Partida Rol por web

Urban Shadows: La Ciudad de las Diagonales (+18)

Prólogo: una madrugada agitada.

Cargando editor
18/09/2019, 14:37
La Ciudad

Sábado, algún punto temprano en la madrugada.

Hace ya un buen tiempo que no tienes visiones. Desde hace un par de días has incluso podido dormir toda la noche de corrido y levantarte descansada. Todo un lujo que pretendías repetir hoy también.

No va a poder ser el caso.

Te despiertas aturdida, con la boca seca y una opresión en el pecho. No puedes moverte. Parálisis de sueño. Horrible, pero no sería la primera vez que la experimentas. La habitación está a oscuras, y por las rendijas de la persiana apenas entran los rayos enfermizamente anaranjados del alumbrado público, salpicando la habitación oscura con pequeños puntitos de luz. En tu estupor escuchas un sonido extraño, como si algo rascara suavemente contra tela. Parpadeas como para intentar despabilarte, y comienzas a recuperar la sensación del cuerpo. El heavy metal que se filtra desde el departamento de al lado a través de la pared junto a tu cama termina de arrastrar tus sentidos a este mundo.

Ahora, más despierta, notas que sentada sobre ti, dando la espalda a tu cara, hay una pequeña pero rechoncha figura humanoide. Es difícil estar segura en la oscuridad, pero crees que su piel podría ser grisácea o verde, y un tanto escamosa o quizás correosa y arrugada. Todavía no parece haber notado que estás despierta, y está mirando a algún punto en el espacio entre la pared y los pies de tu cama. Estás segura de poder moverte con normalidad, pero aún no lo has hecho.

¿Qué vas a hacer?

Notas de juego

Respecto a tu departamento, atendiendo a que querías una posición económica no muy holgada: 

¿Te parece vivir en una pensión  barata para estudiantes? Cada habitación tiene un baño donde el inodoro viejo, de tapa de plástico, está casi dentro de la ducha, una cocina minúscula en la que apenas se puede caminar, con un horno, una heladera y un lavabo, y una pequeña sala que hace de dormitorio, living y comedor en apenas unos 3x3m. Podrías contar con una cama, unos cajones de verdulería haciéndote de cajonera/ropero y una mesa con un par de sillas.

Un amigo vivía en un lugar así, casi sobre calle 1, entre la estación de trenes y el paseo del bosque.
Por supuesto es una sugerencia, tanto el lugar como la dirección. Tu tienes la última palabra.

Cargando editor
18/09/2019, 14:49
La Ciudad

Sabado, algún punto indeterminado de la madrugada.

Estás acostada boca arriba en tu sillón, sintiendo como si alguien te meciera suavemente. Es esa sensación que sientes cuando te tiras a dormir estando ebria, como tambalearse pero sin estar de pie. Ese "cariño" que te acuna es falso, pero no deja de ser agradable.

Hay música sonando a un volumen bajo, tu laptop te arrullaba hasta ahora, pero el algoritmo de reproducción automática youtube ha entendido que tu gusto por la música cortavenas significa que eres una adolescente en su etapa emo y comienza a reproducir algo de Panic! At the disco.

Intentas estirarte desde el sillón, pero es inútil, el teclado está demasiado lejos como para alcanzarlo desde ahí. Vas a tener que levantarte.

Al enderezarte la cabeza te da vueltas y te tropiezas con el abrigo que te cubría del frío porque se te ha enredado entre las piernas. Estás eligiendo música un tanto más adecuada, cuando ves una notificación en tu monitor.

“Emaildescartable123@gmail.com te ha enviado un correo.”

Nombre creativo, sin dudas. Decides abrirlo igualmente, puesto que ha llegado al mail que usas para trabajar. Naturalmente, no tiene asunto.

“Estimada contratista”—abre con un eufemismo— “requerimos de sus servicios. El trabajo es complejo y tiene muchas partes móviles que requerirán algo de investigación de su parte, pero si logra arreglarlas todas, recibirá una buena recompensa. No podemos proveerle información más detallada hasta que acepte el encargo, pero aquí va la información de pago:

—Tras aceptación del trabajo, transferencia bancaria a la cuenta de su preferencia por valor de $10.000 (diez mil pesos).

—Tras finalización del encargo, transferencia bancaria a la cuenta de su preferencia por valor de $30.000 (treinta mil pesos).

Si acepta el encargo, envíe una respuesta con la información de la dirección de pago a este mismo mail antes de las próximas 48hs y recibirá la información pertinente para el encargo junto con la seña del trabajo a la brevedad.

Buenas noches— F.P.O.”

No reconoces la firma, así que sabes que no es uno de tus clientes frecuentes. Horas inusuales para propuestas inusuales. La mayoría de tus encargos suelen limitarse a cuestiones de sicariato, pero parece que aquí quieren pedirte una tarea de mayor complejidad. Eso, o quieren que mates mucha, mucha gente.

40 lucas* es mucha guita. Un sueldo promedio no suele alcanzar la mitad, y por lo menos hasta el siguiente sablazo impositivo, por el momento puedes vivir con lo justo gastando entre diez y doce mil pesos por mes. Normalmente te lleva entre tres y cuatro encargos el pagar la olla*.

Es tentador, pero es sospechoso. No te han dicho cómo consiguieron el email, ni te han aclarado nada respecto de tu tarea en si. Podría ser una trampa, o podría ser algo tan arriesgado que una vez adentro ya no te permitirá salir. También puede que sea simplemente una muy buena oferta de trabajo.

¿Qué vas a hacer?

Notas de juego

*1 luca= mil pesos.

*Pagar la olla: pagar todos los gastos del mes.

Cargando editor
18/09/2019, 15:01
La Ciudad

Sabado, algún punto temprano en la madrugada.

