Partida Rol por web

Si las hay, tu no las ves

[Celda de confinamiento, Modulo 2]

-¿Le incomodan las camaras? Supongo que es normal, debo confesar, que no las he prestado mucha atencion. Es lo que tiene, cuando no tienes nada que ocultar.- Respondi sin darle mucha importancia, aunque por dentro, reconocia que era un buen valido argumento para no hablar. Uno nunca podia saber, cuando lo estaban espiando.- Sin embargo, me gustaria que comprendiera, que sea cual sea la razon por la que enrolo en esa nave, esta basada en una mentira o trampa, pero eso ya lo sabe, lo que no estoy seguro de si sabe, es que usted no es el unico difamado. Y vamos a tener que colaborar entre todo nosotros, a partir de ahora, para limpiar nuestro nombre.- Me agache ante el pelirrojo, y con una media sonrisa, le ofreci una mano.- ¿Puedo contar con su ayuda, señor...?

[Celda de confinamiento, Modulo 2]

-Joderr muchacho, ¿tienes algo en los dientes que te impide hablarr? -Le digo con una mirada interrogativa. El chico es que no es capaz de decir cinco palabras seguidas sin tener que interrumpirse para tomar aire. Pero eso no me impide estrecharlecon un fuerte apretón a esa mano que me ofrece. -Me llaman Leon. Porr la barrba, prrincipalmente. -Y luego vuelvo a inclinarme tranquilamente hacia atrás apoyándome incómodamente. Me he presentado, que es bastante, y ahora mismo no me apetece mucha más charla. Y menos faltándonos gente en ese "nombre" que tenemos que limpiar entre "todos". Aunque claro, faltan las dos señoritas, que recibirán un trato decente, y el loco al que deben haber encerrado en una mazmorra de mala muerte... así que no hay mucha sorpresa en por qué faltan.

[Celda de confinamiento, Modulo 2]

Me reí al ver la escenita de reconciliación entre Leon y los arios, sin duda era algo enternecedor, por lo menos en mi cabeza, me aburría demasiado y como no entendía nada me inventaba lo que decían. "Ahora es cuando aparece embarazado y dice que el bebe es suyo" Le comenta a Claws en su mente mientras mira a su compatriota.

- #Recuerdame que para tu cumple te pille una Aria, aunque yo prefiero las Midgardianas#-Sonrió de oreja a oreja mientras esperaba que Leon pillara la broma y no se pusiera a la defensiva- #Mi padre siempre decía que si quieres flores e nieve, o planeas ligar con una chica o eres un maricón, bueno también decía que si no bebes vodka de la madre patria no te mereces se llamado Urso, creo que su dieta básica era eso.#

[Celda de confinamiento, Modulo 2]

-Hablo de manera pausada, si.- Respondi algo confuso, siendo la primera vez que me lo indicaban. Quizas se me habia pegado la costumbre de las cortes del planeta de Angela, que tomaban cada palabra, como una formalidad en si.- Encantando de conocerle, León. Seguiremos hablando una vez vuelvan los demas pasajeros.- Respondi con una sonrisa, levantandome y dejandolo a solas, mientras volvia con Alpharius y el misterioso joven.

[Celda de confinamiento, Modulo 1]

El chico se sonrojó levemente antes de esbozar una pequeña sonrisa. - Sireem. - Repuso, y al pronunciarlo consiguió que sonara no solo como un simple nombre si no más bien como la personificación de un anhelo. Tras ello, y como ensimismado entre sus propios recuerdos alzó la mirada hasta Alkaid y, de forma totalmente distraida, acercó su mano para apartarla un pelo del tocado que se le había soltado y colocárselo tras la oreja. 

- Pero han pasado demasiadas cosas desde entonces... -

Fue entonces cuando se llevaron a Angela, y casi sin darse cuenta, el joven pintor se vio de pie situándose por delante de Alkaid, sujetándola firmemente de la mano en actitud protectora. Su mano era dura y estaba manchada de restregones negros por el carboncillo, pero era cálida, como su tierra natal.

Apretando la mandíbula esperó siguiendo con la mirada el paso de los carceleros y hasta que estos no estuvieron bien lejos no pareció darse cuenta de las libertades que había osado tomarse.

