Partida Rol por web

Viaje al corazón de la Hydra

Acto 4.0

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02/12/2013, 19:53
Esteban Castillo

[Lucky Roger - Salón de juego]

Si Piraña no iba a serme de ayuda, estaba solo. Como era habitual, por otro lado.

Un hombrecillo se encaramó a la barra para pedir una bebida cuyo nombre ni siquiera me sonaba, probablemente algo local. Deslicé la mano en el bolsillo de su americana y me hice con su teléfono móvil. Fue un impulso; meter las manos en bolsillos ajenos no era una práctica que hubiera realizado a menudo, por no decir que era la primera vez que lo hacía con tanto descaro. Mi sonrisa en ese momento dejaba claro que no sería la última vez que lo hiciera.

Ya que tenía el aparato, bien podía usarlo. Mientras apuraba las últimas gotas de mi margarita, utilicé las referencias fotográficas y las pequeñas pistas que había dejado Tesla sobre las víctimas de sus cotilleos para averiguar de quienes se trataba. Posiblemente no iban a serme de ayuda esa noche, pero para un hombre sin demasiadas oportunidades aparentes, cualquier camino parecía bueno.

Solo restaba una cosa por hacer. Transferí mi software al terminal robado y busqué por el salón hasta localizar la señal del teléfono de la señora Love. Por un momento, consideré usar el de uno de sus adláteres, acceder a su agenda y conseguir su número. Pero si algo había aprendido durante estos dos años, es que la utilidad marginal del riesgo solía ser creciente. Así que decidí poner en práctica lo que había aprendido en el curso de "ruptura de sistemas de seguridad online" que había terminado hacía solo un par de semanas.

- Tiradas (3)

Notas de juego

Espero no estar adelantando demasiado las acciones. En el turno anterior apenas he hecho nada, pero en este puede que me haya pasado.

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02/12/2013, 20:18
Esteban Castillo

[Lucky Roger - Salón de juego]

La camarera no me hizo mucho caso, y decidí no presionarla. Es lo malo de tener un rostro anodino y peinar canas, tienes que hacer mucho esfuerzo para llamar la atención de las mujeres. Algo que en otra ocasión quizás hubiera merecido la pena, pero no en ese momento. De cualquier modo, dudaba de que fuera capaz de contarme nada que no me pudiera imaginar yo mismo.

Mientras terminaba mi margarita helado, comprendí la razón del silencio en la línea. Llamando la atención como un gallo pavoneándose en un corral de cerdos, había llegado temprano al trabajo. Aún quedaban más de tres horas para dar la bienvenida a la medianoche.

Seguía enfrascado en mi bebida y el móvil, cuando una belleza rodeada de un ridículo séquito llegó a la planta baja, acaparando las miradas de prácticamente cada persona en el salón. Nada menos que Eva Love, la esposa de Carlisle Benedict. Una mujer lo bastante famosa como para que hubiera escuchado su nombre antes, lo bastante como para que una búsqueda rápida me dijera todo lo que necesitaba saber sobre ella.

Como en sintonía con su llegada, los protagonistas del cotilleo fueron desapareciendo del salón.

Dejé mi vaso sobre la barra. Transferí algunos gremiales desde mi terminal y recogí las fichas. Tenía tiempo que quemar antes de que llegara la hora. Me senté en una mesa cercana a la protagonista de la noche; ni siquiera miré el juego, aposté al azar. Mi curiosidad se centraba en dos puntos, el móvil en mis manos y la reina del casino.

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04/12/2013, 13:21
Director

[Lucky Roger - Sala de vigilancia]

La puerta se abrió con el ligero "click" de una cerradura desbloqueada y el resplandor azul estático de una pantalla o mejor dicho, varias, se deslizó libre tras la ranura. Jack se encogió de hombros, y echando el último vistazo de rigor a ambos lados del pasillo cerró la puerta tras de sí.

Se encontraba en lo que parecía ser una de esas celdas de seguridad repletas de monitores que emitían en tiempo real lo que estaba sucediendo en las diferentes zonas del casino. Las mesas de juego, el bar, la ruleta, el ring de combate... Cada 15 segundos aproximadamente, las imágenes mudas cambiaban de sala de forma automática y monotona. Frente a los monitores, una silla con el respaldo medio recostado indicaba la posición que debiera ocupar el técnico, en estos momentos ausente, al alcance no solo de una humeante taza de café sino además de toda una suerte de controles para el manejo de ese Gran Hermano de tecnología punta. Zooms, identificadores de rostro, ralentizadores de tiempo, enfoques, encuadres... nada se le escapaba al Gran Ojo, o al menos, nada se le escaparía si el técnico estuviera en su sitio...

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04/12/2013, 13:41
Director

[En alguna otra suite del hotel]

El enorme felino blanco como la nieve levantó la cabeza con las orejas tiesas. Algo llamaba poderosamente su atención, algo que extendía su influencia a través del aire viciado de la suite y cuyo epicentro parecía ser indudablemente el hombre de negro con las gafas rotas. 

- Puaj, apesta a tigre...- Se quejó Derpy, que al parecer encontraba mucho más interesante el bote de cocos enanos de kiwiia que, como todo el mundo sabe, crecen de forma cuidadosamente espontanea en todo mueble-bar que se precie.