La noche anterior habías salido de fiesta y terminaste sin pegar un ojo.  Conociste a un grupo de personas recién graduadas de la universidad de medicina que estaba celebrando su logro y te pasaste la noche de gira* con ellos. Fueron de un boliche a otro, parando en alguna que otra cervecería de camino, tenían bastante dinero y bastante alegría así que estuvieron encantados de pagarte alguna que otra bebida. Cuando ya no hubo transporte público, comenzaron a caminar a lo largo de calle 13, deteniéndose a fumar un porrito* escondidos entre los matorrales de Plaza Moreno, en definitiva, una buena noche. Sabes que en algún momento llegaste al departamento de uno de ellos, pero no recuerdas mucho más hasta que el taxista te despertó al llegar frente a tu refugio a eso de las siete de la mañana. Le pagaste y todavía medio adormilado te tambaleaste hasta tu cama. Dormiste prácticamente todo el día. Donatella te despertó un rato antes de irse a trabajar para cenar contigo, y luego de que se fuera te quedaste viendo en la tele un programa de cocina que estaba haciendo un especial para el uso de especias, esperando que llegaran al segmento dedicado a la pastelería con canela.

Pasada cosa de una hora o dos, escuchas la llave en la puerta de entrada. Es Donatella. Inusual que vuelva tan temprano. Abre la puerta resoplando, y tiene cara de cansada. Deja su cartera sobre la mesa, y con aire apesadumbrado te habla.

Nuno me ha llamado. Dice que la policía lo estaba levantado con no-se-qué excusa ridícula, pero que necesitaba un mayor para poder retirarse ¿Me acompañas a comisaría para que podamos sacarlo?— dice más molesta que preocupada. No es raro que cosas como ésta pasen, siempre pagan justos por pecadores y la cana* suele levantar a los pibes que conviven con ustedes nomás por portación de cara*. Probablemente a Donatella le preocupa más que en invierno suele ganarse un poco mejor, y perder horas de trabajo es realmente un problema.

¿Qué vas a hacer?

Notas de juego

*irse de gira: salir de joda; de fiesta. No es simplemente salir a un lugar, sino que implica recorrer varios locales y lugares de la ciudad.

*Porro: marihuana

*La cana, la yuta, la gorra: policía

*Pibes/as: chicos/as "jóvenes". No suele tener connotaciones negativas, pero tiende a resaltar la vulnerabilidad de alguien, asociado con la frase armada "es nomás un pobre pibe".

*Portación de rostro: tener pinta de carenciado. Argentina tiene un pool genético bastante europeo, los sectores carenciados suelen tener aspectos más propiamente latinoamericanos, de tez más oscura, narices chatas y caras redondas, además de que suelen llevar ropa deportiva y escuchar ciertos tipos de cumbia/reggaetón. El crimen de portación de cara es el de coincidir con este estereotipo, que suele asociarse a los criminales.

Cargando editor
18/09/2019, 15:13
La Ciudad

Sábado, algún punto indeterminado en la madrugada.

Estás en tu apartamento, pegado a la estufa. Lees por quincuagésima vez el mismo pasaje del tomo de folklore y ocultismo noruego que tienes en la mano. Entre que el libro es muy viejo haciendo que las páginas estén amarillentas y la tinta borroneada, y que además está escrito de un modo arcaico y complicado de traducir, estás a punto de darte por vencido.

Quizás sería un bueno momento para ir a prepararte algo de cenar, ya has perdido algunas horas de sueño, así que ¿Qué le hace una raya más al tigre?

Estás revisando tu heladera cuando escuchas un golpeteo insistente en tu ventana. Al levantar la vista por sobre la puerta del refrigerador ves que el vidrio se ha ¿Empañado? No, helado por completo, impidiéndote ver hacia el otro lado. Más extraño es todavía el hecho de que estás en un séptimo piso, así que  es todavía más extraño que algo golpee el vidrio. No ha sido un pájaro ni un murciélago, porque claramente no fue una casualidad. El sonido se repite mientras piensas que si fuera una puerta bien podría ser alguien tocando para poder entrar.

¿Qué vas a hacer?  

Cargando editor
18/09/2019, 15:14
La Ciudad

Sábado, algún punto indeterminado de la madrugada.

Los turnos rotativos te han puesto a trabajar hoy en el turno noche, y para peor en la comisaría haciendo trabajo de escritorio y recibiendo denuncias, si hubiera alguna. Por lo menos ha sido una noche tranquila y no has tenido que hacer demasiado. A alguien le robaron la billetera y el celular, despachaste a un par de oficiales de bajo rango hacia un choque de autos a la altura de 1 y 44, y un jubilado llamó denunciando ruidos molestos en la pensión de estudiantes de junto a su casa, pero nada más. En la estación solo tienes dos compañeros más que consiguieron el trabajo hace poco, Mariano Menendez y Agustina Cabrera, y el resto de los que están de turno andan dando vueltas por la calle. El jefe de la comisaría, por supuesto, debe estar en su casa durmiendo, o mirando alguna serie berreta* en netflix. Él no hace turnos nocturnos, le correspondan o no, así que esta noche eres quien está a cargo.

Dejas el archivo sobre la pareja destazada a “sablazos” sobre tu escritorio y suspiras mirando el techo. Hace rato que vienes dándole vueltas al asunto, pero por mucho que releas los papeles, parece que se resisten a hacer aparecer mágicamente una pista nueva que resuelva milagrosamente el caso.

De fondo puedes escuchar el sonido del Candy Crush en el celular de Mariano, y Agustina lleva tanto tiempo arrojando bolitas de papel al tacho de basura que empiezas a preguntarte por qué no se dedicó al basket. Una radio de fondo anuncia lluvias leves para hoy en la tarde, y sigue haciendo un repaso por las poco interesantes noticias del día anterior.

El sonido del teléfono de la comisaría te saca de tu ensimismamiento, y más rápido que los otros dos, atiendes primero.

Comisaría Novena de La Plata**, Inspector Nestor Larralde al habla— recibes al llamado casi por reflejo.

