Universidad de Miskatonic llamado Herbert West, las notas inspiran a Owen a duplicar los experimentos.

Después de una hora de confusa y, aparentemente, improductiva lectura, la voz de Liz da algo de sentido a ciertos datos que de repente se tornaron relevantes. Sabía que ese nombre era importante y moví hojas hasta que llegué de nuevo hasta él.

- Creo que sé dónde puede estar Owen- dije contagiada por el optimismo y la emoción del descubrimiento- Miren...

Y a continuación comenté ,mientras señalaba las notas, en voz relativamente alta para que todos escucharan.

West utilizaba una vieja granja al norte de la ciudad para realizar sus trabajos. Dicha granja se quemó pero Owen encontró los restos y montó allí un laboratorio clandestino.

- También me parece haber leído antes... - hago una pausa mientras rebusco y al costarme encontrar de nuevo aquel papel, y para evitar que dejaran de prestarme atención, comienzo a decirlo de memoria- algo de que Owen posee un generador eléctrico de... ¡aquí está! "5000w"... ¿para qué podría estar utilizándolo?

Aún había algo que prefería no compartir con los demás, Owen parecía cada vez más culpable y lo que Liz acababa de comentar me inquietaba ya que coincidía con lo que yo ahora mismo pensaba confusa, ¿pero cómo podría ser eso verdad? Aunque por otra parte... ya el doctor nos había hablado de la dificultad que habían encontrado para establecer la hora de la muerte... todo parecía tener un retorcido sentido...

Podría intentar hacer como en ese libro...Frankensteín ¿Lo han leido? En él un doctor intentaba "crear vida" y para ello usaba cuerpos muertos y electricidad

La idea de que alguien intentase hacer algo así la producía escalofríos. Liz volvió de nuevo su atención a la caja lanzando una mirada aprensiva

Suelto una ásperaca carcajada -Querida señorita Parker, ese hombre está completamente loco. Es imposible crear vida, todos los científicos y médicos conocen a la perfección nuestras limitaciones -respondo indignado ante los posibles actos del joven -ese hombre está es un enfermo, debemos localizarlo cuanto antes, para que no haga más daño a más gente.

A continuación me acerco a la caja y, con ayuda del profesor, trato de abrirla y ver lo que contiene.

Liz le miró, ruborizada por las risas del hombre y la vergüeza que la causaban.

El problema no es que sea o no posible, sino que EL crea en ello señor Wiggin. Volar es imposible, pero si yo creo que es posible podría arrojarme desde una ventana ¿entiende lo que quiero decir?

En ese momento vió como el hombre se acercaba para abrir la caja y se puso en tensión. No la parecía una buena idea.Si les parece-comenzó a hablar mientras no quitaba ojo a las cajas-podemos consultar personalmente las notas en la biblioteca...así sabremos con mayor certeza que pretende hacer

Dios Santo... -dije mientras escuchaba atentamente-, siempre he andado rebuscando en archivos acerca de otras culturas y comunidades... y diría, aunque sería aventurarme demasiado, que la muerte es un universal cultural para cualquier hombre o mujer, como el arte, el lenguaje... o más bien un universal biológico... Eso que dice ese Owen -miré a Liz por ser la que mostraba las notas-, es impensable.

LaFleur desatendió por momentos lo que hubiera en el interior de la caja, y comenzó a montar un nuevo rompecabezas en su cabeza, probando que cada una de las piezas encajaran entre sí.

Pero, ¿qué hay de la mujer, esa Asenath? ¿Y qué hay de esa, cómo se llamaba, Nangelo, Victoria Nangelo? ¿Y Biff William tenía algo que ver? ¡Oh Santo Señor! ¡Qué embrollo!

El profesor se incorporó y comenzó a dar vueltas por la habitación, caminando de un lado para otro, sin buscar nada en especial, tan sólo pensando si sopesar los antiguos nombres con los nuevos, los anteriores datos con las nuevas sorpresas valdría para algo. En uno de los momentos puso nervioso al resto, o al menos eso creía él, pero, instantes después se paró en seco, dejó de mirar el suelo por donde iba y elevó su cabeza. Luego miró profundamente al frente, como si delante de él tuviera la ventana con la mayor y más preciosa visión que pudiérais imaginar y, en medio de una especie de trance, pareció tener una revelación, aunque en realidad, más que eso, era una sospecha... Una sospecha terrorífica e imposible...:

Doctor, Liz, Señorita Crosbie... -apuntó arqueando una ceja y con la mirada perdida en el yeso de la pared de la sala-, quizá... quizá Owen lo consiguió. Quizá consiguiera revivir a alguien... No, no, n... no sé cómo decirlo... quizá consiguiera revivir a...

Merc tragó saliva y se atusó la corbata y luego se mojó los labios con la lengua.

...a Frank Charlton.