De haber sido posible, los iris azules del tigre habrían saltado en una explosión de corazoncitos amorosos y olvidando toda su pereza, bajó de la cama de un ágil salto para rondar al pobre desdichado, ahora objeto de sus anhelos.

- Gatito bonito...- El guardia de seguridad comenzó a retroceder lenta y prudentemente, extendiendo una mano hacia adelante en actitud apaciguadora mientras que con la otra desplegaba su laser aturdidor reglamentario. -Recibido, Roger, enviamos un equipo de soporte, cambio. -Corroboró la radio en mitad de una nube de estática.

- Que guaaaaaaaay... - Acertó a decir el tío semi desnudo jugueteando con las rastas sintéticas de Drake con toda la confianza que le da a uno el exceso de alcohol. - ¿Son de verdad? -

- Tiradas (1)
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04/12/2013, 17:35
Director

[Lucky Roger, Salón de juego - Partida privada de Benedict]

Antoine, el jefe de sección, acompañó a "Tony" hasta uno de los ascensores con profesionalidad y absoluta discrección. -Usted primero Señor Vercetti -Le invitó a entrar obstruyendo con una mano el sensor para evitar que las puertas se cerrasen antes de tiempo. 

El interior del ascensor no era menos ostentoso que el resto del casino, decorado en madera caoba cruzada y tapizado en terciopelo granate, parecía uno de esos ascensores antiguos que aun podían verse en algunas películas. Sin embargo, nada que ver con la realidad, bajo toda la fachada de elegancia clásica se escondía una máquina de acero, tecnología punta y alta velocidad. 

Sin apenas sentir el tirón, el ascensor ascendió hasta una de las plantas del hotel. Nuevamente el sobrio color granate de las alfombras lunares contrastaba con bañados en oro, probablemente falso, y molduras excesivamente recargadas. Su guía le acompañó hasta la última puerta del pasillo que sin duda parecía más grande y ostentosa que las demás. - El señor Benedict le espera. - Añadió antes de despedirse con una leve inclinación de cabeza y un carraspeo que sonaba directamente a "nodarpropinaesdeagarrados". 

El interior de la habitación era tan opulento o más que el resto del hotel. Un oso-lechuza de Greyhawk, ya extintos, disecado en posición de ataque le saludó desde el recibidor, junto al perchero donde varios sombreros, de esos que solo te permiten usar si eres un gangster como es debido, colgaban inocentemente. La nube de humo de tabaco zubano que de seguro flotaría sobre la mesa de juego llegaba ya hasta el umbral de la puerta, si quería encontrarla, solo tenía que seguir el pestilente rastro. Al fondo, una habitación octogonal dominada por una enorme mesa redonda de roble macizo descansaba sobre los desdichados restos de un magnifico ejemplar de león ártico de ursus. Al rededor de la mesa había ocho sillas, siete de las cuales estaban ya ocupadas.

- Sigo pensando que todo este asunto de la subasta no es más que una pantomima para sacarnos más dinero. - Se quejó el hombre a la derecha de la silla vacía. Un individuo con un marcado acento ario, canoso, ya entrado en años. Vestía con un formal traje gris, chaqueta de tweed con coderas y unas gafas de lectura de montura metálica que le otorgaban un aspecto bastante académico. - Al fin y al cabo estamos hablando de una valiosísima pieza arqueológica, no de una atracción de feria. - Terminó dando énfasis a su discurso haciendo un ademán con su pipa de marfil mientras evaluaba sus cartas con gesto calculador.

- Valiosísima, esa es la clave - replico la pequeña y ancianísima mujer de su derecha, la cual aferraba con pulso tembloroso su mano de cartas de tal manera, que bien podría estar sujetando directamente toda la flota cruzada entre sus huesudos y artríticos dedos. Lucía un estrafalario tocado de plumas de colores y lo que parecía ser una especie de híbrido entre periquito y lagartija disecado, anclado al moño. - Por que por eso estamos aquí. A nadie le importa tu ridícula historia Frederick, mi tercer marido si que es historia y nadie me pagará por sus mohosos huesos lo que pensais pagar por ese maldito anillo. - Añadió. Por un segundo su mirada de ojos acuosos se cruzó con la de "Tony" y sonrió. De una manera totalmente casual por supuesto...

- Tal vez si sus huesos fueran la clave para encontrar un tesoro perdido... - Se sonrió el hombre a la derecha de la vieja, aparentemente concentrado en sus cartas. Se trataba de un hombre alto, elegante y sorprendentemente bien vestido para los estándares del casino, como si de un momento a otro fuera a salir corriendo a una cita en el teatro de la opera, una gala de entrega de premios de cine o a escabullirse con una alocada jovencita en salto de cama. Sus facciones angulosas y esa sonrisa de perillán le harían entrar en el top 5 de cualquier lista de los hombres vivos más atractivos, mejor vestidos y, seguramente, mejores amantes de la galaxia. 

