Partida Rol por web

Te despiertas esperando que todo haya sido fruto de una terrible pesadilla, sin embargo ahí sigues, en la húmeda y oscura habitación de Anubis en el sótano de lo que parece una casa abandonada.
Esta vez hay un cambio respecto a como te fuiste a dormir la noche anterior, y es que el pequeño escritorio del rincón tiene su lámpara encendida y él está sentado pacientemente en ella hasta que empiezas a moverte, momento en el que se levanta y se acerca.

Al parecer también decidió darse esa ducha que tanto os convenía a ambos, sin embargo las marcas de algunas de sus heridas siguen por su cara además de algún vendaje en el antebrazo y en el pecho. Extraño, ¿acaso Loki no se curó sin problemas?

-Duermes mucho, es un poco extraño... quizá tu cuerpo tenga que acabar de acostumbrarse todavía- te mira de arriba a abajo sin aparente interés, pero aún así lo hace -Loki me ha dicho que tienes preguntas, aunque quizá sería mejro que primero decidieras qué hacer respecto a tu anterior vida, ¿no crees?

Ley cuadno ve que sigue en el mismo sotano se remueve algo incomoda hasta que oye que se levanta alguien, entonces se gira y cuando ve a Anubis se incorpora quedandose sentada y mirandolo de arriba a abajo, que inevitablemente abre más los ojos mirandolo también de arriba a abajo pero al contrario que él, si que lo mira con interés.

Se le acaba ensanchando una leve sonrisa al ver que estaba ahi e interesandose aunque sea mínimamente en ella.

-Si, tengo preguntas pero no creo que sea buena idea sacarlas todas ahora de sopetón...- aunque acaba estirando la mano y le coge el antebrazo que tiene vendado mirandolo aturdida y luego a él -estás bien? Loki no tenía ninguna herida...- dando a entender que él si se había curado, y ya acaba levantandose quedandose en frente de él y mirandole la herida del pecho y subiendo hacia los rasguños de la cara, reprimiendose de tocarle alguno.

-Bueno, creo que estar en la universidad no es buena idea...- dije poniendome las manos en la cintura en forma de asa como si me lo ubiera estado pensando mucho tiempo -Y estar con mi madre... tampoco, no quiero que me vea así.. y aun menos hacerle daño- dije mirando hacia un lado, no me gustaba mucho esa idea, pero sería lo mejor.

-Estoy bien. Las heridas me recuerdan que sigo siendo vulnerable. Que puedo sentir... algo- es toda la explicación que da al porque permanecen parcialmente abiertas, dejando que toques el vendaje sin oponer resistencia.
Parece bastante limpio y bien ajustado así que cumplirá bien la función de impedir infecciones.

Cuando admites lo que crees necesario te mira con atención y un ápice de compasión, pero no dice nada durante unos segundos en los que él mismo parece inmerso en sus pensamientos.
-Eh, sólo lo haces para ahorrarle sufrimientos, probablemente sea lo mejor- te sujeta la barbilla apenas con un par de dedos, moviéndolos suavemente para que vuelvas a mirarle.
-Pero tienes la posibilidad de intentar despedirte de algún modo y decirle cualquier cosa que quieras antes de desaparecer totalmente de su vida. ¿No crees que se lo merece?- te mira inquisitivamente y acaba por regresar hasta el escritorio para apoyarse parcialmente en él.

-Quizá sería más sensato decirle que te fugas por algún motivo dado que si desapareces de repente está claro que empezarán a buscarte y esta ciudad... bueno, ya sabes que no es demasiado grande- se cruza de brazos y espera que decidas, hablando en todo momento con ése tono sereno que parece denotar que lo tiene todo bajo control.

En ése momento, y de forma tal vez algo inoportuna, empieza a sonar con cierta insistencia tu teléfono móvil que dejaste a un lado de la cama (Kari).

Cuando dice el motivo por el cual se deja las heridas se queda mirandolo con una leve sonrisa, parecía que estaba acostumbrado a ser vampiro pero aun tenía emociones humanas, seguramente muy pocos tenían ese pensamiento.

