Partida Rol por web

Korinek se queda un poco extrañado con el tono de la cientifica. No pensara que tubiera personalidad. Eso no le gustaba demasiado.

Bueno, señorita. Ahora tendremos que vernos, y tendre que comprobar como puede serme util en mis planes.
Digale a Harding que le de mi numero y venga a verme mañana.

Se calla un segundo, pensando si invitarla a pasar la noche, pero sinceramente, con esa voz es posible que fuera una vaca fea. Asi que no se la jugo.

Buenas noches. Mañana tendra sus respuestas, si es que sabe hacer las preguntas.

Pensé que ya se sabía para qué era útil...

El último comentario de Korinek la irritó lo suficiente para intentar responderle una burrada, pero a cambio se mordió la lengua y solo Harding podía er su expresión de indignación en sus ojos. Que simpático...

Muy bién, hasta mañana - ni siquiera cortó, le pasó el teléfono directamente a Harding.
Korinek quiere que me de su número - dice rápidamente a Harding.

Necesitaba dormir algo, la falta de sueño la estaba poniendo nerviosa y de muy mal humor.

Harding colgó el telefono por instinto, y buscó el número de Korinek para pasarselo a Melba.

En cuanto ésta lo tenía apuntado, se levanto de su asiento.

Bien, terminada la reunión es mejor desaparecer de aquí lo antes posible, porque mientras estemos el menor tiempo posible juntos, menos la investigarán, ya me entiende.

Extendió la mano hacia Melba para saludarla.

Ha sido todo un placer y espero que podamos salvar a Venus de todo lo que se nos avecina.

De nada Harding - pese a su mal humor con Korinek logró sonreir a Harding mientras se levantaba de la silla. Guardó el papel con el número de Korinek.

Entonces me voy ya - dijo Melba antes de encaminarse a la salida. Se vuelve hacia Harding y le dice "adiós" con la mano y seguidamente salió de la habitación en la que estaban.

Sin mirar atrás a las personjas que estaban en el bar, ni al camarero que no le había hecho caso, Melba salió del supuesto bar.

Caminó hasta la calle donde le había dejado el taxi al llegar, cogió su teléfono y llamó a la central de taxis pidiendo uno. Allí estaba, esperando un taxi que la llevara al hotel para poder descansar.

El taxi tardó lo esperado. Y tras ese tiempo, Melba ya se encontraba sentada en él y de paseo por Heimburg en busca de su Hotel, que al poco rato, apareció silencioso por su lado derecho.

El taxi paró y rápidamente, después de cobrar la tarifa, salió para abrirle la puerta a Melba. La puerta del Hotel se encontraba semivacía, solo unos pocos hombres y mujeres entraban y salían, demasiada poca gente para las horas que eran, por el movimiento que había visto en la ciudad, tras su paseo en taxi.

Gracias - dice al taxista que muy amablemente le había ayudado a salir.

Supongo que la gente estará cenando... piensa Melba después de ver las pocas personas que salían y entraban del hotel.

Ya se había bajado del taxi y entró al hotel en dirección al ascensor. Saludó de paso a la chica de recepción y pidió el ascemsor.

El ascensor no tardo en bajar, y las puertas se abrieron. Dentro no había nadie. Melba entro y subió hasta su planta, donde al abrirse la puerta del ascensor, descubrió que no había nadi en el pasillo, como siempre.

Esto está tan tranquilo que cuando me fui, parece que estuviera yo sola en esta planta...

Melba se acerca a su habitación y la abre, entrando ycerrándola posteriormente con rapidéz. Así fue avanzando hasta la cama y se tumbó en ella tal cual estaba vestida.

Ay... - suspiró - no he parado en todo el día. Muy bién vendría ahora una ducha y a la cama.

Ni siquiera tenía hambre pero se planteó pedir la cena.

Ya que se había tumbado en la cama le costaba levantarse de nuevo, tenía pereza, pero le iva a hacer bién asearse. Así que tomó impulso y se le vantó de la cama para dirijirse al baño a ducharse.

Con agua muy caliente, como a ella le gustaba quiso quitarse el ajetreo del día, la temperatura del agua era muy importante, le relajaba lo suficiente para poder dormir luego.

Ya en la ducha le empezó a rugir un poco el estómago. Vaya...al final me ha entrado hambre.

Tras la ducha, y por petición de su estómago llamó a servicio de habitaciones para pedir algo de cena.

El servicio de habitaciones contesto rápidamente a la llamada.

Servicio de habitaciones, ¿en que puedo ayudarle?

Buenas noches, quisiera un vaso de leche caliente con colacao y galletas cuétara. Gracias - dijo Melba antes de colgar el teléfono.

Se volvió a tumbar en la cama a esperar por su cena, siempre le apetecía un vaso de leche caliente cuando estaba cansada.

Enseguida se lo sirven en la habitación.

Si eran tan rápidos como con el almuerzo, con un vaso de leche no tardarían nada.

Nunca había estado en un hotel de tanto lujo pero le estaba empezando a gustar mucho.

Tras varios minutos, la puerta sono con varios golpes y una voz masculina habló desde el otro lado.

Su cena.

Que bién!...piensa Melba. Se levanta de la cama y se dirije a abrir la puerta al servicio de habitaciones.

Muchas gracias - dice. Le da propina y cierra la puerta.

Se sentó y muy despacio se bebió la leche caliente. Le relajó bastante, tal como ella pensaba.

Debería acostarme ahora... - no dudaba de descansar sino de que llegara pronto el día y tuviera que hacer lo que ha quedado con Harding. Quería que todo le saliera bién y estaba algo nerviosa con ello.

Algo nerviosa dio una vuelta a la habitación, somo si aquello le fuese a calmar. Todo spicológico.

Después de aquella vuelta arregló la cama para dormir y se metió en ella apagando luego la luz.

Con los ojos todavía abiertos miró hacia el techo que ya no veía bién por la oscuridad y se imaginaba su día siguiente... Saldrá todo bién...se dijo para sí.

Poco a poco los ojos le pesaban más entre aquella osucridad hasta que se le cerraron quedándose dormida en un profundo sueño.

Después de una noche que ha parecido eterna, se alcanzan las tempranas horas de la mañana y el sol despunta en el horizonte, despertando por sus rayos y por el ruido de la ciudad despertando.

Melba bosteza fuertemente antes de salir de la cama. No había cerrado bien las persianas y un rayo de sol penetró muy decidido por la ventana, apuntándole justo a la cara. No había otro remedio, había que levantarse.

Hoy sería un día duro, o según se mire, Venus dependía de ella y eso ya era suficiente. Tendría que desayunar algo y llamar a Harding. De tal forma que levantó el teléfono y marcó al servicio de habitaciónes.

Quiero desayunar. Un vaso de leche con Colacao y unas galletas, por favor - dice antes de colgar el teléfono.

A lo que le traían el desayuno se metió en el baño. Una buena ducha es perfecta para la mañana, le despertaría enseguida. Entonces, se fue aseando antes de que llegara el desayuno.

El desayuno no tarda en llegar, como suele ser constumbre en el Hotel. Rapidez y eficacia. La puerta de la habitación de Melba suena y tras ella, la voz del botones indicando que trae lo pedido.