- Caballeros, por favor, no creo que ninguno de los presentes esté aquí por su honrado y genuino gusto por las anillas de metal. - Esta vez si que fue el propio Carlisle el encargado de apaciguar los ánimos. Sentado a la derecha del apuesto caballero sonrisa de portada, sus cartas aun seguían boca abajo y sobre el tapete. Tras ello, y sin perder la sonrisa de tiburón, se recostó cómodamente sobre su silla, la cual tenía el respaldo ligeramente más alto que las demás. - Recuerden que estamos aquí para hacer negocios, esto no es una ONG. - Terminó dándole una profunda calada a su enorme y apestoso puro zubano.

- Y hablando de neggosios, tal ves podgiamos negociag algún otgo tipo de pago, ¿como lo disen?... En espesie -Sugirió la quinta ocupante de la mesa abanicándose de forma distraída con su mano de cartas. Una mujer de acento indudablemente solenita pero con exóticos rasgos del loto a juego con su indumentaria, un exuberante quimono de escote de vértigo. La mujer, de larga melena albina y piel de porcelana, encarnaba en cada palabra la mismísima esenencia de la sensualidad.

- yo lo que no se es porrque estamos esperrando tanto. Nosotrrros pagamos, nosotrrros cogemos el anillo y nosotrrros nos vamos. - Sentenció el sexto hombre con un marcado acento urso quien, de un rápido movimiento, terminó por apilar su mano en un mismo y ordenado mazo frente a él. Alto e imponente, lucía un peinado de corte militar y uniforme de alto rango de la gloriosa armada ursa. Sus ojos azules y fríos como el hielo harían dudar hasta al kamikaze más suicida.

- "Perché siamo venuti a giocare" - Respondió el último integrante de la estrambótica partida enfatizando su respuesta con un sonoro golpe de mano abierta sobre la mesa. Sin duda ese hombre sí que era de Venectti, su traje, su peinado engominado, su bigote de dos piezas, su broche de corbata, todo él gritaba Venectti casi tanto o más que la propia Ángela, de hecho, más que como Ángela como su propio padre... - En la mía tierra no se hacen negocios con nessuno que no esté dispuesto a giocare, fumare o compartire signorina. -Terminó echado un vistazo a sus cartas con cierta desidia.

- Ah, señor Vercetti... - Al notar la presencia de "Tony" en la habitación, Benedict como anfitrión se levantó para darle una amistosa bienvenida -Me alegra que haya decidido unirse a nuestro pequeño club esta noche. Por favor, siéntese. -Le invitó haciendo un ademán con el brazo en dirección a la silla que aún permanecía vacía. -Caballeros, señoras... -hizo una pequeña pausa para inclinar levemente la cabeza en dirección a la anciana y aun con una mayor intención en dirección a la mujer del quimono. -Permítanme que les presente al señor Vercetti, el jugador que nos faltaba. -Aclaró. -Señor Vercetti, le presento al Profesor Eissënbauch, la señora Magdalenas, el señor Garibaldi, la señorita Mirage, el señor Volkov y el Señor Continni. -Terminó con las presentaciones siguiendo el orden contrario a las agujas del reloj, antes de volver a tomar asiento con toda tranquilidad. 

Una vez cerrada la ronda, cuya mano por cierto ganó el propio Carlisle, comenzó el nuevo reparto. Esta vez la ficha de Dealer estaba frente al venecttiano quien, con manos expertas, comenzó a barajear el mazo. La ciega estaba en 20 gremiales.

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04/12/2013, 23:44
Hersel Jodrovsky

[Lucky Roger - Sala de seguridad]

- Por supuesto, la señorita Love actuará esta noche en la inauguración de la Santa María. -Aclaró con la aséptica profesionalidad de la que había hecho gala hasta el momento.

Si el contable se vio afectado por la lacrimogena actuación de Ángela, no lo demostró. De forma métodica, se subió las mangas de la camisa para manipular los objetos. La noble pudo ver, de refilón, la ristra de números que, tatuados en su antebrazo, acompañaban al hombre cada día. Con una profesionalidad mecánica, sacó fotos y documentó todos los objetos del interior de la caja, así como la caja misma y pidió a Ángela que firmara otro formulario conforme el inventario era correcto.

- Aunque un poco caro, el servicio es seguro - aseguró, recogiendo la caja una vez Ángela hubo guardado todo dentro de nuevo. La acompañó a otra sala, dónde, a través de un monitor y bajo la atenta mirada de un par de guardias de seguridad, podría ver como Hersel depositaba su caja en la bóbeda de seguridad.

- אין מנוחה לרשעים - dijo este, antes de salir por la puerta.

Notas de juego

Editado, nos faltaba responder a la pregunta de Angela ;-)

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05/12/2013, 10:01
Debrah Anne Drake
Sólo para el director

[En alguna otra suite del hotel]

-Eh eh eh, encanto, no toques lo que no puedas pagar- tras plantar un beso en el cristal al tigre y su nuevo amante bandido me giro hacia el individuo semidesnudo.

Los tarados y los borrachos son siempre los más encantadores y los más creativos.

-Tío, tío, tío, ¿cómo salimos de aquí?- enarco las cejas con una sonrisilla que no debería permitirme en esos momentos pero que sale sola.

Una mujer es una mujer... y yo siempre era encantadoramente encantadora.

