Partida Rol por web

Caradris, Marco Antonio, Miranda y Julia... Trataré de recordarlo. Pongo cara de pena. ¿Un incendio? Pobrecilla. Pues a buen sitio te has venido... La verdad es que este sitio es enorme. Podríais hacerme un pequeño resumen de la Domus? Veo que seré muy capaz de perderme... Ohhhh, Dios hablo un montón.

Una vez terminado el baño y vestido miro a la mesa donde están las viandas que nos han dejado. ¿Dónde están mis modales? Por favor, come algo, digo mientras sirvo dos copas de vino. Por cierto, falta mucho para la comida? No es que me importe, sin duda, preferiría comer aquí contigo. Digamos que no soy especialmente amigo de las formalidades. Le dedico una amplia sonrisa. Debido a mi pasado como ladronzuelo, a observar la vida de la gente, al trato que recibí siempre despectivo de los otros magos y a mi vida como estudioso de Mentem y Corpus me siento muy a gusto con los grogs. Y por favor, toma asiento. Le digo señalándole una silla. Me dirijo a mirar por la ventana. Poso una mano en la pared, concentrándome en discenir si hay algún tipo de hechizo en la habitación. Hecho esto me vuelvo a la grog. Vives en un sitio muy bonito. Espero que seas feliz aquí...

La comitiva con la que viajaba Armand, si bien respetable, era propia de una alianza de verano, que poco tiempo antes había logrado superar una azarosa primavera. Había varios carros, que al entrar en la alianza los grogs se habían apresurado a guardar, al igual que un número aceptable, aunque quizás algo escaso, de sirvientes (unos ocho, solo cinco de ellos parecían guardias). Armand, nada más bajar del carruaje, habló con varios de los magos de su alianza, Quid pro quo, y sobre todo con su maestro, y luego pareció asentir a las explicaciones de este, momento en que la comitiva empezó a dispersarse, y el "relativamente joven" mago empezó a observar con cierta contención a la enorme cantidad de magos que estaban en la alianza. Esa visión pareció complacerle, y mucho, habida cuenta de la sonrisa que apareció en sus labios, que se mantuvo cuando subió a la habitación que tenía preparada y sacó de su morral el par de libros que llevaba y dejó sobre la cama la muda de ropa, con aspecto pensativo 

Decidle a aquel que os entrego el mensaje que puede verme media hora antes del banquete junto a la puerta

Durante tus viajes por Europa jamas habías encontrado a nadie que se resistiese a tus encantos...y este caso tampoco fue una excepción. Antes de que se preguntase que había pasado, ya estaba bajo tus redes.

Mi nombre es Claudio, pero vos podéis llamarme como os parezca-toma tu mano y deposita un suave beso sobre ella-Si os place puedo enseñaros los recovecos de mi hogar, descubriréis cosas que jamas imaginaríais...

La loba tomo de la mano al cervatillo para adentrarlo en lo mas oscuro del bosque.

- Nada me placeria mas, Claudio. -dice dejando que sus brazos rozasen mas de lo que hubiera podido ser una casualidad- Asi que este es tu hogar.... ¿Flambeau? Supongo...

Se puede notar cierto desden en su tono, aunque no lo deja del todo entrever.

-No os falta razón, Arcturus, preferimos la comunión con la naturaleza a estar encerrados entre unos muros, no deja de ser una prisión para nosotros, o al menos para mí lo es -me quedé atusándome la barba unos segundos, meditando mis palabras-. Pero también sé que puede que no tenga otra ocasión de volver a Val-Negra, por lo que desperdiciar la visita a la biblioteca sería un error por mi parte. ¿Vais hacia allí ahora? Podría acompañaros de ser así

Todo lo que había más allá de estos muros seguiría allí, podría echar un breve vistazo a la biblioteca antes del banquete que se serviría. No perdía nada y tenía tiempo antes de tener que bajar al salón del piso inferior.

