Partida Rol por web

Vademécum del mal

Un extraño ejemplar - Escena de Juego

Cargando editor
16/04/2020, 21:28
José Alfonso Marro Gambin

- Puede dormir conmigo, no soy militar y tampoco africanista. - Soltó una carcajada. - Aunque mi mujer dice que ronco como un oso... - Río otra vez. 

Por primera vez desde que llegara a Madrid se podía permitir el lujo de bromear. Sólo esperaba que su mujer no se enterara nunca de que había bromeado así con una mujer, pues si lo hacía se liaria bien gorda.

¡Está bien, dormiré con Valerio! - Sentenció.

Cargando editor
16/04/2020, 21:52
Dr. Jose Maria Rocavila

Miro al inspector analizando su aspecto.

 Por supuesto le daré, para que pueda bajar a la botica y disminuir el dolor.  ¿Quiere que le eche un ojo a ese hombro también antes de irme?

Me acerco a Marro para poder examinar su hombro más de cerca.

— Pero tendrá que darse prisa, es tarde y cerrarán pronto.

 

Cargando editor
17/04/2020, 11:28
Director

Notas de juego

Vamos a ver qué nos cuenta Valerio y luego continuamos ;)

Cargando editor
17/04/2020, 13:57
José Alfonso Marro Gambin

Gracias doctor... - Respondió Marro. - Creo que está curando bien. Es por eso mismo que estira. Pero vamos, si lo quieres revisar, perfecto. 

Rocavila realizó las pertinentes curas y acto seguido, sin perder más tiempo, el sargento Marro descendió las escaleras de la vivienda de su anfitrión y corrió a la farmacia más próxima. Recordaba haber visto una no muy lejos de allí y esperaba llegar a tiempo antes de que cerraran. Quería dormir bien esa noche y con aquel dolor le iba a costar conciliar el sueño. Si lograba hacerse con lo que le había recetado José María, quizás pudiera afrontar la jornada del día siguiente con mejor ánimo.

Cargando editor
19/04/2020, 11:45
Director

El doctor Rocavila estuvo cambiando las curas al inspector Marro, y luego ambos marcharon hacia la calle. El doctor se marchaba a su casa, y Marro fue a una farmacia de urgencia para adquirir las recetas de su compañero. Luego volvió al domicilio de Ledesma. Esa noche, Ramiro durmió en el sofá-cama del comedor; le cedió su habitación a su secretaria Virginia y el militar Valerio y Jose Alfonso duermieron en el cuarto de invitados, donde había dos camitas. Al día siguiente habíais quedado con Rocavila en el portal para partir hacia la Coruña.

* * *

13 de Abril.

El caso es que antes de la hora estipulada, todos pudísteis ducharos, desayunar y bostezar más o menos a gusto. Ledesma preparó café (tal vez el primero en mucho tiempo, pues su mayordomo se ocupaba de todo). Preparó unas pastas y unas tostadas con mantequilla, aceite y algo de jamón con unos tomates. Tampoco sabía exactamente vuestros gustos culinarios. El día amaneció soleado.

Notas de juego

Jose Alfonso, súmate 1 punto de vida por los cuidados.

Cargando editor
19/04/2020, 11:46
Ramiro Ledesma

Espero que hayan pasado la noche de manera más o menos agradable... -dijo Ramiro una vez todos reunidos en el comedor, incluido el doctor-. Calle del Socorro -os recordó-, allí vive la familia Dato, al parecer. ¿Alguno de vosotros tiene vehículo propio? -os preguntó-.

Cargando editor
19/04/2020, 13:04
José Alfonso Marro Gambin

El sargento Marro almorzó con muchas ganas. Había amanecido con hambre y dio buena cuenta de todo lo que su anfitrión había preparado para ellos. Además, se sentía bastante recuperado de la cuchillada que le propinaron el día anterior y eso había subido su ánimo. No obstante, Ledesma planteó una duda que sin duda todos ellos tenían. ¿Cómo iban a llegar a La Coruña?

Creo que lo más rápido y económico va a ser sacar unos billetes de tren. - Propuso el inspector. - No es que me guste mucho lo de ir sobre carriles, me marea, pero hasta La Coruña hay un buen trecho... - Se encogió de hombros.