-Derp, al menos podías aportar algo. ¡ALGO!

Notas de juego

Tirada de seducción si es necesaria para camelarme al amigo de los niños a ver si resulta útil, ¿la hacéis vosotros o ya me encargo yo?

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05/12/2013, 12:22
Director

[Móvil de Eva Love]

Hackear el móvil de Eva Love fue más fácil de lo que uno podría esperar. 

Una lista infinita de contactos, al menos una veintena de mensajes de una tal Fiora, su agente, un calendario con más citas y compromisos en una semana que los que Esteban podría haber tenido nunca en toda su vida y como no podía ser de otra manera, la cuenta de correo electrónico cuyo grueso lo ocupaban en su mayoría... vaya, vaya, ese Rafael Montero no tenía ningún respeto por las cosas de los demás, especialmente por la joya de la corona de Benedict.

Al parecer, el galán cruzado llevaba más de un año cortejando a la estrella de las estrellas y aunque en un principio esta parecía corresponderle, en su última carta empezaba a mostrarse dudosa. Hasta el punto que el tal Montero había decidido presentarse en el casino a pesar de la indudable amenaza de Carlisle...

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05/12/2013, 13:00
S00k13

[Lucky Roger, Piano-Bar]

El programa de infiltración básico sugería que el mejor modo de infiltrarse en el casino era ser la chica de los chupitos. Sexo y alcohol era una combinación ganadora en marketing. Mis disparos de ron tenían un 95,76% de ser bien recibidos por los sujetos varones y un 88,81% por los sujetos hembras.

La acogida de los humanos y alienígenas fue positiva y pronto era el centro de un grupo de sujetos, mayormente varones que querían, cito textualmente: “apoyar la cabeza entre tus tetas mientras bebo”, “darme un buen meneo”, “enseñarme su pistola” y otra serie de eufemismos relativos al sexo.

Desde mi posición, me era fácil registrar otras conversaciones y moverme para captar mejores imágenes. Por fin tenía una misión y pensaba cumplirla. Ahora tocaba localizar a los objetivos.

Pero los algoritmos de predicción, parecía que no funcionaban correctamente con mi señora. Era ese 0,0001%. El factor de error para el que faltaban variables. Parecía que la otra IA, la que llamaba Minerva, tenía esas variables.

Hice varias grabaciones, desde distintos ángulos, moviendome con eficiencia y por los vectores óptimos entre las mesas. Finalmente, me subí a una de ellas para mejor ángulo y reproduje una de mis frases de archivo para estas situaciones.

- ¿Quién quiere un tiro de ron? - levanté el brazo y disparé el alcohol hacia arriba, como haría una vaquera, pero calculando un ángulo para no mojarme - ¡Qué empiece la fiesta!

Si, desde encima de la mesa podría grabar casi todo lo que sucediera en la sala…

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05/12/2013, 13:05
Sugar

[Lucky Roger - Piano Bar]

Apareció en mitad de la barra como si aquel fuera alguna clase de dominio místico propio, entre todo un despliegue de juego de luces, lasers y una bola de espejos. Roxy, la sensual corista que hasta entonces había estado amenizando la velada acompañada por la cadencia del piano se encogió de hombros sin entender muy bien y buscando con la mirada a Sugar intercambiaron alguna clase de conversación muda entre chicas. Misterios del género femenino...

En vistas de la situación y sin poder hacer otra cosa, la joven corista se limitó a fingir que aquello formaba parte del espectáculo, recogió sus cosas y dejó paso al Dj, a pesar de que en teoría, su turno no debería comenzar hasta las 22:00.

- Eh... pss...- la camarera se acercó con disimulo a su nueva compañera recogiendo con maestría algunos de los vasos vacíos de las mesas adyacentes. - ¿donde se ha metido Rebecca?, se supone que "la chica de los chupitos" no sale hasta las diez...- repuso confusa. 

- No se encontraba bien, me llamaron para sustituirla. - S00k13 se limitó a sonreir como si nada antes de inclinarse para ofrecerle un nuevo tiro de ron a otro de los innumerables clientes anónimos que ya empezaban a arremolinarse atraídos por los exuberantes recursos de la nueva "chica de los chupitos"... 

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06/12/2013, 01:51
Esteban Castillo

[Lucky Roger - Salón de juego]

Comenzaba a entender de dónde salían  todas esas fotos de celebridades desnudas, y grabaciones de sus hazañas sexuales. Si incluso un amateur como yo no necesitaba más que unos minutos para instalar una puerta trasera en el teléfono de la mismísima Eva Love. Ni siquiera se había molestado en actualizar el sistema operativo a la última versión.

Lamentablemente, Eva no tenía ese tipo de fotos. Por suerte, y aunque no puedo negar que las hubiera apreciado, no eran lo que yo buscaba.

Su agenda y su correo eran las verdaderas perlas en esa ostra electrónica. Transferí la primera, con los datos de contacto de lo que debía ser una lista con más personas que las que yo había conocido en mis más de cuarenta años de vida. La segunda, más que una perla, era un diamante en bruto, uno de tamaño, pero que debía pulir.

