Partida Rol por web

Nada más cerrar la puerta de la habitación y entrar en el pasillo. Solitario en este momento. El móvil de Ellie comienza a sonar, la llamada es un número que no reconoce.

Cojo el teléfono y lo miro intrigada. ¿Quién llamará tan temprano?

- Sí, dígame. respondo sorprendida y alegre por hablar al fin con alguien.

Harding.

Estaba acostumbrado a que la gente reconociera su nombre y sólo espero que aquella mujer también lo hiciese.

Tengo un trabajo que te podría interesar. Se que eres periodista.

Aquello si era una forma de entrar, si, sabía que aquel anzuelo quizás sería fácil de picar, sobretodo porque necesitaba la ayuda de aquella mujer, necesitaba desesperadametne alguien razonable con quien contar, y los hombres de confianza ya habían dejado de existir para él.

Y tengo que hablar contigo, tengo que comentarte una cosa muy confidencial.

- Ya claro, y yo me chupo el dedo. colgué directamente, con la esperanza de que si no era una broma, volviera a llamar. Joder... dije en voz alta maldiciendo mi mala suerte en este viaje.

Tras coger el ascensor en solitario y bajar hasta la recepción, atravesarla y llegar al restaurante. Ellie se sento en una de las mesas, en espera de su desayuno.

Al momento se le acercó el camarero para preguntarle lo que deseaba tomar.

Buenos días, señorita. ¿Que desea tomar?

- Un desayuno completo por favor. dijo fastidiada.

Había rechazado una oferta de trabajo sin ni siquiera pestañear, pero qué diablos estaba haciendo.

Miró el teléfono, se había quedado guardado el número, que por otra parte desconocía. Harding había dicho...

- Bueno, está bien. Si hay que suplicar ahora, tú te lo has ganado bonita.

Llamó al número rogando porque el tal Harding se pusiera y la dejara hablar más de lo que ella le había dejado a él.

La misma voz que habló hace tan sólo unos minutos, volvió a sonar a través del móvil.

Harding al habla.

Comentó.

- Buenos días. Soy Darkstar. Así que una cosa muy confidencial ¿eh? Lo siento he pasado mala noche. Soy toda oídos. dijo recostandose sobre la silla y poniéndose cómoda mientras esperaba que le sirvieran el desayuno.

Harding suspiró al otro lado del teléfono.

No pretendo asustarla, suponía que me conocía. Le explicaré quien soy cuando nos veamos. Y si tiene trabajo, solamente le pido que escuche mi oferta, puede que sea más tentadora, o simplemente pueda compaginar los dos trabajos. En principio simplemente quería tener una cita con usted para hablar en algún lugar seguro. ¿Sabes? Hay Herejes por todos lados y hoy en día y cada vez más, las comunicaciones y los lugares son menos seguros. La Oscuridad está en todos lados.

Apretó con fuerza el teléfono y se acordó del día que abrió la tumba y apareció el Tentador Oscuro. Sintió miendo como aquel día. Siempre le pasaba, siempre le volvían aquellos recuerdos, aquel frío en el corazón, aquella fuerza invisible, aquella Oscuridad que lo cegó, el Tentador Oscuro... No podía evitarlo, no podía dejar de temblar y los nudillos se le pusieron blancos de apretar. Por un momento, se le olvidó la conversación.

Desde que volvió de la jungla, la gente lo había considerado un héroe, por eso no reparaban mucho en su forma de actuar, en su forma de desconectar del mundo real y volver a aquel día fatídico. Se lo personaban todo y Harding.... Harding simplemente no se daba cuenta de nada.

Necesito su ayuda.

Estaba sudando, pero era normal en él. Nada de lo que tendría que preocuparse.

Han llegado a mis oídos sus cualidades como periodista. Necesito alguien que odie la Oscuridad.

- Perdón, no le entiendo ¿que odie la Oscuridad?... interesante, un loco pero interesante. De acuerdo, diga dónde podemos vernos, yo estoy ahora mismo en Heimburg, asi que ha de ser cerca de aquí.

En ese momento llegó la camarera con su delicioso y caliente desayuno. Mientras escuchaba cogió una de las patas del croisant, ummmmmmmmm delicioso tan calentito.

El mercado...

Dijo en voz alta, pensando un buen lugar para reunirse con ella, pero luego recapacito.

El mercado no me parece muy buena idea, hay mucha gente andando y muchos cotillas.

Se paró un segundo a pensar mientras situaba la cita en algún lugar del mercado que fuera viable. Recordó un puesto que estaba cerrado y lo que había a su alrededor. Si, ese puesto era perfecto. Se notaba que no era la primera vez que hacía algo de este tipo. Era a priori un buen sitio.

Está bien. En el mercado, pero si veo algo raro, mucho me temo que tendré que salir de alli lo antes posible.

Siempre había ojos, la Oscuridad los tenía en todas partes y no podía fiarse de nada ni de nadie. Tenía que mantenerse muy despierto. Aunque aquel sitio parecía un buen lugar, tenía que ir antes para investigarlo y asegurarse de que no podrían ser escuchados. Hay que prevenir en la medida de lo posible un altercado.

Dentro de cuatro horas.

Confirmó, y colgó el telefono.

- ¡Qué tío más raro! dijo mirando el móvil que se había colgado ya. Bueno, tengo cuatro horas... ¿para qué? ummmmmm... siguió el ritual del día anterior, fue a comprar la prensa del día y luego a pasear por el barrio.