Buenas Larralde, mirá, soy Martinez.—reconoces la voz del oficial, que ya pisa los 50— Estoy acá en Plaza Matheu, tenemos un Natalia Natalia* muerto. Ya hicimos un cordón en la zona y llamamos a Policía Científica, pero me parece que te va a interesar chusmear* esto de primera mano. Tiene una pinta similar a los dos de ese expediente que tanto te gustó—explica con tono jocoso, con los años la gente se vuelve insensible. Se refiere a esos mismos papeles que estuviste leyendo hasta ahora.

La situación allá está bajo control, y la comisaría no se puede quedar sola. Nomás te avisaron del asunto como una cortesía. Podrías enviar a cualquiera de tus dos compañeros, o dejarlos a cargo de la estación y hacer acto de presencia vos mismo. O podrías decir que vas a ir a la escena, y desviarte a algún otro lugar después, eso es asunto tuyo.

La cuestión es  ¿Qué vas a hacer?

Notas de juego

*Berreta, pedorro: de mala calidad, barato, descartable.

*Natalia Natalia: Jerga policiál para NN (otro término de jerga policial, pero este aparece en papeles oficiales), no importa el género. Del latín nomen nescio, "desconozco el nombre".

*Chusmear: Revisar, checkear averiguar, cotillear cual grupo de jubiladas. Según contexto.

**La comisaría fue agregada al mapa. Es tu lugar de trabajo. La policía no elige dónde queda asignada.

Cargando editor
18/09/2019, 15:21
La Ciudad

Sábado, algún punto indeterminado en la madrugada.

Tras despedirte del colega que acaba de llegar, colocas tu tarjeta en el aparato, escuchas un zumbido y se prende una luz verde. La máquina registra el horario de salida. Terminó tu turno de laburo y ya tienes el pase hecho. Estás un tanto cansada, pero la noche es tuya.

Echas una mirada al cielo, no ves una sola estrella porque el alumbrado público lo impide, pero el disco de plata asoma entre unas cuantas nubes grises. Faltan todavía algunos días para luna llena, asique Max debe estar esperándote en el apartamento, mirando alguna peli de acción en la tele. Pero no es que vaya a sorprenderse si no apareces tampoco. Más de una noche duermes fuera sin avisar.

La torre que en la que haces de vigilancia está cerca de la Comisaría Novena de La Plata. Tú que eres observadora has notado que ha sido una noche particularmente tranquila, tanto en el trabajo de la comisaría como el tuyo propio. Pero cuando llevas media cuadra caminando vez a un patrullero doblar la esquina y dirigirse hacia calle 1 y luego se pierde en la noche, al igual que otro auto más que pasa unos minutos después con un par de chicas gritando, de fiesta, asomadas  a la ventanilla y con un punchi punchi sonando por unos parlantes sonando al tope y a los que no les falta nada para desconarse.

Se te ocurre que también podrías llamar a algún amigo y salir a tomar algo. Es sábado después de todo, y los domingos no te toca trabajar.

A fin de cuentas, todo se reduce a una pregunta:
¿Qué vas a hacer?

Cargando editor
18/09/2019, 22:06
Roman
Sólo para el director

Cuando Donatella me explica el problema ya estoy de vuelta, puede que lleve poco en esta ciudad pero ya reconozco las costumbres del lugar y me ha quedado claro que la cana es un monstruo de muchas cabezas que vela más por mantener un poder ficticio, presionando a los más bajos, que ayudando a quien realmente lo necesita.

En mi segunda semana en La Plata me tocó hacer noche en un calabozo, arengando y peleándome con algunos lugareños borrachos hasta que Donatella hizo lo propio, aún habiéndome conocido de solo un par de noches antes, así que no iba a ser yo quien le negara una mano, más teniendo en cuenta mi relación con Nuno. No es porque me deba una, es porque realmente le he cogido aprecio al carnal, es como si para olvidar todo recuerdo que sus padres tuviesen sobre él yo me hubiese hecho con ellos. Sashay y yo eramos sus nuevos tutores, pero él era una criatura que podía explotarnos en la cara si no logra controlar sus nuevas dotes.

Me di una ducha rápida, calcé mi muda más limpia y me llené la boca con un puñado de tooth breakers que tenían estampados que simulaban ser ojos. Mis puntiagudos colmillos dieron cuenta de ellos antes de dedicar una espantosa sonrisa de satisfacción a mi casera.

Fue ella misma la que me comentó que era mejor que no llevase mi garfio a la comisaría, no fuese que los tres terminásemos entre rejas. Así que me encogí de hombros y me adelante por las escaleras, buscando en el celular que Donatella me había prestado una canción que se había convertido en mi himno de la semana.

Caminaba por la calle revoloteando, guasón, entorno a Sashay, la que, al estar acostumbrada a tratar con adolescentes asilvestrados, me había pillado la medida rápidamente, era como un hijo tonto pero con dotes que ni ella misma conseguía entender, y nunca me negaba a echarle una mano. 

Esperaba que soltasen a nuestro protegido sin sangrar a la jefa. Esta escena no dejaba de recordarme a los cuentos que en ocasiones se cuentan en mi tierra para asustar a los niños, sobre malvados humanos reteniendo a los nuestros en contra de su voluntad por el mero hecho de tener las orejas puntiagudas o carecer de blanco de los ojos.

No es que con la resaca tuviese ganas de otra noche en la calle, así que a ver si podía convencer a Nuno y Donatella para poder refugiarnos bajo mantas en nuestro destartalado sofá para ver alguna película de terror con mucha sangre. Eran las que más gracia me hacían.