- oh, vaya...- Se disculpó, como tantas otras veces con una sonrisilla nerviosa mirando su mano entrelazada con la de Alkaid. - lo siento, yo, no suelo hacer esto... es solo que...- desvió nuevamente la mirada hacia la salida de la celda. - *son como perros...* - Terminó por espetar en lunar antes volver a sentarse con cautela sobre el banco.

El caso era que aunque el pintor parecía estar hablando efectivamente de ella, por alguna razón Alkaid no terminaba de caer en el momento al que se refería...

[Celda de confinamiento, Modulo 2]

La notita escrita con cuidadosa caligrafía, de la que solo puede hacerse sacando la lengua por la comisura de los labios, volvió en otro sospechosamente amarillento papel higiénico.

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La notita venía acompañada de un monigote en llamas en la parte de abajo con una flechita que ponía "Yo".

- En realidad están hablando de cámaras de video- respondió la chirriante voz de Claws, con paciencia.- El pequeño ario es un poco paranoico al parecer...- comentó.- Todos parecen haber sido interrogados por lo mismo, o nadie sabe nada, o alguien miente más que habla- razonó pensativo.

- Parece que la clave de todo esto es el profesor ese...- añadió.- No está aquí y cara de ladrillo no dejaba de preguntar por él. Me pregunto dónde estará ahora mismo.

[Celda de confinamiento, Modulo 2]

- Ser guardaespaldas no es razón para ser desagradables. Yo siempre he pensado que todos seríamos más felices si nos esforzásemos en colaborar, en vez de ponernos trabas unos a otros. - Solté aquella gilipollez sin pensar. Cuando me di cuenta de la chorrada, tuve que esforzarme por no soltar una carcajada. Pero no pude reprimir la sonrisa. - Bueh, memeces. Ustedes hablen lo que quieran... - el ver la nota pasar de nuevo por debajo de la pared me hizo perder el hilo de pensamiento.

Cogí la nota y la desenrollé, la leí de un vistazo rápido y arqueé la ceja. Me rasqué la barbilla mientras pensaba qué contestar. Esbocé media sonrisa, mientras pensaba en la forma de echar una mano a aquella mujer.

- Sí, tiene unas capacidades admirables. Y que seguro que pueden resultar útiles. - Hice una pausa durante un momento para recuperar el carboncillo con el que estaba escribiendo. Y como sin querer, añadí - Y estoy convencido de que todavía puedo sorprenderte.

Me puse a escribir despacio en la nota, intentando conseguir meter mucho texto en el trocito de papel que tenía delante.

<Son unas antiguas reliquias que quieren a toda cosa. No dejaré que te hagan daño. Te sacaré de aquí.>

Y con aquellas palabras que me habían hinchado por dentro, devolví el papel a la espera de una respuesta. Iba a poner sobre la mesa alguna exigencia. A ver qué decía Solis.

[Celda de confinamiento, Modulo 2]

- No te falta razón. Respondí ante la ingenuidad del chico. Estaba claro que ambos nos lo tomábamos como eso, como una utopía. Pretender buscarle una aplicación práctica en un lugar como este sería cuanto menos exasperante. Pero que creo que has topado con unos amargados por naturaleza. reí levemente. Sigfried con su miedo a los teléfonos y Meyer con autoexigencias de nivel extremo. Desde luego no destacábamos por una saludable autoestima.

Esbocé una sonrisa ante la frase del chico. Sorprenderme, ¿eh?. Seguramente. Si estaba allí sería por algo interesante, o seguiría en la celda con las prostitutas y ladrones. Ya fuese por una buena historia o por un buen crimen, me lo creía. Lo que no tenía tan claro es hasta que punto sería sorpresa y no un mero entretenimiento.

Pero solo había una forma de averiguarlo.

- Espero que sea una sorpresa agradable. Respondí en confidencia. Queda a su determinación demostrarlo o no. No tenía nada que perder dejando clara mi curiosidad. Desde luego sería magnífico oír algo parecido a una buena noticia después de un día como este...

[Celda de confinamiento, Modulo 2]

Sus conversaciones se vieron interrumpidas por el ruido de más pasos en el pasillo y una voz que ya les era familiar.

