Partida Rol por web

-Sé ambos hechizos, el encantamiento crecepelos no debería resultarte difícil, pero finite incantatem es algo superior y puede que tengas más problemas, pero si quieres podemos probar

—No, no, no... Creo que no me expliqué bien. Te pregunté eso por si algo falla. —Se rió ante la idea. —No quiero pasear mi calva por ahí. O lo que haga el Verdimillius si fracaso estrepitosamente —explicó.

Tras una pausa.

—¿Empezamos el martes? En el Patio del Reloj, si estás de acuerdo.

3ª SEMANA  -   Lunes x la Mañana

Inmediatamente después de la clase caótica llena de emociones, en la que hice explotar el candado pero lo volví a reparar, mi confianza estaba restaurada. Aún me quedaba muchísimo por aprender obviamente, pero al menos mi ánimo estaba por las nubes. Cuando todos salimos del aula, me dirigí a los lavabos del pasillo. 

Con alguna que otra complicación por la pierna enyesada, hice mis "cosas", y como siempre era el más lento con las muletas, me quedé solo en seguida en el lavabo. Asi que se me ocurrió...- acabo de fallar Alohomora en clase, pero si puedo hacer reparo es porque puedo hacer alohomora!! - cerré el pestillo del baño y repetí el hechizo. -Alohomora...

No se abrió, el pestillo dio un respingo pero volvió a su forma original. *Almenos no ha explotado nada esta vez. Valía la pena intentarlo!  - Salí del baño como si nada hubiese pasado

[Martes por la mañana]

Angelina comienza a darte unas clases prácticas de cómo lanzar verdimillius, la verdad es que es bastante buena profesora, con poco tiempo crees saber como lanzarlo

-¿Lo entendiste?

[Martes por la tarde]

Por la tarde vuelves a reunirte con Angelina y en esta ocasión te enseña a lanzar Calvorio, sus explicaciones hacen que parezca incluso más fácil que el verdimillius de esa mañana, solo esperabas no ponerte nerviosa y fastidiarla

[Martes por la mañana, Verdimillius.]

Era fácil, sí,  tal y como lo hacía Angelina se veía muy fácil. Amaris sonrió con confianza. ¿Cómo no tenerla si Angelina lo hacía ver así? 

Con el Verdimillius falló, incluso había desmejorado notoriamente desde la última vez que lo intentara sola en el Ædificium Oriens. Apenas una pobre muestra, un chisporroteo verde sin orden ni concierto. 

Increíblemente aquello no hizo mella en su voluntad, sino todo lo contrario porque...

[Martes por la tarde, Calvorio.]

La niña regresó por la tarde dispuesta a darlo todo. Como si aquella pobre muestra de la mañana no hubiera existido nunca. Y otra vez, escuchó atenta las explicaciones de Angelina y sonrió confiada (o quizá con un exceso de confianza), se preparó mentalmente, alzó la varita y...

Fue el acabose.

Toda la voluntad y confianza que había reunido se desplomó como una torre de naipes.

¿Qué había ocurrido? 

Amaris estaba al borde del llanto, anonadada y sin comprender el porqué. 

Como Binns se quedó dormido en la clase de Historia de la Magia, muchos alumnos salieron a buscar el cuadro de Mopsus. Eduardo se dirigió hacia la común de Gryffindor, pasando por los lienzos que había en esa dirección. Se encontró con algunos compañeros que iban preguntando y las pinturas, algunas amables y otras rudas, les contestaban.

[Martes]

A pesar de las buenas explicaciones de Angelina no consigues realizar de forma correcta los hechizos, te pones tan nerviosa que terminas por lanzarte un calvorio, dejándote calva y haciendo que un pequeño sarpullido te salga en el pelo, aunque Angelina consigue restablecer tu pelo bastante rápido sientes un picor bastante molesto en el pelo

[Viernes]

Angelina vuelve a explicarte los puntos en los que fallaste al realizar el hechizo el martes, intenta corregir tu postura y el movimiento de la varita esperando que en esta ocasión lo hagas mejor

[Viernes por la mañana, Verdimillius.]

Y otra vez, junto a Angelina, intentando aquellas dos maldiciones. Sí, definitivamente para Amaris Verdimillius y Calvorio eran dos maldiciones. Aún le picaba la cabeza del último intento con Calvorio. 

Con toda su enorme voluntad a cuestas, practicó el Verdimillius, pero otra vez fracasó con una pobre muestra de tímidas chispas verdes que poco o nada tenían que ver con aquel hechizo. 

[Viernes por la tarde, Calvorio.]

Más tarde, lo intentó con Calvorio, pero su determinación falló y con ella el hechizo. 

—Al menos no le hice daño a nadie —murmuró, en un vano consuelo.

Cruzó los pasillos esquivando a los alumnos que preguntaban a todos los cuadros y torció hacia la torre de Gryffindor. Subió las escaleras y caminó todo el pasillo hasta llegar al cuadro de la Dama Gorda. En vez de estar ella sola en el cuadro esperando a cada león que quisiera entrar en sus dominios, estaba acompañada de un caballero de hojalata con la única habilidad aparente que la de tropezarse los tobillos. El caballero perseguía a la dama, que se escondía tras las rocas del fondo.