 

Cargando editor
19/09/2019, 12:04
Néstor Larralde
Sólo para el director

Permanecer en comisaría no me resulta agradable. Entiendo que hay papeleo que hacer, que es importante para que las cosas funcionen, pero siempre me embarga la misma sensación de impotencia. Los casos no se resuelven desde una oficina. Lo intento, trato de analizar las pistas recopiladas, de comprobar los informes una y otra vez, incluso tengo un tablón donde poner fotos y notas y unir puntos entre todo ello, buscando la forma de encajar las piezas. Pero nada de eso puede compararse con lo que se logra en las calles, pateando los escenarios y hablando con la gente, tanto testigos y sospechosos como cualquiera que pueda saber algo mínimamente relacionado.

Claro que, a veces, tengo la sensación de que cerrar casos y buscar justicia es algo que sólo me interesa a mí.

La llamada de teléfono es pura cortesía, y probablemente nadie espera que deje lo que estoy haciendo para ir a chusmear al escenario de un nuevo crimen. Podría sencillamente esperar a que la Científica recoja pruebas y me las envíe luego para adjuntarlas al resto de lo que tenemos del caso, en cuanto dictaminen que forman parte del mismo. Tampoco nadie espera que un poli se involucre tanto con nada. Aunque no faltarán quienes ya sepan que me parezco más bien poco a la mayoría de policías de La Plata.

Aún sin saber hasta qué punto.

Cojo mis cosas y me pongo el abrigo, cerrando la sesión de mi ordenador. Va siendo hora de hacer algo esta noche, y en comisaría estoy perdiendo el tiempo. Si el jefe, que es quien debería estar aquí, pasa de hacer su curro, no voy a hacérselo yo. Soy inspector, y tengo un caso entre manos.

Chicos, tengo que salir por un caso, no se lo que tardaré. -Informo a los dos agentes que están allí- Agustina, quedas al mando hasta que vuelva. Si pasa algo, tenéis mi teléfono.

Cargando editor
19/09/2019, 19:55
Daniela Gutierrez
Sólo para el director

Di un bostezo mientras me estiraba un poco para desperezarme, caminando un poco para salir de la sombra del edificio. El turno había sido largo y aburrido. Parecía que el pibe que insistía con entrar todas las santas noches, había desistido por fin, nadie había venido a hacerme el favor de entretenerme un poco la jornada. Al menos el chico daba charla.

Busqué el paquete de cigarrillos, y lo miré dudando, "No debería..." Usualmente significaba un adios a cualquier posibilidad de inmiscuirme en algo sin ser notada, el olor te marcaba como si llevaras lucecitas de navidad en la cabeza. Max lo odiaba particularmente. Saque un pucho y empece a caminar de vuelta a casa dandole vueltas entre los dedos, balanceando si lo quería lo suficiente para escuchar a mi amiga quejandose por horas o hasta que me bañara y lavara la ropa.

El auto con la música a tope como si sus ocupantes fueran sordos no llamo mi atención para nada, era la fauna normal de los sabados, pero si me recordó que día era. "Max no trabaja mañana" Pensé con una sonrisa maliciosa. Si me iba a abstener de fumar por ella, bien podría invitarme un trago verdad? Verdad. Le mande un mensaje avisandole que la pasaba a buscar y guarde el cigarrillo en el bolsillo, apurando el paso hasta la casa. Tenía que salir de la ropa del trabajo. No es que la mía fuera mucho mejor, pero al menos no llevaba el logo de una empresa mafiosa.

Cargando editor
21/09/2019, 09:07
Isidoro Tedesco
Sólo para el director

Isidoro se sobresaltó al oír los golpes por segunda vez. Creyó al principio que su imaginación excitable sufría las consecuencias de las largas horas de lectura, pero ahora tenía la certeza de que aquello era real. Algo golpeaba su ventana. Mordió un poco de la tableta de chocolate que había sacado de la heladera, dejando el resto en el aparador. No voy a correr riesgos sin antes probar mi chocolate. Sin embargo, mantuvo el pedazo de chocolate entre los dientes, olvidando continuar masticando debido a la tensión, lo cual le añadía un aire cómico al asunto. ¿Había una escalera de incendios? No podía recordarlo, pero lo dudaba mucho. Como fuera el caso, el decoro de golpear su ventana y no romperla directamente le sugería una presencia no completamente hostil pero ciertamente con deseos de pasar desapercibida, o con afición por las entradas dramáticas.

Se desplazó con cautela pero con presteza hacia un pequeño escritorio y sacó del primer cajón su Beretta, ya cargada. Podría llamar a seguridad, se preguntó si Daniela estaría de turno. Desestimó la idea rápidamente ya que no deseaba exponerla al peligro, y dudaba de que fuera de ayuda en esas circunstancias. De reojo observó un pequeño espejo oscuro que se encontraba sobre la mesa, en busca de señales de enemigos, mientras lentamente apuntaba con el arma al punto exacto de la ventana donde creyó oír los golpes. Alzó su voz imperiosa pero algo ronca por las horas continuadas de silencio y el chocolate que aún se encontraba entre sus dientes:

- ¿Quién anda ahí? Tiene 3 segundos para contestar. Uno... -. Casi había decidido que la presencia no podía ser completamente hostil, por lo que continuó observando el espejo de reojo, en busca de señales de enemigos, decidiendo que de mantenerse de color negro obsidiana se animaría a abrir un poco la ventana.

Notas de juego

Supongo que debo hacer algunas tiradas de percepcion o alerta o tal vez iniciar el movimiento de Mantener la calma? El espejo de obsidiana se pone rojo si detecta presencia de enemigos o criaturas hostiles a Isidoro.

Cargando editor
21/09/2019, 13:28
La Ciudad

Afuera los recibe el aire frío y húmedo de comienzos del invierno platense. Alguien debe estar montando una fiesta cerca, porque escuchas que de alguna casa cercana sale un tema de Mala Fama a todo volumen.