- Andando bruja, ya es hora de que te enfrentes a tu destino- exclamó burlón, acompañado del ruido de la puerta blindada al abrirse pesadamente.- ¿Que haces en ese rincón, zorra? ¡Levanta de una vez!- rugió otra voz, la que todos identificaban con el guardia sádico.- Puede que hagamos una parada antes de tu transporte, putita, sería una crueldad que acabaras en la hoguera sin saber lo que es un hombre de verdad...

Un silencio cargado de dignidad fue la única respuesta que acompañó a los guardias mientras, en la momentánea quietud de la celda, oyeron el ruido que hacen las ropas de alguien al levantarse.

- Eso es, mueve ese culito, pequeña- siguió el guardia,- todavía nos queda un poco de tiempo antes de que llegue tu carruaje- oyeron, mientras las voces se hacían pequeñas y lejanas hasta resultar inaudibles. La realidad volvió a la celda poco a poco, pero sin piedad, como una intensa nevada de diciembre. Luego fue cuando Pierre descubrió un nuevo papelito toscamente atascado en el pequeño agujero que unía las dos celdas, esta vez le costó un notable esfuerzo de sus mañosos dedos sacarlo.

"Entonces no importa, no dejes que todo sea en vano. Sólo debes "

La nota se acababa con un largo garabato apresurado al final, pero envuelto con cuidado en el papel higiénico había un pequeño objeto de metal que relucía en las manos de Pierre. Era una especie de anillo plateado, de un metal desconocido, liso pero con extrañas hendiduras en los bordes, que reconoció al instante. Tenía la Niña entre las manos.

[Celda de confinamiento, Modulo 1]

Los guardias entraron otra vez en la celda y esta vez, Nasiq no pudo hacer nada para evitar que se llevaran a Alkaid, pero no fue por no intentarlo. Irguiéndose cuan alto era, les planto cara dignámente, por desgracia los guaridas de aquella remota comisaría fronteriza no eran unos amantes del estilo ni de los gestos dramáticos, así que se limitaron a apartarlo con una dosis extra de mamporros y llevarse a la chica a rastras.

Los dos agentes condujeron a Alkaid a través de una galería de paredes de un color gris sucio y adornadas pobremente con una desconchada linea amarilla, hasta dejarla caer, casi literalmente, en un nuevo cubículo.
Parecía una especie de despacho, cuyo mobiliario únicamente estaba compuesto por una mesa (a la que se habían cuidado mucho de esposarla a conciencia, como si se tratara de una peligrosa criminal) y dos sillas, también metálicas, e iluminado por la aséptica y desagradable luz de un fluorescente. En la esquina superior derecha de la habitación el piloto rojo de una cámara parpadeaba en periodos intermitentes e irregulares.

H. Deltoro: - Sireen Damji, Alkaid ...- Un hombre corpulento y de ceño permanente fruncido cerró la puerta tras de sí mientras echaba una ojeada a una tableta electrónica. -Soy el Investigador Deltoro, me han asignado su caso. -Informó sin levantar la mirada de su tableta. Sin duda leía atentamente el probablemente poco o nada favorable informe del capitán Cortez.

- Antes de hablar de la larga lista de cargos que le han asignado a su fotografía, me gustaría escuchar su versión de los hechos. -Añadió dejando a un lado la tableta para tomar asiento frente a ella. Su voz sonaba firme aunque tranquila y, a través de su mirada de sabueso, Alkaid casi podría ver los engranajes de su cerebro en movimiento, mientras el investigador la estudiaba cuidadosamente.

Estaba claro que aquel hombre, o bien ignoraba quien era, o lo hacía a propósito. En cualquier caso, no parecía que fueran a darle ningún trato de favor.

[Celda de confinamiento, Modulo 1]

Ya sólo quedaba él. Alan se recostó dolorido en el banco de plástico de la jaula en la que estaba encerrado. Las prostitutas habían perdido interés en él y charlaban animadamente entre ellas en un rincón. Seguramente compartiendo información sobre tratamientos caseros de venéreas. El pintor, por su parte, seguia amenazando a los guardias desde el quicio de los barrotes, como si pretendiera atravesarlos por la mera intensidad de su justa gesta, aunque lo más probable es que sólo se ganara una dosis más de jarabe de porra.

