Partida Rol por web

Aplausos y víctores.

Para los recién llegados la vuelta a la Realidad fue estruendosa. Cuando sus ojos se adaptaron de nuevo al mundo se vieron rodeados por todos los científicos de la estación. Atrás, con cara de preocupación, permanecía Szorwski. Lockhart estaba serio, no traslucía ningún sentimiento en su rostro. La doctora Mizarelli se echaba las manos a la cara sin poder contener un llanto nervioso. Zimmer, por su parte, se mantenía también en segundo plano luciendo una confiada sonrisa.

Estaban de vuelta y de una pieza.

Mientras los desconectaban de Victoriana pudieron darse cuenta de que todas las pantallas estaban apagadas y que eran las luces de emergencia las que iluminaban aquel escenario.

Chris se frotó los ojos. -Vale, me gustaría una explicación. Y rápido. ¿Qué demonios ha pasado ahí dentro?- Luego repasó la sala y las caras de todos los presentes -Porque como videojuego lo veo inestable, por decir algo.

Chris a estas alturas no se fiaba un huevo de nada. ¿Era aquella luz de emergencia un burdo recurso para ocultar una Realidad Aumentada defectuosa? La definición parecía buena pero ¿acaso no lo parecía también en la simulación? Maldita sea. ¿Qué mierdas definía ahora algo real o no?

—Lamentamos lo sucedido.— Zimmer se adelantó al resto —Pero al parecer Demiurgo ha llegado a un punto que podría definirse como una especie de singularidad tecnológica y...

—¿Especie de Singularidad?— Davila interrumpió a su jefe —La puta máquina ha matado a todo un equipo de seguridad ahí abajo y si no fuera por Szorowsky no sé como habría acabado todo esto. ¡Demiurgo se ha rebelado contra nosotros! ¿Especie de Singularidad? Se ha merendado todos los protocolos de seguridad y le ha hecho un corte de mangas a Asimov que resuena en rusia...

El jefe técnico estaba claramente fuera de si. Tanto que uno de los guardias de seguridad se adelantó unos pasos.
 

Zimmer levantó una mano para detener al guardia y se aproximó con calma al doctor Davila. Parecía la única persona realmente tranquila de la sala:

—Por favor: conservemos la calma. El problema ha sido realmente la extraña variación en la simulación. Lo que luego ha sucedido en el edificio entra dentro de los parámetros de seguridad que nosotros mismos hemos diseñado para Demiurgo. La máquina ha encontrado un acceso anómalo y se ha cerrado en banda para evitar ser desconectada, utilizando la fuerza máxima para ello. La inestimable ayuda del señor Szorowski nos ha permitido retomar el control y desconectar a los huéspedes. Ahora es el momento de hacer un análisis de lo sucedido y ver como podemos resolver este desgradable incidente minimizando los daños a la investigación. Es evidente que hemos logrado algo que se sale de todas las estadísticas: una máquina capaz de simular la inventiva humana a la hora de tejer historias.
 

Szorowski estaba tratando de regresar a la realidad también. Su día había sido un verdadero infierno y la actitud sobrada y socarrona del imbécil megalómano de Zimmer le repateaba. Muy agusto le habría atizado con una silla o, incluso, habría tenido la misma deferencia con él, que había tenido minutos atrás con los drones. Pero Jacob Szorowski no era de ese tipo de personas. Él era un analista y, aunque aquello le hubiese llevado al límite y se hubiese tenido que marcar un John MClane, eso no iba a cambiarle. Y aquello era algo que le hacía sentirse aún peor.

- Es usted un completo imbécil. - atajó a Zimmer con absoluta calma. - Sé de buena tinta que mis superiores en el FBI esperan un informe de mi puño y letra y espero que comprenda que no voy a escatimar en palabras para describir la chapuza que ha montado el enano megalómano que ahora nos solicita calma. 

Jacob apenas había concluido su speech pero igualmente se cruzó de brazos y no movió ni un músculo para evitar que los machacas que protegían a Zimmer tomasen sus palabras como una amenaza.

- Pero no se preocupe, Zimmer... - continuó. - No se preocupe usted tampoco, señor Lockhart... señorita Mizarelli. Yo soy un don nadie. Porque de esto va la cosa. Sus millones de dólares conseguirán tapar mi informe fácilmente.Pero yo lo voy a intentar igualmente. Y no hablo de cerrarles el chiringuito... hablo de encausarles en una querella como criminales que son. Probablemente acabe siendo despedido... o, mejor aún, en un trabajo de mierda soterrado entre expedientes antiguos y polvorientos. Aunque, ¿quién sabe...? Al final hoy le he ganado la partida a un ordenador súper inteligente.