En el momento en que le levanta la barbilla se queda mirandolo, moviéndosele los ojos de lado a lado observando los suyos, le gustaría preguntar cosas sobre él, pero ese no era el mejor momento.

-Sí, la verdad esque preferiria poder despedirme de ella... se le romperá el corazón..- dije sintiendome bastante mal por mi madre pero era lo que debía hacer, eso me recordó que también tenia que despedirme de Yoko.

-Entonces... puedo quedarme aquí?- dije mirandolo atentamente esperando a que dijera que si, estaba claro que no tenía ningún otro sitio al que ir.

En el momento en que llamaron por teléfono pegué un respingo ya que estaba bastante concentrada en la conversación, en mis pensamientos y en el propio Anubis, asi que me quedé unos segundos parada, pero ya me giré hacia allí para cogerlo.

-Hola Kari...- dije sentandome en el borde de la cama -Estoy bien, acabo de despertarme ahora... - dije, seguro que quería saber como estaba asi que fue la primera información que le facilité.

-Seguramente, pero es mejor eso a que viva con la duda. He visto gente morir de pena por eso- dice esto último con cierta extrañeza, como si no acabara de comprenderlo. Quizá es que nunca ha sentido con tanta intensidad o sencillamente lo ha ido olvidando con el paso de los años.

-De eso precisamente quería hablarte. Conozco a alguien que podría ayudarte mejor que nosotros, está más acostumbrada a relacionarse con todo el mundo y es de tu mismo... clan. "Tipo de sangre", pare que nos entendamos. Podría presentártela y entonces...- su frase queda interrumpida por el irritante sonido de tu móvil, al cuál dedica una mirada totalmente fulminante.

-Cómo odio esos trastos. Estaré en el comedor- se despega del pequeño escritorio y sale de la habitación cerrando nuevamente la puerta con cuidado, dejando que mantengas tu conversación telefónica de forma íntima.

KARI:

Cita:

Cuando se fue Anubis lo seguí con la mirada pero ya me centré en la llamada de Kari.

-Si estoy bien... aun estoy en casa de ellos, pero me parece que vamos a salir, quiere presentarme a una chica.. bueno, ya te lo explicaré.- dije levantandome de la cama y cuando hace el comentario de la sangre ella no se ríe para nada, se queda mirandose las manos todavía sin acabar de creerselo y comienza a abrirla y cerrarla como para acostumbrarse a su "nuevo" cuerpo.

-No, por ahora no necesito nada... seguramente iré a casa de mi madre a buscar mis cosas y a despedirme de ella...- dije pero antes de que me empezara a coser a preguntas sobre ese tema -Ya te lo explicaré Kari, te llamaré despues.. hasta luego.- y colgué.

Ahora no era un buen momento para ponerme más dudas sobre lo que era correcto y lo que yo quería. Estaba claro que volver hacia atrás ya era imposible. Guardé el movil y ya salí andando hacia el comedor donde debería estar Anubis.

-Bueno, por dónde ibamos?- dije mirandolo como para retomar la conversación por el mismo punto.

Podrías haber esperado encontrarte con casi cualquier cosa cuando llegas al comedor, pero probablemente no con ésta.
Loki está sentado en una silla en el centro de la sala, con una toalla algo mojada y sucia alrededor del cuello mientras Anubis le pasa una máquina de cortar el pelo, así, directamente y sin preámbulos, dejando que los rubios mechones del nórdico vayan formando una pequeña alfombra a su alrededor.

-¡Buenas noches!- espeta animadamente, riéndose por lo bajo -Cambio de imagen, hasta que consiga gustar a Gerd... Aunque no se me dan muy bien estas cosas pero...- deja la frase sin acabar y se encoge de hombros mientras Anubis niega con la cabeza entornando ligeramente los ojos sin decir nada.

-Ahora nos iremos, primero a tu casa y después... a la de Anastasia. Deberías plantearte la idea de quedarte con ella como pupila. Sin duda estarás mucho mejor que aquí- afirma Anubis tan convencido como de costumbre, apartándose de Loki tras dejarle el pelo bien corto para salir de la desvencijada casa.