Podía usar a Tesla. Tenía pruebas incontrovertibles, usar a la cotilla más famosa de la galaxia para desviar la atención de la Santa María, convertir la velada en un escándalo. Pero Tesla no iba a vomitar toda la información cuando él lo necesitara, era evidente que tenía su propio ritmo. Y la reacción de Benedict era imprevisible.

Además, eso significaría condenar a Montero. Podía estar beneficiándose a la mujer de otro, pero ese otro era un bastardo, y uno bastante poderoso como para hacer desaparecer a quien quisiera. No había tenido el menor escrúpulo en cargarme a la escoria cuyo rastro me había llevado hasta allí. Provocar la muerte de un tipo de quien no sabía nada, salvo que tenía más cojones que sentido común, era muy diferente.

Más cojones que sentido común… ¿A quién me recordaba? No pude evitar sonreír.

Empecé a tejer un plan que, esperaba, uniría sus hebras con el escenario de Piraña. Desplegué el teclado holográfico y escribí rápidamente:

“Planea deshacerse de ambos esta noche.
No tema. Estoy aquí para ayudarla.
Compórtese como se espera de ud. y siga mis indicaciones.
Diríjase a la pista de baile.”

El mensaje, con asunto “B lo sabe” llegó al terminal de la señora Love, con su propia dirección como remitente. Seguí escribiendo un segundo mensaje:

“Señor mío,
B está al corriente.
Su presencia es un peligro para ella y para usted. Le aconsejo abandonar La Perla y desaparecer.
Si se niega a seguir mi consejo, espero su respuesta,
podemos ayudarnos mutuamente.”

Recogí el móvil y, mientras esperaba la respuesta de Rafael, centré mi atención en la encantadora figura de la señora Love, y la mesa de juego. Casi podía escuchar el chasquido de los engranajes al empezar a moverse.

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06/12/2013, 01:52
Esteban Castillo

[Lucky Roger - Salón de juego]

¿Perdí? ¿Gané? Ni siquiera me di cuenta. Recogí mis fichas mecánicamente, como un androide bien programado, y volví a apostarlas del mismo modo.

La verdadera velada transcurría allí mismo, pero en otro lugar. Mis dedos manipulaban la superficie táctil del teléfono robado, con la naturalidad del que lleva toda una vida haciéndolo.

Algún curioso se asomó por mi hombro, demostrando la misma discreción que un prostíbulo con muros de cristal. Una mirada gélida dispersó a uno de ellos, un ceño fruncido en aparente furia contenida a otro.

Un largo brazo electrónico, intangible e invisible, se deslizaba por el salón en busca de mi presa. Y cuando por fin la encontró, deslizar los dedos en su bolsillo y arrebatarle lo que necesitaba fue una tarea sorprendentemente fácil. Bastaba con seguir el rastro de migas que había dejado, descuidada, para encontrar su casa. Un rodeo, recoger la llave de debajo de una maceta, y entrar por la puerta de atrás.

Absorbido por la invasión de la intimidad, me perdí las siguientes jugadas. Solo volví a apostar cuando noté una mirada de irritación clavada en mi cuello.

Mientras se decidía, pulsé el botón que proyectaba el teclado, y escribí en mi regazo, bajo la mesa, donde la mirada de los curiosos no llegaba.

Por fin tenía algo en marcha. Sentía un agradable cosquilleo bajo la piel, y una leve tensión en la vejiga. Ambas eran sensaciones familiares; nervios y excitación.

Posé la mirada un instante en la magnífica señora Love. Quién pudiera disfrutar de las atenciones de una mujer como aquella.

Recogí las fichas de mi mesa y las distribuí por el tapete numerado. Esta vez jugaba para ganar. Pasar el tiempo y dejar de llamar la atención. El croupier anunció el fin de la ronda: "les jeux son faits, rien ne va plus", y apretó el botón que accionaba la ruleta.

- Tiradas (1)

Notas de juego

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07/12/2013, 19:01
Jack "Black" Shepard

Jack siguió danzando hasta dejarse caer sobre el asiento reclinable de Dios. Juntó los dedos y cruzó una pierna sobre la otra, poniéndose cómodo y con la típica pose de villano de cuento. Sonrió de medio lado en la penumbra. Sólo le faltaba una mano claveteada y un gato para ser un malo arquetípico de serie infantil.

Clavó sus ojos en la pantalla de la crupier, cual voyeur, y se quedó mirando el desarrollo de Siegfried sobre la mesa de juego. De vez en cuando, alternativamente, echaba un vistazo a Ángela para ver cómo le iba a ella. Naturalmente, buscó con la mirada al resto de la troupe, por si estaban localizables en algún lugar haciendo de las suyas por otro frente.

Golpeó con sus dedos el asiento. O se habían encargado del guardia de seguridad que debía estar en el sitio que ocupaba Jack o había ido. ¿Quizás café y cigarrillo le hicieron ir al servicio? Le importaba lo mismo que un cero a la izquierda. No en vano, ni que hubiese forzado la puerta. Tenía llave, y le bastaba señalar a la crupier y decir "las explicaciones pídaselas a ella, no a mí. Por cierto, ese tío de ahí, os quiere robar".

En fin, veamos qué dicen las cámaras del show.