Por suerte, él tenía hecha la maleta. Con todo lo sucedido durante el día de ayer, no había tenido tiempo material de desempaquetar su maleta y cuando ya cayó la noche y sabía que tendría que viajar hasta el extremo opuesto de España, ya no se molestó en hacerlo, total, tendría que volver a hacer la maleta al día siguiente.

Cargando editor
19/04/2020, 13:55
Virginia Echagüe

Hay una cierta melancolía en tomar el desayuno aquí sin Tomás. La noto también en mi jefe y le ayudo un poco con el desayuno. Soy un poco exquisita con el café y me apetece sentirme útil.

Al despertarme he preparado la maleta, no demasiado grande. En verdad me gusta tenerla siempre hecha, como para sentirme dispuesta a cualquier cosa y no acomodarme.

Eso me lleva a pensar que quiero marcharme, que no quiero volver a ser la secretaria de Ramiro, ni de nadie. Pero entonces ¿qué hago? Quizá me toque volver a robar un banco... Ese pensamiento me hace sentir un poco mal y sonrío. Me avergüenza un poco divagar por esos derroteros ahora. Ya se verá. Lo primero es salir de una pieza de esto.

Doy mi opinión.

—Lo malo del tren es que una vez allí no podemos salir pitando. Un coche nos vendría bien si se diera el caso... Ramiro… ¿Me deja las llaves de su auto?

Creo que ya he empezado con el bandolerismo.

Cargando editor
19/04/2020, 16:48
Dr. Jose Maria Rocavila

El doctor amaneció temprano y ocupo las primeras horas del día en preparar sus cosas y arreglar las citas de sus pacientes. El viaje iba a durar unos días y tenía que posponer todos sus compromisos para la próximos días. Le dejo encargado a su ayudante que llamara a todos los pacientes para retrasar sus citas además de cancelar su agenda. Tras dejar sus asuntos en regla acudió a la Gran Vía a casa de Don Ramiro. Tomo un café con sus compañeros, ya había desayunado en su casa antes de salir.

— En tren es una buena forma de transporte, nos permitirá llegar en un tiempo razonable. Según Tomás nos queda poco tiempo, pero obviamente si contáramos con un vehículo sería mejor. Más rápido y mas autonomía.

Espera junto con sus compañeros la respuesta de Don Ramiro y entonces es cuando recuerda que no saben si Ledesma también irá a la Coruña. 

— Usted nos acompañará, al fin y al cabo estamos buscando su libro.

 

Cargando editor
20/04/2020, 11:17
Ramiro Ledesma

Amigos, aún sigo convaleciente -dijo Ramiro ante la propuesta del doctor-. Me dijeron en la clínica que volviera a los pocos días para hacer más pruebas. Además, tal vez la policía nos requiera en su búsqueda de los dos tipos que entraron en este domicilio, y sería conveniente que me quedara aquí, al menos para que no se extrañen de que todos los presentes ya no estamos en el caso de que vengan... Ledesma se alegró de que Virginia le ayudara a preparar el café. Él no tenía hijos, ni se había casado nunca (que supiérais), por lo que la tomaba en alta estima tras tanto tiempo trabajando con ella.

Claro que se las dejo, yo apenas conduzco, lo hacía siempre Tomás... -Ledesma se levantó, dejando su café a media, fue hasta el armario y tomó un manojo de llaves apoyado allí-. Luego extendió el brazo hacia Virginia y se las ofreció. Pero habéis de traerme el libro y volver todos de una pieza, ¿eh? -y le guiñó un ojo a la joven sonriendo un poco-. La única que sabía qué vehículo tenía Ledesma era Virginia: un Mercedes Benz cinco puertas, que alcanzaba los 95 kilómetros a la hora. Finalmente miró a Valerio y el inspector Marro.

Ustedes dirán cómo viajar, sólo les pido premura -apremió vuestro amigo-, quién sabe dónde estará el libro en estos momentos...

Notas de juego

Chic@s, vosotros diréis cómo viajar hasta allí. Tenéis que llegar a un acuerdo.

Cargando editor
20/04/2020, 12:18
Valerio Buendía

La discusión sobre donde dormir había sido caótica. Y Valerio, de alguna misteriosa manera que no recordaba, había acabado durmiendo en la bañera. En el lado bueno, había tenido el primer turno de ducha. Al desayuno, se unió entusiasta al debate:

 

- No es que yo sea un experto, pero dicen que las obras del ferrocarril directo desde Madrid empezarán un día de estos* y lo harán con una línea desde Zamora. Para ir en tren tendremos, me parece, que pasar la cordillera e ir por Asturias. Y si a donde vamos es a La Coruña, igual sale más a cuenta, una vez en Asturias, coger un barco desde Oviedo. 