Cuando entra en el comedor y ve el panorama arquea mucho las cejas y entreabre la boca realmente sorprendida de lo que ve.

-Buenas noches..- dije medio riendome y acercandome a ambos mirando a Loki, y después en Anubis que cuando dice que me plantee quedarme con la mujer, se me cambió la cara. Inevitablemente me puse más seria, estaba claro que estaba deseando deshacerse de mí... supongo que era normal, él no tenía nada que ver conmigo. Irremediablemente se me había pasado por la cabeza de quedarme ahí.. aunque fuera fugazmente.

-Esta bien..- dije y ya le pasé la mano por la cabeza a Loki después de que se lo rapara -Te queda mucho mejor, seguro que así le gustarás...- dije esbozando una leve sonrisa y ya me separé. En caso de que hicieran un ademán de irse los seguiría silenciosa.

-Vamos pues- se limita a decir para que le sigas, dejando a Loki allí para salir ambos hasta la calle. Hace frío, sin duda, pero no lo sientes con tanta intensidad como habitualmente.
Decorando las calles empiezan a distinguirse las luces navideñas, todavía pagadas, lo cuál te hace plantearte todavía más detalles acerca de tu futuro incierto y oscuro. Normalmente para esas fechas sólo tenías que preocuparte de qué regalos comprar.

Anubis se detiene a los pocos metros para que te decidas a ir delante, abriendo camino hacia tu casa, a la cuál te acompaña básicamente porque las calles de esta zona son poco recomendables, pero según os acercáis a tu edificio la cosa mejora.
-Te esperaré por aquí, tómate tu tiempo- mira el bloque de pisos con relativa curiosidad de arriba a abajo y se limita a sentarse en el escalón que da acceso al portal.
Es evidente que éste momento será íntimo y él no debe estar ahí.

En el momento en que van llegando hacia el edificio ya se va poniendo mucho mas nerviosa, sin saber qué va a decirle a su madre que no le hiciera daño pero fuera lo suficientemente duro para que la dejara marchar.

Cuando Anubis se queda ahi sentado ella se queda parada mirando la fachada unos segundos y ya se lleva una mano hacia la cabeza indecisa de entrar, que lo mira de reojo -Enseguida salgo....- y ya se aventura a entrar en el bloque y seguidamente en su casa.

En cuanto ubo entrado en su casa se quedó parada en la sala de estar unos segundos recorriendo la el salón de arriba a abajo para recordar esa imagen ya que sabía que no volvería a estar ahi en mucho tiempo, y quizás nunca más.

Empezó a andar hacia donde estaba su madre y esbozó una sonrisa leve y ya comenzó con una frase.

-Mamá... hoy no me esperes para cenar...- dije acercandome a ella pero lo suficiente para que no pudiera ver las nuevas facetas que había obtenido.

Empecé a hablarle sobre un chico ficticio que había conocido hacía mucho tiempo en la academia pero fingí no haberselo contado, le expliqué que mantenía una relación sentimental seria, era un profesor y que éste por motivos profesionales debía partir hacia otro sitio y le había pedido que le acompañara.

Intenté explicarselo pero la cosa comenzó a subir de tono, seguramente prohibiendole que fuera, pero era necesario que entendiera que debía irse, asi que comenzaron a discutir cada vez más acaloradamente hasta que finalmente me fui hacia mi habitación y recogí mis cosas lo más rapido que pude, sacando una maleta y dos bolsas de deporte bien repletas de ropa, objetos personales y fotografías. Salí por la puerta dejando a mi madre llorando en la sala de estar habiendo hecho que se enfadara conmigo para que en un futuro tuviera resentimiento y tomara la opción de que ya no formaba parte de la familia.

Salí por la puerta del portal mirando hacia el suelo recorriendome la mejilla  lágrimas que había intentado reprimir torpemente.

Anubis se gira hacia la puerta del portal en cuanto esta se abre, todavía sentado en el mismo lugar en el que le dejaste. Se levanta con cierta lentitud y se te queda mirando con gravedad. Es evidente que a pesar de las apariencias la cosa debe haber ido "bien".
-Espero que no te haya visto llorar- comenta antes de acariciarte la mejilla mostrándote el rastro de sangre que queda en su mano, acabando de limpiarte para después recoger la maleta y una de las bolsas.

