Poco despues, las luces bajan un tanto, y a las 23 en punto salen las chicas al escenario con la tradicional musica, donde pasean lentamente saludando. Son aproximadamente 2 docenas. La belleza en sus distintas facetas y cuerpos. No se exhiben demasiado, en general usan vestidos cortos, o bien ropa ceñida, nada claramente revelador, apostando mas a la sutileza, la sensualidad. De todos los rincones se levantan aplausos y comentarios aprobadores.
Al mismo tiempo que desfilan, dos meseras van pasando por los distintos cubiculos, con una carpetita, tomando notas. Una llega al tuyo y en voz baja pregunta.
-¿Caballero, que va a ordenar?
-Estoy buscando a Valeria especialmente.- Le respondí a la chica que me había preguntado. Quería ir directo al asunto y no distraerme.
La chica anota tu pedido, y en unos 10 minutos llega una rubiecita petisita, de rostro redondeado y buenas curvas. Sin preambulos, se sienta directamente en tu falda, juntando las manos timidamente sobre su regazo.
-Buenas noooches... +dice con tono suave+ Vengo a hacerte la velada un poco mas placentera. Como te llamas?
-Preferiría dejar las presentaciones a un lado.- Le dije a la mina. -Me dijo la piba de la barra que me podías contar un poco sobre un amigo mio.
Frunce el cachetito, asi como los labios, en una mueca triste.
-Mmm hablar de amigos? No, lindo, aca se vienen a... otras cosas. Si queres hablar de mi, o de vos, esta bien un rato, pero no soy psicologa entendes...
Encoge los hombros sugestivamente, lo que realza sus pechos.
-Solo te voy a robar un momento. Después pasamos a lo que vine.- Le aseguré a la mina, a pesar de que eran falsas esperanzas, pues lo más seguro era que me fuese en cuanto tenga lo que vine a buscar. -Decime, ¿te suena de algo el nombre de Hernan Robledo?- Le pregunté.
-Mmm si, claro. ¿El te mandó conmigo? jajaja...+rie suavemente, aunque empieza a mirarte fijo.
-Algo así.- Le sonreí a la chica. Parecía un poco ingenua. Ya se me había escapado que la barwoman había sido la que me llevó a ella, pero pareció no darse cuenta. Mejor así. -Antes que nada, contame un poco sobre él. Cuando venía, ¿hablaba un poco sobre lo que hacía? ¿O directamente iban al asunto?- Le pregunté luego.
-Siempre hablamos un poco, se paga algo de tomar, y luego vamos a lo que vamos... es un buen cliente. +contesta, con tono cordial.+ Preguntas mucho vos... ahora es mi turno. ¿Sos policia?
Tirada oculta
Motivo: mm
Dificultad: 6
Tirada (4 dados): 6, 7, 7, 10
Éxitos: 4
Alcé las cejas, haciendome el sorprendido con esa frase. -¿Y eso? No me dirás que tenías asuntos con Hernan más alla de lo legal.- Le dije. -No vengo a causar ningún problema. Solo a preguntar por mi amigo y tal vez algo más. Puedo ser lo que te convenga. Policía o solo un cliente interesado.
-Mmm.. eso no me invita a confiar. Policia, amigo, detective privado o mujer celosa, lo que pasa entre los clientes y nosotras, es algo que muere ahií mismo. +cruza los brazos bajo los pechos+ Ademas, un cliente interesado al menos se paga algo de tomar. Los yutas son los unicos que siempre quieren venir "gratis". Si lo sos, preferiria que me lo digas. Te puede convenir... +añade, imitando un poco tu tono.
-Y ¿Por qué me podría convenir ser policía?- Le pregunté. -A lo mejor soy un privado.- No quería decirle la verdad a la mina. Los policías no soliamos recibir buenas respuestas cuando estabamos en esta clase de lugares.
-Te conviene ser policia... Seguramente el jefe quiera tener dos palabritas con vos, en lugar de hacer que simplemente los chicos te rompan la cara... +contesta, levantandose. Pone ambos brazos en jarra, moviendo la cabeza para acomodarse un poco el pelo+ Disculpa, pero es asi la cosa, viste. Hay reglas. Ahora, ¿Los tengo que llamar?
Al ver que no tenía mucha más opción, ya que había gastado toda la plata que tenía en sobornos, me vi derrotado y decidí aceptar la oferta de Valeria. -Está bien. ¿Dónde puedo encontrar a tu jefe?- Le pregunté. Al menos podría irme de ahí hablando con el importante.
Te señala la escalerita acordonada que conduce hacia arriba.
-El jefe esta en su oficina. Podes subir solo, pero no te garantizo que bajes así. +contesta con sorna+ Buenas noches.
Dicho esto, te da la vuelta, alejandose hacia la parte posterior con un educado contoneo de caderas.
Sin volver a hablar con la mina, me paré y me dirigí hacia las escaleras. Subí hasta el primer piso y toqué la puerta que parecía ser la oficina del jefe, pensando en lo que iba a decir.
La puerta la abre una rubia casi antes que bajes la mano. Es una belleza gringa, de ojos azules muy frios y tez clara. Viste musculosa y short corto deportivos, asi como guantines y zapatillas de correr. Lo que se ve de su fisico, son brazos y piernas bien torneados y firmes, no al estilo de Valeria o algun gato sino de una atleta. O una patovica femenina, como bien puede ser.
-Si? Que quiere? +pregunta, con una media sonrisa perversa. Su tono es duro, raro. Parece un poco al de las peliculas de nazis de la segunda guerra, el que tienen los rusos.
Decidí que esta vez, lo mejor no era engañar a la mina diciendole cualquier cosa, especialmente porque no tenía más plata. En lugar de eso, opté por sacar la placa y mostrarsela. -Policía. Estoy buscando al dueño del lugar.- Le dije.
-Deja pasar al inspector Colonia por favor, Ingrid. +dice una voz desde dentro del cuarto con tranquilidad. La rubia se hace a un lado sin dejar de medio sonreir, permitiendote ver la sala y acceder.
La habitacion dentro esta bastante a oscuras, pero parece ser una comoda oficina, con un par de sofas, escritorio, un par de librerias, cuadros en las paredes... solo que como no hay ni una luz prendida no se aprecian mas que como bultos.
Toda la iluminacion es el palido resplandor de una pantalla de computadora contra quien habla desde atras del escritorio, un tipo de veintitantos, bastante pinton, pelo largo y barbita cuidada. Viste saco y camisas negros, sin corbata. Te señala una silla de este lado, invitandote con el gesto a usarla.
Escuché al tipo decir mi nombre y me sorprendí bastante. Parecía una de esas películas donde el malo era un jefe mafioso que controlaba toda la ciudad y el detective iba, hablaba con el capo, lo echaban, hacía una promesa de "volver después" o algo por el estilo y al final mataba al malo de una forma conveniente. Desgraciadamente, esto no era una pelicula, así que no sabía cuanto de eso se cumpliría en esta situación.
Entré en la oscura habitación para encontrar con un hombre que no tenía pinta de capo mafioso, sino más de narcotraficante exitoso. Aunque parecía un poco pálido, lo que no sorprendía considerando la poca iluminosidad de la habitación. Acepté la silla que me ofrecía.
-Buenas noches, señor...- Hice una pausa, esperando su nombre.