Se notaba que el señor Ledesma nunca se había hecho su propio café. Pero ¿Quién era él, que en África tiraba de ordenanza como todo hijo de vecino, para criticarlo?. ¡Ah, si!. Alguien que no tiraba de ordenanza en Madrid. Aunque bien pensado, más de uno apreciaría la oportunidad de pasar la mili haciendo desayunos y fregando suelos antes que batiéndose el cobre con los moros. ¿Y quién los culpa?. 

 

 

Notas de juego

*http://historiastren.blogspot.com/2015/01/el-ferrocarril-directo-de-galicia-y-la.html

Madre mia: no sé ni si estaban pensados ya los trenes-cremallera

Perdón: los fines de semana me achicorio

Cargando editor
20/04/2020, 13:13
Dr. Jose Maria Rocavila

Vio como Virginia recogía las llaves del auto de las manos de Don Ramiro.

— Esta claro que si contamos con un automóvil es la mejor forma para llegar hasta La Coruña. El viaje nos llevará prácticamente todo el día deberíamos, ponernos en marcha de inmediato. 

El doctor apresuraba a sus compañeros, el tiempo corría en su contra y no debía perder ni un segundo.

Cargando editor
20/04/2020, 13:33
Virginia Echagüe

Caballeros… Digo con una sonrisa de oreja a oreja.

—Estoy deseando conducir, y la maravilla de máquina de don Ramiro puede alcanzar fácilmente los noventa kilómetros por hora.

Me pongo en marcha dándolo por hecho. Vamos en coche.

 

Cargando editor
20/04/2020, 15:33
José Alfonso Marro Gambin

Si, no se hable más. - Dijo entonces el sargento. - Haremos turnos para conducir. ¿Todos sabemos llevar un coche, verdad?

Ponerse a buscar conexiones de tren si disponían de un vehículo era una total pérdida de tiempo, además que seguramente tardarían más. Eso si, en el coche les iba a ser más difícil llegar descansados. ¿Cuanto podían tardar en llegar a La Coruña desde Madrid en coche? No tenía ni idea, pero esperaba que menos que en tren.

Cargando editor
21/04/2020, 12:54
Valerio Buendía

- Por supuesto que sé conducir. ¡Que sepa que yo soy un gran defensor del Arma Aérea en el Cuartel General de Melilla!

Me pongo a buscar un mapa de carreteras en la biblioteca.

Cargando editor
22/04/2020, 15:37
Ramiro Ledesma

Pese a las indicaciones ferroviarias de Valerio, a sus compañeros les pareció mejor viajar en vehículo. Ramiro se lo ofrecía sin reservas (y por ello tan alto grado de apreciación debía tener a ese libro). El caso es que tras tomar las maletas (o más bien una parte de ellas, ya que no habría sitio en el vehículo para todas), os despedísteis de Ramiro, asegurándole que trataríais de dar con su objeto.

Tened cuidado -os dijo mientras recogía las tazas del desayuno-. Yo os esperaré aquí. Os apuntaré mi número de teléfónico y mi dirección, por si podéis escribirme o llamarme desde algún lugar. En estos días volveré a la clínica y trataré de arregla la línea telefónica. ¡Cuídame el coche, eh, Virginia! -le dijo sonriendo, para añadir un tono más desenfadado al asunto-. Nos vemos pronto, señores.

Y salísteis del edificio, no sin antes ver al pesado de Julián Crespo en su portería, que no había tomado muy bien el veros todos los días por allí (aunque éste era el segundo seguido).

Cargando editor
22/04/2020, 15:39
Director

* * *

Salir de Madrid no supuso ningún problema. El vehículo cinco puertas, era una Mercedes Benz 260 D* en color negro, cuyo motor tenía cuarenta y cinco caballos de vapor. Parecía nueva, a estrenar, y estaba aparcado no muy lejos de la vivienda de Ledesma, en la Gran Vía. Tan sólo habríais de preocuparos por aprovisionarle de combustible cuando lo necesitara.

