Partida Rol por web

Estaba leyendo cuando miré la hora.

UFFFFFFFFFFFFF ¡Qué tarde! Estaba claro que me acababan de dar plantón. Bueno, no podía desperdiciar la noche, así que me cambié y pedí un taxi para ir al club... no tenía muy claro por donde tirar, así que solo me dejaría caer por allí para que me vieran.

Cuando terminé, dejé una nota en mi escritorio:

HE IDO AL club "Black Cormorant" en Ephemeron St. 267

De esta forma, si me pasaba algo o alguien conseguía entrar en mi cuarto, sabría donde encontrarme.

Salí del cuarto y me quedé parada mirando su cuarto. Era una tontería preocuparse. Si le interesaba, se molestaría en buscarme. Sino, mejor olvidarle.

Tomé el ascensor y bajé al hall.

Nada más bajar a la entrada del Hotel, vislumbras un taxi aparcado en la entrada. Siempre vienen rápido cuando se trata de un Hotel como aquel. A los clientes adinerados había que tenerlos contentos, y eso, la compañía de taxis era experta.

Hay bullicio de gente en el exterior, no mucha, pero si la suficiente como para intentar pasar desapercivida.

Salgo del hotel sin llamar demasiado la atención y subo al taxi para ir a mi destino.

- A Ephemeron St. 267, por favor. indico al taxista.

Me recuesto en el asiento, va a ser una noche muuyyyyyy larga.

Cierro los ojos y trato de concentrarme para mi misión.

El taxi encendió la intermitencia de la izquierda y se dispuso a salir a la calzada. El hombre, de unos cincuenta años, asomó su cabeza por la ventana para ver cuando podía continuar con el viaje. En el momento que pudo, salio de la puerta del Hotel y se dirigió al local.

Intenté concentrarme pero pensaba en alguien que alteraba mi pensamiento y me desviaba del asunto, normalmente no me preocupaba tanto de los hombres, pero este tipo... primero me da largas burlándose y luego se disculpa. pero luego me da largas otra vez y se marcha... ais... debo estar perdiendo sexapeal.

El club "Black Cormorant", resulto estar en una finca de unos 20.000 metros cuadrados, como ya sabía Ellie. La finca, ahora que la tenía delante, mientras el taxi se iba aproximando, se daba cuenta de que estaba rodeada de un muro de 3 metros de altura.

El taxi se encamina hacia la entrada, custodiada por un gran porton de doble reja batiente que se encuentra abierta. Nada más entrar, dos hombres, supuestos vigilantes de seguridad del lugar se aproximan al taxi que aminora la velocidad.

Ellie, desde su asiento puede ver que la carretera que pretendía seguir el taxi y que los dos miembros de seguridad se lo impiden, sube una ligera loma encima de la cual se halla instalado el edificio principal. Es una construcción según el estilo colonial Capitolino, y consta de tres pisos de unos 1.200 metros cuadrados por planta, según puede observar a tanta distancia.

El taxi aminoró hasta quedarse parado. Uno de los dos hombres se acercan por la ventanila del taxi e indica que baje la ventanilla, acto que sin dudar hace el taxista.

Buenas tardes caballero.

Mierda!!!! a ver ahora que quieren... espero que no sea necesaria una invitación para entrar.

Bajé mi ventanilla y traté de engatusar al guardia.

-Buenas noches cielo, ¿algún problema?

El hombre se quedó sorprendido cuando la ventana de atrás del taxi se abrió y asomó la voz de Ellie. Sin duda, no se lo esperaba. Miro al taxista y luego, dio dos pasos para acercarse a la ventanilla donde se encontraba Ellie asomada.

La observó, incluso le miro las piernas y el bulto del pecho. Si, era un buen ejemplar. Capitolina podría jurar.

¿Tiene invitación, señorita?

- Buenas noches. Hace falta invitación? Creía que no era necesario teniendo unos buenos de estos. dije sensualmente señalando mis pechos.

Mierda si no cuela será una noche para olvidar... joder!

El miembro de la seguridad mira atentamente como los pechos de Ellie se abultan cuando ella los aprieta con sus manos contra su cuerpo. Tras unos breves momentos estudiando la situación contesta.

Si lo que quiere es trabajar aqui, le recomiendo que visite al jefe.

Ciertamente es a lo que vengo muchacho. digo aprovechando la directa.

A ver si por ahí cuela, pero eso solo me asegura entrar hoy. cachis. espero que acepten camareras sino... ya me estoy metiendo en lios de nuevo...

El miembro de la seguridad dejo de ver su pecho para pasar a sus piernas. Sin duda es una mujer interesante, y quizás le intere a algún cliente predilecto del jefe. Sacó una tarjeta del bolsillo y se la extendió a Ellie.

Llamelo mañana sobre las una del medio día. Él le antederá directamente.

Miro la tarjeta atentamente antes de responder.

- Disculpa cariño, y no puedo pasar a ver el club para ver si me interesa o no. Me lo han recomendado encarecidamente y bueno... solo quiero echar un vistazo. dije tranquila y sonriente.

... que cuele por favor que cuele... crucé los dedos mientras esperaba su respuesta.

El hombre parece que suspiró con la mirada, resignado ante aquella mujer que ya le estaba incordiando demasiado. Se retiró un poco y se tocó el pinganillo que tenía sobre la oreja, y mientras hablaba, comenzó a andar para un lado y para otro, siempre de espaldas al vehículo y en voz tan baja que Ellie ni el taxista podía escuchar lo que comenta.

Después de unos segundos se dio la vuelta y se dirigió nuevamente al coche, a la parte donde estaba el taxista, y con una seña le indicó que continuara su camino.

- Gracias. dije sonriente de nuevo.

¡TOMA YA! grité por dentro con tanto entusiasmo que casi pego un bote en el taxi. Ahora tendría que seguir con el rol de querer trabajar allí, pero bueno al menos podía entrar.

Una vez pasado el puesto de control, porque eso es lo que le había parecido al taxista, avanza con su coche por la pequeña carretera, subiendo la ligera loma encima de la cual se halla instalado el edificio principal. Está constrjido según el estilo colonial Bahues, y consta de tres pisos de 1.200 metros cuadrados de planta.

El Taxista se acerca lentamente a la entrada del edificio, y antes de que pueda salir del coche, una mujer hermosa y casi desprovista de mucha ropa se acerca al taxi para abrirle la puerta a Ellie. Está vestida con un traje de chacha, pero sumamente corto, de tal forma que al menor movimiento descubre su lencería íntima. Junto a ella hay un hombre bestido de chaqueta.

Ufffffff un local de alterne. Joder! ya podía ser otro tipo de club! Mierda!Odio estos sitios.

Al llegar pagué al taxista y le pedí que volviera en una hora. No creía que pudiera estar mucho más por allí sin llamar demasiado la atención.

Salí del coche y miré al tipo enchaquetado con mi sonrisa más sensual.

-Buenas noches. dije sin más entrando en el local.