Caminar por el mondongo a estas horas es peligroso para la mayoría de la gente. No solo porque mal el alumbrado público sumado a las mal cuidadas veredas hacen muy fácil el tropezarse con una baldosa floja y partirse la cabeza contra el suelo, sino porque es una de las zonas picantes de la ciudad. Pero ni tú ni Donatella son la mayoría de la gente. Ella lleva años viviendo en la zona y con la mayor parte de la “gente peligrosa” en uno u otro momento ha compartido techo, además de haber una regla tácita sobre no asaltar a los vecinos del barrio. La costumbre se está perdiendo con los años (y con la casi continua crisis económica), y no todos los criminales que trabajan en el barrio viven en él, pero algo es algo. Por tu parte, bueno, hasta ahora no has encontrado motivos para tenerle miedo a un mortal. A lo sumo,  le temes a sus armas.

Al acercarse a Plaza Matheu (1 y 66) tienen que tomar un desvío. La policía ha acordonado la cuadra impidendo el paso a los civiles. No necesitas decir nada para sentir la mirada de Donatella diciéndote “ahora no”  en la nuca, adelantándose a cualquier arrebato de curiosidad que pudieras tener. Al darte vuelta, compruebas que efectivamente te mira con la expresión que imaginabas.

Tardan todavía unos 10 o 15 minutos de caminata más antes de llegar a la Comisaría Novena de La Plata, que es la que tiene asignada el barrio de ustedes. En el camino Donatella ha saludado medio a las apuradas a algunas de  las chicas que andan ya trabajando, pero no se ha detenido a hablar con ninguna. La notas un tanto alterada desde que se cruzaron aquel patrullero cortando la calle. Cuando finalmente llegan frente a la comisaría, se para antes de entrar.

—Mirá, yo sé que no hace falta que te lo diga, pero te lo repito igualmente. Cuando entremos, por favor, quedate quieto y trata de no molestar mucho al personal. A mi no me agradan, pero necesitamos llevarnos bien para ayudar a Nuno.

Tras ésto, inhaló profundamente una vez, y entró a la estación contigo.

Dentro todo está muy calmo, apenas hay dos oficiales en el lugar, y el inconfundible DELICIOUS del Candy Crush hace saber que no están muy ocupados. Cuando entran una mujer joven de pelo corto y rubio los recibe. El hombre, también joven, que está al fondo alza la vista de su teléfono un momento, pero no se mueve de su lugar.

Hola, buenas noches. Soy la oficial Cabrera ¿Qué necesitan?— les pregunta con un tono amable que hasta ahora nunca habías escuchado de la boca de un policía.

Hola, buenas— responde Donatella— mirá, hace un rato un amigo me dijo que lo estaban levantando por un control de antecedentes, y como es menor no puede irse solo. —  Sabiéndolo inútil y queriendo terminar rápido, evitó mencionar la flagrante ilegalidad que son realmente esos controles de antecedentes “aleatorios”, con o sin privación de libertad— Nuno… eh, Nuno Flores.

La oficial se queda pensando un momento, poniendo cara de duda.

Mmnno…—les dice chasqueando la lengua como pidiendo disculpas— ¿Segura que lo levantaron hoy? ¿Segura que lo trajeron acá?— Segura. Una policía respetando pronombres, todavía más extraño— ¡Che Mariano! ¿Tenés idea de si alguno de los patrulleros levantó a un menor y está trayéndolo?— le pregunta a los gritos a su compañero al fondo de la sala. Luego se da vuelta a ustedes— Disculpame, pero nosotros tenemos el calabozo vacío, acá no está. Dame un toque a ver si no lo llevaron para otro lado— agrega girándose  para usar la computadora que tiene a un costado.

Donatella está nerviosa, y con los brazos cruzados, tamborillea los dedos. Como para hacer algo en el mientras tanto, marca el número de Nuno en su teléfono varias veces, pero nadie responde ni a los mensajes ni a las llamadas, y los whatsapp tampoco son recibidos. Los minutos se hacen largos, el policía del fondo dice que ningún patrullero levantó menores esta noche y la oficial se desliza entre la computadora y un teléfono de línea varias veces, haciendo llamadas y chequeando archivos. Pero pasados unos 10 minutos vuelve a hablar con ustedes.

No— dice apenada— no hay registro de que haya entrado a ninguna comisaría, ni a ningún hospital de La Plata o alrededores.

Donatella cierra los ojos, frunciendo el seño y voltea la cabeza hacia arriba, como pidiendo ayuda a un Dios que si existe, claramente nunca ha prestado atención a sus plegarias.

¿Qué vas a hacer?

Cargando editor
21/09/2019, 14:24
Mia Escudero
Sólo para el director

Descansar, descansar de verdad, era algo que se había convertido en un auténtico lujo para mi; acostumbrada a tener aquellas intensas y frecuentemente horribles visiones o a sufrir el estrés y malestar que quedaba en mí a causa de ellas.

Levaba un par de noches pudiendo dormir del tirón, y casi no me lo podía creer. Esperaba que aquella noche fuera igual, y poder así seguir disfrutando de aquella relativa calma en la que me encontraba ahora, tan sólo relativa. Pero no era una chica afortunada, y aquella noche tratarían de recordármelo.

Me desperté completamente aturdida, y en seguida me di cuenta de que mi boca se encontraba seca, que algo oprimía mi pecho y que no me podía mover. Conocía aquella sensación, no era la primera vez que la sufría, ni sería la última. Tampoco podía ver gran cosa por la escasa iluminación de la habitación, alumbrada por la luz que se colaba de la calle, pero escuché algo. Apenas era dueña de mi cuerpo, pero aquel sonido me llegó increíblemente claro, algo rascaba una tela con suavidad.

Continué tratando de volver en mí, y finalmente lo logré, acudiendo a mí también la música que se filtraba del apartamento contiguo. Fue entonces cuando me percaté de la figura que permanecía sentada junto a mí, y que al parecer no se había dado cuenta de que había despertado, pues me daba la espalda y aún no había hecho ningún movimiento que pudiera notar. No tenía ni idea de qué era, pero tenía claro que no se trataba de un mortal.