Mientras íbais hacia el vehículo un muchacho de unos doce años con una boina verde y una chaquetilla de cuadros muy rasgada tenía bajo su brazo y un taco de periódicos del día, el cual trataba de vender a todo viandante que se cruzaba con él. Cuando vosotros pasásteis a su lado, pudísteis ver la portada de uno de ellos, que la mostraba en alto con su otra mano:

Era la portada del ABC, que valía quince céntimos. En su portada presentaba a unos niños jugando, hablando sobre la construcción de un nuevo hospicio en Madrid. Pero a su lado, compartiendo portada y a modo de noticia secundaria (y ajena totalmente a tales niños), se incluían las fotos de dos tipos, y en el titular figuraba lo siguiente: ENCONTRADOS DOS CUERPOS EN EL ESTANQUE DEL RETIRO. En el pie de las fotos, antes del texto de artículo, había una ligera descripción: Los fallecidos son Desiderio Lozano y José Urrutia, ambos fichados por la policía y conocidos criminales convictos. Los cadáveres presentaban heridas de bala. La policía está investigando las circunstancias de este doble asesinato, siendo la primera hipótesis un ajuste de cuentas entre criminales. No se descarga tampoco su intervención en un robo reciente a mano armada, en un céntrico  domicilio de la Gran Vía madrileña.

* * *

A la salida de Madrid ciudad, Virginia era la que llevaba el volante. Se sentía como su jefe (más bien como el ex-mayordomo de éste), viajando con semejante vehiculo con las maltrechas carreteras y pistas de tierras (según el tramo) en el que avanzábais). El viaje desarrollado fue éste:

Madrid-Ávila.
Ávila-Salamanca.
Salamanca-Zamora.
Zamora-Benavente-Astorga.
Astorga-Ponferrada-Lugo.
Lugo-La Coruña.

Al llegar a La Coruña cayó una imponente tormenta. Condujísteis hasta el barrio de la Pescaderia, uno de los más antiguos de la ciudad, situado cerca de unas fábricas junto al puerto de la ciudad. A esas horas de la madrugada (habíais pasado unas trece horas de viaje sorteando carreteras, desvíos equivocados y parando para descandar y cambiar de conductor) no había nadie. Aparcásteis donde pudísteis, al lado de un gran palacio que debía ser de algún siglo o dos atrás, y búscásteis un sitio donde alojaros.

No muy lejos de allí vísteis en medio de la avendia un cartel: Pensión El Adalid. En el interior de la vivienda había luz.

Notas de juego

*Este modelo es posterior a la época de la partida, pero bueno, no pasa nada.

Cargando editor
22/04/2020, 16:36
José Alfonso Marro Gambin

El asunto se les estaba yendo de las manos. Ya no se trataba de un simple robo de un libro que había acabado con agresiones, unas muertes por accidente de tráfico, una reyerta con un sectario que había acabado con lesionados, sino que ahora había que añadir dos asesinatos a sangre fría de dos presuntos miembros de la organización que estaba detrás de todo o quizás había más de una fuerza pugnando por la obtención de aquel extraño manuscrito. 

La pregunta era la siguiente: ¿Qué tenía aquel tomo que era tan importante o valioso, como para tomarse tantas molestias? Al fin y al cabo, por lo poco que sabía Marro, se trataba de un libro sobre brujería. Algo que al fin y al cabo era una serie de patrañas y embustes que a nadie con dos luces le podía interesar. Eso evidenciaba que detrás de todos aquello, se encontraba una secta, un grupo de fanáticos o algo por el estilo. Pero tenía claro que se trataba de algo gordo.

Habían muerto al menos cuatro personas, posiblemente simples recaderos, la punta del iceberg. Estaba Mallard, gente en Madrid y gente en La Coruña, o podía ser que simplemente el culto o grupo criminal, estuviera únicamente en La Coruña y que se hubieran desplazado a Madrid únicamente para obtener el libro. Fuera como fuera, estaban moviendo muchos recursos y eso significaba que los tenían. 

Se trata de un grupo organizado. No creo que sea pequeño. - Les dijo durante al viaje a sus compañeros. - Es posible que haya más de un grupo o secta interesado en el libro, de ahí las muertes de los hombres de la librería. Me atrevería a decir que Desiderio y Urrutia fueron ejecutados por las mismas personas que les contrataron para que robasen el libro. Para no dejar testigos. - Se encogió de hombros. - Aunque son todo conjeturas sin fundamento.