Jack bostezó. Al final no estaba siendo para tanto el final de la aventura.

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09/12/2013, 10:24
Siegfried Straufenberg

[Lucky Roger, Salón de juego - Partida privada de Benedict]

Dejé que el jefe de sección me escoltase a través del lugar, con gesto imperturbable ante el burdo despliegue de ostentación innecesaria. No es como si fuera un experto en arte y buen gusto, pero lo que allí había ofendía la mirada y sobrecargaba los sentidos. Cada elemento era más recargado y exclusivo que el anterior creando una sensación de barullo incómoda. Al menos el humo de la sala me irritaría menos los ojos.

-Grazie mile- dije como respuesta, deslizando veinte gremiales en la mano del jefe de sección. Acto seguido, como quien olvida un pequeño detalle añadí otros diez con una leve frase-Se é possibile indique a la señorita de la Miel que non perdete tempo alla ricerca di meio sarò qui- por descontado Ángela entendería lo que quería decir, pero también formaba parte del personaje, Tony Vercetti no querría que le molestase su esposa trofeo mientras jugaba.

Con educada paciencia esperé ser presentado, respondiendo con cortesía a los allí presentes. Por mucho que fueran de diferentes naciones aquello era una manada de tiburones, esperando oler sangre para lanzarse a fondo. Cualquier muestra de debilidad o incluso titubeo quedaban descartadas, así que no quedaba otra que seguir la charada hasta el final. No dejaba de tener cierta gracia que me pudiera marcar faroles en una partida con una identidad de farol continuo. 

-Es mio piacere signori e signore.- el acento era casi tan bueno como el de aquel cuya figura vendría en una guía de la galaxia sobre Venectti. Perfectamente cuadraba con el personaje de inmigrante mafioso venido a más que era Tony. El saludo fue acompañado de una mirada de hito en hito a cada uno, memorizando rostros y nombres, grabando a fuego a esa gente que movía emporios con enarcar una ceja. Y antes de que se me olvidase...- Grazie signore Benedict, fue grata la sorpresa, no podría esperarse otra cosa de tan buon padroni de casa- educación, decoro y dorar la píldora al anfitrión. A alguien con el ego de este tipo aquello era simplemente obligado.

Por fin tomé asiento, mirando al descuido las expresiones del resto. No se me había pasado por alto el gesto de la anciana, ¿tal vez me habría reconocido? Quién sabía. Por el momento cabía esperar y ver cómo avanzaba la charla de la partida, como bien había indicado el presentado como Continni, y era algo con lo que estaba de acuerdo. ¿De cuánto tiempo dispondría antes de que todo se volviera una locura? No lo sabía y no iba a mirar la hora, esta gente está por encima de tales minucias como un horario. Ojalá pudiera aprovechar para enterarme de algo más pues la calidad del personal indicaba que eran actores relevantes de la puja, por lo que automáticamente estaban en el bando opuesto así como enfrentados entre sí. Una locura. Y a ver qué cartas venían. 20 gremiales de ciega para ir empezando, teníamos juego.

Notas de juego

¿Qué tendría que tirar a ver si me suena alguno de algo? Véase, historia pasada, famosos, etc. Porque no creo que Conocimiento de calles valga aquí.

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11/12/2013, 23:45
Lev "Leon" Y. Korolev

Después de malgastar un buen puñado de monedas en la ruleta escogiendo probabilidades bajas y jugando a números aleatorios, todo ello mientras no paro de sonreir y mirar lentamente a mi alrededor, centrándome principalmente en las muchas copas de la zona -y en la loca que las está sirviendo, que hay que ver con la muchacha-, me excuso con otra risotada y una enorme sonrisa y vuelvo a mezclarme entre la multitud, más pobre y menos llamativo por mi enorme llamatividad. Como bastantes de los otros ricos que hay por ahí, aunque yo carezca de una cohorte de féminas. Pero no se podía conseguir tanto en tan poco tiempo. Así que me paso por la barra y, sin recurrir a la vaquera fiestera, consigo un trago de vodka fuerte.

A partir de ahí, y con medio vaso bebido de una vez, inicio un lento peregrinaje por el suelo del casino, buscando EL sitio. Pues no tengo muy claro cómo van a funcionar todas las cosas, pero desde luego no pienso ser yo quien la fastidie por no estar en el lugar adecuado en el momento adecuado. Y ese lugar es mi destino, y el momento cualquiera, así que más me vale darme prisa con mi paseo tranquilo mientras contemplo todo lo que hay. Antes de alejarme demasiado del bar, le devuelvo el vaso vacío a una camarera que pasa por ahí, con una sonrisa justo antes de soltar otra risotada. -Shis his his his shis. -Pero esta un poco más alta. Ahora se supone que estoy más contentillo aún.

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12/12/2013, 03:24
Angela Gabriella Della Nocte

[Lucky Roger - Sala de seguridad]

El que no me permitiesen ser yo misma quien llevaba la caja era cuanto menos sospechoso. Particularmente porque nada les impedía quedarse con lo que guardasen y pagar una miserable cantidad. Pero dado que no era el motivo por el que guardaba la caja, me limité a grabar discretamente lo que sucedía, incluido las palabras que susurró.

