Partida Rol por web

Le metes una bala en la cabeza al bastardo. Gotitas de sangre salpican tu cara, asi como la mano con la que agarras.. que carajo? Es viscoso pero con borde...como una puta lengua afilada. ¿Que mierda??

Para tu mayor desconcierto, el tipo no se cae. Se queda de pie, y te golpea en la mano, haciendo que tu pistola se caiga al suelo!!! No puede ser!! Le pegaste un tiro en la puta cabeza!!

Dios mio, no sabía que era esa cosa pero le había disparado y no se caía. No sabía qué era peor, si ese detalle, o que lo que sea que me agarraba del cuello no era una soga, sino algo más. Encima me había tirado la pistola el hijo de puta.

Decidí que lo mejor era intentar liberarme de lo que me agarraba el cuello. Llevé ambas manos a la cosa esa e intenté separarla de mi traquea. No me importó el herirme, tenía que safarme de algún modo. Solo rezaba por que la cosa que estaba frente mio no me matase mientras forcejeaba.

Logras zafarte! La... cosa, se desenrolla de tu garganta. Pero solo es un alivio momentaneo. Enseguida, azota el aire como si fuera un latigo, dandote en el pecho. Te corta la ropa... es afilado, como un cuchillo, pero por suerte no llega a rozarte la piel. Solo arruina la camisa y la remera debajo. Pero si te clava eso...

Podría haber intentado pegarle con los puños a ese monstruo, pero apreciaba la vida que tenía, así que pensé en las otras opciones que tenía. Buscar mi arma era tentador, pero ¿qué podían hacer las balas cuando ni su cabeza era un punto debil. La otra opción era huir e intentar alertar a los demás oficiales, pero ¿conseguiría correr hasta la puerta? Lo dudaba. Esa cosa tenía el látigo ese y sabía usarlo.

Al final decidí buscar la pistola. Si iba a morir, moriría peleando. Además, tal vez esa cosa solo era muy resistente. O al menos eso pensaba para animarme un poco.

En la oscuridad, no obstante, es dificil. La desicion se revela malisima cuando te das con un sofa, quedandote agachado y quieto al lado del tipo...

Lo siguiente que sentis, es algo que se hunde en tu espalda, en tus costillas, calando hasta los pulmones. Hijo de puta... Te apuñalo!! El aire empieza a faltarte, en cuanto saca la hoja, una incomodisima sensacion de vacio...

Algo corta mi espalda y se entierra en mi. Seguramente su látigo, o lo que sea. Finalmente decido que no podía quedarme más tiempo ahí. Tenía que huir. Me levanté como pude e intenté correr hacia la puerta, evitando a la criatura. -Tal vez consiga alertar a alguien.- Pensé. Los otros oficiales estaban a media cuadra de donde estaba yo. A lo mejor me salvaba.

No llegas ni a la puerta que da al comedor, cuando recibis otro tajo en la espalda,... Sentis como toca tu columna, con un dolor calido y frio. Mierda, no da tregua el puto... Solo faltan 3 metros a la puerta, si llegas y pegas el grito, te tienen que oir! Pero caminar cuesta mas de pronto. La espalda esta mojada y no de sudor. Los pulmones no estan llenandose bien, a medida que el perforado se desinfla respirar es una agonia... ¿Quien es este hijo de puta?

No puedo correr más. Me derrumbo. La caida me da un dolor espantoso. Lo único que puedo hacer es alzar la vista hacia la puerta e intentar arrastrarme, pero cuando muevo las manos mi espalda grita de dolor. Aun así, lo intento. Tenía que llegar. Tenía que llegar o esa cosa me iba a matar. Tenía que llegar, pero no me podía mover. Ya no podía hacer nada. No podía llegar.

Curiosamente, caerte te da unos segundos... solo eso. Una patada se estrella en el suelo a tu lado. El siguiente es un puñetazo sobre la columna, que te saca el aire restante. Todo se vuelve oscuro...

