Partida Rol por web

Dejo correr el agua caliente, casi ardiendo. Por muchas esencias relajantes y velas que he puesto no consigo librarme de la tensión.
Solo hay una manera.
Bajo la mano hacia mi entrepierna, el tacto de mi sexo sin vello es suave. Deslizo un dedo en mi clitoris y lo masajeo lentamente, cierro los ojos dispuesta a entregarme al placer. Los latidos de mi corazón se aceleran al mismo tiempo que mi dedo, este se mueve cada vez más rápido, haciendo que miles de pequeñas e intensas descargas de placer recorran mi cuerpo. El orgasmo es intenso, pero silencioso. Me relajo completamente.
Pequeña zorra, sabías que era justo lo que necesitabas.
Sonrío levemente, me quedaría a jugar más, pero he quedado. Salgo de la bañera y me seco un poco con una toalla. Voy desnuda hacia la habitación, adoro ir sin ropa, es algo que me excita terriblemente. Me pongo un conjunto de pantalón y top de seda blanco, sin nada debajo. Pongo la tele, enciendo unas velas y llaman a la puerta. Con los pies descalzos ando despacio y silenciosa hacia la puerta.
Hola.
Saludo con una sonrisa en la mirada.

Espero impaciente en la puerta hasta que por fin me abren, es ella. No puedo evitar mirarla de arriba abajo mientras me muerdo el labio inferior, va vestida con un conjunto blanco que deja entrever que no lleva ropa interior.
Hola, ¿qué tal?
Sonrío y me acerco para darle dos besos, huelo su perfume, huele bien sales perfumadas seguramente que me llevan a recordar mi baño de hace media hora y el placer que dejé a medias y no puedo evitar excitarme.
Voy vestida con un pequeño pantalón vaquero cortado que a penas me cubre lo justo y una camisa florida recogida a modo de top dejando ver mi impresionante escote.
No ha sido dificil encontrarte, me tienes intrigada cielo.
Entro tras ella a la casa y cerramos la puerta, observo todo a mi alrededor. La casa es preciosa, definitivamente me encanta. Vuelvo a mirarla y empiezo a notar cómo me excito hace más de un mes que no tengo sexo y el simple hecho de pensar en lo desconocido me pone a cien.

Con un escueto pantalón y un escote que llevaría de cabeza a cualquier hombre, Noa se presenta ante mi puerta y se me come con la mirada. Nos saludamos con dos besos, formales, pero suficientes para una primera toma de contacto. Su bronceada piel desprende calidez.
Pasa.
Me aparto hacia un lado para dejarla pasar a mi pequeño, pero acogedor loft.

Quieres tomar alguna cosa?
Pregunto mientras me dirijo a la cocina.
Tengo de todo, pero nunca tomo alcohol.
Saco de la nevera una botella de agua con gas a la espera de que Noa me diga si quiere algo.

Gracias, me apetece un Martini Bianco si es posible.
Entro observando toda la casa es un lugar muy acogedor y está decorado con mucho gusto. La luz entra en el pequeño loft iluminándolo por completo y haciendo que sea muy luminoso y agradable.
¿La decoraste tu misma?
Mi mente vuela imaginándose las cosas que han pasado por este loft, los secretos que puede guardar cada rincón de la casa y no puedo evitar sentir un pequeño escalofrío.
Maldita sea contrólate.
La sesión del baño no me ha servido para calmarme del todo y creo que moriré si no tengo algo de acción esta noche, a unas malas siempre me queda mi pequeño amigo en casa pero un mes sin sexo me está matando.

Salgo de la cocina llevando mi vaso de tubo con una rodajita de limón, lleno hasta arriba casi de Perrier, en la otra mano llevo la copa para Noa.
Toma aquí tienes tu Martini.
Le entrego la copa y me siento en el sofá, adoptando una postura recta y con las piernas cruzadas.
Sí, lo decoré yo misma. El interiorismo es algo que me encanta. No podría vivir en un sitio que hubiera decorado otra persona, no me sentiría cómoda, pues no sería algo mío.
Le doy un sorbo al agua con gas sin dejar de mirarla fijamente.
Porqué estás tan tensa?
Mi voz suena firme, nunca me ha gustado mostrar diferentes estados de ánimo mediante las palabras, me llevó su tiempo pero conseguí educar mi voz para ello.

Oh, gracias.
Cojo el Martini y doy un sorbo a la copa dejando que el sabor inhunde mi boca y disfrutándolo.
Lo siento, hacía ya más de un mes que no salía de casa y supongo que me siento algo incómoda por la situación.
Me siento en el otro sofá sin dejar de mirarla, su mirada me penetra profundamente y me incomoda de alguna forma, aunque no puedo evitarlo.
Yo vivo en un piso alquilado, me mudé allí hace poco ya que no podía soportar seguir en mi antigua casa y no me va mal, no tengo mucho gusto para estas cosas.