No conocía el idioma que hablaba, pero con suerte podría buscar la traducción en la red. Lástima que no usara uno de los idiomas que conocía pero, en su defecto, esperaba poder repetir la grabación y así entender las palabras. 

Hecho esto pasaríamos a la siguiente fase del plan... 

Notas de juego

No es que pueda hacer gran cosa, así que el turno es cortito. XD

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13/12/2013, 00:42
Eva Love

[Lucky Roger - Sala de Juego]

Estaba inquieta, nerviosa. Eva love retorcía por enesima vez una servilleta de papel mientras se mordía el labio. Alguien le había dado una noticia que la tenía preocupada y no paraba de buscar con la mirada entre el gentío. Sin embargo, sus años como figura pública le habían enseñado a mantener una sonriente fachada de hipocresía que ahora le permitía fingir que todo iba bien, pero, para observadores atentos, era evidente que algo la perturvaba.

Se movió hasta la pista de baile, con la grácia de quien ha nacido para ello, pero no parecía interesada en bailar. Rechazando a un considerable número de pretendientes que la invitaron, simplemente se quedó allí, de pie, como si esperara a alguien.

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13/12/2013, 00:50
Director

[Lucky Roger - Sala de Juego]

Eva love se movió, nerviosa, hasta la pista de baile como le había indicado. Al mismo tiempo, el movil robado emitió una serie de gemidos de mal gusto alertando de la llegada de un mensaje nuevo, haciendo que la mujer que tenía al lado le mirase como si mereciera una condena de cinco años en Inferno por ello.

Cita:

"Extraño benefactor,
No se preocupe por cosas que no le conciernen. El idiota desconsiderado de B no sería capaz de saber lo que está pasando ni aunque lo hicieramos debajo de sus narices, cosa que ya he hecho varias veces. Mi aspecto es del todo imposible de descubrir. Jamás adivinaría quien soy en realidad..."

Levantó la mirada entrecerrando los ojos mientras intentaba averiguar quien podría ser el misterioso amante disfrazado. Descubrió algunos personajes peculiares entre la multitud que llamaron poderosamente su antención.

Cerca de la barra del bar, un enorme usuro pelirrojo parecía estar bebiendo, riendo, gastando dinero y, en general, celebrando cómo si no hubiera mañana. Vestía como un señor de la guerra inculto, de esos que se han hecho ricos con el tráfico de armas o de galium y que ahora pasa los dias comiendo huevas de esturión espacial y tirándose duquesas.

Una aun más grande ¿mujer?... si, casi seguro que se trataba de una mujer, aunque mucho más grande que cualquiera con la que hubiera fantaseado nunca él, esperaba cerca del ascensor. Uno de sus ojos brillaba con el resplandor de una prótesis cibernética y llevaba con ella la funda de un instrumento musical que prometía... bueno, digamos que no parecía el tipo de persona que baja al foso de una orquesta si no es para matar a alguien.

También se fijó en un atlante con rasgos de cangrejo que, al contrario que la alegre masa que inundaba el casino, esperaba con gesto sombrío en una de las mesas del bar. Su jarra de cerveza estaba aun llena y llevaba el tipo de ropas anchas que permiten esconder múltiples armas. Cómo él, varios miembros de la seguridad del casino habían orbitado casualmente hasta situarse cerca del tipo, por si montaba una escena o algo, imaginó.

Además de todo esto, un hombre con capa, capucha y una elaborada máscara de terciopelo había irrumpido en la sala. No tubo que investigar demasiado para descubrir que se hacía llamar Diego de la Vega, era un susurro a voces, todo en él, desde la forma de andar hasta el modo de inclinarse ante las damas, destilaba pasión cruzada. El tipo de pasión que sólo se ve en los libros o en las mentes de los turistas, porque él sabía lo que era la pasión cruzada de verdad. El celo que llevaba a la gente a apuñalar a su esposa o a aceptar retos como comerse quince huevos de ornitorrinco kiwiiano, o embarcarse en una cruzada a un planeta remoto para vengar una ofensa imaginaria.

- Tiradas (1)
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13/12/2013, 01:12
Director

[Lucky Roger - Sala de monitores]

Jack se reclinó en el asiento mientras manipulaba los insultantemente sencillos controles de las cámaras. La salida de la sala de la señorita Della Nocte acompañada de un individuo con pinta de contable quedó eclipsada por la llegada de la famosa Eva Love (corista, cantante, modelo, escritora, tertuliana de televisión, diseañdora y flamante esposa de Carlisle Benedict). La mujer sin duda era de bandera, de estas que cuando caminan puedes oír unos bongos al compás de sus caderas. Podría haber seguido esa cámara toda la noche, pero tenía cosas más importantes que hacer.

En la mesa de Blackjack, un empleado del casino se acercó y habló con Siegfried un instante, pero la cámara estaba demasiado elevada y había demasiada gente para entender lo que decía. Por un momento pensó que querían echarle, pero la reacción del ario no encajaba para nada con su teoria. Se levantó y siguió al hombre hasta los ascensores, momento en el que les perdió la pista. Poco después llegó el fin de turno de Vicky Banks, quien fue sustitudia por alguien con una talla de sujetador mucho menos interesante y, desde luego, con mucho menos carisma, a juzgar por las caras del de repente escaso público.