Te despertas. De alguna forma, te despertas. Duele todo, la puta madre... no sentis las piernas ni brazos, pero la espalda escuece con el dolor de las heridas. El lugar esta en penumbras, aunque adivinas una pieza. No es una de las que visitaras en la casa, sino otra. Hay alguien con vos, sentado enfrente. No le ves mas que la silueta recortada, aunque cuando habla confirmas que es un hombre, probablemente no muy mayor ni un pendejo, joven.

-Buenas noches, inspector. Disculpe el acomodo... es improvisado, se imaginara. ¿Siguen doliendo las heridas?+habla en tono cordial, incluso ameno. 

-¿Dónde estoy?- Fue lo único que pude decir. Intenté ignorar el dolor un momento para concentrarme en la habitación, a ver si la reconocía. Y en el hombre que tenía delante. ¿Sería la misma cosa que me había encontrado en la casa del testigo? Y si lo era, ¿por qué seguía vivo?

-No tiene importancia, para usted. Pero supongo que esta bien, si se preocupa de esas cosas...+el hombre suspira, cambiando la postura. Si hubiera mas luz...

-Vamos a jugar un juego. Puede hacerme 3 preguntas, de cualquier cosa, salvo sobre este lugar y sobre mi. Despues es mi turno. Usted gana informacion. Yo decido si lo dejo vivir o le corto el cuello. ¿Nos entendemos?

Seguí ignorando el dolor al pensar en lo que me decía el hombre. Si no hacías las preguntas correctas, moriría. Tenía que elegir bien. Estaba bailando en la cubierta del Titanic.

Pensé mi primera pregunta por unos momentos. Al final la dije. -¿Cuál es la verdad tras el accidente de Hernano Robledo?- Pregunté. A pesar de lo que le dije al comisario, sentía que había algo más escondido. Especialmente después de lo que le pasó a los testigos.

Guarda silencio. Luego rie en voz baja, un poco.

-Jajajjaja... bien... no se queda corto. Artilleria pesada, en primera linea. +podes adivinar su sonrisa casi+ ¿La verdad? El señor Robledo resulto ser pariente de la persona equivocada. Un tipo desafortunado. Pero tambien persistente. Casi mata a mi chiquito, y logro sobrevivir al choque ademas de a sus heridas. El tenia que morir para mandar un mensaje y, contra todo pronostico, no lo hizo. Esa es la verdad. Segunda pregunta?

Medité sobre lo que me respondió. El tipo le tenía bronca a la esposa del intendente o directamente al intendente. Esto era comprensible. ¿Su chiquito? ¿Se refería a su hijo? ¿O algo más? Podía preguntar sobre eso, pero no quería gastar mi pregunta en algo que no me iba a responder, ya que no podía preguntar directamente por él o el lugar donde me encontraba.

Volví a pensar qué preguntar. ¿Por qué le tenía bronca al intendente? Sería preguntar sobre él, además de que no me importaba mucho en estos momentos. ¿Iba a salir de aca con vida? Eso ya me lo había dicho. La respuesta era "tal vez". Pensé en lo que me encontré en la casa del testigo. -¿Qué fue lo que me atacó?- Pregunté. Esa cosa no era humana. Quería saber qué era. A qué me enfrentaba.

-Contradice un poco nuestras reglas, pero al no saberlo... Fui yo. +razona y responde. Cruza la pierna, acomodandose+ Esa fue bastante floja, ya deberia haberlo supuesto, inspector... Tercera y ultima de su parte. Piensela bien. 

Me sorprendió su respuesta. Parecía una persona más o menos normal con la que estaba hablando. Pero sabía que no era humano. Entonces, ¿qué era? Cuando reflexioné en eso, me di cuenta de que tal vez la pregunta no había estado tan floja como ese tipo creía. -No pregunté quién. Pregunté qué.- Me arriesgaba a enojar al hombre al remarcar su error, pero después de todo, respondió mal mi pregunta y cada una de ellas valía su peso en oro.