Partida Rol por web

Pues sí, es un bar, pero aún así tiene pinta rara. espero que Harding no tarde mucho.
Nadie se inmuta a mirarme pero valiente entro y me acerco a la barra.
- Una cocacola por favor. Digo al camarero a ver si me hace caso y me atiende.

Una vez más cerca de la barra, melba se percata de que el camarero, sin tener pinta de serlo, está sentado sobre una silla y ojeando una película en una pantalla que tiene detrás de la barra, pegada a la pared, y que se ve perfectamente desde donde está Melba. Tiene unos auriculares puesto, y cuando ella le habla, no le hace caso, está concentrado viendo la pelicula.

De pronto, un hombre se acerca a la barra, tan rápido que Melba no se percata de ello. Rodea un poco la barra y se acerca más a donde está el camarero, le hace un par de señales con la mano y éste se quita los cascos.

Te ha pedido un refresco.

Comenta señalando a Melba.

El camarero, inmediatamente se quita los cascos y le acerca el refresco a Melba, y luego se vuelve a su sitio para seguir viendo la pelicula.

Supongo que vienes a ver a Harding, ¿no?. Te espera en aquella sala.

Dice señalando una puerta que había dejado atrás Melba y que estaba cerrada.

¿Y cómo sabe a quien vengo a ver?? pienso anonadada. Pero le doy las gracias al caballero que se ha dignado a hablarme.
- Gracias - le digo sin más, mientras miro al camarero que parece no tener ganas de trabajar.
De todas formas, ya estaba Harding allí así que decidí dirigirme al cuarto que me señalaba aquel hombre.
- Deje la cocacola - digo en voz alta al camarero. Seguidamente me voy al cuarto donde me espera Harding.

El hombre, con barba de un par de días y desaliñado, con barriga cervecera, se vuelve a su mesa, junto a cuatro más, y sigue devatiendo sobre los mapas, mientras el camarero sigue viendo la película con sus auriculares puestos. Todo está tranquilo, y Melba retrocede sobre sus pasos y encuentra la puerta a su izquierda. En el momento que la abre, ve un cuarto iluminado, alicatado de azulejos como un cuarto de baño, con una mesa larga y varias sillas. Sin adornos. Sin ventanas.

En una de las sillas está Harding sentado, tomándose una cerveza y le hace un gesto a Melba para que entre y cierre la puerta.

He solicitado esta habitación para poder hablar tranquilamente. Aqui nadie nos escuchará y podremos hablar del asunto con mayor tranquilidad. Sientate.

Normal, en este sitio tan raro a nadie se le pierde nada... pienso después de oir a Harding.

Me acerco a su mesa y me siento.

Y bien...¿cuándo empezamos? porque quiero saber ya a lo que me estoy enfrentando - aunque lo que Harding quería era proponerme alguna faena, parecía que ya me había metido en un asunto feo.

Usted dirá.

El olor a vino del bar se filtraba a través de la puerta e impregnaba toda la sala. Calló durante un rato, como recordando algo, siempre le pasaba lo mismo. Cuando reaccionó, levantó la mirada hacia Melba.

Lo siento, pero el vino me da mala espina, prefiero tenerlo lo más lejos posible.

En ese momento le vinieron imágenes de aquella catrástrofe.

A menudo siento pesadillas sobre aquel día en la jungla y la maldad liberada de la que soy responable. Vivo con remordimientos por mi insensata acción. ¡Tenía que haber pensado antes!

Se le escapó levantar la voz un poco más de la cuenta. Sus ojos se volvieron rojos, pero no derramó lágrima alguna.

Mi único consuelo es que resistí las persuasiones del Tentador y que sobreviví  a la lucha contra la Legión Oscura.

Es como si se fuera ido de aquel lugar y posteriormente hubiera regresado. El dolor desapareció y volvió la sonrisa, sus músculos se volvieron a relajar y su expresión mostró calma. Era como si Harding confiara ciegamente en Melba y sus miedos más intimos se le escaparan en una especie de confesión.

Paro un segundo sus palabras y miró hacia la puerta, sabía que si continuaba, se perdería todo contacto con aquella mujer y no estaba dispuesto a que eso sucediera.

Se encogió sobre sus hombros y metio sus manos en los bolsillos. Un respingo recorrió su cuerpo.

Estos tiempos son peligrosos. Es triste pensar que ya ni se puede confiar en que la Hermandad haga lo correcto.