Aquel “visitante” miraba a algún punto que no podía determinar, preguntándome qué estaría haciendo allí. Comencé a encoger mis piernas despacio, pero de pronto terminé de plegarlas del todo, retirando la sábana y encogiéndome en la parte superior de la cama; alejándome así de aquel individuo y estando preparada para salir huyendo si era necesario.

- ¿Quién eres tú? ¿Y qué haces aquí? - le pregunté en un tono lo más neutro posible, aunque se apreciaba ligeramente que estaba a la defensiva.

Notas de juego

Me parece bien, parece ajustarse bastante al personaje.

Cargando editor
21/09/2019, 14:57
La Ciudad

Salís a la calle y te recibe el frío húmedo del invierno platense. El alumbrado público cerca de la estación es bueno, pero si las nubes se hicieran a un lado, la luna casi del todo redonda podría iluminarte bastante bien igualmente.

La plaza está cerca de la estación, y apenas en un par de minutos en coche has llegado al lugar. El primero en recibirte es Martinez, un hombre grande, un poco excedido de peso, de pelo escaso y canoso y de bigote desprolijo teñido por los cigarrillos, acompañado de su olor a tabaco de mala calidad, tan intenso que bien podría tratarse de otra persona.

¿Apurado, che? Mirá que el muerto no se te va a ir a ningún lado, eh— te saluda al verte llegar tan pronto— El móvil de la científica  te ganó de mano igual, pero una vez que ellos terminen, vos podés hacer lo que te pinte.

Siguiendo a los procedimientos habituales, te limitás a quedarte a un costado y hacer de testigo del peritaje científico, hasta que la escena haya sido registrada y puedas revolver sin miedo a estropear evidencia.

La víctima es un hombre caucásico, de estatura promedio, pero la cara totalmente molida a golpes hasta no ser más que un pastiche rojo irreconocible impide aproximar una edad más allá del rango de entre los veintipocos y los cuarentailargos. Su ropa, sumamente sucia con tierra, sangre y pedacitos de madera astillada y polvo de adoquines consistía en una campera de cuero negra, una remera manga corta con un diseño ahora indescifrable por la mugre y las roturas y unos jeans azules no muy ajustados. Una corriente de viento te recuerda que estás en invierno, y la piel de gallina te hace notar que el muerto lleva menos abrigo de lo que sería habitual.
Se encontraba recostado contra un árbol viejo que, más arriba (aproximadamente hasta la altura donde habría tenido su cabeza de haber estado de pie) tenía la madera hundida recientemente a golpes y astillada, y un gran manchón de sangre oscura. El suelo de adoquines también presentaba varias roturas en distintos lugares, como si alguien hubiera estado dando martillazos al suelo con una masa de demolición. Los agujeros también presentan manchas de sangre.
Este cuerpo está en mucho peor estado que los anteriores: múltiples fracturas expuestas en brazos, piernas y costillas. Realmente grotesco, pero lo más destacable es el agujero enorme cavado en el medio del pecho. Al igual que en los otros dos, el corazón también había sido arrancado con algún instrumento sumamente afilado pero manejado con muy poco cuidado. En sus bolsillos había una billetera con unos mil pesos, las llaves de un auto y un atado de cigarrillos a medias pero ninguna identificación ni celular.

No hay testigos visuales, pero uno de los vecinos, un viejito de aspecto frágil llamado Tomás, dijo que le pareció escuchar algo extraño. Tanto él como los otros habitantes de la intersección de calles (la mayoría gente grande, que tenía las casas desde mucho antes de que El Mondongo se volviera el barrio tan complicado que es hoy) se encontraban durmiendo o intentando dormir. Afuera había un vehículo con música muy fuerte, mucho más que lo normal, pero saben que quejarse a la policía de ese tipo de cosas no es útil y puede traer problemas, así que no prestaron atención. El punto es que la música hacía casi imposible escuchar lo que ocurría en la plaza, pero él, que se había despertado para poder tomar una pastilla del corazón, había creído escuchar una cosa que le parecía como entre el rugido del motor de un camión, por lo fuerte del sonido para ganarle a la música, aclara, y el de  un animal. Y también el ruido de algo rompiendose, pero como no quería problemas, no se asomó para ver que era.

Viendo que Tomás tenía muchas ganas de hablar de realmente cualquier cosa porque, como dijo, se ve que los nietos no lo visitan nunca y él está siempre solo, dejaste a un cadete a cargo de ese interrogatorio que no parecía que fuera a dar mucho más y volviste a prestar atención al peritaje de la científica. Cuando está todo ya casi terminando y se encuentran barriendo la plaza con linternas UV para buscar fluidos o alguna otra pista, tu reparas en algo que nadie más ha visto:

Cuando por casualidad un policía ha apuntado su linterna hacia el cadáver, notaste en su muñeca un brillo extraño. Pediste que volviera a enfocarlo con la luz para comprobar mejor de qué se trataba, y ahí lo viste claramente. Un tatuaje pequeño en el lado interno del antebrazo izquierdo asoma por entre los cortes de la campera. Al retirar la luz, el tatuaje desaparece, solo es visible mientras le de la luz UV. La revisión del cuerpo se hará en una morgue, pero esto ya es un adelanto.

El tatuaje en cuestión se ve así:

Has descubierto información nueva, pero la pregunta ahora es ¿Qué vas a hacer?

Cargando editor
21/09/2019, 15:23
La Ciudad

Tras enviar el mensaje a Max, reparas en que tienes un whatsapp de Laura.* Es un audio, se escucha gente hablando de fondo, y un sonido que parece indicar que ella se encuentra manejando un auto, y además bastante rápido.