Sin embargo, alguien no le quitaba los ojos de encima, mejor dicho, ojo de encima. El reluciente y sin duda malicioso ojo del viejo tullido permanecía clavado en él como el láser de un francotirador. El maldito viejo no dejaba de mirarlo con gesto calculador, como si intentara averiguar cuanto peso podía cargar o cuantos pepinillos sería capaz de tragarse antes de potar.

- Ejem...- exclamó, o más bien, escupió. Gesto universal de "no estoy intentando para nada llamar tu atención".

[Celda de confinamiento, Modulo 1]

Al fin solo. Al fin solo para descansar sin parloteo, aunque las putas cacareando no ayudaban nada, pero bueno, era mejor que nada. Me recosté con la intención de intentar descansar lo posible y que mis heridas se sanaran, pero el viejo ese decidió que tenía que dar por culo.

-¿Qué quieres, vejete? -le pregunté sin cambiar la posición y sin mirarlo- Soy de la Flota Midgard, así que di las cosas claras y directas o vete al puto infierno.

[Celda de confinamiento, Modulo 2]

-Una vez probé a tomar el café con leche y azúcar, toda la noche despierto, en urgencias por un ataque grave de alergia.- Bromeé, aunque tan serio, que uno podria tomarselo como verdad.- Y si, hoy no ha sido precisamente, el día mas optimista que haya tenido en mucho tiempo. Y si no fuera suficiente, ahora era testigo de un horrible espectáculo, al parecer, la justicia de los Cruzados mostraba su peor aspecto, cuando no solo mandaban a una mujer a cruel y horrible muerte como la hoguera, sino a regodearse y abusar de ella en sus últimos momentos, apreté los puños enguantados, con blanca furia. -Esa mujer podría haber sido Angela, Alpharius.- Comente a mi compañero, sin mirarlo directamente, meditando sobre algo, a la par que observaba el ultimo mensaje de la mujer a Pierre, incluido su anillo.- Ya se que antes he actuado con imprudencia, y sido engañado por un borrachuzo ¿Pero después de haber testificado, y visto lo que has visto, aun crees que tenemos una oportunidad con la justicia Cruzada?- Respetaba la opinión del veterano, realmente lo hacia, pero mi fe en que esto no acabaría con Angela en la hoguera, y nosotros en unas minas a la frontera del cosmos, cada vez se hacia mas y mas pequeña.

[Celda de confinamiento, Modulo 2]

Dado que el "amable" francés seguía con sus juegos de notitas y secretitos decidí ignorar ampliamente lo que decía. No me gustaba la actitud y el proceder de los guardias, pero ni podíamos hacer nada por evitarlo ni teníamos autoridad para inmiscuirnos en procedimientos ajenos. Que bastante teníamos ya con el nuestro. De tal forma que a quien respondí fue a Meyer, ignorando nuevamente toda norma de decoro ya que era consciente que la conversación iba con Alpharius.

-Podría, sí. ¿Te sentirías mejor si así fuera?-no pretendía increparle sino expresar la realidad de lo poco que podíamos hacer en nuestra situación-No es cuestión de que tengamos o no una oportunidad con la justicia cruzada-tenía cierta gracia usar ambas palabras en la misma frase-sino que no tenemos otra alternativa que seguir adelante.-mirándole fijamente añadí-Ni se te pase por la cabeza intentar una fuga, porque entonces pagarían quienes no se fuguen,-enarqué una ceja por si no quedaba claro-como Angela. Más aún, suponiendo que todo fuera bien seríamos fugitivos para los Cruzados a lo largo de la galaxia; no es una situación que me atraiga especialmente

- Ahora ya que Alpharius respondiese si lo estimaba necesario, porque había que joderse lo melón que era el jovencito...

[Celda de confinamiento, Modulo 2]

-¿Fuga?¿Quien ha dicho nada sobre fuga?- Pregunte haciéndome el inocente, y abriendo los ojos sorprendido.- Y aunque fuera así ¿Porque todo el mundo parece convencido, de que quiero abandonar a los demás, y dejarlos pudriéndose en esta cárcel?¿Aun mas, tratándose de Angela?- Pregunte mas serio, cruzándome de brazos y devolviendo la mirada al mercenario, ofendido ante la insinuación.- La pregunta era, sobre si hay siquiera una posibilidad de salir aquí, como personas inocentes, o siquiera evitar un destino nefasto en alguna soga o infierno en tierra. Algo que a cada segundo que pasa, se me hace mas difícil de creer. No se que os contó el investigador, pero desde mi punto de vista, tienen pruebas suficientes para enviarnos a nosotros tres, a cavar en el Infierno en traje de esquimal.