En el bar, una camarera androide había empezado a repartir chupitos cual cowboy espacial de bar de carretera en una muestra más de exceso y falta de gusto. Empezaba a acumular una gran cantidad de adeptos a los que no parecía importarles en exceso el decoro.

Varias de las cámaras estaban captando lo que pasaba en el estadio del casino, dónde tres individuos, ataviados con mallas de colores, se enfrentaban en una jaula cerrada a un enorme lagarto kiwiiano que parecía capaz de comerse a cualquiera de ellos de un bocado. No le habría llamado mucho la atención, de no ser por un espontáneo que, de un asombroso salto, se coló en la jaula por el techo y, ni corto ni perezoso, desenvainó su espada buscándo camorra. Ahora que se fijaba, había visto antes a ese tipo, era el extraño que pasó delante de él la cola del casino, el que no iba muy bien vestido.

Las cámaras tenían sonido, pero sólo podía escuchar lo que ocurría en una cada vez, y la mayoría de las que estaban en la gran sala o en el estadio permanecían rodeadas de una amalgama de ruidos indescifrables. Pasó el selector de microfono por varios de los demás monitores, buscando una conversación que pudiera cotillear, hasta que encontró una cámara que enfocaba a dos guardias cerca de las cocinas de la zona de restauración.

Cita:

- No me gustaría estar en el pellejo de, ya sabes, la "invitada" del piso 15- dijo uno, remarcando las comillas con un gesto de dedos.

- Lo que a mi me parece es un puto desperdicio, no se si me entiendes - respondió el otro, haciendo un gesto universal resiguiendo el contorno de las curvas de una mujer imaginaria.- Vaya un bombón que vamos a tirar a la basura... - añadió desanimado.

- Ya ves- coincidió el otro.- Y todo para que el jefe pueda tener contento ese monstrenco.

- Shht, que no te oiga- le adviritó el otro.- Kaiman Jane es una loca peligrosa, le han visto arrancarle la cabeza a un hombre por menos que eso...

- Bah, esa amazona loca no me asusta- le quitó importancia el primero.- Solo es una tía que ha tomado demasiados testículos de gorila y que necesita un polvo, pero como tiene peor genio que una mula y es el doble de fea... ¿Sabes que dicen que en su puto planeta es un método de ejecución para machos? Muerte por kiki, lo llaman.

- Hay que joderse- exclamó el otro.- Y aquí si no pagas... nada de nada ¿Y que quería el jefe por la chavala esa?

- He oído a Johnson, el de administración- respondió el otro,- que la loca amazona esta tiene algo que el viejo busca desde hace años... algo que llaman "judías magicas"- añadió, repitiendo el gesto de las comillas con aire cospirador,- pero ni loco me enfrento a esa mujer gigante por esa mierda, sea lo que sea.

Cortó el mensaje en este punto, porque vió cómo Ángela salía del ascensor con el hombre con pinta de contable. Estaban en la sección de seguridad y, si no fuera porque todos aquellos malditos pasillos blancos le parecían iguales, juraría que en el mismo sitio dónde él había bajado. El hombre la acompañó por el pasillo izquierdo y Jack les pudo seguir saltándo de cámara en cámara. Él le hablaba de algun tipo de contrato, poliza, seguro o algo por el estilo, mientras no dejaba de fardar de lo bueno que era su sistema de seguridad, que era infalible y no se que más, hasta que entraron en una sala sin cámaras y les perdió la pista.

En ese momento, Jack pudo oír cómo unos pasos resonaban en el pasillo detrás de él. Miró rápidamente el monitor y vió cómo una pareja de guardias uniformados se dirigían hacía su posición con una caja repleta de donuts mientras comentaban el último partido de rollerball.

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13/12/2013, 01:57
Director

[Lucky Roger - Partida privada de Benedict]

Los jugadores recogieron sus cartas y las repasaron con miradas calculadoras. Siegfried recogió también su mano apilada en un pulcro montón y fue descubirendo las cartas una a una.

El rey de picas, la reina de picas, el rey de tréboles, la jota de picas y el cinco de picas. A su derecha, el profesor arrastró por la mesa el montoncito de 40g que era la apuesta mínima mientras tapaba sus cartas con celo, la Yaya arrojó las fichas mientras le guiñaba un ojo con descaro y Garibaldi se lo pensó un instante antes de, con una sonrisa de suficéncia, hacer lo propio.

Benedict dio una larga calada a su puro mientras miraba y remiraba sus cartas, pero acabó apostando también, igual que Mirage, que ni siquiera miró las cartas, ocupada cómo estaba en sostenerle la mirada con ojos depredadores. El ruso, sin embargo, dejó su mano boca abajo encima del tapete, dejándo pasar la ronda de apuestas, y Continni, con una alegre carcajada, arrojó 50 gremiales subiendo la apuesta en 10.

- Vercertti ¿eh?- exclamó felizmente el venectiano mientras se encendía un cigarrillo con un zippo de oro.- ¿De que Luna ha dicho che era?- preguntó, reclinándose en la carisima silla de nogal macizo.