Hacé silencio pelotudo, que estoy tratando de hablar —abre el audio, dirigiéndose a alguien que obviamente no sos vos— Daniela, no vayas a tu departamento, quedate las próximas noches en alguna de tus cuchas abandonadas. Las cosas se están por poner fieras. No te gastes en responder, no voy a estar dándole pelota al celular— se escucha el sonido de los frenos arañando el asfalto— ¡Correte imbécil! ¡No  te das cuenta de qu…—  No sonaba a que nada la haya interrumpido, se ve que Daniela se dio cuenta de que había bloqueado el botón para grabar el audio y recién entonces lo frenó.

¿Qué vas a hacer?

 

Notas de juego

* Posteado también  en la escena de telecomunicaciones, por si necesitaras reverlo facilmente más adelante.

Cargando editor
21/09/2019, 15:54
La Ciudad

El espejo de obsidiana se mantiene negro como la noche y respiras un tanto más tranquilo. Te acercas a la ventana mientras que a tu amenaza una voz responde.

Isi, tranquilizate, que soy yo— la voz chillona te resulta reconocible al instante. Se trata de Arvid, una fata mensajera y el intermediario más habitual entre vos y la corte del invierno. Al abrir la ventana la ves, suspendida en el aire gracias a sus alas de libélula. Debe tener alrededor de un metro de estatura, es de contextura delgada, su piel y cabellos son blancos, y los ojos son dos puntos grandes en su cara, pozos totalmente negros que reflejan la luz eléctrica de la cocina. Te recibe con una sonrisa de dientes afilados. Su ropa desentona con el clima: una malla de colores azules y negros, una camisa hawaiana verde oscuro con flores rojas, lentes de sol y ojotas grises. Pensando que estamos a mediados de Julio, andar así de noche es una locura.

¿Puedo entrar? Acá afuera hace frío— la pregunta no es una formalidad, realmente necesita tu permiso para entrar— Perdón que tardé tanto en llegar pero ¿Sabes que todos los pasajes a la ciudad están bloqueados? ¡Tuve que volar desde Sao Paulo!— Sus palabras te lo recuerdan. La llamaste hace cosa de un mes para presentárselo a Román, pero su inusual tardanza (generalmente no le toma mucho más de unos días el llegar a donde estés, por lo menos mientras no tenga otros trabajos pendientes primero) te hizo olvidarte del asunto.

¿Qué vas a hacer?

Cargando editor
21/09/2019, 15:58
La Ciudad

Con tu movimiento súbito, la criatura se pega un sobresalto.

¡Ah! ¡Ha despertado, corre!—grita con voz gangosa al tiempo que pega un salto de la cama al suelo. Te das cuenta de que no puede tener más que la estatura de un niño, pero la escacés de luz y la velocidad de sus movimientos deja ver poco más. Además, va vestido con un buzo con capucha y que le queda bastante grande, lo que no permite verle la cara. Alarga la mano hacia la oscuridad a los pies de la cama y ahora ves que tiene un compañero parecido a él y también encapuchado, al que tironea de la muñeca. Ambos salen corriendo hacia la puerta de tu habitación, un tanto a cuatro patas, recordando a como se mueven los chimpancés. Uno arrastra durante algunos pasos, enganchada a su pie por las correas, tu mochila abierta hasta que da un patadón para sacársela de encima y poder correr mejor.

Piensas en perseguirlos, pero desistes de ello al ver que no se molestan en correr hacia la salida del largo pasillo que conecta todas las habitaciones de la pensión, sino que escalan medio a los saltos la pared de en frente a la entrada de tu hogar y se van corriendo por los techos. Es imposible alcanzarlos.

Al volver dentro y cerrar la puerta por la que entra una corriente de aire frio muy desagradable, te pones a revisar que es lo que han revuelto. La cajonera improvisada a los pies de tu cama y tu mochila, que también se encontraba ahí, están todas revueltas. Pantalones, remeras, medias, cuadernos de notas, un desodorante, una botella con agua que tienes por si te da sed en la noche… todas tus pertenencias están esparcidas por el suelo. El cierre de la mochila parece mordisqueado, se ve que les ha dado problemas abrirla y quizás ese fuera el sonido del rascar contra tela que escuchabas.
A pesar del desorden, todo lo importante sigue ahí. Tu billetera, tus llaves, tu celular… al revisar este último reparas en que tiene la pantalla encendida, y que lo estuvieron usando. Han mandado a un número desconocido la información (su teléfono, su mail y su foto) de uno de los contactos que tienes agendados:

Tu hermano.

¿Qué vas a hacer?

Cargando editor
21/09/2019, 15:42
Roman
Sólo para el director

Cuando Donatella me dio el toque justo antes de entrar en la comisaría emití mi común cloqueo y ronroneo de repulsa, un sonido animal que se había convertido en mi expresión más común a la hora de enfrentarme a los muchos avisos, gestos molestos y negaciones de Sashay y los carnales. Aún así tanto ella como yo ya lo tomábamos como una broma entre nosotros, a fin de cuentas puede que yo fuese poco más que un retoño para los temas sociales y burocráticos de este mundo, pero mi casera sabía reconocer que a ambos nos hervía la sangre por los mismos motivos, la diferencia estribaba en que ella, criándose entre humanos, había aprendido a emplear filtros pero yo era una criatura rabiosa que bien podía personificar sus deseos destructores más ocultos.

Dejé que ella procediese en la comisaría, mientras miraba las fotos de los más buscados, leía carteles absurdos cuyo significado no comprendía y tarareaba la musiquilla de aquella cosa de encajar caramelos que Donatella me había mostrado en su celular. Un Delicious con un tono aterrador se escapó entre mis labios, con suerte lo suficientemente bajo como para que nadie lo oyese. Hace nada habíamos visto una película sobre un payaso acosador de niños muy gracioso y había comenzado a imitar su forma de hablar casi sin darme cuenta, a fin de cuentas bien podía pasar por una criatura de Fae que hubiese aprendido a hablar viendo la televisión, como yo...