Era evidente que que aquí había algo más, pero Harding no sabía como sanjar el tema, ni sabía como hablar de ello sin probocar algo que no quería. Simpremente él pretendía que Melba lo entendiera, que supiera la gravedad de lo que se iba a enfrentar, del peligro que corría todo Venus si no actuaban con rapidez y del peligro que corrían los dos si actuaba rápido. Era una desición importante que tomar y no sabía como contarselo.

El tema de la Hermandad era un buen comienzo para intentar expresar lo que sentía y la misión, si la misión era importante.

Qué le habrá pasado con el vino...total, a mi tampoco me gusta.

Yo personalmente no confío en nadie, aunque a veces casi caigo en dejarme llevar, pero msi andaduras me han echo ver las cosas de otra forma. Sobre todo que nadie quiere algo porque sí - hace una pausa - Mira Harding, tienes suerte de que haya venido, quizás fue una corazonada de que tenía que ayudarte, pero aún así no quiero trucos, ya me fue muy duro en la cárcel.

Me gustaría que fueras al grano...no te preocupes, te aseguro que no me asusto tan fácil.

Sentía que se hacía la dura, pero sería solo una fachada, porque por dentro estaba dandole vueltas a la posible propuesta de Harding. Estaba cansada del viaje diurno y al día siguiente tenía que volver a viajar. Pero, ¿qué tendrá que hacer por Harding?

La Hermandad no entiende el verdadero peligro de las fuerzas a las que se enfrenta.

Se quedo con la frace en la garganta, con el mismo nudo que el estaba ahogando un grito. Su única ayuda, se estaba impacientado. No tenía las fuerzas necesarias para frenarla en caso de que decidiera abandonar el bar y la miró fijamente, deseando que tarde o temprano entendiense lo que estaba apunto de suceder. Tenían que hablar de los artefactos encontrados allí y del peligro que corría Heimburg, y en su extención, toda Venus.

Es sobre la Hermandad.

La Hermandad ha estado desmantelando la tumba ladrillo a ladrillo y ha encontrado diversos artefactos dentro y bajo el lugar. Los ha examinado para separar los que representan una amenaza de los que tienen un valor meramente histórico. Los primeros han sido escondidos en la Catedral o destruidos, y los segundos han sido enviados a diversos científicos para su estudio.

Gracias a su influencia y su puesto de honor tras recibir las medallas, ha podido estudiar y ver algunos de esos objetos.

Algunos han llegado a mis manos como jefe del Servicio de Seguridad del Departamente Capitol de Artefactos Antiguos e Investigaciones Historicas (SSDCAAIH). Sin embargo, como los Duques Electores tienen tanta influencia con el Cardenal, la mayoría ha ido a parar a los científicos Bauhaus.

Dejo de hablar un momento para que su contertulia asimilase lo que le estaba diciendo. Aunque en ningún momento estaba acusando a nadie, poco a poco estaba metiendo a todos los involucrados en el tema.

Melba sigue atenta a la conversación de Harding, sin dar ningún comentario.
No quería decir nada hasta no saberlo todo, o casi todo.

Al silencio de Melba, Harding puso una mirada soñadora y recordará el momento que abrió junto a sus hombres el Segundo Sello y el Mal intentó tentarlos para que se pasaran a la Legión Oscura. De pronto, comenzó a desvariar.

Me ofrecieron el poder para destruir a todos los enemigos de Capitol. En la Visión, un extraño me ofrecía un disco de piedra con un zafiro en su centro. El extraño, por supuesto, era el Alma Oscura, y me dijo que el poder del disco bastaría para cumplir todos mis sueños. Por supuesto, no me rendí a la tentación, pues se que es imposible hacer pactos con la Oscuridad y salirte con la tuya.

Guardó un momento de silencio, y suspiró, nostálgico. Descansó el peso de su consciencia sobre sus hombros y se vino un poco abajo.

Hasta hace una semana pensé que todo había terminado, que había resistido a la tentación y me estaba ocupando de nuevos asuntos, como bien sabes. Entonces llegó hasta mi un inofrme sobre un artefacto que la Hermandad había encontrado bajo el sarcófago del Segundo Sello. Se trataba nada más y nada menos que del disco que el Alma Oscura me había enseñado en la visión.

Oí hablar del disco porque la Hermandad planea enviarlo al Museo de bauhaus de la Herencia Venusiana para su posterior estudio. Por supuesto que usé mis contactos, e informé de lo que sabía sobre el disco y sobre mi sueño, pero me aseguraron que habían examinado totalmente el disco y que en cualquier caso contenía aún menos restos de la Simetría oscura que los otros artefactos. Me dijeron de buenas maneras que me ocupara de mis asuntos.