Esa afirmación poca gracia tenía si de una broma de mal gusto se tratase. Los pensamientos racionales luchaban con cruenta severidad con el amplio mundo del "porqué", la posibilidad, la fantasía... la incredulidad. ¿Qué diantres pasaba por la mente del catedrático?

Miro con desdén y cierta pena al profesor. Tanto tiempo entre libros y jóvenes de mentes fantasiosas lo han hecho poco realista, lo han enloquecido al menos un poco.

Yo tengo otra teoría, menos apasionada que la suya pero, a mi parecer, más realista -añado tras los supuestos dados por el doctor -tal vez, y sólo tal vez, ese tal señor Owen esté completamente loco, al igual que la señorita Victoria Nangelo está enferma o, al menos, perturbada, y la señorita Asenath, bueno, mi compañera sabe que esa mujer no está lo que se dice cuerda, cree que es una bruja.

Aún no me creo que tenga que estar aclarando estas cosas.

Lo que quiero decir es que este grupo de gente son locos, maníacos, enfermos. Seguramente el señor Owen asesinara a Frank siguiendo sus fantasías y después experimentara con él aplicándole algún tipo de sustancia que hiciera que los doctores errásemos en nuestras autopsias. Les digo lo que vamos a hacer, iremos a por el señor Owen a su laboratorio y una vez allí lo detendremos por sus abominables actos.

Doy un par de pasos hacia la caja y, con gesto serio pero sumo cuidado, me dispongo a abrir la caja mientras digo -Vean, aquí no encontrarán nada excepcionalmente raro, una rata, una serpiente o puede que hasta un escorpión. Pero de ningún modo hallaremos una mano moviéndose por sí sola -concluyo mirando al profesor mientras abro la caja con cuidado mostrándoles a mis compañeros su contenido.

En el interior de la caja hay un perro parcialmente viviseccionado, con sus órganos palpitantes y los miembros aún moviéndose, con el corazón a la vista y un enorme agujero en el pecho que lo deja al descubierto.

El perro está clavado a una tabla de disección, abierto en canal y totalmente extendido.

Aunque parezca increíble, el corazón sigue latiendo, no hace falta ser médico para saber que eso es totalmente imposible. El espectáculo es tan dantesco que se os revuelven las tripas y os dan ganas de vomitar y gritar.

Liz se llevó la mano a la boca para contener un grito de terror. Cuando creyó que había conseguido aguantarlo volvió a posar involuntariamente los ojos en aquel palpitante corazón y sintió un sabor acre en la boca. SIn poder contenerse la joven cayó al suelo de rodillas y buscó rapidamente con los ojos una papelera donde vomitar

Parecía tan seguro de sí mismo, que en el instante en que abría la caja me sentí tranquila. Después de un rato con ese desagradable soniquete de fondo, al igual que ocurrió con el olor, terminó pasando casi inadvertido -Tiene razón, todo esto es de locos... seguro que no será nada...- estaba dispuesta a dejarme convencer, lo necesitaba, necesitaba que todo fuera tomando forma, pero nada más lejos de la realidad.

Esa imagen no era, sin lugar a dudas, con la que el doctor iba a convencernos de su teoría, entre incredulidad y asco, un grito ahogado se me escapó, desvié la mirada inmediatamente hacia el doctor sin la menor intención de volver a mirar al interior de la caja y con la esperanza de borrar esa imagen que parcialmente había captado mi mente.

- Pero... cómo... qué...

Con los ojos húmedos y enrojecidos a causa de las arcadas, abiertos completamente, y tapándome la boca con las manos, esperaba alguna explicación, aunque mi cabeza tenía cada vez más claro que, sin lugar a dudas, había sido él.

Tras la aterradora visión que hace que mis compañeras se estremezcan siento como pierdo algo de mi cordura.
Pierdo momentáneamente la razón y la caja escapa de mis manos, cayendo al suelo. Me agarro la cabeza con ellas y me arrodillo, tratando de encontrar una respuesta a lo que estoy viendo.

No es posible, no puede ser real ¿verdad? ¿no puede?

Santo Dios... -dije en bajito mientras me horrizaba y me cogía la corbata a modo de trapo y me lo ponía en la boca-. Luego me dirigí al resto.

Vayan a la granja, supongo que tienen transporte, ¿no es así? Quiero hacer un pesquisa personal, les alcanzaré en mi propio vehículo... pues prefiero equivocarme a lamentar un hecho aparentemente imposible... como esta co... es... en fin...

No tengo ni idea de donde está la granja-respondió Liz levantando la cabeza del cubo de basura. Su tez estaba blanco como el mármol y las manos la temblaban.-De todos modos voy a la biblioteca a buscar el texto que leyó... ese loco... Owen dijo finalmente omitiendo las palabras que realmente pensaba para no ofender a Rachel