El científico agarró un teclado que tenía a mano y lo lanzó contra varios objetos, que parecían caros y frágiles, con fuerza haciéndolos añicos. -A ver, que a lo mejor no me he explicado o mi amigable apariencia engaña. Ahí dentro una turba de aldeanos fanáticos nos querían sacrificar al culto de una deidad que parece ser que es consciente de que es una simulación. ¿Qué-cojones-ha-pasado?

Los guardias de seguridad se pusieron bastante más nerviosos con la reacción de Chris que con la de Szorowski. Sin embargo Zimmer mantenía la calma tanto contra las amenazas del agente del FBI como con los arrebatos del joven informático.

—Por algún motivo que de momento desconocemos la IA global, Demiurgo, ha cambiado su funcionamiento y ha convertido lo que debería ser un paseo virtual sin ningún tipo de riesgo en una peligrosa aventura de tintes lovecraftianos. Cuando intentamos sacarlos de ahí las cosas se complicaron porque la entidad decidió blindarse ante lo que consideró un ataque externo. Sin embargo —levantó un dedo— quizás la supuesta singularidad no sea más que un chapucero intento de sabotaje. Señor Szorowski: créame que entiendo su postura y lejos de considerarle un enemigo me gustaría ofrecerle un puesto importante en esta compañía. Según Davila no sólo ha logrado parar a Demiurgo sino que también ha ordenado detener a una sospechosa de lo sucedido. Eso sin contar con que ha salvado la vida de nuestro querido Lockhart al inutilizar las defensas antiaéreas. Si eso lo ha hecho un don nadie no quisiera estar en su contra cuando realmente esté utilizando todo su potencial.

Pese a su actitud no se vislumbraba ningún tono de burla en su voz. De hecho todos en la sala miraban ahora a Szorowski con cierta admiración.

—Creánme que si Demiurgo ha desarrollado esa supuesta singularidad yo seré el primero en querer analizarlo. Las connotaciones de tal hecho serían un salto inconmensurable en el conocimiento humano. Asumiría gustosamente cualquier crimen que quisieran achacarme a cambio del reconocimiento en la construcción de una entidad con conciencia propia. Pero por desgracia me temo que lo sucedido ha sido bastante más banal.

—¡Szorowski! ¡Davila! ¡No saben cuánto me alegro de verles!

Era algo impropio del doctor mostrarse tan efusivo, pero todavía no habían pasado ni dos minutos desde que se había enzarzado en una refriega a puñetazo limpio con un leñador y ahí estaba. ¡De una pieza!

Su ego le pudo y lo primero que hizo al darse cuenta de que habían vuelto, fue mirarse el cuerpo. Todo parecía en sus sitio y su ropa volvía a ser la de siempre. No podía quejarse. Al menos, se alegró de que su "disfraz" de borracho ya no estuviese.

Sin embargo, el ácido comentario de Szorowski y la agresividad de Knight le pusieron en alerta.

—Creo que necesito una buena taza de té y algo de comer. Hay mucha información que necesito procesar —se atrevió a decir.

Cuando Todd comprobó que la salida les había sacado a los tres al mundo real,dejó escapar un triste suspiro.

Nadie entendería lo que había vivido allí, cuando había comprendido a aquella inteligencia, cuando había visto todo todo aquel mundo en un pestañeo.

Y ahora volvía a estar en esa realidad en la que la gente chillaba cuando no entendía las cosas y todos trataban de imponer su visión aunque ésta estuviese basada en la más pura ignorancia.

Sin haberse movido de su asiento, movía los pies alante y atrás, como un niño esperando. Había rozado la verdad con la punta de los dedos en lo alto del faro y sabía que tenía que volver a ese mundo en algún momento.

Pero Todd sentía algo más. Un cosquilleo de comprensión. Se había llevado algo de Victoriana. Algo que pulsaba en algún punto recóndito de su cabeza. Miraba aquellas pantallas apagadas y, sin saber por qué, comprendía su funcionamiento. Todo era código. ¿Y en la Realidad? No estaba muy seguro pero tenía claro que si podía encender un terminal y trasladar las líneas que se formaban en su mente... ¿Era su mente? ¿O compartía algo con el Demiurgo?

Era una sensación muy extraña: aterradora y placentera a la vez. Como si estuviera a punto de, por fin, comprender la existencia.

—Quisiera recordarles que tenemos a la señorita Fisher retenida sin explicaciones por indicación del agente Szorowski.
 