Mientras la oficial Cabrera atendía a Sashay y nos tenía un rato esperando mientras consultaba con otros carnales, usando las cajas de luz (Donatella tenía tv peor no ordenador) y los teléfonos, tomo de la mano a mi compañera. Puede que sea algo un poco extraño, no lo había hecho hasta ahora, pero notaba a Donatella más inquieta que en ocasiones anteriores. Algunos de mi especie son capaces de alimentarse de estas sensaciones, como hacía el payaso de la película, pero en mi caso era una sincera muestra de preocupación. Entre los nuestros también hay madre, hijos y hermanos y somos conscientes de qué es la preocupación, aún si no somos capaces de entender un lugar como esta ridícula casa-jaula a la que llaman comisaría.

Cuando Cabrera insistió en que no tenían señales de Nuno ni en otras comisarías, ni entre los patrulleros ni en los hospitales noté cómo algo se quebraba en el pulso de Donatella. Aquella gente no iba a hacer más por nosotros. Traté de arrancar a mi casera de su trance y arrastrarla a donde pudiese darnos el aire sin oídos indiscretos en las proximidades, así que abandonamos el recinto, camino del corazón de la calle.

- Voy a pasar por el piso a por el gancho y voy a salir de ronda.- Le comenté a Donatella. No era la primera vez que le soltaba esa frase pero hoy tenía un cariz más oscuro. - Si quieres salir a buscar también, perfecto, pero puede que yo no siempre me mueva a nivel de tierra. 

Por muy bien que me cayese Sashay, ahora mismo estaba herida y yo furioso, así que no descartaba emular a las cabras o las ratas, tratando de alcanzar alguna pista sobre nuestro protegido cuanto antes.

- Sabes que Nuno no es ni mucho menos una víctima propiciatoria, tiene...- ¿Cómo lo decían los carnales? - Cosas... Cosas cortantes en las mangas. Preocúpate lo justo hasta que le veamos. - Creía que el dicho no era así pero seguro que lo comprendía.

Al llegar al piso mi gancho estaba colgado del tirador de la puerta. Era consciente de que no lo había dejado allí, el piso sabía que lo necesitaba y quería que partiese lo más rápido posible en busca de nuestro niño. Y allí fuí...

Notas de juego

(Si me he adelantado por lo de ir al piso y volver a salir edito sin problema. Gracias y buen fin de semana ;D)

Cargando editor
21/09/2019, 19:24
Director

Notas de juego

Me parece que por aquí puede aparecer un movimiento, asique aquí está la oferta.

Si te limitas a salir a caminar en busca del muchacho, no hace falta. 

Si quisieras ir a buscar la ayuda de alguien (tengas o no una deuda con él, y también es oportunidad para añadir otro npc), puede valerte del movimiento Echarte a la calle. Lo cito aquí debajo:

Echarse a la calle

Cuando te eches a la calle para conseguir lo que quieres, di el nombre de la persona

a la que acudes y tira con su Facción. Si superas la tirada, estará disponible y tendrá lo que

quieres. Con un 7‑9, elige 1 opción:

• La persona a la que acudes ya tiene problemas propios con los que lidiar.

• Lo que necesitas tiene un coste mayor de lo que esperabas.

 

Cargando editor
21/09/2019, 20:04
Roman
Sólo para el director

Había un motivo para tratar de dar esquinazo a Donatella. Llevaba el suficiente tiempo en la calle como para haber oído rumores, no solo leyendas o palabrería, y había un nombre que surgía a menudo entre prostitutas y taxi boys, como si de un servicio de la hora se tratase: Paquita la Bruta. La había visto un par de veces de refilón pero Sashay me había advertido en contra de ella.

Dontalle me explicó que era una prostituta que ya estaba vieja, peor no conocía otro mundo, así que ahora chuleaba, con ayuda de sus hijos, a chicas y chicos jóvenes. En ocasiones DEMASIADO jóvenes. Pero por lo visto sus pagos a los gorras y su dura mano con sus pupilos le permitía tener información de primera mano de todo lo que se cocía en la Zona Roja, así que posiblemente habría oído algo sobre lo de Nuno.

Paquita estaba en su esquina: metro cincuenta por metro cincuenta de mujer, baja y ancha, sentada en una silla de madera, con su andador a un lado, se había fracturado la cadera y roto una pierna hacía poco y el cuerpo ya no se curaba como antes. Tenía un gran casco de cabello plateado peor no había que acercarse mucho para deducir que era una peluca. Iba cubierta de polvos de arroz y un carmín barato cubría sus resquebrajados labios. No podía precisar dónde, peor por lo que había oído al menos uno de sus hijos tenía que estar cerca.

Al ser la primera vez que hablaba con ella la analicé un poco desde la distancia antes de abordarla, no fuese que interrumpiese algún tipo de aleccionamiento sobre sus pupilos o algún trapicheo oscuro.

- Tiradas (2)

Notas de juego

(Vamos a estrenarnos ;D)
(Y se me fue el dedo... Repito la tirada porque había tirado solo un dado perdón)

Escojo: Lo que necesitas tiene un coste mayor de lo que esperabas.

Si en algún momento estás hasta el copete de que introduzcamos más personajes, avisa y trato de remitirme a los que hay.

Cargando editor
23/09/2019, 04:26
Daniela Gutierrez
Sólo para el director

La última persona de la que esperaba un mensaje esa noche era Laura, por eso mismo lo abrí enseguida, no solía comunicarse para decir "hola" precisamente.

Me detuve a mitad de la vereda mirando el celular confundida y ligeramente alarmada. "¿Que carajo?". Lo escuche de vuelta mientras buscaba el número de Max y le daba a llamar. Si no podía volver al departamento quería decir que ella tenía que salir de allí cuanto antes también. De cualquier modo seguí caminando hacia el departamento pero esta vez buscando las calles que sabía que tenían algún boliche o cervecería abiertos. Me detuve a algunas cuadras de distancia, y me metí en un 24horas abierto, simulando que miraba las golosinas en tanto esperaba que mi compañera atendiera.