Fuera como fuera, y ya lo había pensado más de una vez, no le gustaba el curso de los acontecimientos. Se estaban metiendo donde no les llamaban, pero ya estaban con las botas manchadas de barro hasta las rodillas y difícilmente saldrían de aquella sin llegar al fondo del asunto. Además, aunque no quisiera admitirlo, aquel asunto le había despertado el interés y había provocado que recuperara el espíritu de investigador que hacía algunos años que había perdido.

Lo que también era cierto es que después de trece horas de viaje en coche necesitaba comer algo y descansar. De hecho, lo prioritario era encontrar un lugar donde hospedarse, pues al fin y al cabo, dudaba que resolvieran aquel asunto durante lo que restaba de tarde y aún siendo así, tendrían que dormir en algún sitio. Un cartel que anunciaba una pensión, apareció frente a ellos de forma más que oportuna y el sargento no se lo pensó demasiado.

¿Vamos a probar ahí? - Les dijo mientras descargaba su maleta del maletero.

Cargando editor
22/04/2020, 18:35
Virginia Echagüe

El chucuchú de las máquinas me relaja. Es como el latido de un corazón. Me viene a la mente el Manifiesto Futurista, que me aprendí de memoria durante algunas de las borracheras con algunos colegas de la banda. Bazofia nihilista en boca de hombrecillos pretenciosos que exaltan una viriliad idealizada de la guerra y el trabajo para dárselas de prometeos por el mero hecho de ir por ahí entonando cancioncillas. No puedo evitar hacer un comentario, en una recta en la que me he dejado llevar por la velocidad. Hay que ver cómo me gustan los coches.

—¿Creen ustedes en Dios? Lo digo porque estamos en unos tiempos... interesantes. Cuando conduzco me acuerdo de un colega italiano, que me enseñó a manejar estos trastos, que siempre andaba por ahí, todo pesado, dándoselas de moderno con su manifiesto. No hablo del manifiesto comunista, otro, otro más... elitista, el "manifiesto futurista".

Sonrío, a estas alturas ya me van conociendo así que ya saben que soy rara. Algo me dice que tendrán ocasión de saber cuánto.

—En su punto ocho decía—finjo voz grave y acento italiano—¡Estamos sobre el promontorio más elevado de los siglos! ¿Por qué  deberíamos protegernos si pretendemos derribar las misteriosas puertas del Imposible? El Tiempo y el Espacio morirán mañana. Vivimos ya en lo  absoluto porque ya hemos creado la eterna velocidad omnipresente.

Suelto una carcajada que tiene que haber quedado muy poco femenina. 

—¿No les parece que el pobre demonio, de existir, tiene que estar asustado de los hombres? El mundo está loco de remate… Vaya que sí.

Y el resto del viaje trato de parecer lo más cabal posible.

Mientras agarro mi maleta afirmo con la cabeza ante la idea de ir a descansar a la pensión. No siento mi culo.

Notas de juego

Edito: he corregido una pequeña errata.

Cargando editor
23/04/2020, 08:53
Dr. Jose Maria Rocavila

El doctor había estado pensativo durante todo el trayecto en coche. Escuchando como Virginia elucubraba y hacía referencias a extraños manifiestos. El era un hombre de ciencia pero en ocasiones había visto cosas que no era posible explicar, al menos con sus conocimientos. Milagros o simplemente falta de información, quien sabe.

Pensaba sobre aquel asunto en el que se habían visto envueltos. Fanáticos con extrañas vestimentas, robos y asesinatos. Sin lugar a dudas aquel asunto era peligroso y se empezaba a arrepentir de haberse metido en aquel lío. La familia Dato sin lugar a dudas era importante, habría que ir con pies de plomo.

 — Este asunto es peligroso, tengamos cuidado. ¿Creen que el magnicidio de Eduardo Dato podría estar relacionado con todo este asunto?

Había estado releyendo el periódico que había comprado en Madrid, pero de allí no pudo sacar mas información aparte de la que ya conocían. Al menos si lo enrollaba le valdría para defenderse, era su única arma. Al menos sus compañeros parecían ir todos armados, incluida la muchacha.

— ¿Por donde empezaremos?

Después del largo viaje en aquel bólido, estaba molido. Necesitaba comer algo y descansar antes de seguir al día siguiente con sus investigaciones. En ese momento José Alfonso señalo un cartel de una pensión. 

— Parece un buen sitio, vayamos. Podemos preguntar a los inquilinos, quizá obtengamos alguna información sobre la casa de la calle del Socorro.