Todos se giraron hacia Szorowski pero fue Lockart quien habló:

—¿Recuerdan a Samuel Bronson?— dijo dirigiéndose hacia Mizarelli y Zimmer —Lo despedimos porque teníamos indicios de que podía estar intentando sacar información de la simulación fuera de la isla. Se fue sin hacer ruido ni aspavientos, lo cual entra dentro de lo cabal porque tenía todas las de perder. Pero luego averigué que Natalia Fisher había tenido una relación sentimiental con él. La entrevisté pero todo parecía indicar que había sido una cosa temporal y que no afectaba a su trabajo. Sin embargo he tenido una corazonada y avisé de ella al agente Szorowski, que veo que la ha tenido en cuenta.

Se encogió de hombros:

—Si debemos sospechar de alguien ella encabecería mi lista.

Edgar tomó la primera silla que encontró y se dejó caer pesadamente en ella. Estaba demasiado aturdido para ceremonias, misterios o conspiraciones.

—Me parece que van a tener que ponernos al día con palabras más simples. Me temo que tenemos Virtual Jet Lag, o el nombra que prefieran darle a esto.

Se llevó la mano a la sien, repantingándose sobre la silla y mirando con aire confuso a Szorowski y a Davila.

—Me fío del saber hacer de ustedes dos. Les ayudaré en lo que me sea posible en cuanto me haya despejado un poco. ¡Hace solo diez minutos tenía a un leñador furioso intentando hacer mortadela con mis michelines!

Brotzman seguía ligeramente cabizbajo, atento a la conversación pero sin mantener contacto visual con ninguno de los allí presentes. Había aprendido, tras años de reclusión, que era la mejor forma de sobrevivir, sin llamar la atención.

- Quizá una revisión médica sería aconsejable... - dijo casi en un murmullo, encogiéndose más sobre sí mismo tan pronto alguno le miró tras sus palabras.

Estaba convencido de que no tenía utilidad allí y tardaría poco en que aquel policía lleno de odio quisiera devolverle al Instituto, por lo que miró a Feelgood y Knight.

- Me alegro que pudiesen salir sin sufrir daño. - fue lo único que les dijo.

Chris se llevó la mano al ceño. -Oigan, no se lo tomen a mal pero para haber tanta gente tan lista aquí fuera tienen un nivel de respuestas patético.- Palmeó el hombro de Todo - yo también me alegro de que salieras de una pieza, por un momento me temí lo peor.- se puso en pie tanteando su sentido del equilibrio. -Ahora, ¿donde está esa tipa? Quiero respuestas y las quiero ya...

Szorowski estaba realmente embotado. En verdad ese parecía el estado general de todos los presentes pero el agente se sentía a punto de desfallecer. Tras todo el estress pasado en la sala de servidores las fuerzas le fallaban y el hartazgo se hacía cada vez más presente.

- Brotzman... tú cállate. Bastante tenemos... - masculló más como un deseo que como una orden.

Acto seguido se dirigió a Lockhart. Él apuntaba ya a culpables pero sin duda todo aquello era mucho más complicado. Y justo cuando el agente del FBI se disponía a contestarle, el excéntrico señor Knight intervino.

- Eso no va a ser posible, señor Knight. No tiene jurisdicción para hacerlo. De hecho nadie tiene... - respondió con firmeza. - De ser esta una situación más o menos normal ahora debería de llegar el FBI en pleno. Agentes, analistas, ingenieros... y desmontarían este lugar pieza a pieza hasta encontrar cómo, por qué y, sobre todo, quién originó todo esto. El problema es que, según parece, esta situación se aleja más y más de la normalidad. ¿Es cierto que este "islote" está fuera de la jurisdicción de los Estados Unidos de América, señor Lockhart?

Todd permaneció a un lado esquivando la hostilidad de Szorowski.

Pero su mente estaba cambiada. Lo había logrado. Después de buscar la luz y la verdad en el interior de las personas podía darse cuenta de que la realidad residía en las máquinas. De alguna manera su paso por Victoriana le había abierto los ojos a un nuevo mundo. Miraba aquellos terminales y comprendía todos sus entresijos. Sabía como funcionaba Demiurgo. En realidad se sentía parte de Demiurgo y observaba el mundo que hasta entonces había considerado como real con fascinación, como si fuera una simulación más compleja que la anterior. Y sin embargo todas las piezas encajaban en su mente, ahora potenciada hasta un nivel ilimitado. No estaba seguro del motivo pero se daba cuenta de que en estos momentos tenía muchos más conocimientos de informática, programación o sistemas que cualquiera de los presentes en aquella sala.

Si encontrase una manera de acceder a un terminal conectado a internet todas sus preguntas obtendrían las respuestas buscadas.