La observo impasible, no es necesario que me cuente demasiadas cosas, su lenguaje corporal no deja lugar a dudas.
Porqué pides perdón? Solo he preguntado el motivo de tu aparente tensión. Hay que tener más amor propio niña.
Con un dedo aparto un mechón de pelo que había caído delante de mi cara. Sé que mi discurso ha resultado duro, pero no me gustan las personas inseguras.
Y porque te has sentado en el sillón, tan lejos?
Doy una sola palmada a mi sofá cama en el que me he sentado para invitarla a ocupar un sitio a mi lado.
No se trata de tener gusto para decorar un sitio, sino de hacerlo tuyo.
Estudio rápidamente mi pequeño loft sintiéndome terriblemente orgullosa de mi éxito, pero sin exteriorizarlo.
Entonces hace poco que vives aquí o solo te has cambiado de piso?

Me levanto del sillón y sonrío antes de dirigirme a su lado y sentarme, no sin antes dar otro sorbo al Martini.
Tienes razón, mejor me acerco para hablar mejor.
La verdad es que esta mujer impone, se ve muy segura de sí misma aunque algo seria para mi gusto. No cambia ni siquiera un ápice el tono de su voz y eso me desconcierta.
La verdad es que soy nueva por aquí, llevo a penas un par de semanas y aún estoy conociendo gente.
Vuelvo a beber de la copa, casi como un acto reflejo, cuando estoy nerviosa suelo beber más supongo que para sentirme más segura.

Un trago cuando se levanta, otro cuando se sienta, acabará pronto su Martini.
Saboréalo despacio chica, no voy a servirte otro. Me gusta la gente con la cabeza serena, alguien llevado por los efectos del alcohol es lo más vulgar que puedes encontrarte en la vida.
Dejo mi vaso encima del puff-mesita, procurando dejarlo suficientemente en medio para que no caiga.
Me giro un poco hacia Noa, mi pantalón de cintura baja se desliza unos milímetros, aun así no descruzo las piernas. Pongo una mano bajo mi barbilla, mientras que el otro brazo reposa sobre mis piernas.
Dime porque una chica tan bonita como tu, desprende tanto calor? Y dime que has venido a buscar a mi casa.
La interrogo fijando mi mirada en sus bonitos ojos.

No puedo evitar sonrojarme, esta mujer sigue cada uno de mis gestos y controla la situación al cien por cien.
Suelto la copa de Martini que está por la mitad en el puff y sonrío.
Qué vergüenza, vas a pensar que soy una borracha.
Suelto una pequeña risita quitándole hierro al asunto y me cruzo de piernas. La referencia al calor que desprende mi cuerpo me ha dejado completamente fuera de juego.
Bueno verás, mi pareja murió en un accidente de tráfico y desde entonces no he vuelto a estar con nadie y suelo ser una chica muy fogosa, por eso...
Frunzo el ceño y me muerdo el labio mientras encojo los hombros.
Digamos que estoy algo excitada, antes de venir aquí estuve viendo una peli un poco subida de tono y... bueno ya sabes.
Intento disculparme con la mirada por lo que acabo de confesar, menudo atrevimiento.
Y bueno, la otra noche me caíste estupendamente y cuando me invitaste a tu casa no me lo pensé. Me viene bien conocer gente nueva mis amistades se quedaron atrás...

Escucho atentamente cada una de sus palabras, fijándome en como dice lo que dice. La pobre es una de las personas más inseguras que he conocido jamás, pero su historia no me conmueve. La muerte es una desgracia, pero es algo que hay que tener siempre presente. Aun así me gusta que quiera empezar de nuevo.
Es bueno no hundirse, buscar una tabla de salvación. Sé que te mueres por que te coma el coño, aunque no es mi tendencia. Pero tampoco me gusta ser descortés. Lo que me divierte es que hayas hecho referencia a "tu pareja", si salta a la vista que te gustan más los conejos que las zanahorias.
Muy pocas veces he practicado el sexo con chicas fuera de mi trabajo, no soy amante de las excepciones, pero como se le puede decir que no a un bollito calentito como acabado de sacar del horno?
Sin dejar de mirarla ni un segundo, pongo una mano encima de su rodilla y la deslizo hacia su entrepierna.

Me pongo tensa cuando siento su mano posarse en mi rodilla y subir por la pierna hasta tocar mi entrepierna encima del vaquero.
Yo... bueno sí... digamos que soy bisexual y... sí me gustan más los conejos...
Sonrío, disfruto durante unos instantes de decir esa palabra tan vulgar, con mi pareja nunca habíamos hablado así todo era mucho más romántico.
Pe... pero también me atraen los chicos... aunque menos y...
Ahora mismo no sé si se está poniendo a mi disposición o si yo he estado a su disposición desde el principio, estoy muy caliente y hace mucho tiempo que nadie me come el coño, mejor será no desperdiciar esta oportunidad.
¡Qué demonios!
Me acerco a ella poniendo mi mano en su hombro y acerco mi cara a la suya esperando ver cuál es su reacción deseando que no se arrepienta en el último momento.