—¿Ho... hola? ¡Qué ocurre aquí! —exclamó con seriedad. Nadie podía meterse con la guardiana de la común—. ¡Eh tú, sal de ahí o hago un agujero en tu pintura!

El caballero le devolvió la mirada algo temeroso y se acercó lo máximo que pudo para hablar con Eduardo. Su nombre era Sir Cadogan y, según él estaba ululando a la belleza que desprendía la hermosa mujer, pero, según la versión de la Dama, solo quería forzarla a ir al huerto, la pintura de un cultivo en el pasillo del ala sur. Ella tenía trabajo que hacer al que se había comprometido y no podía abandonarlo salvo después del toque de queda. 

—¡Si no te vas de este cuadro se lo voy a decir a McGonagall! Vamos, vete. —Ante tal amenaza Sir Cadogan se puso tenso y blandió su espada, cosa inútil porque era solamente una pintura versus un humano—. ¿Te crees que me das miedo? ¡Pues ahora sí se lo digo! —El caballero retrocedió y suplicó por clemencia. Eduardo, más caballeroso que él, aceptó amablemente, pero con una condición—. Te perdono si me dices dónde puedo encontrar el lienzo de Mopsus.

Sir Cadogan condujo amablemente a Eduardo por los pasillos, indicándole en qué dirección girar para volver a encontrarse con él en el próximo cuadro. El señor, al final, era simpático, le contó todas sus batallitas por el camino y, de mientras, parecía disfrutar de todos las pinturas como si fuesen parte de él: cogía las uvas de la frutería, saludaba a las damas, esquivaba las llamas de un dragón, se escondía de los que le caían mal. Se notaba que era ávido de los secretos que guardaba cada pincelada. Al final, encontraron el cuadro de Mopsus.

—Saludos Mopsus, soy Eduardo Ferrer, un alumno de prime... —el señor asintió sin necesidad de decir nada más y anotó su nombre en un papiro.

3ª SEMANA  -   Jueves x la Tarde

Volví a meterme en el baño para probar con el pestillo de la puerta el hechizo "alohomora", pero mi voluntad estaba para el arrastre, que semanas por dios. Esto de estudiar en una escuela de magia parecía más bien un campamento de supervivencia. Asique literalmente no pasó absolutamente nada. Como de costumbre. 

3ª SEMANA  -   Viernes x la Tarde

Pareciera que se convertía en un ritual. Hacía lo mismo una y otra vez, y nada sucedía. Pareciera que esta vez se movió el pestillo al menos, pero nada, seguía cerrado.

Seguí muleteando y preguntándome como pudieron sobrevivir los magos adultos a su educación, mientras salía de vuelta para la hora de la cena al comedor.

                 Después de buscar información acerca del mago Mopsus en la biblioteca las gemelas Fergusson alcanzaron a Eduardo de camino a la casa de Griffindor y e propusieron:

                 - Si gustas te podemos acompañar para encontrar el cuadro de Mopsus después de que salgas de la casa de Griffindor? - 

Eduardo, que miraba de frente y de reojo a los otros niños hablando con los cuadros, se sorprendió de que las gemelas le hablasen al unísono y se paró a responder.

—Ah... ¡claro! Bajaré en un rato cuando deje la mochila en la común. Si queréis podéis esperar aquí —se encontraban justo en las escaleras que conducían a la torre de Gryffindor—, no subáis solas, por vuestro bien...

Al rato de que Eduardo abandona a las gemelas regresa con la misma mochila que llevaba antes y con un acompañante no corpóreo, cabalgando tras los lienzos al mismo paso y conversando con él.

—Mira Sir Cadogan, estas dos chicas son Daisy y Evangeline, quieren buscar a Mopsus también —dice Eduardo con total normalidad.

Sir hace una reverencia con demasiada cortesía, tratándose de dos mujercitas hermosas. Luego les cuenta lo que ha sucedido y por qué hay una pintura paseándose por los cuadros.

.        - Pero es un fantasma? -. Responde sorprendida Evangeline cuando Daisy sonrie y mira de reojo a Eduardo antes de responder:

         - Por supuesto que es un fantasma, así como lo es nuestro maestro ... Quien mejor nos puede ayudar a encontrar a Mopsus?    Hemos investigado un poco acerca de su biografía antes de comenzar la búsqueda para estar un poco mejor preparadas!    Acaso Mopsus es quien está paseándose por los cuadros? -.   Mientras preguntan y responden las niñas corresponden el saludo y la reverencia en espera de saber más detalle acerca de la relación entre la Pintura y Mopsus

—Es la primera vez que lo veo, estaba acosando a la Dama Gorda. Nos ha prometido llevarnos al cuadro de Mopsus. A cambio yo no le digo a la profesora McGonagall lo que estaba haciendo y así no retiran su cuadro. —Responde Eduardo.