Era increible como condecoran a un hombre con medallas y premios, pero lo poco que se le escucha cuando alguien está totalmente seguro de lo que está haciendo. La Hermandad peca de arrogante por no escucharlo y posiblemente sea su perdición, pues Harding está totalmente seguro de su sueño. Pero sólo lo tratan como un loco, demasiado afectado por todo lo que le pasó en la selva.

Estoy completamente seguro de que el disco es peligroso. Cuando fue llebado al museo de la Herencia Venusiana, me puse en contacto con los científicos bauhaus, pero no me permiten ni mirarlo. Hay mucho resentimiento entre Capitol y Bauhaus en estos momentos. La primera está enfadad porque ha invertido una gran cantidad de dinero en un territorio destruido en la Batalla por el Segundo Sello. Ha intentao obtener algún resarcimiento de la orden Böhmdorfer, pero Bahuaus se ha negado en redondo a devolver ni siquiera una fracción del valor del terreno. Mientras tanto, la Hermandad ha declarado toda la región abierta, por lo que hay tropas bauhaus y del Cardenal estacionadas en una zona pagada por Capitol. Y por si fuera poco, esta corporación se está quedando con los artefactos menos valiosos. Lo se porque yo estoy a cargo de todo eso.

Poco a poco, mientras Harding va contando todo esto sobre las tenciones, se le notará como se va encendiendo a medida que habla del tema. Sobretodo cuando habla del trato que está recibiendo Capitol en todo el asunto.

Además, Bauhaus está molesto por mis constantes intentos de conseguir que Capitol reciba algo más de todo lo recuperado. He hecho muchos enemigos poderosos en el Departamento de Artefactos Antiguos e Investigaciones Históricas. Mis contactos no pueden hacer nada frente a esto.

Sus puños están apretados de la rabia.

El disco representa un gran peligro para Heimburg, independientemente del valor historico que pueda tener. Debería de ser destruido, independientemente de quien lo tenga.

Hiso una pausa para mentalizar a Melba de la gravedad del asunto.

¿Que sucedería si un científico Bauhaus liberase algún gran mal de su interior, del mismo modo insensato que yo abrí el Segundo Sello?

La pegunta le sonaba a retórica, de todos modos, su respuesta no debía de ser nada buena. Melba se ha quedado callada unos instantes recopilando toda la información que Harding se ha lanzado a decir.

Pero la pregunta clave para ella era:
- ¿Por qué me has llamado a mi? - quizás no era una pregunta importante, pero ¿qué podía hacer ella?

Por fin estaba llegando al meollo de la cuestión, por fin estaba alcanzando el motivo de la conversación. Todo se estaba reduciendo a una frace sencilla que no tardo en decir, pues estaba deseando salir de sus pulmones como el humo cuando solía fumar cigarrillos.

Quiero que me ayudes a robar y destruir el disco del Museo de la Herencia Venusiana.

Es el único modo, lo he intentado por todos los canales oficiales, y me he topado con una muralla burocrática. ha llegado el momento de la acción antes de que ocurra algo que todos lamenten.

Pero yo... yo no puedo...

Yo no puedo hacerlo, estoy casi completamente seguro que estoy siendo espiado por agentes de Bauhaus. Parece que no confían mucho en mí.

En ese momento giró la cabeza hacia los lados como si alguien lo estubiera viendo u oyendo. Su voz sonó más débil y apagada.

Quiero que entres en el museo y que cojas el disco sin matar a ningún guardia o científico, y sin causar demasiados daños. Los investigadores son inocentes, y no merecen morir sólo por poner en peligro sin saberlo a toda Venus.

Yo no puedo... yo....

Un grupo de exmilitantes de Capitol, que lucharon en la batalla del Segundo Sello, fiables, te acompañarán a robar y custodiar el Disco. Una vez que terminen con su trabajo y tengas el Disco en tu mano, lo llevarás a un laboratorio secreto que ha preparado, lejos de la mirada de la Seguridad Bauhaus.

Puedo pagarle una buena suma por sus servicios, además de comisiones en las Inteligencias Cientificas de Capitol, si ese puede ser tu deseo. Incluso, puede examinar el disco una vez recuperado, bajo la seguridad del laboratorio que le he preparado.

Si necesita algún tipo de equipo, sólo tiene que pedirmelo, lo importante es que se llebe a buen puerto la misión. Y sobre todo, que se haga lo antes posible. Me parece de lo más correcto recibir antes de esta noche, noticias suyas. Ya me entiende, cualquier momento es bueno para que los científicos Bauhaus cometan algún trágico error si no se actúa rápidamente.