Remiel se paró durante un instante y comenzó a preparar sus hechizos. Los lanzaría in crescendo para poder analizar la magia en profundidad. 

Primero recurriría a un hechizo débil como era "el Color de la Magia", algo sencillo y rutinario como era un conjuro espontaneo habitual. No haría falta ni extenuarse para ello.

Luego vendría el "Sopesar el Poder Mágico" algo un conjuro formulaico conocido... nada mas fácil

y ahora vendría el reto, lanzaría un "Revelar el Ojo Invisible" de gran poder para poder captar cualquier otro detalle, gesticularía ostentosamente y gritaría hasta agotarse para que la magia llegase, pero sin duda, lo haría. Y así fue. Todos los matices de la magia se comenzaron a abrirse ante sus ojos para obtener la información que buscaba.

No tenéis de que apenaros, mi padre siempre dice que hemos ganado mucho mas de lo que perdimos. Y por supuesto que os ayudare a orientaros durante vuestra estancia mi seño...digo Michel.

Te ayuda a salir de la bañera y a secarte y ya estaba a punto de irse cuando es sorprendida por tu invitación-Sois demasiado generoso...pero creo que deberíais ir al banquete. ¿Que iban a pensar mi padre y mi madre si me viesen comiendo con un mago?*

Atrapado en tu encanto, Claudio no se da cuenta de ese ligero matiz en tu voz-Así es, llevo aquí desde que era un aprendiz tan retaco que no alcanzaba a ver por encima de una mesa, aunque también he hecho unos cuantos viajes...aunque me imagino que no tantos como vos-agarra tu mano ligeramente, guiándote hacia plantas superiores-que ya debéis haber visto medio mundo como mensajera.

Con una risa cantarina como el gorjeo de un gorrion te contesta.

-Si, cierto es que he visto mundo, pero no por el hecho de ser mensajera -le contesta con una mirada picara, quiza con aire de la niña que queria ver mundo- esas dos cosas no siempre van de la mano, pero mi oficio me permite algunas libertades, que caminos tomar, que pueblos visitar en busca de noticias... y luego esta Aigor, gracias a ese rufian ojihuevo y a Jax mi acompañane animal no he tenido miedo de penetrar... en los bosques mas umbrios ¿Verdad, pequeñin? 

Papagena mira un punto detras de Claudio a la altura de su codo, el mago se gira y puede ver a Aigor mirando a Papagena con una medio sonrisa*. Claudio suelta un breve grito de sorpresa y Aigor comienza a cantar con alegria.

-"Nadie me quiere.... ¡nadie se preocupa por mi! Tacatatata...."

- Ay pequeño ¿Que haria yo sin ti? -le contesta riendo-  ¿Dime, ya terminastes con todo?

- Si señora, con todo

- Muy bien Aigor, podrias ir a ver si necesitan ayuda los grogs de los Flambeau o vete a descansar si quieres, lo que te apetezca.

- Por supuesto hija, nos vemos en la cena.

- Venga guapo, hasta luego.

Renqueando Aigor se marcha de ahi con la misma sonrisa y la misma joroba. Papagena se acerca a Claudio y cogiendo con ambas manos la suya pega su cuerpo mas de lo debido.

- Bueno Claudio, estabas enseñandome tu domus sigamos... y dime, ademas del fuego ¿Sabes manejar algun arte mas?

Armand termina de arreglarse y se lava la cara y las manos del polvo del camino, luego observa las ropas y asiente, divertido, algo expectante por la posibilidad de ver a nuevos magos. Entonces se pone las ropas elegantes, y ajusta su capa a su cuello, y algo relajado, sale de la habitación con el deseo de pasear un poco por la domus antes de la cena

No exactamente, estaba observando la curiosa forma de esta Domus, pero ya que nuestros caminos se han cruzado será un placer mostrártela. 

De repente pasan ante vosotros un mago Flambeau acompañado por la muchacha del huargo y su grog, en actitud cariñosa...quizás demasiado cariñosa, que parecen ir en vuestra misma dirección. 