-Quizá ahora consigas animarte un poco. Anastasia puede cuidar muy bien de ti y darte las respuestas que necesitas poco a poco. Creo que tiene su propia biblioteca... No estoy seguro pero su casa es grande así que no me extrañaría- anda con paso vivo, pero acabáis descendiendo hasta el metro, cambiando de línea para poder llegar a una de las urbanizaciones exteriores compuestas por casas más grandes, chalets y pareados.

Allí las calles están casi desiertas, sin embargo de vez en cuando veis algunos hombres de uniforme patrullando la zona pero por suerte no os detiene... Hasta que Anubis lo hace frente a la valla de una casa a la que se podría calificar de mansión, con dos plantas y un jardín realmente extenso y bien cuidado.
Mira a un lado de la puerta donde una pequeña luz roja parpadea y las puertas empiezan a abrirse para que paséis.
-¿Lista...?

Cuando me retiró las lágrimas me quedé sorprendida y yo misma me toqué la cara como para comprobarlo yo misma, supongo que era normal.

En cuanto llegamos a la mansión me quedé mirando la verja desde fuera realmente sorprendida, esa mansión no tenía nada que ver con la casa en la que vivían Anubis y Loki, y desde luego prefería esta aunque no estaría con ellos.

-Ella sabe que voy a venir?- dije mirandolo que cuando dijo lo de lista asentí con la cabeza, mirando de reojo la lucecita y adentrandome hacia adentro.

-Sois amigos Anastasia y tú?- dije mirandolo, parecía raro que tuviera amistades que no fuera el propio Loki.

-Claro, la avisé en cuanto me desperté de que quizá veníamos... Ya estuve pensando ayer acerca de presentártela mientras me "entretenía" en el sótano- ladea una sonrisa traviesa al hacer mención a eso, aunque quizá sea mejor no detenerse demasiado en pensar los detalles de lo estuvo haciendo con el cuerpo de aquellas chicas durante tanto rato.

Atravesáis el jardín sin problemas, pudiendo distinguir una caseta lateral para un guardia de seguridad que saluda a Anubis vagamente con un gesto de cabeza.
Llegáis hasta el inmenso e impecable porche y no os tenéis que molestar ni en llamar a la puerta, un mayordomo os da paso con una reverencia y os invita dejar allí vuestro equipaje para guiaros hasta una de las salas de estar.

-Esto es lo que odio de Anastasia. Tanto sirviente y tanta ostentación- comenta abiertamente a pesar de que el mayordomo sigue a poca distancia de vosotros.
Sin duda la casa es todo un lujo, decorada con cuadros enormes, alfombras exquisitas y jarrones exóticos cuya autenticidad es más que probable.
-Pero lo importante es que te cuidará bien y tendrás una buena maestra- finalmente el sirviente se detiene abirendoos una puerta y deja que paséis al interior.

Se trata de una sala de estar con una chimenea apagada, toda fabricada en madera perfectamente tallada junto a varias butacas y sofás con fundas de terciopelo. El suelo está alfombrado por una extensa alfombra conservada en óptimas condiciones que ocupa la mayoría de la superficie suavizando vuestros pasos. Todo permanece bien iluminado por numerosas y pequeñas lámparas de luz tenue y cálida.

Anubis mira apenas un instante alrededor y se deja caer pesadamente en una de las butacas con reposabrazos mientras el mayordomo os deja a solas.
-¿Te gusta?- pregunta con cierto tono de burla.

En el momento en que dice que mientras estaba en el sótano estaba pensando en alguien que se ocupara de mi asentí con la cabeza, algo decepcionada pero lo iba siguiendo sin decir nada, mirandolo todo con mucha curiosidad, no se ven sitios así muy amenudo y menos por dentro.

Cuando comenta lo del mayordomo ahi se le escapa una risita inevitablemente pero no hace ningun comentario ya que el hombre iba delante de ellos pero al entrar en el salon se queda parada mirando la decoración incluso acercandose a algún jarron y tocandolo.