De paso preguntó por donde quedaba el Mercado.

Tras la compra del periodico y dar una vuelta por el barrio cercano del comercio, donde te han indicado donde se encuentra éste.

Poco a poco vas paseando por el mercado, bullicioso a estas horas cercanas de la comida, hasta que te aproximas a una zona donde hay un poco más de especio para poder andar, ya que han coincidido un par de puestos cerrados y la gente no se amontona como en el resto del mercado. En ese momento, un hombre, que se encontraba paseando en la dirección contraria, para y se fija en ti. Te das cuenta de que busca a alguien, así, que decide acercarse.

Buenas, disculpe señorita, estaba buscando a una persona... no se si.... ¿Darkstar? ¿Se llama usted Darkstar?

Pregunta duditativo y con educacion.

Paseo por el mercado tranquila, todavía falta un rato para mi cita. Espero que no me haga esperar mucho, eso me pone nerviosa y no tengo yo el día como para eso.

- Sí, soy yo. Ellie Darkstar, digo tendiendo mi mano y sonriendo. Lo dicho, ¡qué tipo tan raro!

El hombre no para de mirar a todos lados, se muestra algo nervioso, pero intenta disimular en lo máximo posible.

Soy Harding.

Se dibujó una sonrisa en su cara y bajo la chaqueta, se dibujaba muy mal disimulada una pistola. Se acercó un poco más a ella.

Me alegro que haya venido antes de tiempo. Y añadió. Y sola.

Espero que nadie esté al tanto de todo esto. Puede resultar peligroso para los dos. Soy Randall Harding.

Aquel hombre era evidente que hacía tres años que se mantenía fuera del campo de batalla, pues había engordado unos kilos, pero aún mantenía el temple y la mirada de un soldado, y su voz, sonaba autoritaria.

Ellie le mira de arriba a abajo pero sin mover la cabeza, suspira y se queja mentalmente de su mala suerte. ¡Qué tío tan raro!

Al ver el arma se pone algo nerviosa, un tío tan intranquilo, impaciente y nervioso no es bueno que ande jugando con armas.

- Estoy sola en la ciudad, así que no sé a quién podría haber avisado de que he venido. Pero claro como hay espías por todas partes, pueden haberme seguido. dije guiñandole un ojo para quitar hierro al asunto. Venga hombre, relájese y cuénte, soy toda oídos.

¿Sabes? Hay Herejes por todos lados y hoy en día y cada vez más, los lugares públicos son menos seguros. La Oscuridad está en todos lados.

Apretó con fuerza sus puños y se acordó del día que abrió la tumba y apareció el Tentador Oscuro. Sintió miendo como aquel día. Siempre le pasaba, siempre le volvían aquellos recuerdos, aquel frío en el corazón, aquella fuerza invisible, aquella Oscuridad que lo cegó, el Tentador Oscuro... No podía evitarlo, no podía dejar de temblar y los nudillos se le pusieron blancos de apretar. Por un momento, se olvidó de la pressencia de Darkstar.

Desde que volvió de la jungla, la gente lo había considerado un héroe, por eso no reparaban mucho en su forma de actuar, en su forma de desconectar del mundo real y volver a aquel día fatídico. Se lo perdonaban todo y Harding.... Harding simplemente no se daba cuenta de nada.

Necesito su ayuda.

Estaba sudando, pero era normal en él. Nada de que preocuparse.

Han llegado a mis oídos su ambición, su fortaleza mental y su personalidad. Necesito alguien que odie la Oscuridad, que sea periodista y no haya sido tentado por la Oscuridad. Necesito una reportera que sea valiente.

- Bien bien, nada de oscuridad, eso ya me lo dijo.dije acercándome a él más e intentando ser más cordial y cercana. ¿qué necesita exactamente Hardy?

El mercado... el mercado no me parece muy buena idea para hablar, hay mucha gente andando y muchos cotillas.

No se había movido de delante de Darstar en todo este rato. Ahora, se callo, pensaba un lugar para poder hablar con ella. De pronto recordó un bar que permanecía "cerrado" a vista de todo el mundo, pero que él podía acceder allí. Si, era un hombre habilidoso y se notaba que no era la primera vez que hacía algo de este tipo. Era a priori un buen sitio.

Está bien. Si quiere que le explique algo más, tendrá que estar dentro de una hora en el bar Vitamina, pero si veo algo raro por su parte, mucho me temo que marcharé de alli.

Siempre había ojos, la Oscuridad los tenía en todas partes y no podía fiarse de nada ni de nadie. Tenía que mantenerse muy despierto. Aunque aquel sitio parecía un buen lugar, tenía que ir antes para investigarlo y asegurarse de que no podrían ser escuchados. Hay que prevenir en la medida de lo posible un altercado.

Dentro de una hora.

Confirmó, y siguió su paseo, alejándose de Darkstar.

- Espere. Espere. Hablemos ahora... tsk... mierda. Mira que me tocan las narices los tios tan raros. ¿y donde puñetas está el bar Vitamina? miró como el tipo se alejaba asustadizo y mirando a todas partes. No sabía si merecía la pena acudir a la cita, pero la verdad que no tenía nada mejor que hacer.

Acudió al hotel de nuevo y preguntó allí por ese bar, a ver si tenía suerte y era conocido.