Noto como se estremece con el contacto de mi mano. Empieza a hablar atropelladamente sobre conejos, bisexuales y demonios, reprimo una sonrisa. Encima de su escueto pantalon mi mano se para, con los dedos hacia abajo empiezo a presionar levemente, moviendo mi mano arriba y abajo. Aunque me cueste reconocerlo la situación me calienta más de lo que esperaba, quizás por el tiempo que he estado sin tocar a una chica fuera del trabajo. Con un empujón de mi mano la obligo a descruzar las piernas y a separarlas. Ni un segundo aparto los ojos de los suyos. Su mano en mi hombro me quema la piel, la cojo y la pongo encima de mi pecho, por debajo del top. Me basta con una mano para desabrochar el botón y bajar la cremallera, una vez el camino está libre meto mi mano y empiezo a acariciarla. Su coño está caliente y completamente mojado, saco la mano y me llevo el dedo a la boca.
Delicioso.

Una súbita oleada de calor recorre cada célula de mi cuerpo cuando noto que lleva mi mano sobre su pecho y desabrocha mi pantalón para tocar de forma más directa mi sexo.
Sexo, después de tanto tiempo vuelvo a sentir la energía, la fuerza, la intensidad del sexo... y me encanta.
Cierro los ojos y disfruto de cada caricia que me da sin dejar de estimular sus senos. Mi otra mano, todavía libre, se dirige hacia su cuello donde mis dedos empiezan a soltarse para estimular cada una de las terminaciones nerviosas que hay en él.
Acerco mis labios a los suyos y saboreo durante unos segundos mis propios jugos, me estoy derritiendo literalmente y empiezo a sentir como el primer orgasmo de la noche empieza a llegarme, no será el último.
Mis gemidos se aceleran, no puedo reprimir soltar un buen montón de pequeños grititos, me está matando.
Quiero agradecérselo y mi boca sube por su cuello hasta llegar a su oreja que mordisqueo sutílmente.
Retiro momentaneamente mi mano de su cuello para sujetar su mano contra mi sexo por encima del empapado tanga.
Cariño, me vas a llevar al cielo y te voy a llevar conmigo.

Sus cálidos labios en los míos, sus manos en mi pecho, en mi cuello, mi mano en su sexo. Un cúmulo de sensaciones imposibles de obviar. El placer empieza a arremolinarse en mi interior. La miro mientras cierra los ojos y se entrega al éxtasis, su primer orgasmo llega de inmediato.
Vaya, parece que alguien estaba realmente necesitada.
Su rapidez me sorprende, parece que va a ser el primero de muchos.
Aunque con su mano aprisiona la mía, con un brusco tirón consigo librarme.
No tengas prisa, todo a su debido tiempo. Quítate el pantalón.
Me levanto y me arrodillo en el suelo, delante de ella, esperando a que se deshaga del pantaón.

Trato de controlarme como puedo, hacía demasiado tiempo que estas sensaciones no invadían mi cuerpo y si no quiero que terminen aquí tendré que comportarme.
Finalmente dejo ir su mano y la observo con la respiración agitada, mi sexo arde en deseos de ser estimulado de nuevo, necesito más.
Está bien, fuera impedimentos.
Alzo mis piernas al aire y con un pequeño contoneo erótico voy retirando mi pequeño vaquero como si estuviese bailando en el sillón, esto le encantaba a mi pareja.
Una vez mi prenda ha sido retirada se puede ver mi pequeño tanga de color rosa cubriéndome mis empapados y ansiosos labios. Vuelvo a sentarme bien y abro todo lo que puedo mis piernas.

Ambas hos empezais a sentir excitadas,sobre todo Noa que llevava tiempo sin probar ni una gota de sexo,y su sexo empezaba a humedecer,queria algo realmente excitante..

Lady lo sabia y parece que ella tiene un total control,ademas de que ella es una chica que le encanta mandar y tener la inicativa..

Empezais a comer vuestros pensamientos sexuales y excitantes..

Sin un atisbo de duda, Noa hace lo que le pido. Aprende rápido, eso o lo necesita con urgencia. Espero paciente mientras ejecuta un curioso movimiento para bajarse el pantalón sin levantarse del sofá.
Encantadora.
Con los pantalones fuera, sólo el pequeño tanga rosa impide que la fiesta continúe. Apoyo una mano en su rodilla mientras que con la otra aparto un poco el tanga y le meto dos dedos que una vez dentro muevo arriba y abajo. Sigo atenta a sus acciones y reacciones. Sin querer reconocerlo estoy disfrutando de lo lindo.

Suelto un pequeño quejido cuando introduce dos dedos de golpe sin avisar, para instantes después cerrar los ojos y echar la cabeza hacia atrás mientras suelto varios gemidos ahogados.
Sí... ohh... sí...
Llevo una mano a mis pechos y empiezo a estimularme los pezones alternativamente mientras mi otra mano se acerca a la cabeza de Dominique sintiendo su pelo, sus rostro.
Me estás matando...

Complacida observo como aun recuerdo la manera de hacer que una mujer se corra. Dejo de mover los dedos cuando me dice que la estoy matando. Espero a que abra los ojos y me mire. Saco los dedos y la observo.
Quieres que pare?
Pregunto con mi tono poco amable.