En cuanto al grupo ex-militar, no se preocupe, se tendrá que poner en contacto con ellos esta misma noche, y podrá reunirse con ellos para planear el plan.

Otra cosa, no deverá contactar conmigo en ningún momento, salvo una emergencia. ¿Entendido?

Era evidente que Harding estaba más animado que al comenzar la charla, al final veía luz en medio de toda la oscuridad. Veía la posiblidad de salvar al mundo que él mismo había condenado por una negligencia. Era importante para él y para su conciencia el poder destruir el disco de la mejor manera posible, de ahí que fuera contratado al mejor, y la mejor cientifica.

¿A robar? ¿me está mandando a robar? - melba no da crédito, acaba de salir de la cárcel y le están invitando a entrar en ella de nuevo.

En décimas de segundo se le pasó por la cabeza toda la expedición por la que le habían llamado, James, ¿qué estaría haciendo James? qué pasaría con su trabajo nuevo si aceptaba robar...

Por muy buena acción que sea, me está diciendo que cometa un delito - suspiró y desplomó sus brazos sobre la mesa - a ver...¿qué posibilidades hay de que esto salga bén?

Melba admite que Harding lo tiene todo muy planeado, quizás si se hace muy bién el trabajo no pasaría nada.

Harding no pudo reprimir su sonrisa de satifacción.

Si, estoy proponiendo un robo, pero para salvar a Venus de la destrucción, creo que esa es una escusa válida. Y en cuanto a tener éxito, yo no dudaría de eso, he avisado a los mejores militares que lucharon en la Guerra del Segundo Sello, por lo que tengo toda la seguridad de que todo saldrá bien y sin ningún herido. Además, no hay nada que temer, en el Museo no se encontrarán resistencia.

Hiso una pausa para recarcar sus palabras de ánimo.

¿Que decide? Necesitamos una Cientifico cualificada para todo esto. ¿Nos ayuda?

Si aceptaba el trabajo era una gran responsabilidad la que tenía entre sus manos, se metería en un berenjenal de tres pares de narices, pero por otro lado Harding tenía razón, lo tenía todo bajo control y con muy buenos soldados.

Melba suspiró fuertemente, miró a Harding y suspiró de nuevo. Eso de ser una científica cualificada como la gente le decía no era muy bueno a veces... Pero si aceptaba el trabajo haría también algo por el mundo, era para salvar a Venus, si salía todo bien no podía ser malo.

No se lo pensó más.

Vale, lo haré... - dijo con voz cansada - todo sea por Venus.

¡¡Bien!!

Harding no pudo reprimir el grito de victoria, apretando los puños.

Ahora, vamos a avisar al hombre encargado del grupo militar para que quedeis en algún sitio y planear el robo.

Estaba pretorico, sumamente alegre. Todo estaba saliendo según sus planes, y cuando todo estubiera destruido, podría descansar en paz. Venus estaría a salvo, la volvería a salvar por segunda vez.

Saco el móvil de su bolsillo y marco el número de telefono y espero a que contestarán desde la otra línea.

...

...

Me alegro oirle de nuevo, Teniente Korinek. Ya le he averiguado el último miembro a su grupo. La cientifica que le prometí para tenerlo todo controlado. Le paso con ella para que puedan quedar en algún sitio y planear el robo.

Sin decir nada más, cogio el telefono y se lo paso a Melba.

Presentese, es el Teniente Korinek, de Bauhaus.

Buenas noches teniente. Habla con Melba Fish.

Es lo único que se le ocurre a Melba después de haber aceptado la petición de Harding. Todavía pensaba si era buena idea o no, lo que estaba claro es que ya no había marcha atrás.

La voz de la joven era sugerente.

Buenas noches, habla con Korinek Bundeskanzler Böhmdorfer IX, para servirla.
Y ahora dejando a un lado las tonterias del protocolo. ¿Entiende la necesidad imperiosa que tenemos de que este plan se desarrolle sin problemas?

No tenia del todo claro que ella entendiera todos los detalles. Pero no estaba de mas acerla preocuparse un poco.

Se preguntaba que aspecto tendria. Pero eso ahora daba igual.

Vaya nombre más largo, ¿no podía llamarse Mark simplemente?...

Las tonterías del protocolo me hacen saber con quien estoy hablando, gracias - dice Melba con todo cortante, luego relaja su voz y prosigue - Y sí, he entendido todo, Harding ha sabido hacerme llegar el mensaje perfectamente.