Suspire desganado, y me volví con Alpharius, intentando espantar el enfado que traía con Siegfried, e intentando adivinar sus gestos a través de esa mascara suya.

-No se como explicároslo, pero estoy seguro de que van a declarar culpable a Angela. Llamadlo sexto sentido, o premonición, pero toda la conversación con el investigador, me dio a entender que nos hemos metido en una trampa de la que no saldremos fácilmente.- Intente explicar al veterano, esforzándome por buscar las palabras correctas.- Lo único que quiero saber, es si tu también lo sospechas así. Si hubo algo en la interrogación que te diera mala espina, o dudar siquiera de que algo no encaja en todo esto.

[Celda de confinamiento, Modulo 2]

La promesa de ejecución de la bruja rompió todos los esquemas de la sala. Era lo que faltaba para un ánimo ya más que crispado y la mente paranoico pesimista de Meyer.  Mientras Sigfried y él se lanzaban la última fila de pullas, dirigí una mirada de reojo al chico solenita y su reacción. Era su interlocutora. Ni siquiera sabía si se conocían de algo, pero estaba claro que iba a perderle. 

Me acerqué a él y le coloqué la mano en el hombro con gesto paternal. Entre las manos tenía un último pedazo de papel, un último mensaje casi desde la tumba de la muchacha. No quedaba mucho por hacer, salvo aceptarlo o pensar un plan temerario de rescate que poca viabilidad tendría allí.

Pero entonces Meyer se dirigió hacía mí. Estaba claro: me estaba empezando a consolidar como arbitro entre aquel par de enfrentados. Que lo Sagrado me amparase...Lo peor es que el chico tendría toda la razón del mundo, y todos lo sabíamos. Solo pude hacer una cosa. Era arriesgarse, pero la cosa se estaba complicando demasiado para dejar que siguiera avanzando así.

- No pasó nada extraordinario, Meyer. respondí con mi tono más neutro, pero llevándome un dedo a los labios metálicos de la máscara. Cállate, maldito crío. Nos están oyendo. No es que haya estado demasiadas veces en ese lado de la mesa cruzada, pero juraría que no es tan distinto a los que vi realizar en nuestra Armada. Eso era verdad, pero estaba claro que el asunto pintaba demasiado feo para nosotros. Lo que no encaja es que no somos culpables y lamentablemente somos los únicos que tenemos esa certeza. Es cierto que hay sospechas sobre Lady Angela, pero lo único que podemos hacer es intentar aclararlas.

Dirigí la vista a los puñeteros ursos que tanto dolor de cabeza nos estaban dando y, retirando la mano del hombro de Pierre, avancé un par de pasos hacía ellos. 

- Entiendo que no seamos más que una panda de imbéciles trajeados a juego a vuestros ojos, pero vuestro cuello está también sobre la mesa. No se si os lo habrán dicho lo bastante claro.  Me dirigí al grandullón, al que sabía que hablaba cruzado. Lamentablemente, no conocía su idioma. En realidad y dicho sea de paso no confiaba lo más mínimo en ellos, pero no tenían por que saberlo. Me bastaba con que hablasen. La única forma de salir de aquí como debemos es colaborar entre todos. ¿Alguien sabía algo del Halcón antes de montar en él?

[Celda de confinamiento, Modulo 1]

El viejo tullido se acercó hasta el banco de Alan con paso renqueante y una sonrisilla desagradable en su boca mellada y como si tal cosa, tomó asiento sujetandose la prótesis de su pierna entre sospechosos chirridos y "cracks". 

Después se tomó unos minutos para estudiarlo con el descaro propio de los viejos. 

- No tienes ni idea de que va todo esto... ¿verdad, hijo?. -Comentó antes de cargar y escupir un nuevo esputo que parecía físicamente imposible que hubiera salido de un cuello de pollo tan enclenque. Lo más escalofriante es que por un segundo, Alan podría haber jurado que aquella cosa tenia ... ¿intención de echar a andar?. Puaj...