Arcturus suelta un bufido-Que comportamiento mas impropio de unos magos...ah, la juventud, es una bendición y una maldición a partes iguales.

Hay bastante calma por los pasillos, debido sin duda al cansancio provocado por el viaje. Lo que mas se pueden ver son grogs, de diferentes edades y estaturas que entran y salen de las habitaciones a la velocidad del rayo. Sin embargo en la planta inferior ya se han empezado a agrupar unos cuantos magos, sobre todo Flambeau, que comentan sobre diferentes asuntos.

Hay unos en concreto que te llaman la atención; son un par de magos Verditius que mantienen una discusión con unos Flambeau, acerca de su reciente Primus.

-Eso no son mas que patrañas, que solo pueden haber salido de la boca de alguien con mas telarañas que cerebro. Storitus es...

-¿Y si es así como es que permite que el rumor se extienda tanto?-replica mordaz uno de los Flambeau-En su lugar ya habría dejado claro que no es cierto, sin embargo se mantiene oculto. No es por ofender, pero yo no dejaría que mi superior fuese alguien que mantiene relaciones carnales con su Familiar, una loba tenía que ser...

-¡Cuida tu lengua!-advierte el segundo Verditius-pues al insinuar eso ofendes a nuestra Casa y por ende a todos nosotros. ¿Crees que se le habría elegido si se dedicase a ese tipo de actos antinaturales?

- Salve sodalis - dice Armand elevando ligeramente la voz- Es grato encontrar compañeros magos, con los que departir, y poder sentarse con ellos, y hablar de tantas cosas - el mago se acerca a ellos con franqueza, sin aparentar haber escuchado nada- Es una gran domus sin duda. ¿Los cuatro pertenecéis a la misma o, como yo mismo, venís de otras alianzas? Mi nombre es Armand de Bouvines - dice presentándose haciendo gala de una facilidad de trato y buen don de gentes

-Os estoy agradecido por esto, Arcturus, sino todavía estaría dando vueltas como un pollo sin cabeza.

Me quedé mirando a la pareja que cruza ante nosotros. Más a la mujer que venía con el huargo que al tipo que iba con ella. No tenía demasiado interés en ellos, no especialmente al menos, así que volví mi atención hacia el anciano mago, que se había convertido en mi guía por la Aegis. Tendría que andar con pasos más lentos para seguir su ritmo por las escaleras y pasillos.

-Corregidme si me equivoco, pero imagino que habréis estado antes en más reuniones como la que se celebra aquí. ¿Suelen resultar interesantes estos cónclaves? Además de todos los atractivos que ofrece la Aegis, quiero decir.

Se detiene un momento, con aire pensativo-No pensaba enseñárselo a nadie...ni siquiera cuando lo hubiese terminado, pero creo que os gustara-concluye con entusiasmo. Cambiando bruscamente de dirección, te lleva a una de las habitaciones, que no difiere mucho de la tuya excepto por la pila de libros que hay en la mesa y varias quemaduras en el suelo y las paredes

-¿Que os parece?

A lo que se refiere es a una serie de elaborados tapices de hierbas que cuelgan de las paredes, que muestran con todo lujo de detalles momentos importantes en la historia de la Orden; el encuentro de Quendalon con los feericos, el asalto a la casa Diedne y el primer Tribunal.

-Los he tejido gracias a Herbam, como podéis ver se me da bastante bien, aunque con todo he tardado varios meses y aun me queda trabajo...

Hace un gesto con la mano como desdeñando el halago-No es para tanto joven, seguro que vos lo habríais encontrado sin mi ayuda tarde o temprano. Aun nos quedan bastantes días aquí mientras se resuelven todos los asuntos de cada una de las Alianzas y antes de eso todos conocerán la Domus como la palma de su mano...al menos la parte que se nos muestra-esboza una sonrisa misteriosa-Atiende bien a lo que te voy a decir; el Tribunal puede ser uno de los momentos mas importantes en la vida de un mago, siempre y cuando sepas como manejarte en el. Es un momento de politiqueo intenso, no es para los débiles de corazón, ¿comprendes? Ten siempre en mente lo que te ha traído hasta aquí y asegúrate de conseguir tus objetivos, juega bien tus cartas y aprende del resto de magos.