-No está mal la verdad, pero eso de que haya sirvientes...- dije arrugando la nariz, la verdad esque tampoco le hacía mucha gracia, quizás porque ella sabía muy bien lo que era trabajar en casa y a fuera para ganarse el pan.

Acabé dejando la bolsa a un lado y se acaba sentando en alguna butaca cerca de la de Anubis -no se yo si le caeré bien... - dije mirnado la puerta como esperando a que entrara la chica en cualquier momento. Estaba comenzando a ponerme nerviosa por momentos.

Anubis te mira de reojo con una sonrisa ladeada, dispuesto a responder algo que no llega a surgir de su boca puesto que la puerta se abre nuevamente dando paso a una joven de rubios cabellos y pálida piel, contrastada con la oscuridad de sus ojos, su vestido y el carmín de sus labios.
Mira a ambos con atención varios segundos y acaba por esbozar una sonrisa, haciendo un gesto para que cierren tras de ella mientras se os acerca tranquilamente.

-Anubis... Cuánto tiempo, estaba deseando verrte en un sitio normal y quieto parra varriar un poco- admite riendo por lo bajo, provocando que él arquee la ceja sin replicar. Su acento es inequívocamente ruso, parece no ser capaz de controlar debidamente sus erres, pero aún así su voz es melodiosa y delicada como su perfume.
-Así que tú errres la muxacha nueva... ¿Cuál erra tu nombre...?- se lleva una mano de finos dedos a la barbilla, mirándote con curiosidad mientras empieza a andar alrededor de tu silla, evaluando cada palabra, cada gesto.

En el momento en que entra la mujer enseguida se queda mirandola de arriba a abajo, desde luego destacaba mucho, se notaba que era de finura, incluso parecía mentira que fuera un vampiro.

Cuando se dirije a Anubis lo miré de reojo y se me escapó una risita, algo me decía que no solía ir por esa mansion muchas veces. Cuando comenzó a rodear la butaca en la cual estaba sentada la iba mirando de reojo.

-Me llamo Leyja..- dije y ya me quedé mirando hacia el frente esperando a que volviese a quedarse justo en el sitio en el que empezó. No sabía que decir exactamente así que opté por estarme callada.

-No habla, se le ha comido la lengua el gato...- comenta con una leve risa antes de acabar por apartarse de tu butaca, pero en lugar de limitarse a tomar asiento frente al sofá que hay delante vuestro lo hace sobre las piernas de Anubis, de lado y de cara a ti.
-La verrdad es que eso me gusta bastante... Aunque huele al mismo esterrcolerro que tú- mira de reojo al vástago burlonamente y él se limita a devolverle una sonrisa sarcástica.

-Anubis me ha dicho que vas a necesitar una...digamos, profesorra. Al parrecer el vampirro que decidió convertirte no crreyó que fuerras tan interresante después de todo, ¿hm? Vas a tener que acatar unas cuánats norrmas si quieres quedarte, clarro- dice sin quitarte la vista de encima mientras una de sus manos empieza a juguetear entre sus dedos con las rastas de Anubis, el cuál parece algo molesto por el gesto y frunce el ceño, pero aún así la deja. Al menos por ahora.

Cuando ve que se sienta encima de las piernas de Anubis abre exageradamente los ojos entreabriendo hasta la boca pero enseguida disimula aunque sigue realmente sorprendida por la confianza que tiene con él, aunque por suerte no parecía que a él le interesara, una suerte.

Cuadno comenta lo del estercolero puse una muerca de casi no creer lo que decía, realmente era muy fina, por no decir incluso cursi.

-Sí, eso parece... seguramente me transformó por despecho cuando Loki le atacó para ayudarme..- dije mirando a Anastasia cuando me dijo lo de Stein. -¿Normas? A qué te refieres exactamente?- dije mirandola con curiosidad, no podía hacerme ni una idea del tipo de normas que quería que siguiese.

Cuando comenzó a tocarle las rastas a Anubis me puse un poco en tensión inevitablemente, no me gustaba que tuviera tanta confianza con él, pero disimulé acomodandome en la butaca cruzando una pierna encima de la otra, aunque iba todavía con la ropa que me prestó Loki.