Sir Cadogan responde a las gemelas diciendo lo que es ahora y lo que fue en su tiempo. Según él, en vida fue el caballero más noble de la edad media, asesino de tres dragones y medio y coleccionista de cabezas. Ahora, reducido a un par de trazos encerrados en cuatro astillas que hacen su lienzo. Su alma es libre, huida al cielo, al infierno, o donde quiera que se vaya, pero sus recuerdos perduran aquí y ahora para batallar a los demás recuerdos que osan rebelarse.

—¿Creo que eso significa que no es un fantasma exactamente? —dice Eduardo, inseguro—. No entiendo de cuadros... Pero nos guiará hasta el de Mopsus, según dice conoce todos los cuadros de Hogwarts.

Sir Cadogan hace una reverencia después de pediros permiso para tomar este viaje juntos.

          - Perfecto valiente caballero, le agradecemos mucho que nos guíe y proteja en esta aventura!   NTiene alguna idea de por dónde podemos comenzar nuestra búsqueda? -.   Responde sorprendida y fascinada Evangeline por admirar a un caballero, aún cuando sea un fantasma  y curiosa trato de tocarle y tomarle una foto con una cámara que cargaba mientras Daisy se acercaba con cierta paranoia a Eduardo par preguntarle. Con voz baja para que solo el oyera:

 .         - Que sabes de este tipo?   En serio podemos confiar  en el para que nos ayude a encontrar al fantasma del cuadro de Mopsus? -.    

Mientras Eduardo contesta a Daisy, la pintura de Sir Cadogan se movía de un cuadro a otro tropezándose o bailando la espada ante enemigos que realmente no eran una amenaza, como un pequeño ratón o unos molinos de viento.

—No lo sé, parece un chiflado, míralo —susurra Eduardo—. Creo que fue un mago de Gryffindor mientras vivía. Si no nos lleva al cuadro iré a romper el suyo y hacerle desaparecer. —dice con enfado. Luego mira al hombre y le pregunta con voz más alta—: ¿Sir Cadogan, a dónde nos lleva?

El caballero se da la vuelta y con su espada tira los jarrones de rosas que estaban encima de una mesa, haciéndose añicos. Sin preocuparse lo más mínimo por el destrozo les señala la dirección hacia el pasillo del tercer piso en donde aparentemente no hay ninguna clase ni puerta. Es un callejón sin salida con algunos cuadros, pero ninguno es el de Mopsus.

—¿Qué es esto, es una broma? —alza la voz, malhumorado, esperando una respuesta por parte del caballero antes de decidirse a quemar o no su cuadro.

          - Por favor Eduardo ten le un poco de paciencia a Sir Cardogan, acaso caballero sabrá si hay una sala en particular de Howgrads en donde haya cuadros con antiguas magos o adivinos griegos como el mago Calacas o la bruja Endor? -     Responde Daisy a su compañero Eduardo y al fantasma con la figura de un caballero medieval, quien parecía igual o mas confundido que los chicos en la búsqueda dl adivino griego, esperando que la información que antes había investigado en la biblioteca con respecto de Mopsus les fuera de utilidad en su búsqueda por encontrarlo

Al ver la amenaza de Eduardo con su varita, Sir Cadogan no se echó hacia atrás. Total, el cuadro en el que estaba no era el suyo y no sufriría ningún daño, según él. Apuntó con su espada hacia el frente dispuesto a luchar, aunque no pudiese, a sabiendas de que si Eduardo rompía ese cuadro se las vería con Dumbledore, él se lo diría. Tenía la ventaja de que su retrato estaba situado en un lugar que Eduardo desconoce.

—¡Bueno, ya está bien! —dijo enérgicamente, guardando su varita—. ¿Para qué nos has traído hasta aquí? Ninguno de estos cuadros es Mopsus. MOP-SUS, el adivino griego.

Tras decir su nombre, se escuchó una voz al fondo del callejón sin salida, tras una cortina del mismo color que las paredes que había estado camuflada hasta ahora. Cadogan insistió en destaparla y así lo hizo, con la alerta impregnada en sus manos por si se trataba de otro engaño. Y allí estaba él, el mago que buscaban, por fin.

—Saludos Mopsus, soy Eduardo Ferrer, un alumno de prime... —el señor asintió sin necesidad de decir nada más y anotó su nombre en un papiro. —Ellas son...

Después de que apuntaran el nombre de los tres, el caballero se ofreció para la búsqueda de ese mago Calaca y la bruja. Siempre era un honor ayudar a las doncellas que le pedían un favor amablemente.

.      - !Buen día sabio mago Mopsus!    Nuestro maestro de Historia, el Señor Binns nos ha pedido que lo busquemos para entrevistarle para que nos platique sobre su victoria contra Calcas o algun detalle a cerca de usted o de Anfíloco que le parezca relevante? -     Pregunta Evangeline al fantasma con una gracia y simpatía superior a la de su hermana, ya que su sueño sería trabajar dentro del Quisquilloso, pero cuando termina su pregunta su gemela complementa respondiendo su pregunta:

.        - Nosotras somos Evangeline y Daisy Fergusson Cromwell caballero, y ya se presentó Eduardo Ferrer, nuestro compañero de clases