Excelsius de Jerbiton, conocido como Ignace Masón entre los mundanos, pasa perfectamente desapercibido entre ellos. Portando ropas de albañil y sus herramientas, lo único que llama la atención de él es que monta un caballo zaino grande y de aspecto saludable, aunque sucio de polvo del camino. A su lado, obviamente identificada como Boina Roja por la susodicha, cabalgó hasta las puertas de Val-Negra Sagitta de Mercere, una mujer que bien puede pasar por su madre. Excelsius se ha dejado acompañar y guiar por Sagitta desde el contiguo Tribunal de Normandía. Él es joven y se dirige a la Domus Magna de Flambeau a adquirir su sigil, pero su pater no le acompaña. El porqué de de su viaje al Tribunal de Provenza y no jurar el Código en el de su pater es algo que ni él mismo acaba de saber, aunque intuye que pueda deberse a cierto juego de influencias y previsiones de su pater. Es difícil saber lo que piensan los archimagos. En cualquier caso su compañera de viaje lleva dos mensajes sellados para dos magos que estarán en el Tribunal: uno para el Quaesitor y otro para un archimago de Jerbiton de una Alianza llamada Bellaquin. Según le han comentado Bellaquin fue un lugar inundado de música y artes, lugar de debate, de encuentro con artistas mundanos y una especie de experimento Jerbiton muy reputado donde se estudiaba la posibilidad de que los magos de la Orden pudieran interactuar libremente con los nobles mundanos... que se fue al traste por completo recientemente, cuando precisamente los franceses tomaron a sangre y fuego Occitania con la excusa de acabar con la herejía cátara en la Cruzada Albigense. Tal vez esa sea la razón de que Excelsius haya venido hasta aquí, para repoblar de Jerbiton el Tribunal...

Con estos inquietantes pensamientos, Excelsius llegó a las puertas de Val-Negra casi sin darse ni cuenta de la presencia de pueblos, mundanos, ovejas, huargos o de si su acompañante seguía ahí a su lado o no.

-Bueno, hemos llegado. Confío en que desde aquí te las apañarás bien tú solo... –comentó con una ligera sonrisa la Mercere, su voz sugiriendo que decía lo que decía más por cortesía que porque realmente confiara en él. Sin duda había sufrido las extravagancias del joven aspirante a mago en más de una ocasión en el largo camino que les había llevado de París hasta aquí. Sin duda también ardía en deseos de deshacerse de su compañía, aunque no lo dijera.

-Gracias por todo Sagitta, os agradezco sinceramente todo lo que habéis hecho por mi.

-No es para tanto, al menos no llamáis la atención sobre vos como suelen la mayoría de magos, lo que es de agradecer. Si me disculpáis, tengo varios mensajes que entregar.

-Por supuesto, por supuesto.

Y vaya que si Excelsius no llama la atención. No ha sido sino hasta hace sólo unos minutos que le han recordado que si es mago debería vestir como tal para que no puedan confundirlo con un consors, un custos o incluso un sirviente. El joven Flambeau que le ha “descubierto” vagando por la zona superior de la Alianza, un lugar reservado para los magos, se ha mostrado francamente molesto y vehemente al respecto. Bueno, ¿qué culpa tiene él si no le preguntan en ningún momento...? En fin, ese, ummm, ¿cómo se llamaba? Blavus, Flavius, Marius... en fin, ese como-se-llame no ha sido nada civilizado, pero claro, ¿qué se puede esperar de los Flambeau? Al menos ahora le han asignado una habitación y podrá tomar un baño y vestirse adecuadamente(1). A ver si así le dejan apreciar la arquitectura del lugar en paz...